𝟏𝟐 | Rápido
—Y bien...— Irin susurró, no quería ser regañada en la biblioteca.
—Y bien... ¿qué?
—Así que tú y Freen...
—Dios mío, Irin, deja de vacilar y solo dilo. —Becky susurro en un tono más alto, no le gustaba que le distrajeran cuando estaba concentrada.
—Así que...ustedes dos...son...
—Novias, sí.
—Wow.
—Sí, Wow. —Repitió aun copiando los párrafos que necesitaba en su libreta.
—Y ¿Cómo fue que pasó?
—Solo se lo pedí, ella acepto y eso fue todo. —Hojeó aún más el libro, ya se comenzaba a desesperar, no podía encontrar los párrafos que les habían dejado de tarea.
—¿Así de fácil?
—Es que es así de fácil. No hay que complicarse mucho ¿eh? —Sonrió levantando una ceja en dirección de Irin.
—Oh vamos, no me molestes. —Susurró dándole un pequeño empujón.
—No lo hago. —Rio. —Si tú te pusiste el saco, no es mi culpa.
Irin mordió sus labios y abrió su libreta, se la pasó hablando con Becky y no había avanzado nada de lo que tenía que hacer.
Por otro lado, Becky quería golpearse contra la mesa, la filosofía nunca se le había dado bien, era una tortura tratar de descifrar los párrafos que tenía que copiar e interpretar, ella pondría cualquier cosa que se le viniese a la cabeza y hacerlo pasar por una interpretación, pero no era así de fácil, una vez lo hizo y le fue mal.
Estaba tan concentrada en el libro frente a ella que no se dio cuenta cuando su novia de cabellos rosados entró por la puerta de la biblioteca; trayendo en sus manos la lonchera que todas las tardes llevaba para su prima, no se dio cuenta de la presencia de Freen hasta que Irin le golpeó en la costilla.
Su mejor amiga se ganó un ceño fruncido, pero fue suavizado cuando le señaló a su novia hablándole a la bibliotecaria.
Desde su lugar podía ver la sonrisa de Freen, podía ver cómo cubría su rostro para silenciar la risita que siempre soltaba.
Sonrió feliz, ver las manos de Freen cubiertas en aquel suéter pastel mientras trataba de acallar su risilla le dio un calor en su pecho.
—Oh, señora enamorada. — Irin le codeo mientras se reía. —Tus ojos le envían corazones a Freen.
—Bueno, por lo menos yo le hago corazones a alguien que es mi novia y no como tú que se los da a alguien que no es su novia.
—Deja de atacarme por alguna vez en tu vida.
—Tú empiezas, yo solo te sigo el juego.
Becky hizo oídos sordos a las muecas de Irin a su lado y volvió a buscar a Freen, pero ella ya no estaba junto a su prima, la busco por el lugar con la mirada hasta que sus ojos fueron cubiertos. Su piel fue cubierta por unas suaves manos y una suave tela, su nariz se impregnó del olor dulzón; duraznos y rosas, supo al instante de quien se trataba.
—¿Quién me está cubriendo la vista?
Una risilla fue ahogada.
Freen creía que Becky no la había visto, por lo que se le ocurrió la genial idea de sorprenderla.
—¿Eres tú, Irin?
Otra risilla fue ahogada. Una bien oída por Becky.
—Oh vamos, Irin, tengo que terminar mi tarea.
—No soy Irin— Freen trato de hacer su voz más gruesa, en el intento de no ser descubierta.
—Ya lo decía yo, Irin no huele tan bien.
Y un nuevo golpe fue dado en la costilla de Becky, esa acción fue la detonante para que Freen dejara de cubrir los ojos de Rebecca porque necesitaba acallar su risa. Becky se unió a la silenciosa risa mientras se giraba en su silla y miraba a Freen.
Que dichoso era el corazón y el estómago de Becky, mariposas aleteaban por doquier mientras miraba las mejillas sonrojadas y los dedos rosaditos de su novia.
—Así que eras tú todo este tiempo. —Susurró tomando la mano libre de Freen para acariciarla.
—¿Te he dado una sorpresa? — Freen sonrió.
—Una muy linda.
Fue un pequeño lapso en el que se miraron a los ojos, mirando los orbes castaños de la otra, admirando cada pestaña, fue breve, pero parecía una eternidad. Parecía que podían estar una eternidad admirando sus orbes entre ellas. Freen tomó una silla y la acercó a la mesa, miró toda la pila de libros en esta.
—¿Qué es lo que tienes que hacer?
—Ah, tengo que interpretar lo que Maquiavelo trataba de decir en el Príncipe.
—Pero eso es fácil.
—No lo es.
—El Príncipe es un tratado político, trata de explicarle a Lorenzo de Medici como debería de gobernar para unificar a Italia y que debería de hacer para sacarla de la crisis. —Explicó susurrando.
—Ja, creí que hablaba de algún cuento.
—No es tan difícil de entender. —Sonrió. —Si quieres puedo ayudarte.
—Siempre me lleve filosofía a verano, gracias por la ayuda. —Acaricio el dorso de la mano de Freen mientras le sonreía.
El resto de la tarde Freen se la pasó explicándole a Becky sobre el libro, Rebecca la miraba atenta mientras le daba ejemplos y hacía dibujos para explicarle en su libreta. Solo eran ellas dos, ya que, Irin las vio tan metidas en su propio mundo que decidió irse y hacer la tarea en su casa.
Becky estaba completamente encantada por toda la información que Freen le soltaba, su novia era muy hermosa pero lo que ahora le haría comer de su mano era lo inteligente que era, le hablaba del libro mientras hacía referencias a acontecimientos importantes en la historia para hacerlo más fácil.
Hablaba con tanta facilidad que lo tenía sumergido en ella, Becky no podía hacer nada más que mirarla atenta mientras los ojos de Freen se iluminaban por recibir tanta atención.
—Wow.
—¿Qué pasó?
—Es que te lo sabes todo y lo explicas de maravilla. —Suspiro. —Eres muy inteligente, Saro.
Las mejillas de Freen se tiñeron en rosa mientras sonreía.
—Ah, gracias. —Sonrió. —Mi papá me enseñó todo eso, él es docente de historia en una universidad.
—Entonces tengo que felicitarlo, eres muy muy inteligente.
—Ah~ para, me harás sonrojar.
—¿Lo haré? Pero si ya estás sonrojada. —Sonrió mientras se acercaba más al rostro de Freen, casi juntando sus narices. —Estas como una pequeña manzana.
—Basta—rio mientras trataba de alejar a Becky.
—Una linda manzanita que quisiera comer. —Dijo mientras colaba su nariz al cuello de Freen, aspirando su ligera colonia, Freen olía tan bien, podría estar todo el día oliéndole la piel.
—Y-ya. —Trataba de cerrar el espacio entre su cuello descubierto porque la respiración de Becky le causaba cosquillas.
Becky sonrió de medio lado mientras aún metía aún más su nariz en aquel espacio, tenía un pensamiento algo malvado rondando por su cabeza mientras le hacía cosquillas. Dos pequeños cuernos salieron por su cabeza cuando se propuso a llevarla a cabo, tomó de la cintura a Freen mientras la acercaba más a su cuerpo y empezó a llenar de besos el cuello de la pelirosa quien tuvo que reprimir algunos jadeos mientras trataba de alejar a Becky.
—¡Hey! — Ambas saltaron en su sitio mientras tenían los ojos abiertos cuál cervatillos.
La prima de Freen se acercaba a ellas con un ligero ceño fruncido, Becky suavemente y despacio dejó la cintura de Freen para ponerse erguida en su silla, fingiendo que nada pasó, pero, las mejillas de Freen las delataban.
—Charlotte—Saludó Freen.
—Salgan. —Pidió.
—¿Qué? P-pero nosotras no hacíamos nada ma-malo. —La cara asustadiza de Freen lo decía todo.
—Si como no. Miren, a mí no me importa si se manosean en público, pero ya tenemos que cerrar la biblioteca. —Explicó reprimiendo su risa, la expresión de Freen valía mucho dinero.
—Dios, creí que nos echarías para siempre. —Habló Becky soltando un suspiro.
—No, tranquila. —Sonrió. —Pueden manosearse en público otro día.
—Ya, no lo digas así. —Habló Freen ocultando el sonrojo de sus mejillas. —Ya nos vamos.
—Oki doki. —Asintió Charlotte y luego les dio la espalda.
Becky le ayudó a Freen a guardar sus cosas mientras aún veía el sonrojo en las mejillas de la pelirosa.
—Y pensar que tú prima me gustaba... —Hablo Becky Riendo. —Podríamos ser buenas amigas, después de todo.
—A ella le gusta molestarme, supongo que podrían serlo.
—Es que tus mejillas se vuelven rojitas, rojitas como una manzanita apetecible.
—Deja, ahora vamos.
—Vamos a manosearnos en público afuera.
—Becky. —Freen la miró de reojo mientras cubría su rostro.
Rebecca sonrió por aquello y la acercó de la cintura para besar el dorso de sus manos, luego besó una mejilla y luego la cabeza de su novia.
—Ya, dejare de molestarte hasta mañana.
—¿Hasta mañana?
—Me gusta verte sonrojada.
Freen asintió mientras reía.
Ambas se tomaron de la mano y salieron del lugar, platicaban sobre lo que hicieron en el día, Freen le contó a Becky que los ensayos para su próxima obra ya finalizaban y pronto los boletos saldrían a la venta, a lo que Becky con la mayor simpleza del mundo le contestó con un 'sabes que estaré ahí, no importa si solo abre el telón, iré a verte'.
Caminaban por la plaza mientras veían al horizonte como el sol empezaba a ocultarse sobre las montañas causando un mar de colores, Freen miraba la paleta rojiza mientras la fotografiaba con su celular, Becky hizo lo mismo, pero con la diferencia de que ella no apuntó hacia el cielo, sino que apuntó hacia su novia, su perfil se mezclaba bien con los colores del cielo y aquel plus de que estaba distraído le añadía más puntos a la foto. Aquella foto que conservaría como un lindo tesoro.
Hoy Becky no había traído su moto porque simplemente quiso ir en bus con Freen, aquel viaje en el bus siempre les traía buenas anécdotas, como aquella vez que un señor se cayó al bajar y derramo todo su pan en el piso, Becky rio como si no hubiese un mañana y Freen se dedicó a regañarla.
Ambas esperaron en la parada del bus y se subieron al primero que llegó, Freen con vista a la ventana y Becky a su lado.
—Mira. —Freen señaló con su dedo índice. —La feria ya se ha instalado.
—Deberíamos ir ¿No es así?
—Ajá, vayamos con todas.
—¿Todas? —Preguntó alzando una ceja.
—Tus amigas y las mías. —Sonrió.
¿Cómo podría decirle no a aquella sonrisa y a esos ojitos?
—Se los diré, pero tenlo por hecho.
Freen asintió y recostó su cabeza contra el hombro de Becky. Rebecca le sonrió mientras le despeinaba.
Viendo por la ventana pensó en todo lo que le habían dicho desde que se supo sobre su relación con Freen. Algo que frecuentaba en eso era la frase 'fueron muy rápido'.
Puede que haya sido así, pero son adolescentes, es su amor adolescente y estos siempre son rápidos e intensos, siempre llegan a colarse entre los huesos de forma rápida.
Becky lo había sentido así, no fue mucho tiempo en el que Freen ya se había pegado a su sistema y había pasado lo mismo con Freen. Becky pensaba que, si los sentimientos eran mutuos, ¿por qué deberían de esperar? a veces mientras más alargas las cosas más se oxidan. Además, la vida es así, en un parpadeo ya las hojas caen y el otoño llega.
El tiempo no espera a nadie.
Becky no quería hacer esperar aquel palpitar en su corazón que hacía estragos con tan solo pensar en Freen.
Habían hecho las cosas rápidas entre ambas, porque no podían esperar más a sentir los cálidos besos que se daban al despedirse o la suavidad entre sus manos cuando las entrelazaban.
Como ahora, que sus manos estaban entrelazadas mientras miraban por la ventana.
El bus se detuvo en la parada y ambas se bajaron, la casa de Freen era cercana a esa parada. Cuando ambas iban en bus siempre Becky acompañaba a Freen hasta la puerta de su hogar.
—Bueno, ya es hora de mi beso de despedida. —Becky habló mientras acariciaba la cintura de Freen.
—Antes de eso. —Enredó sus brazos en el cuello de Becky. —¿Qué te parece si mañana vemos alguna serie o alguna película?
—Me parece bien. —Asintió.
—Entonces es una cita. —Sonrió.
—Una cita.
Ambas se sonrieron mientras se miraban. Freen se paró de puntitas y llegó a los labios de Becky, ambas se dieron un suave beso mientras se abrazaban. Se tuvieron que separar, pero antes de alejarse Becky le dio un beso a la pequeña nariz de Freen, logrando que soltara aquella risita que a Becky le volvía loca.
—Buenas noches, Becbec.
—Buenas noches, Freenky. —Volvió a besar la pequeña nariz. —Gracias por ayudarme.
—No tienes por qué agradecer.
—Bueno, igual te lo agradezco.
Freen asintió sacando sus llaves de su mochila y abriendo la puerta de su casa, antes de entrar a esta les dio un fugaz beso a los labios de Becky.
—Nos vemos mañana.
Y cerró la puerta.
Becky solamente suspiro cual enamorada mientras se alejaba de la puerta.
Había caído tan rápido por Freen, pero no se arrepentía en lo más mínimo.
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