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Capítulo 3 B

DISTANCIAR LAS MENTIRAS.

Podría colgar el teléfono sin hablar, pero es Andrew, y como todo me gusta de él, su voz al otro lado no va a ser menos. Solo tengo una salida, mentir y hacerme la estúpida, que además Javi sigue delante y me mira.

     —Y al parecer no me ha servido de mucho, ¿no? Eso te pasa por meter a Natalia en tus sucias artimañas.

—¿Quién es? —me pregunta Javi, y a mí me parece más nervioso de lo habitual.

     Al nombrar a Natalia he puesto el radar de Javi en funcionamiento, noto que me está mirando mucho. No ha sido afortunado mi comentario, lo entiendo, yo también tendría esa cara de perro protector si escucho su nombre y la palabras "sucias artimañas" en la misma frase.

     —No, no te ha servido de nada. Lucía ha estado encantada de dármelo.

     —¿Has molestado a mi madre en su luna de miel para eso?

     —Tú tienes la culpa. Un capullo ha contestado mis mensajes muerto de risa. —No conozco a Andrew, pero no lo veo yo de decir muchos tacos, eso dice mucho de su enfado-. ¡Y a mí no me ha hecho ni puta gracia!

     Sí, está enfadado.

     —¿Por qué lo has hecho? —Me ha cogido desprevenida, la pregunta y el tono de voz. Puedo apreciar tristeza en él, tanto, que no puedo hablar.

     —No lo sé. Porque no quiero hablar contigo.

     —¿Por Camille? Porque puedo...

     —Andrew, no creo que esta sea una conversación para tener ahora.

     —¿Por qué no? El teléfono te da la suficiente distancia para sentirte segura lejos de mí. Podemos ser más sinceros.

     Y dale con descubrir mis mentiras. Andrew no va a conseguir nada de mí, qué pesado.

     —Ahora no, de verdad.

     He colgado, no quería oírle más.

    Javi vuelve a mirarme. Me interroga con una mirada extraña. Tendré que explicarme por mi jodido comentario de Natalia.

     —El hijo de Billy. —Pongo cara de asco, cuando la verdad es que Andrew está muy lejos de darme esas náuseas-. Quiere hacerles un regalo a nuestros padres por la boda y quiere que Natalia le ayude.

     —¿Una cría de siete años? —Javi no termina de creérselo.

     Tendré que actuar a fondo, él todavía no descubre mis mentiras.

    Nunca fui una niña dada al engaño, pero conforme crecía descubrí sus beneficios, ya sabes, pequeñas mentirijillas que contaba, como hemos hecho todos alguna vez a esa edad. Pues eso, llegar tarde a casa, ocultar que bebía o camuflar algún suspenso del instituto. Hasta que nació Natalia y todas las trolas que contaba iban tomando una dimensión personal, mucho mayor.

     Con las personas que más quiero.

     Desde entonces utilizo las denominadas piadosas para que Esperanza no se entere de mi verdadera relación con Rubén antes de morir, porque para ella su hijo era perfecto y no entendería que ya no lo quisiera cuando concebimos a Natalia.

     Con Javi son más las mentiras esquivas y tontas, como yo, que me lo hago delante de él cada vez que finjo no darme cuenta de cómo me mira. Solo le dejo seguir engañado por él mismo.

     Luego están las de mi madre, con ella empleo mentiras ciegas porque jamás debe de saber que busqué al hombre que nos abandonó, y al que veo ahora muy a menudo.

     Y por último, también engaño al propio hombre que nos abandonó.

     Él ya se perdió muchos años de mí, que no quiera venir a recuperar los últimos quince en un rato que tomamos café, juntos, a escondidas del mundo.

     Estas mentiras bien que podrían ser mentiras beneficiosas, porque gracias a ellas él quiere pagarme la carrera, el piso y el coche, después de vestirme de marca y de darme el resto de caprichos que se me antojen.

     Vale, por mí que lo haga. Supongo que tener un padre biológico al fin me da este tipo de privilegios a la hora de chupar su sangre, para que de alguna manera compense el tiempo que no estuvo a mi lado y que tanto yo necesité.

     Y para todas esas mentiras aprendí que mantener la mirada es fundamental a la hora de hacerme creíble.

     Por eso Javi ahora es pan comido para mí, se trata solo de un paripé, una trolilla sin importancia.

     —Sí, Natalia es la que tiene que convencerme a mí para que pague mi parte. Ya le dije antes de salir de Mánchester que no le iba a dar un euro, que se olvidara. ¿Y sabes por qué? Porque yo ya les hice mi regalo especial ¡joder!, ¡mi madre no necesita más, sabe que la quiero solo con eso!

     A parte del contacto visual, me viene muy bien un efecto sonoro. Así que golpeo la pared y lo acompaño con un par de "mierdas" bien dichas.

     —Vale, tranquila, Natalia puede enterarse. No pasa nada. ¿Por qué no lo llamas y se lo dejas igual de claro que a mí?

     Me río nerviosa, sin ruido que alerte a mi hija, ¿me he pasado en mi sobreactuación? Bueno, eso significa que sigo en forma a la hora de inventar bolas.

     —Eso haré en cuanto pueda, te lo juro.

     Y claro, una vez que empiezo ya no puedo parar. Vuelvo a mentirle porque no pienso llamar a ese loco de Andrew en la vida.

     Javi me da un beso en la mejilla y me desea las buenas noches, ya hablaremos de lo de mudarnos.

     Cuando entro al dormitorio tengo que despertar a mi hija para que me deje un sitio a su lado, menos mal que traigo la maleta para poder ponerme el pijama. Me meto en la cama con Natalia, la que ya se ha dado la vuelta hacia la pared olvidando que me pidió dormir con ella. Está reventada.

     Doy otra vuelta, no puedo dormir. Nunca antes mis mentiras me supusieron un problema para conciliar el sueño, las tengo controladas en la conciencia y no me pesan, no sé por qué ahora es distinto.

     O sí, y mi desvelo se debe a que nunca antes tuve que implicar en ellas a Andrew.

     En la oscuridad de la habitación, cojo mi teléfono. Tal vez mi Karma necesite un equilibrio y solo si le justifico a Andrew el motivo por el que le llamé desde un teléfono que no era el mío, él olvide su enfado, y en contraposición, yo pueda olvidar que él se enfadó conmigo, para poder dormir.

     Porque ahora que necesito terminar la carrera pronto no me puedo permitir faltar demasiado a clases si no descanso lo suficiente.

     No me siento preparada para hablar con él, eso sí que no, pero unos mensajes pueden valer.

     El Karma ni se enterará de cómo lo resuelvo.

     De mí para el Guapo Casado: (¿o acaso te pensabas que no iba a guardar yo su número?)

Siento haber colgado el teléfono. No podía hablar. Siento haberte hecho creer que llamaba desde mi móvil

Te lo pido de nuevo, Andrew, necesito distancia, y no solo física entre nosotros, también afectiva

     Espero a que Andrew me conteste, sé que en cuanto lo haga y me diga, “no pasa nada, tranquila” encontraré esa tan ansiada paz con la que pueda dormir.

     Tengo en cuenta que quizá no pueda responder porque su mujer esté delante. ¿Cómo no lo he pensado?

     Ahora sí que no voy a poder dormir hasta que él se deshaga de ella.

     Me acojono, por un momento he pensado como una amante despechada o algo parecido, y no me gusta lo que me hace sentir. Miedo, rabia, celos. Esto se me escapa de las manos, yo en la vida aceptaría una relación donde tenga todas las de perder. Segunda oportunidad sí, todas las que yo necesite, quedarme con las sobras de otra, no.

     Del Guapo Casado para mí:

Es mi teléfono, mi vida, no hacemos mal a nadie por hablar”

                                 “Déjame dudar  de    que  Camille no se
sienta herida.


¿Por hablar?, te recuerdo que esta mañana poco hablamos.

                                      “Lo que pasó esta mañana fue culpa de ambos, y lo asumo. Una siguiente vez, ya sería solo mi culpa. Y no estoy dispuesta a repetirlo de nuevo.


  “Eso me convertiría en una mala persona, que no soy


Es bueno tener esos principios."

Pero no busques también mi arrepentimiento, porque no lo encontrarás.

Quise que pasara desde el primer instante en que te vi.”

Tú puedes hacer lo que quieras.

Solo te pido una cosa. Si vamos a dejar de hablar, mereces al menos leer los mensajes que envié al otro móvil por error.

Después ya no volverás a saber de mí.

     Me incorporo en la cama, con cuidado de no despertar a mi hija. ¿Me va a dejar de hablar, en serio? Y, ¿por qué no puedo alegrarme?, era lo que yo quería ¿no?

     Que vuelva a centrarse en su mujer.

     Me toco el estómago, siento un vacío tremendo, y no creo que sea por hambre, que aún estoy haciendo la digestión del enorme plato de patatas fritas que me ha obligado a comer Esperanza.

     Me temo lo peor, que el guapo se me haya metido en las tripas, que esto sea más que una atracción y que mis fantasmas de las relaciones casadas vuelvan.

     Estoy asimilando que ya no voy a saber de él, cuando me llega el primer mensaje.

     Del Guapo Casado para mí (Reenviado):

Para querer que no piense en ti me lo estás poniendo muy difícil

     Pongo mis cinco sentidos en el mensaje. Con este dolor en el estómago es muy probable que no me funcione alguno de ellos, como la jodida vista, que me ha traicionado al leerlo.

     ¿De verdad ha seguido pensando en mí, después de ver a Camille en su casa?

     El siguiente mensaje es una fotografía. Mientras se carga adivino que es de algo morado. Y vaya si lo es. Es mi vestido, el de la boda de mi madre.

     No me da tiempo a levantarme y deshacer la maleta, por completo, para comprobar que me lo dejé en Mánchester, cuando me llega otro mensaje.

     Del Guapo Casado para mí (Reenviado):

Aunque yo, más que vestida, prefiero recordarte en la ducha, sin él

     Ya sabía yo que no dejaría de nombrar el momento "mampara transparente, mirada hambrienta" del baño, pero esperaba que como pronto fuera en navidad, cuando yo vuelva a Mánchester.

Esta noche soñaré con ese lunar"+”

     La conversación se acaba aquí, que Andrew mira demasiado.

     No voy a seguir leyendo. Mañana mismo estoy cambiando de número de teléfono, él y mi madre pueden seguir llamando a este, a mi madre se lo cogeré, por supuesto, a él que le den por...

     Del Guapo Casado para mí:

Ahora sí. Buenas noches

     Mira que educado es.

     Me da las buenas noches y todo cuando ha visto que he leído los mensajes, ¡cómo si ahora pudieran ser buenas para mí y yo pudiera conciliar el sueño! ¿No me va a escribir más? Pues vale, no voy a comprobarlo, apago el teléfono.

     Me quedo conforme con la resolución. Ahora estará con ella, con su mujer, y ha decidido dejarme en paz por fin.

     Pero ¿por qué ese repentino cambio de idea ya no me alegra?

**********💝💝💝💝💝**********

Ay, qué ahora parece que sí🤦🏼‍♀️, que Andrew se ha hartado de tonterías. A mí tampoco me gusta la idea de que no insista más, no se puede acabar ya el libro, ¿o sí?

     Si quieres comprobarlo sigue conmigo, y de nuevo gracias por hacerlo.
Si te da igual lo que haga, gracias también, por haber tratado de verlo.

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