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Capítulo 15 B


LOCALIZANDO MENTIRAS.

Estamos de vuelta en casa de Esperanza, total, mi hija ya no va a regresar a la mía por sus propios medios, y no voy a esperarla allí sola.

      Pero eso no significa que quiera que me hablen, los veo a todos desde el sofá, pero no quiero que me hable ninguno.

     Estoy con ellos lo que se dice en cuerpo, mi mente, mis recuerdos, mis sueños, están con mi niña. Así que no quiero que me dirija la palabra nadie, quiero seguir al lado de Natalia.

     Solo si es Andrew puedo hacer el esfuerzo para dejarme consolar.

     Y mi madre, por supuesto, que mientras llega de Suiza dejo que me llame por teléfono cada diez minutos para ver cómo estoy, preguntar qué se sabe de Natalia y para cagarse en la línea aérea que no tiene vuelo hasta esta tarde.

     Han pasado ya casi dos horas desde la llamada de Natalia, la policía necesita rastrear el móvil que mi hija no se decide a utilizar de nuevo, no coge nuestras llamadas. Como no es un móvil con GPS, las posibilidades de localizarlo se reducen a su uso. Si ella no llama otra vez, poco se podrá hacer.

     Jacob ha revolucionado la casa. Al llegar no ha permitido que nadie se lamente por lo que hemos hecho cada uno con Natalia, Javi el primero, y nos ha ordenado mover el culo. Obviamente de mí ha pasado cuando lo he mirado a punto de meterlo en un avión de regreso a Mánchester.

     Todos tienen su cometido.

     Esperanza averiguará con los vecinos de la calle, que ya han salido todos de sus casas para echar una mano, y Joaquín y Javi se moverán algo más lejos. Cogerán el taxi para preguntar por las calles del barrio.

     Andrew será el contacto con Dany, que ya la busca con Jota y sus compañeros por toda la ciudad, pero no se irá de mi lado. No va a dejarme sola.

     Y flípalo.

     Iris desde sus redes sociales buscará con sus seguidores por el resto del país, —solo pido que el que se la haya llevado no la saque de España—. Son cientos de miles de personas, alguna puede haber visto a una niña de siete años como la de la foto que ha colgado, de anoche.

     —¿Por qué lo haces? —le pregunto a ella que mueve sus dedos rápidamente, y sin descanso, por su móvil. #desaparecida #misobrina #ayudameaencontarla.

     —Por Javi.

     No levanta la cabeza de su teléfono, no puedo ver su expresión, pero no creo que tarde en llorar también, como yo. Bueno, como yo no, que para eso soy la madre que la parió.

     —¿Cuánto tiempo lleváis juntos? —Empieza a caerme bien y quiero hacerle mi tercer grado, no va a dolerle siempre que no me mienta.

     —Ocho meses. —Y al fin deja su móvil para mirarme, como si me reprochara algo.

     Un momento, si cuenta así los meses no sabe nada de Javi y de mí, claro que no sé qué es peor, si saber de nuestro desliz o saber qué no la quiere y que por eso lo cometió.

     —No lo hubiera imaginado —digo asombrada.

     —Ni yo. No es como ser la otra, pero se le parece demasiado. Espero, y espero a que llegue el día que de verdad esté conmigo sin pensar en ti.

     Joder, porque no voy a malgastar mis lágrimas en ella cuando mi hija está ahí fuera perdida, pero créeme que me conmueve su amor por Javi.

     Y ahora entiendo que hay gente que no quiere una segunda oportunidad de amar porque es feliz con su primera opción.

     Mientras Iris sea consciente de lo que Javi puede darle, me parece bien. No todo se reduce a cantidad, puede que ella prefiera la calidad de sus momentos juntos. Ya me encargaré yo de hacerle ver lo contrario el día que él se sobrepase. Lo ha puesto ella en su Instagram, #misobrina, y solo por eso defenderé a Iris de quien sea.

     —Gracias —es lo último que le digo antes de que ella retome sus redes.

     —¡Elena! —grita Andrew con su teléfono en la mano.

     ¿Mi hija?, ¿está llamando?

     Todos nos congregamos alrededor del móvil. Además del rastreo de la policía, Jacob quiere grabar la conversación con mi hija. Es algo así como para aislar luego sonidos de fondo que puedan darle una pista de algo. No me importa, solo quiero oírla a ella.

     —Dime, Natalia, ¿cómo estás, princesa? —se apresura a decir Andrew cuando descuelga.

     —Tu princesa está bien, quiero hablar con la madre.

     Todos me miran al oír la voz de un hombre. ¿Por qué lo hacen?, yo tampoco la reconozco.

     —Aquí estoy. —Y no sé qué fuerza oculta me hace hablar con rabia.

     —Bien, me gusta el móvil de tu hija, me facilita las cosas.

     Me da asco solo de pensar que ese cerdo tiene en su manos el teléfono de mi hija, que sus pezuñas tocan su N de brillantina.

     Y quiero gritarle que si quiere facilitarme a mí las cosas, que me diga quién es para partirle la cara, que no le ponga un dedo encima a mi hija o lo buscaré hasta matarlo, así me vaya mi propia vida en ello.

     Pero Jacob me pide calma y que hable con tranquilidad.

     Nadie respira, todos asienten con la cabeza a la espera de mi decisión de hablar. Lo hago porque no tengo otro remedio, hasta ahora no soy ninguna súper heroína que pueda encontrar a este hijo de puta con poderes sensoriales ni nada que se le parezca.

     —¿Para qué?

     —Para pedirte dinero. Quinientos mil euros.

     —Pero yo no tengo tanto dinero.

     —Carlos Villmartín sí.

     Y lo último que oigo es el nombre de mi padre, porque cuelga antes de que se pueda hacer nada con la llamada.

     Andrew me agarra para que no termine de caer, las piernas me fallan. Con la ayuda de mi nueva amiga Iris, me lleva hasta el sofá, y se sientan cada uno a mi lado.

     No sé qué haría sin él, está manteniendo una sangre fría que yo no tengo y que ahora necesito para enfrentar a mi padre.

     —¿Quién es Carlos Villamartín? —pregunta Esperanza. Ha sido la primera en hablar, pero intuyo que el resto no está menos intrigado.

     —Mi padre.

     Todas las caras se quedan blancas, todos creían a ese hombre fuera de mi vida. Nada más lejos de la verdad porque yo lo metí en ella hace años, y este es el desenlace. Mi Karma se cobra con creces no haber hecho caso a mi madre y haberme aprovechado de ese apellido, sin escrúpulos.

     —Un momento, ¿Carlos Villamartín? —Iris habla en voz alta por primera vez delante de todos. Siento lástima por ella, creo que ni el propio Javi se había dado cuenta de que estaba aquí con nosotros—. ¿El heredero del Banco Transoceánico?

     Yo que creía que las redes no servían de nada y mira tú por dónde te mantienen al día de cotilleos sociales y económicos.

     Ahora las caras son de asombro. Están pensando lo que yo, que ese hombre tiene quinientos mil euros, y hasta millones de más que espero no llamen la atención del secuestrador.

     —Bien, si se trata de un rescate, tenemos tiempo —dice Jacob en un intento de calmarnos a todos—. Llama a ese hombre y dile que tienes que ir a pedírselo a tu padre, y que quieres hablar antes con Natalia.

     —No voy a poder, Jake —le digo con el corazón oprimiendo mis cuerdas vocales. Y no lo digo por hablar con mi hija, eso es lo que más deseo, se trata de mi padre y de darle la cara a él.

     Esperanza se abre paso entre todos y se arrodilla, delante de mí. Andrew retira sus manos para que ella me las pueda coger.

     —Tienes que traer a Natalia, Elena. Solo tú puedes hacerlo.

     —Esperanza.... —Los ojos se me empañan, pero puedo ver el orgullo en los suyos.

     —Desde el primer día debí tratarte como a una hija, no como a una rival. Y como una madre hoy, como una abuela mejor dicho, te pido que traigas a Natalia a nuestras vidas como hiciste aquel día.

     —Anda, hija —dice Joaquín—, demuestra una vez más lo valiente que eres.

     —Esta vez no estarás sola, cariño —me dice Andrew.

     Me dejo besar la sien con los ojos cerrados. No hace falta que lo diga, sé que al menos él no me dejará sola en esto.

     —Ese Carlos Villamartin no sabe lo que se pierde contigo. —Iris me hace sonreír, no he tenido que contarle nada y ya sabe que mi padre y yo no nos llevamos.

     Como Javi la pierda la quiero de mejor amiga ahora que Ruth se va. Si es listo y la mantiene a su lado, como cuñada/hermana puede estar mejor.

     —Vamos, campeona, tú que te comes las almendras de dos en dos y desafías a la muerte, ¿te vas a rajar ahora? —Al oír a Jacob ya sonrío abiertamente y mis lágrimas se evaporan.

     Solo falta Javi, todos lo miran a él cuando yo busco su mirada y sus palabras de ánimo. Se revuelve en su sitio, junto a la puerta, dando la impresión de querer salir por ella antes de tener que pedirme nada.

     Pero me equivoco.

     Corre hacia mí apartando a todos, incluso a Andrew, que no me soltaba, para arrebatarle su lugar. Me abraza llorando. Con sus labios enterrados en mi cuello me lo pide.

     —Por favor, Elena, por favor. Trae de vuelta a Natalia.

     Trago saliva.

     —Ya me había decidido, pero es bueno saber que tú también quieres a tu sobrina. Que te arrepientes de lo que le has hecho —le digo al oído.

     Él se limpia la cara, me mira a los ojos y me dice:

     —Me costará hacértelo ver, pero te lo demostraré a cada segundo de vida que me quede.

     —A mí no, lo harás con ella —le digo abrazándolo y llorando con él.

     Cuando me recupero, pido el teléfono a Andrew, él me lo da con un beso. Respiro y hago la rellamada.

     —Necesito tiempo para ir a verlo.

     —Lo tienes.

     —Quiero hablar antes con mi hija.

     —Claro.

     Todos nos miramos sin entender la disposición de este hombre.

     —¿Mamá?

     —¿Natalia estás bien? Dime que no te pasa nada —grito al teléfono, desesperada por oírla decirme que ese cerdo no la ha tocado.

     —Nada, mamá, estoy bien, pero quiero irme ya de aquí.

     —Sí, sí, cariño, muy pronto. Todos estamos esperándote, Andy y yo los primeros, mi amor. Nadie es más importante que tú, ¿lo has entendido? Te queremos.

     —Quiero verte, mamá.

     —Tienes doce horas, entiendo que tengas que conseguirlo un día como hoy. Suerte.

     No me ha dejado despedirme de mi hija y eso, en vez de hundirme, me envalentona.

     Los miro a todos y cada uno de ellos. En ellos tengo lo que necesitaba para hablar con mi padre, una familia que él me negó. Así que se vaya preparando, porque voy a destruir la suya, voy a presentarme en su casa.

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🙋🏼‍♀️¿Qué tal, y esas impresiones?

Tenía que encontrarle un huequito a Don Carlos en la historia, que su papel fuera protagonista durante un capítulo entero, puesto que como padre👨‍👧 es la mentira más gorda de Elena..., y ella tiene que redimirse por completo antes de que acabe esto, ¿no crees?

¿Vienes a casa de los Villamartín? ¿Allí➡️ terminará todo?
Pasa a descubrirlo😜

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