𝟬𝟲 | Pastel de fresas y chocolate.
Becky recostó su espalda en la banca mientras su mochila a su lado, reservando el lugar para Irin, en sus manos se encontraba su termo que tenía su delicioso café matutino, siempre le ayudaba para tener un buen día. Aunque el café no había ayudado tanto en estos días, pues aún sentía el peso del estrés por saber que sería de ella por su examen suspendido.
Había sido una larga y mala semana.
Muy mala, aún el pensamiento de haber reprobado el examen que tanto empeño le había puesto al estudiar le hacía añicos.
Pero sobre todo...
―Fuiste una idiota. ― Saludó Irin levantando la mochila de Becky.
― ¿Lo vas a decir siempre que me veas? ― Preguntó Becky rodando los ojos.
―Siempre, hasta que vayas y te disculpes con ella.
―Bueno... ella no debió de meterse.
―Quería ayudarte, es una buena samaritana.
Becky rodó los ojos, cansada de la misma conversación, le dio un sorbo a su café mientras ignoraba los regaños de Irin, a este punto los sabía de memoria.
Sí, lo aceptaba, se había pasado de la raya, pero la impotencia de perder su importante examen le había llenado la cabeza. Por lo que, aún no iría a disculparse con Freen, el enojo seguía ahí, no quería volver a soltar alguna otra palabra hiriente.
― ¿Y esa bolsa? ― Señaló la bolsa de papel que cargaba Irin.
―Hoy es el cumpleaños de Nam. ― Sonrió agitando la bolsa en el aire. ―Le compré algo.
―Tú sí que estás flechada. ― Se burló. ―Deja de molestarme. ― rio mientras golpeaba el costado de Becky. ―Lo estoy, por lo menos no lo niego como otras.
― ¿Cómo otras?
―Te gusta Freen~
Por enésima vez en el día Becky volvió a rodar los ojos tomando su mochila y levantándose de la banca siendo seguida por Irin, pasaba siempre lo mismo. Primero la regañaba por haberse enojado con Freen, luego la molestaba y por último la acusaba de gustar de la pelirosa, ya hasta parecía un libreto que se había memorizado Irin.
―Otra vez te enojas por eso.
―No me enojé. ― Se encogió de hombros. ―Tenemos clases. y ya empezarán.
―Oh cierto.
Caminaron lado a lado conversando sobre lo morosa que había sido la tarea de álgebra, Becky le comentó a Irin que a la próxima semana nuevamente tenía una pelea en su club y que sería de buena suerte si ella iba a apoyarla, cosa que Irin aceptó gustosa.
Las castañas eran como hermanas, se conocían de toda la vida, eran las mejores amigas que siempre habían podido caminar hombro a hombro sin interrumpir a la otra. Ambas se conocían muy bien, podían descifrar los colores de la otra bastante bien, pues la convivencia de tantos años juntas las había hecho capaces de leerse y era por eso por lo que Irin siempre insistía en el hecho de que a Becky le gustaba la pelirosa de ropas de color pastel.
Es que era algo palpable, Becky siempre buscaba con la mirada a Freen y sonreía inconsciente cuando la encontraba, la había sorprendido varias veces mirándola desde lejos, había podido distinguir esa sonrisa dulzona que Becky siempre le daba a Freen, también algo innegable era que el humor de su amiga había decaído desde que había discutido con Freen, parecía que todos los días el ceño fruncido en el rostro de Becky se profundizaba cuando Freen pasaba de lejos.
Es por eso por lo que insistía tanto en la fascinación que Becky tenía por Freen. No pararía hasta que Becky lo admitiera.
Al entrar al instituto se tuvieron que separar para dirigirse a sus respectivos casilleros, tenían que sacar los libros de historia y las batas que usaban para ciencia.
Becky caminaba por los pasillos con una pequeña esperanza de ver a Freen por estos, había descubierto que sus casilleros estaban ligeramente cerca, frente a frente para ser exactos.
Becky frunció el ceño ante el pensamiento alegre del ver otra vez a Freen, quiso darse una cachetada por estar pensando en aquello todos los días. Llegaba a pensar que la excusa de revisar su casillero era para encontrarse de casualidad con Freen.
Y no sabía el porqué de su accionar, antes Freen era una persona sin importancia en su vida, alguien más del montón, un nombre conocido más en la lista de estudiantes... hasta que la conoció y comprendió toda la fascinación que traía su nombre. Las cosas tomaron un giro brusco cuando la conoció, de eso estaba segura. Porqué Freen pasó de ser alguien irrelevante a ser alguien muy relevante.
¡Y ella no sabía por qué!
Es muy linda, posiblemente es por eso. Tiene un bonito cuerpo y un bonito trasero. Pensó mientras abría la puerta de su casillero. También tiene una linda sonrisa, sus mejillas son rosaditas al igual que los dedos de sus manos, tiene una sonrisa muy bonita y pecas en su nariz. También es una persona muy alegre, siempre tiene algo para contar y huele a fresas.
Becky se congeló en su lugar al encontrarse sonriendo por recordar las pequeñas cosas que le gustaban de Freen.
Era estúpida, se sentía estúpida, encontrarse fascinada por alguien con el que había convivido por semanas―casi un mes―le parecía absurdo. No podía estar recordando con un suspiro como las pecas cafés adornaban su nariz y como sus mejillas se tornaban rosadas cuando ella le hacía un chiste algo sugerente. No podía estar pensando en las veces que Freen había contado sus lunares y como había acariciado la cicatriz de su mejilla.
No podía, pero lo estaba haciendo.
Pensando y recordando lo suave que era la piel de Freen, en cómo sus ojos se tornaban en dos medias lunas y en el sonido de su risa.
― ¿Amiga, estás bien?
Fue sacada de sus pensamientos por la voz de Irin a su lado, queriéndose girar se golpeó con la puerta de su casillero a lo que causó muchas risas por parte de su amiga.
― ¿Qué te pasa? Estabas un buen rato negando con la cabeza mientras frotabas tus ojos. ― Irin rio.
―Eh, nada. ― Dijo cerrando su casillero, al darse cuenta de que no había sacado nada tuvo que volver a abrirlo para por fin sacar las cosas que había venido buscando, nuevamente Irin sonrió
Los libros que necesitaba los sacó de su casillero sosteniéndolos en sus manos y metiéndolos a su mochila, cerró su casillero y al girarse para ver a su amiga esta ondeaba su mano hacia alguien frente a ella. Becky se volteó a la dirección en la que Irin saludaba, nuevamente se volvió a topar con esos ojos oscuros y esa cabellera rosada.
La típica sonrisa dulzona estaba adornando el rostro de Freen, mientras que de sus ojos desprendían la felicidad que su presencia emanaba. No se habían topado en mucho tiempo, parecía que el destino las llevaba por pasillos distintos o no las hacía coincidir por capricho, pues ahora que veía nuevamente a Freen después de semanas de no hacerlo, la veía más brillante.
Alegría se instaló en su pecho, no supo por qué.
Cuando la pelirosa la miró fue por unos segundos, los cuáles parecían eternos. Sus ojos marrones se encontraron con los ojos oscuros de la pelirosa, podría crearles una religión a esos ojos, si pudiera.
Pero nada es eterno, nunca lo es, tan rápido como Freen chocó miradas con Becky se giró, dándole la espalda a Rebecca quién tenía ganas de saludarla.
Rodó los ojos soltando un suspiro y tomó su mochila para ser seguida por su amiga hasta su salón. Al entrar fueron a sus respectivos asientos, asientos que eran separados ya que los maestros vieron más factible que Irin esté lejos de Becky ya que creían que la pelinegra copiaba de los exámenes de su amiga, cuando Becky se sentó en su banco se encontró a sí misma pensando en esos ojitos rasgados, se encontró pensando en la sonrisa que estaba en el rostro de Freen.
Y sonrió ante el recuerdo.
Escondió su rostro entre sus manos soltando un suspiro cansado mientras ocultaba la sonrisa que se había formado pensando en esos ojitos miel rasgados.
Ver los ojos de Freen le había hecho empezar bien el día.
En cuanto la clase termino Becky vio cómo Irin prácticamente salió corriendo del salón con la respectiva bolsa de papel que había cargado toda la mañana, guardando sus cosas salió del salón con la esperanza de encontrar a su amiga afuera, pero no había nadie.
- ¡Becky! -Reconoció la voz femenina.
La mayor se envolvía en su brazo mientras apoyaba su rostro en el hombro de la más alta, Becky sonrió viéndole desde su lugar.
—Jane. —Saludó.
—¿Dónde te has escondido? Parecía que la tierra te había tragado. — Reclamó en tono de broma mientras ambas empezaban a caminar tomadas del brazo.
—He estado estudiando, necesito un futuro, ya sabes. —
—¿Y qué tal te ha ido? —
—Malísimo, en la materia que necesitaba más nota me suspendieron el examen.
—¿Enserio? ¿Por qué? —Trató de aguantar la risa, pero falló, ganándose un pequeño empujón por parte de Jane.
—El viejo creyó que me estaba copiando de Irin. —Rodó los ojos recordando
—Es que siempre lo haces. —Río abriendo la puerta del patio.
—Si, pero esta no era la ocasión.
—¿Y no le pediste alguna otra oportunidad?
—Lo hice, solo que. -Corto sus palabras de inmediato, no podía seguir culpando a Freen de su mala suerte. —No quiso aceptar mis ruegos.
—Que mal, espero que puedas recuperar la nota de alguna forma. —Hizo un puchero mientras dirigía a Becky hacia las bancas del lugar.
—Yo creo que si solicito venir los fines de semana podré salvar la materia. —Dijo sentándose al lado de Jane.
Al volver a estar al lado de Jane la mayor volvió a abrazarla mientras trataba de hacerle cosquillas que resultaban exitosamente haciendo reír a Becky, no se habían visto hace mucho tiempo.
—¿Y no tienes nada que contarme? Parece que no nos vimos durante una vida.
—Fueron unas cuantas semanas, no exageres. —Codeó a Jane-Bueno, no hay nada nuevo. —Mintió, había muchas cosas que contar. — ¿Qué tal tú?
— Victoria aceptó ser mi novia. -Sonrió volviendo a abrazar a Becky, está la apretó entre sus brazos despeinándola en el acto. —Ahora en el grupo hay una pareja.
Becky sonrió gustosa ante la noticia de Jane, siempre supo del gusto que tenía por Victoria y le hacía muy feliz que por fin se haya confesado, siempre escuchaba atentamente lo fascinada que se encontraba Jane con ahora su novia.
—Que cliché. —rio. — Las mejores amigas de toda la vida se enamoran y compran una casa en los suburbios mientras adoptan perros callejeros y los llaman Bobby o Pelusa. —
—Hablas desde tu envidia. —Sacó la lengua mientras devolvía el codazo. —Ya quisieras tú vivir un cliché.
Becky recostó su espalda en la madera mientras se reía por los pequeños golpes que le daba su amiga.
Vivir un cliché. Repitió en su cabeza.
—¿Y Irinring? - Preguntó recostándose en los muslos de Becky, para así molestarla desde ahí.
—Ni idea. ¿Y Victoria?
—Tiene un examen. —Puchereó.
Becky asintió y se recostó aún más en el respaldar mientras trataba de cubrirse del sol con sus manos, tratando de encontrar alguna posición cómoda para esquivar los rayos de sol prestó atención a su alrededor.
El patio de lugar era muy bonito, con césped por todo lado y unos cuantos árboles que se prestaban para ser la casa de algunos pájaros o ardillas, había algunas mesas de madera puestas y unas cuantas bancas, el patio casi siempre lo usaban para descansar de los largos periodos colegiales. Observando el lugar dio con un grupo de personas que estaban reunidas mientras sostenían un par de globos, observó mejor y vio a Irin entre esas personas, con el ceño fruncido trato de mirar mejor, encontrándose con la escena más adorable que jamás pudo haber visto.
Freen trataba de cubrir los ojos de Nam mientras un pequeño pastel era puesto frente a ella, cuando levantó sus manitas de los ojos de la castaña con una sonrisa le abrazó como un koala, desde su lugar podía escuchar la risilla de Freen y podía ver como sus ojos se habían vuelto dos medías lunas.
—¿Qué tanto miras? —Preguntó Jane levantándose de su lugar. —¡Es Gummy! ¿Qué hace ahí?
—Es el cumpleaños de Nam. —Respondió aun viendo aquella adorable escena.
Nuevamente sus ojos se toparon, avergonzada por haber sido descubierta espiando bajo su mirada rápidamente, sentía como sus mejillas adquirían un tono rojizo y para tratar de cubrirlo puso el dorso de sus manos contra sus mejillas.
—Voy a llamarla. —-Dijo Jane queriendo levantarse.
—Déjala, vendrá después. — Sostuvo la muñeca de su amiga volviéndola a su lugar.
—Uhm su pastel luce delicioso. —Señaló Jane. — Siempre Freen hace eso por sus amigos, es una ternura, ustedes deberían de hacerlo también, sobre todo tú que tienes dinero.
—¿Freen siempre les da pasteles a sus amigos? — Pregunto con curiosidad mientras le brindaba toda su atención a la mayor frente a ella.
—Ajá, creo que ella los hornea, eso solían decir. —Se encogió de hombros mientras volvía a recostarse sobre los muslos de Becky. —Mi cumpleaños está cerca, espero que me compres un pastel o lo hornees, no recibiré nada menos.
—No recibirás nada. — Se encogió de hombros.
—Que cruel eres. —Golpeó el pecho de su amiga ganándose un quejido de está.
Empezando una pequeña pelea de golpes mientras reían y trataban de sostener sus manos, cuando por fin dejaron de pelear recostaron sus cabezas en el hombro de la otra.
Nuevamente Becky volvió a ver hacia el grupo de amigos de Freen, sorprendiéndose cuando vio a Irin caminar a su dirección, en sus manos tenía un platillo con una rebanada de pastel.
—¿Ya dejaste de ser Romeo? —Pregunto Jane en dirección a Irin.
—Nunca dejaré de serlo. —Sonrió mientras le guiñaba el ojo.
—¿Es tu pastel? ¿Me invitas? —Sonrió Jane poniendo ojos de cachorro mientras señalaba el platillo de Irin.
—No es mío. —Sonrió. —Es de Becky.
Becky la miró sorprendida, mirando el pastel y luego mirando a Irin, quien le miraba con cierta gracia en su rostro por su reacción.
—¿Mío?
—Ajá. —Asintió dándole el pastel a Becky. —Freen te lo mandó, es de fresa y chocolate, espero que te guste, ella también espera eso.
Becky aún con la cara de sorpresa miró el trozo de pastel, tenía una muy bonita declaración con pequeñas flores en el glaseado y unas diminutas estrellas, se veía delicioso.
Pero algo aún más delicioso era la idea de que Freen había pensado en ella, había mandado a Irin a entregarle el pastel. Una sonrisa boba se instaló en su rostro mientras su corazón se agitaba como un loco.
Oh dios, ¿qué me pasa?
—Bueno, las dejo. —Dijo Irin alejándose de sus amigas.
—¿Freen te conoce? —Pregunto Jane pasando un dedo por el glaseado.
—Sí. —Asintió golpeando la mano de Jane. —Es mi pastel, consíguete el tuyo.
—Que mala amiga eres. —Lloriqueó. —Renuncio a esta amistad.
—Está amistad nunca fue requerida. —Sonrió dándole una cucharada del pastel a Jane.
—Te perdonó solo porque el pastel está delicioso. Ahora explícame, ¿cómo conoces a Freen? creí que te era irrelevante.
—Es una larga historia.
—Tenemos tiempo. —Dijo mirando a su reloj. —Habla.
Becky soltó un suspiro para luego empezar a cucharearse el pastel mientras hablaba con Jane sobre su corta amistad con Freen, como empezaron a hablar y cómo dejaron de hacerlo, ganándose un par de burlas por parte de su amiga quien al igual que Irin le repetía que fue algo tonto de su parte.
Al igual que Irin, Jane no hizo esperar sus comentarios acerca de que a Becky le gustaba Freen.
—Claro que no.
—Claro que sí. —rio. —Lo miras con fascinación cada dos minutos.
—Deja de observar todo lo que hago.
—Es inevitable, soy curiosa.
La campana sonó a su detrás y ambos se levantaron de la banca, otra vez Jane envolviendo su brazo en el de Becky y empezando a caminar, dándole un último vistazo al grupo de Freen.
Si la miró mucho.
Pero es inevitable.
Viendo a su espalda y topándose con Freen quien recogía el poco pastel que había sobrado y metiendo el bizcocho en un recipiente, sonriendo por su accionar.
El ser captado por los ojos de Freen ya se había hecho una costumbre durante este día, solo que ahora cuando se miraron por unos segundos el peli-rosa le sonrió amigablemente.
Becky devolvió la sonrisa antes de volver a voltearse y seguir caminando junto a su amiga. Lamiendo ligeramente sus labios siendo invadido por el sabor del glaseado de fresas, recordando a Freen y su pelo rosado.
Una sonrisita se dibujó en su rostro.
Bueno, a final de cuentas, tal vez si le gustaba Freen y le gustaba mucho
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