Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7 B


¡HOLA A MI GRAN MENTIRA!

Mi padre me mira extrañado. Que yo recuerde esta mañana cuando me miré al espejo no me había salido todavía una segunda cabeza, está claro que por eso no es. Me mira así, con esa cara tan pálida y desencajada, porque por primera vez me he atrevido a venir a su despacho del banco, rompiendo nuestra regla de oro no escrita:

     Puedo contar con él siempre que nadie sepa que existo.

     Desde que lo encontré, a los dieciocho años, nunca me he acercado a este despacho a saludarlo si quiera. Concertamos nuestras citas por teléfono, y en un lugar lo bastante lejos de sus dominios como para no ser descubierto por un chivato de su mujer, la prensa o las redes sociales.

     Pero hoy no tengo tiempo ni ganas de hacerle caso, quiero comprarme urgentemente un teléfono nuevo que me ponga de una vez en funcionamiento. Basta de hacerme la tonta.

     Hay una vida ahí fuera esperándome, aparte de Andrew y de Javi.

     Y esa empieza por estar comunicada.

     —¿De cuánto se trata, Elena?

     Su famosa frase viene antes de lo acostumbrado. Normalmente él espera un poco, finge oírme y demuestra un falso interés por mí con preguntas estúpidas, yo le miento de igual modo y hago su agonía interminable antes de que se pueda marchar. Si he aprobado o no, no lo sabe, si salgo o entro con algún tío, no lo sabe, si soy feliz con nuestros encuentros o no, no lo sabe.

     La misma prisa parece tener él, que yo, para que esta conversación acabe hoy. Como ha demostrado no tener tacto alguno, que tampoco lo espere de mí.

     —Tres mil euros.

     —Joder, Elena, cada día te superas más, y eso que te quiero —dice sacando una tarjeta de crédito de su cajón. Ya claro, me quiere. No tarda demasiado en teclear sus contraseñas en el ordenador y cargarle a la tarjeta, en cuestión, el dinero que le he pedido—. Aquí tienes, deberías tener bastante hasta navidad, por lo menos.

     —Bueno, no creo que me llegue para comprar los reyes —digo para dejarle claro que volveré a pedirle más, en un mes—. Natalia quiere ir a Eurodiney y...

     —¿Natalia? ¿Eurodisney?

     No es ningún secreto que mi vida se la suda, pero podría al menos haber puesto la mínima atención para recordar el nombre de su nieta. Lo único sincero que le conté y no ha tardado en olvidarlo. Pero oye, que me alegro y todo de su desapego. Me hace un enorme favor, así puedo seguir adelante con mis mentiras sin remordimientos por él. Cada vez que lo exploto no veo en él, precisamente, a un padre cariñoso ni a un abuelito desvalido, sino al hijo de puta que en realidad es y que no me quiere.

     El hombre que me mantiene callada, para no destapar sus mentiras e infidelidades.

     Cojo la tarjeta de la mesa sin que haya terminado de ofrecérmela del todo.

     —Olvídalo. Te llamaré en enero. -Y quiero asegurarme de que entiende el mensaje de la siguiente frase—. Felices fiestas para ti y tu familia, papá.

     Salgo de su despacho sin que nadie me vea. Lástima. La próxima vez daré un portazo para llamar la atención de sus empleados, que luego ya él dé las explicaciones a quien corresponda.

     Voy por la calle hecha una fiera. Pero ¿cómo me ha dejado ir sin darme un beso antes?

     Lo peor de ocultar la verdadera identidad de mi padre es que no puedo gritarle a nadie lo cabrón insensible que es. No me entenderían a la hora de cagarme en los muertos de ese señor tan encantador, feliz hombre casado y ejemplar padre de familia. ¿Sabes qué te digo? Que a la mierda él y su santa prole, en la que yo no me encuentro.

    Lo primero y fundamental es proveerme de un teléfono de ultimísima generación sin mirar el precio, que para eso he tenido que pasar el trago amargo de ver a don Carlos Villamartín para pedirle el dinero.

     Lo segundo que hago, cuando salgo de la tienda con mi nuevo móvil, es venirme abajo, nunca tendré el valor de darle su merecido por mucho que lo odie. Y como siempre me ocurre con él, a continuación llamo a mi madre para que me haga olvidar al cerdo que la preñó.

     —Elena, mi vida, al fin tienes el teléfono encendido. Llevo dos días intentando hablar contigo, colgaste y no me dejaste hablar... ¿por qué lloras, tesoro?

    Miro mi reflejo en el cristal de un coche. No tenía ni idea de que fuera llorando por la calle. ¡Qué horror! No me extraña que el hombre a mi espalda me mire con cara de asco. Mi ropa tan mona poco puede hacer con estos ojos llenos de churretones negros.

    Continúo caminando, aparto las lágrimas con los dedos y cubro mis ojos con las gafas de sol, no voy a dejarme aplastar por un padre para el que no soy más que un dolor de cabeza cuando tiene que justificar el gasto de su dinero. ¿Y cómo lo hago? Como siempre, mintiendo.

     He suspendido una, mamá.

     —Vaya, cariño, sé lo que te estabas esforzando esta vez. No te pongas así, por favor, que no estoy ahí para abrazarte ahora. En el próximo, verás que sacas matrícula.

     La protección que siento con las palabras de mi madre es inmediata y tranquilizadora. Sonrío al oír que ella deposita a ciegas toda su confianza en mí.

     —Gracias por tu apoyo, mamá. ¿Y tú qué hacías? No te habré molestado en tu hora de yoga, ¿verdad?

     —¿Bromeas? Recuerda que estoy en Mánchester, hija. El yoga aquí se llama siesta. —Y se echa a reír.

     —Estás cocinando —adivino, riendo con ella. Teniendo en cuenta que es la una de la tarde aquí, no me extraña.

     —Hace ya una hora. Desde que Andrew vive con nosotros nos ha puesto un menú saludable, muy soso y muy inglés, que quiere que sigamos al pie de la letra. Y estoy que no me aclaro con los ingredientes. ¡¡Quiero hacer tortilla de patatas y no me deja!!

     Mi madre ha dicho todo eso, pero entenderás que yo me haya quedado parada en mitad de la calle de nuevo. El nombre de Andrew, seguido de “viviendo con nosotros” tiene ese efecto en mí. Me paraliza. Y no solo eso. Me hace preguntarle:

     —¿Con vosotros? ¿Y qué pasa con Camille?, no me entero de nada, mamá. ¿Desde cuándo vive Andrew con vosotros?, ¿y hasta ahora no me lo dices tú?

     —Creo que he metido la pata. ¿Lo ves? ya me has enredado con tus cosas.

     —¿Que yo te he enredado?

     —Sí, tú, no tenías que enterarte de nada, Andrew me lo pidió como favor. Lo que no sé por qué, ¿qué puede importarte a ti que se haya divorciado de Camille?

     No quiero decirle que me importa, y mucho, que esté divorciado.

     El escaparate que tengo delante me muestra una imagen bien distinta ahora, por culpa de la sonrisa que muestra mi rostro. Lástima que el hombre de antes, y que sigue detrás de mí, no sonría como yo.

     —¿Desde cuándo? —insisto sonriendo. Si no contesta pronto le pego un grito, me da igual parecer una loca en mitad de la calle.

     —Pues no lo sé exactamente, hija, cuando regresamos de la luna de miel ya hacía semanas que estaba instalado.

     No puede ser verdad, Andrew me lo hubiera dicho, o al menos intentado.

     Me mareo. ¡Pues claro que lo hizo, y el primer día además!

     Cuando bailábamos en la boda, él quiso hablarme de Camille. Luego también lo intentó varias veces cuando estuvo aquí conmigo, pero yo no quise escucharle con esa tontería de que me buscase para follar nada más.

     ¡No, joder!

     Me llamo de todo mentalmente, lo que más me identifica ahora mismo es “neurótica gilipollas” . Yo y mi pavor a los hombres comprometidos esta vez no hemos acertado.

     Nunca hubo una Camille entre nosotros. Andrew no es como mi padre.

     Sonrío. Mi Karma parece encontrar su rumbo, por fin. Es tan fácil como pensar que tenía que partir ese teléfono para pedirle luego el dinero a mi padre, su desprecio ha hecho el resto con la llamada a mi madre. Y todo ello pasando antes por Javi, con el que tenía que cerrar nuestro pasado.

    Ahora sí estoy preparada para ver a Andrew y afrontar las prioridades en mi vida. Con mi hija sana, feliz y sin problemas que le impidan a ella conciliar el sueño, he de conseguir yo mi propia tranquilidad para poder dormir.

   Y esa pasa por ir a Mánchester.

     Que para eso me queda dinero del intachable Don Carlos Villamartín.

   **********💝💝💝💝💝**********

¡Y al fin Elena ve la verdad! 👏🏼

     ¿Te vienes a Mánchester con Elena y conmigo? ✈️ Estamos a menos de un capítulo de distancia🎉 jajaja.
Por si eres de los que se quedan en España, bye, and thank you for the opportunity. 😜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro