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✦ ii/iii



Cuando Luhan supo qué edad tenía Sehun, todo el entusiasmo que le había tomado a sus citas improvisadas se evaporó como un charco de agua en el desierto más árido.

—¡Sólo son tres años, hyung! ¡Estoy a unos meses de ser legal para ti!

El ciervo caminaba a pasos rápidos lejos del lobo que lo seguía muy de cerca, controlado sus instintos de sobrevivencia para no salir corriendo como ciervo despavorido y demostrarle lo asustado que se sentía.

La edad no era su mayor problema, pero sí lo era el cosquilleo intenso en su vientre con cada frase lastimera que Sehun soltaba para detenerlo.

Él era feliz sin un chico arrogante que lo obligaba a tener citas, él estaba bien en su soledad de estudiante universitario, él estaba satisfecho con tener a cientos de chicos y chicas que pensaran en él como un platónico.

Para suerte del mayor, alcanzó a tomar el autobús que ya estaba partiendo y perdió de vista al lobo conforme el vehículo se ponía en marcha, soltando un gran suspiro cuando finalmente percibió su ritmo cardiaco disminuir un poco.

Por su lado, Sehun se quedó viendo el autobús alejarse con sus labios presionados entre sí, pensando qué hacer ahora para volver a atrapar a Luhan.













Una semana pasó, una semana donde Luhan no vio rastro del lobo por ninguna parte, una semana donde sus días comenzaron a tornarse monótonos y algo tristes. Intentó llenarse la mente con tareas y trabajos, queriendo no pensar en lo mucho que deseaba ver al irritante menor aparecer frente a la cafetería con sus sonrisitas arrogantes y sus ojos llenos de alegría hacia su pobre existencia.

Sehun también intentó centrarse en algo más que el lindo hyung que rechazaba su presencia, a sabiendas que el ciervo necesitaba tiempo ante la batalla interna que demostró tener las semanas anteriores, por lo que se enfocó de lleno en sus exámenes finales para salir con un buen promedio y entrar de inmediato a la universidad destinada para los híbridos lobos.

Ambos contaron los días y las horas, ansiando algún accidental reencuentro que les permitiese verse las caras de nuevo. Y el menor fue el que dio el primer paso, encontrando que ya era tiempo suficiente como para pensar y era momento de ir a por su ciervo.

Supo que tomó la decisión correcta cuando los ojos del ciervo brillaron al verle, su colita meneándose de un lado a otro y escondiéndose tras su cuerpo.






Meses de citas, en las que aprendieron a conocerse, bastaron para que tomaran el título de novios.

Sin embargo, Sehun no esperó que Luhan le prohibiera acercarse por varias semanas durante la época de celo.

—No tendremos sexo hasta que lleves a lo menos dos años en la universidad.

Sehun lo miraba atónito.

—¿Qué?

—Nada de sexo, Oh Sehun. —bufó Luhan, dejando atrás al pálido muchacho que lo miraba como si le hubiese dado la noticia más devastadora en toda su vida.

Cómo un hibrido capaz de procrear, Luhan debía tener cuidado con el tema de las relaciones sexuales, especialmente con híbridos de raza fuerte como los lobos y sus derivados, algo que le enseñaron desde muy pequeño. Y con semejante hombre que le sonreía de la manera más sexy del mundo, debía mantenerse al menos dos semanas lejos de él en la temporada de celo para que sus hormonas no le llevasen a cometer algo de lo que podría arrepentirse.

Ya que los lobos eran una especie superior y su educación universitaria era mucho más corta que la de los demás, bastaron dos años para que Sehun llegase a su segundo año y estuviese haciendo prácticas en la empresa de su familia, la que heredaría una vez que sus tres años de estudio estuviesen completos.

Luego de dos años sobreviviendo a autocomplacerse a si mismo durante el celo (incluyendo las llamadas y mensajes eróticos que solía compartir con su novio), finalmente llegó el momento de reclamar a su ciervito.

Ambos esperaron la temporada de celo y no lo pensaron dos veces antes de encerrarse en el departamento que Luhan había adquirido luego de años juntando dinero para consumar su amor.

El camino de ropa empezaba desde la puerta principal y terminaba a los pies de la pequeña cama del ciervo, en donde Sehun aprovechaba el reducido espacio para mantener sus cuerpos lo más apegados posible.

Con una mano sostenía ambas muñecas del inquieto muchacho que se removía ante las suaves mordidas que el lobo iba dejando en su cuello, procurando dibujar un cardenal de marcas que al día siguiente serían la más sólida prueba de lo que sucedió esa noche.

Luhan gimió cuando su novio delineó su entrada con uno de sus largo dedos lubricados, jugando con la paciencia del pobre ciervo.

—Yah, ¿Me odiaste estos dos años por prohibir el sexo y ahora te pones a jugar?

Siendo Sehun, asintió, inclinándose sobre el muchacho para besar sus labios a la par que introducía el dígito, rodeándose de la calidez del otro.

—Fue muy cruel de tu parte, ¿Lo sabías?

—Lo dices porque tú no corrías el riesgo de quedar embarazado.

Sehun frunció los labios.

—¿Y acaso ahora no corres riesgo también?

—Nop, he estado en un tratamiento para regularizar mis días fértiles.

Una pequeña parte de Sehun se encogió con lo dicho.

—Así que hoy no es uno de tus días fértiles...

—Por supuesto que no.

Quizás era muy pronta la idea siendo que era demasiado joven, pero realmente quería tener a sus cachorros y ciervitos ya, ansiaba poder ser llamado "futuro padre" y cuidar de Luhan hasta permanecer junto a él por el resto de su vida.

Se sintió triste luego de aquel corto cruce de palabras, pero rápidamente cambió su estado de ánimo cuando el más bajo gimió su nombre ante los embistes de sus dedos, implorándole que se metiese de una buena vez en su interior.

Y cómo él era un novio obediente, le concedió los deseos al ciervo.

—¡Ah, Se-Sehun! —lloriqueaba el chico bajo su cuerpo, soportando las fuertes embestidas del lujurioso lobo que estaba más que encantado con el panorama que se disponía ante él con sólo bajar la mirada— ¡Mmh~, Sehun!

El roce de sus cuerpos sudorosos lo excitaba a tal punto de que a ratos olvidaba ser suave con el mayor, quien entre débiles gemidos le insultaba por ser un bruto y le clavaba los dedos de manera dolorosa en la espalda.

Luhan enredó las piernas en la cintura de Sehun cuando sintió que el orgasmo estaba cerca y este último se dejó llevar por la deliciosa sensación de asfixia que el interior de su chico ejercía alrededor de su miembro. Sin embargo, se detuvo abruptamente con un pequeño aullido cuando unos dientes se clavaron con fuerza en su brazo.

—Aww —lloriqueó, mirando con ojos de cachorro el ceño fruncido del ciervo—. ¿Por qué hiciste eso?

—Mañana tengo clases, imbécil —Luhan mantenía un ligero puchero en sus labios—. Deja de comportarte como un bruto animal y sé gentil.

—Pero hyung~, se siente tan bien estar sumergido en ti~.

Esta vez fue Luhan quien juntó sus labios en un fogoso beso a la vez que movía las caderas, incitando al otro a que siguiese con lo suyo.

Luego de un arrasador orgasmo, el lobo cayó al lado del mayor con la respiración agitada, pero con una sonrisa de oreja a oreja mientras tomaba la mano de su novio y se la llevaba hacia sus labios con el objetivo de plantar un suave beso en sus nudillos.

—Te amo, ciervito.

Luhan sonrió y se acurrucó junto a su hombre, dejando un pequeño beso en su cuello antes de apoyar la cabeza contra su pecho.

—También te amo, lobo tonto.






Wattpad está con la regla y no creo que actualice hasta que me lleguen como corresponde las notificaciones >:(  


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