𝟏𝟎 | Mariposas en el aire
Los días pasaban, se había vuelto una rutina el pasar mucho tiempo al lado de la otra. Ya sea viendo películas los fines de semana o sentadas en la biblioteca mientras trataban de terminar sus tareas.
Se habían vuelto cercanas en un abrir y cerrar de ojos, compartían risas, dulces, botanas y refrescos cuando estaban juntas.
Incluso Becky iba a recoger a Freen de sus ensayos en su academia, siempre invitándole un helado después de eso. Incluso hubo una vez en la que Freen fue a recoger a Becky de su "gimnasio"—que era el lugar donde peleaba— Freen con una sonrisa le había llevado unos sándwiches para reponer su cansancio, algo que Becky había agradecido mucho, pues estaba molida en cansancio.
En ese tiempo ambas se dieron cuenta de la gran atracción que sentían por la otra, cada vez que Becky hacía alguna broma o la halagaba, Freen no podía no sonrojarse hasta convertirse en un tomate, lo mismo pasaba con Becky, que era incluso más conflictiva, Freen podía entrelazar su mano con la suya o simplemente reposar su cabeza en su hombro y se volvería un tomate que apenas puede pronunciar una palabra.
Ambas estaban consientes de todo lo que pasaba entre ellas, pero ninguna era tan valiente como para dar el primer paso.
Freen era tímida y Becky tenía miedo de arruinar todo.
Es que era un conflicto entre ellas, habían tenido pareja en el pasado, Freen podía coquetear muy bien y Becky podía ser clara con las cosas, pero se complicaba cuando se trataba de la otra.
Solamente querían hacer las cosas bien, por todas esas mariposas que aleteaban en sus estómagos cuando se miraban a los ojos. Por eso ahora Becky quería golpear su cabeza contra la mesa, hacer un hueco en la pared con su cabeza o romper un ladrillo en esta. Cualquier opción estaba bien.
Estaba muy frustrada, no podía encontrar una forma de acomodar todas las palabras en su lengua para confesarle a Freen que su corazón se agitaba cuando sonreía.
—Deja de morderte los labios, te los harás sangrar. —Reclamo Irin mientras le daba un manotazo a la boca de Becky.
—No tenías por qué hacer eso. —Becky devolvió la palmada aún más fuerte.
Con eso, empezando una pequeña pelea en donde se devolvían los golpes en diferentes partes de sus rostros.
—Ya basta, abusiva. —Se quejó Irin.
—Dejare de hacerlo si me ayudas. —Dijo mientras le daba una palmada a la frente de la castaña.
—Ya, ya, maldita manipuladora. —Se alejó de la palma de Becky mientras lo empujaba. —¿Qué quieres?
—Verás. —Para ella era una tortura admitir todos los sentimientos que tenía por Freen, iba a ser más difícil admitirlos frente a su mejor amiga. —Tengo una amiga...que no sabe que hacer sobre sus sentimientos.
—¿Sentimientos? — Irin quiso reírse, como conocía a Becky de toda su vida podía distinguir cuando le mentía, esta era una ocasión.
—Ella...gusta mucho de alguien, pero no sabe cómo decírselo, ya que esta persona es alguien importante para ella, se pone muy nerviosa cuando está con ella, siempre se sonroja cuando están juntas y su corazón se agita al verla sonreír. —Suspiró. —Mi amiga no sabe cómo confesarse.
—Wow. —Sonrió. —Y. ¿por qué no puede confesarse?
—Porque ambas son muy distintas, entre ellas hay un gran contraste, siente que si lo hace arruinará todo, ella no quiere eso, no quiere perderla
—No quiere perder a Freen. —Completó.
Becky fue atrapada en su propia trampa, como siempre pasaba, sus mejillas enrojecieron y trató de ser tragada por la tierra. No tenía alguna escapatoria, lo único que podía hacer era admitirlo con un vago asentimiento.
—Supe desde el primer momento que hablabas de Freen y de ti. —Molesto Irin. —Ay, Becca, que linda verte tan nerviosa por alguien, creía que primero me moriría antes de verte sonrojar por alguien.
—Si solo me vas a molestar, dejémoslo.
—No. no, solo estoy gozando. —confesó con una sonrisa en el rostro. —Pero te voy a ayudar. Mira, sé que te pones nerviosa con Freen y te entiendo, confiésate como mejor quieras, no planees una gran hazaña porque te pondrás más nerviosa. Solo tómale de las manos, mírala a los ojos y dile que quieres casarte con ella.
—Dios, Irin. —Becky rio mientras empujaba a Irin.
—Bien, cambia eso con tus sentimientos, dile lo que sientes al verla y que es lo que quieres con elladespués le dices que te quieres casar.
Ambas siguieron riendo mientras Irin aún molestaba a Becky.
Otra escena algo parecida se formaba en la casa de Freen. Quien tenía la mirada clavada a la pared mientras sus amigos repartían las cartas con las que iban a jugar.
Nutt se dio cuenta de la ausencia de Freen y agitó su mano frente a ella, logrando que Freen les prestara atención.
—¿Dónde estabas? —Sonrió Nutt.
—¿Eh? Aquí. —Freen sonrió sosteniendo la baraja que había sido designada para ella entre sus manos.
Sonriendo por la buena racha que tenía en el juego. Aun así, la alegría de saber que ganaría no reemplazaba los pensamientos sobre sus sentimientos por Becky.
Pensando en cómo se alegraba cuando la tenía cerca, en cómo siempre quería tomar su mano o en cómo se sonrojaba cuando se daba cuenta de que Becky la observaba. Se mordió el labio mientras tenía la mirada perdida entre sus cartas. Pensando en qué hacer sobre sus mariposas en su estómago.
—¿Saro? —Preguntó Nam. —¿Pasa algo?
—No, todo bien.
—Oh, vamos Freen, te pasa algo, no has hablado nada en lo que estamos aquí. —Dijo Nutt.
—La parlanchina Freen desapareció. — Opp se unió.
—No, estoy bien...sólo que estoy pensativa.
—Bien, suelta que es lo que te tiene tan distraída, no empezaremos el juego hasta que no lo digas. —Nam hablo mientras dejaba sus cartas en el piso.
Freen suspiro, imitando la acción de su amiga, escondiendo sus cartas para que nadie las viera. Queriendo saber cómo empezar sin que sus mejillas enrojecieran.
Mordiendo ligeramente su labio y jugando con sus pulgares, siendo observada por los ojos de sus amigos que esperaban pacientemente.
—Yo...uhm. —Sonrió por los nervios. —Bueno, pasa qué me gusta alguien y no sé cómo decírselo, porque no se si mis sentimientos son correspondidos. Yo...la quiero mucho, ella siempre logra hacer que me sienta especial cuando me mira y cuando me deja tomar su mano. No quiero arruinar las cosas con ella.
—¿Es Becky? —Preguntó Opp.
—Sí...
—Desde que abriste la boca sabía que se trataba de Becky. —Sonrió Nutt.
—Yo también. —Nam chocó los cinco con Nutt.
—Ya, ayúdenme, no sé qué hacer, me pongo muy tímida con ella.
—Solo... ¿sé sincera? —Sugirió Opp.
—Oh, que genial idea, Opp—rio Nutt.
—Pero es así, tiene que ser sincera con lo que siente por Chankimha, hablarlo con ella y eso es todo. —Se defendió.
—No es tan fácil. —La pelirosa puchereo.
—Hmm, si lo es, solo habla con ella.
Freen quiso caerse de espaldas, había tratado de hacerlo, pero simplemente no lograba que las palabras salieran de su boca, se ponía nerviosa y tímida, había tratado muchas veces de hablarlo con Becky incluso por mensaje, pero simplemente se acobardaba.
—Hey. —Habló Nutt mientras sostenía su mano. —Solo respira, mírala a los ojos y confiésale lo que tu corazoncito siente. No lo sobre pienses mucho, es por eso que te pones nerviosa, deja que todo fluya.
Y fue como esa chispa de esperanza empezaba a ondear en su interior, sonriendo por el consejo de Nutt y que haya sido más esperanzador.
—Gracias. —Sonrió Freen mientras pasaba un brazo por los hombros de Nutt.
—¡Nosotros te dijimos lo mismo! —Exclamaron Nam y Opp al mismo tiempo.
—Pero yo lo dije de forma hippie. —Nutt les saco la lengua.
Freen rio.
Sintiendo aquellos nervios en su estómago al pensar en el día en el que se sinceraría con Becky, pero respirando para que se alejaran ya que estos habían sido su peor enemigo cuando quería hablar con Rebecca.
Sentía emoción, de tomar las manos de Becky para mirarle a los ojos mientras le contaba sobre las mariposas en su estómago.
Ambas esperando por el día en el que esas mariposas pudiesen volar juntas en el mismo jardín.
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