Capítulo 1
Y ahí estaba Jimin una vez más, mirando al chico de cabello negro y tez pálida, el cual estaba recargado en la pared del gimnasio con su típico cigarrillo entre los labios.
Jimin no había asistido a la escuela ese día, así que no había nadie que lo ayudara a reprimir sus impulsos de querer ir y hablarle a aquel lindo chico.
Solo siguió sus instintos y de un momento a otro ya estaba frente al misterioso pelinegro, quien le miraba con una ceja levantada mientras retiraba el cigarrillo de sus labios y ahora lo sostenía entre sus dedos pero sin alejarlo de sus labios.
—Eh... Hola... ¿me regalarías uno? —fue lo primero que Jimin pudo sacar de entre sus labios.
—¿Un qué?
—Un cigarrillo... O bueno, ¿me lo vendes? ¿O podrías darme una pequeña calada del tuyo?
Jimin quiso darse un golpe al darse cuenta de que estaba jugueteando con sus dedos.
—¿Fumas? —volvió a preguntar el mayor, y al ver al chico de cabellos rubios con tal grado de nerviosismo, esbozó una sonrisa burlona.
—No realmente, pero yo... Bueno, quería intentarlo, y veo que tú tienes cigarrillos y, sí, eso...
El pelinegro asintió aún con esa sonrisa en sus labios y le dio la vuelta a su cigarrillo para que quedara frente a los labios del más bajo.
—Una calada, vamos. No te daré uno completo si después resulta que no lo toleras.
Jimin sintió que sus piernas temblaban al tener la intensa mirada del otro sobre él, directamente en sus ojos. Se inclinó levemente haciendo que el cigarrillo quedara entre sus labios y, sin despegar su mirada del mayor, jaló aire a través del cigarrillo, pero inmediatamente sintió que su garganta quemaba, así que se alejó rápidamente y comenzó a toser como nunca había tosido en su vida, expulsando todo el humo por su boca e intentando recuperar el aliento desesperadamente. De pronto una leve, gruesa y melodiosa carcajada inundó sus oídos. Levantó la mirada y sintió que su corazón se detuvo abruptamente para que después se estrellara una y otra vez contra su pecho. El lindo chico sonreía ampliamente dejando ver sus rosadas encías y las comisuras de sus ojos se fruncían mientras estos mismos se mantenían cerrados.
"Mierda, Jungkook tiene razón, estoy muy enamorado de este idiota...", pensó Jimin.
—Inténtalo otra vez. —pidió el de tez pálida.
Aún mantenía el cigarrillo frente a sus labios, así que el rubio volvió a dar una calada. Sintió el humo en su boca pero se obligó a no toser estrepitosamente. La mirada del mayor le calaba más que el humo en la garganta, sin embargo, se negó a despegar su propia mirada.
El lindo chico sonrió levemente al ver que tosió solo un poco menos de lo que anteriormente lo había hecho y que sacaba todo el humo de golpe.
—Cariño, creo que no sirves para fumar. —le dijo, y redirigió el cigarrillo casi completamente consumido dándole una calada.
Jimin admiró la manera tan "profesional" en la que exhaló el humo sin atragantarse como él, pensó en lo genial que se veía mientras que él debió de haberse visto ridículo.
—No, no, prometo que lo haré bien ahora. —soltó en un tono rozando en la desesperación.
El pelinegro retiró nuevamente el cigarrillo y lo acomodó entre los labios del menor, a lo que este intentó imitar la manera en la que el contrario lo había hecho anteriormente, y por poco lo logró.
—Bien, vas agarrando la maña —comentó mientras tiraba el cigarrillo al suelo para luego pisarlo. Sacó su cajetilla, tomó otro cigarrillo y lo colocó entre sus labios—. ¿Gustas más?
Jimin no pudo siquiera contestar pues el sonido del timbre indicando que el receso había finalizado le interrumpió.
—Creo que lo dejaremos para otra ocasión. —contestó, y sin más se dio la vuelta dispuesto a irse.
Comenzó a caminar, alejándose cada vez más, aferrando sus libros a su pecho.
—¡Espera! —gritó el chico, haciendo que el rubio detuviera su andar y se girara a verlo expectativo— ¡Me llamo Yoongi!
—¡Lo sé! —gritó de igual manera para que el contrario pudiera escucharlo por sobre el estruendo de las demás personas que se dirigían a sus clases; la sonrisa en su rostro hizo que el mayor sonriera al instante— ¡Yo me llamo Jimin!
Y esta vez sí caminó hasta quedar fuera de la vista de Yoongi, dejando a este último con cierta sensación cálida en su pecho.
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