Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14 B


REGALANDO MENTIRAS. 

No sé por qué Javi no se ha quedado callado. Andrew lo mira con calma, menos mal que no parece dispuesto a entrar en la provocación. 

     —No, todavía, no —dice con ganas de hablar ahora. 

     —Ah, que ya estás casado. 

     Bravo,  se ha despertado la curiosidad de Esperanza, la que finge sorprenderse. Pero yo no me creo que esa cara sea auténtica. 

     —Sí, señora, desde hace tres años. 

     —¿Y qué pasó? 

     «Otra pregunta fuera de lugar. Esperanza, hija, que te vas a quedar con la mesa puesta, porque cojo y me voy, y vas a tener asado hasta reyes». 

     Agarro la rodilla de Andrew por debajo de la mesa. No tiene que decir nada si no quiere, aquí nadie conoce a Camille. 

     —Bueno… Ella… yo… 

     «No es el mejor momento para haceros amigos contándole tu verdad, Andy. Guárdate ahora los cuernos, no quieras que vean la luz aquí precisamente». 

     —Ya basta —digo yo para cortarlo a tiempo. Y con la cabeza hago un gesto hacia Natalia. Aquí no se habla de infidelidades mientras una niña de siete años esté sentada a la mesa. 

     —¿Por qué? Tu novio nos contaba algo muy interesante. 

     —¿Interesante para quién? —le pregunto a Javi demasiado enérgica. Ya está bien—. Porque yo ya lo sé todo. 

     —Para nosotros, mujer, ahora que venía lo bueno… 

     Juro que en cuanto salga a fumar al balcón, me va oír. No puede meter mierda con su madre y quedarse sin bronca. 

     —¿Qué quieres oír, Javi?, ¿que la dejó por mí? ¿Que yo me metí en medio de ellos?  ¿Vamos a hablar también de cómo se conocieron mis padres aquí delante de todos?, ¿de cómo nací yo?

     —Elena, yo no he querido… 

     —¿Sabes qué? Deberíamos salir a fumar. 

     —Pero, hija, si tú no fumas. 

     —Perdona, Joaquín, pero me apetece, y Javi me va a invitar a un cigarro —le digo poniéndome de pie.

     Y camino hacia el balcón. 

     En pocos segundos tengo a Javi frente a mí. No sabe si de verdad puede sacar el tabaco o no, me mira pidiendo permiso. Si por mí fuera, le tiraba el paquete a la puta calle y él iba detrás. 

     —¿Por qué lo has hecho? 

     —¿Acaso no es verdad? 

     —Me correspondía a mí contarle eso a tu madre y has puesto a Andrew en un aprieto con ella. Si Esperanza ya pensaba que era una zorra, acabas de darle otra razón. 

     —Has venido a mi casa con él —dice señalando el interior. Está enfadado. Ya somos dos. 

     Eso tal vez sea una respuesta para él, pero no para mí. Tendremos que ser más claros. 

     —¿A qué viene eso ahora, Javi? Me dijiste que todo estaría bien entre nosotros. Creí que podríamos seguir con nuestras vidas.

     —¡Pero no tan pronto, joder! No puedes venir con otro tío y pretender que me alegre por ti a menos de un mes. 

     —¡Tú lo has hecho con Iris! 

     —¡Porque sabía que tú lo harías con otro, Natalia me lo dijo! 

     —¡Pero es que ese otro es Andrew! 

     —¡¿Y eso tiene que decirme algo?! 

     —¡Pues claro, porque es al único que quiero, al que traté de olvidar contigo! 

     Es decirlo y sentir la pena de Javi en mí, el daño que le he hecho. Me tapo la boca, pero mis ojos no pueden ocultar mi vergüenza. 

     —No lo dices en serio —niega con la cabeza—. Algo te hice sentir. 

     —Claro, un cariño… 

     —No, eso no. —Javi niega varias veces más mi respuesta. 

     —Lo siento, Javi, pero… es verdad. Estoy enamorada de Andrew. 

     —¿No es muy pronto para saber eso? 

     —¿Por qué?  No todo el mundo necesita ocho años para saberlo —le digo en un consuelo que parece gustarle menos, porque he vuelto a meter la pata con nosotros. 

     —Veo que estás muy segura de lo que sientes por él. 

     —Sí —le digo más calmada—. Como ha dicho tu madre, no hubiera metido a Natalia en medio de no estarlo. 

     —Joder, sí que tiene que ser serio —confirma él solo. 

     Javi se apoya en la barandilla, mira la calle sin decirme nada. Yo he salido sin abrigo y tengo frío, me abrazo para aliviarlo un poco. 

     —Ahora entraré. Necesito fumar. 

     Me acerco a él y apoyo mi mano en su hombro. Él gira la cabeza y me mira. 

     —Yo necesito saber que estamos bien, Javi. 

     —Tal vez en unos días, Elena. No me pidas algo que no te puedo decir ahora. 

     —Vale —lo acepto. Y me marcho antes que él, cuando le digo—: Pero no tardes, hace frío. 

     —Lo que te importará a ti lo que me pase. 

     Piensa que no le he oído, por eso me callo. 

     Tal como entro al salón todos enmudecen. No me imagino la más animada de las charlas, pero por lo menos han procurado dialogar. 

     Ha sido verme llegar a la mesa y la amiga de Javi se levanta para ir con él. Creo que ella sí lo quiere. 

     Me siento junto a Andrew. No espera a que le coja la mano cuando se remueve incómodo en su silla. Pide disculpas para ir al baño, y se va también. 

     —Con este ir y venir de gente, parece que la cena ya no va a dar más de sí. Podemos pasar al postre y acabarla cuanto antes. —Esperanza se levanta para ir a la cocina con los primeros platos que retira. 

     —¡Bien, mi tarta! —dice Natalia sin enterarse de nada. Se va tras su abuela. 

     Golpeo la mesa con el tenedor con un ritmo desquiciante,  estoy de los nervios, Andrew no vuelve y no creo yo que esté ocupado en el baño todavía. 

     —Has hecho lo que debías, hija. 

     Creí que estaba sola en la mesa. Pero Joaquín me observa desde su silla. Le sonrío. Me gusta ser la causante del gran cambio de humor de este hombre. Natalia obró el milagro de amansar esa fiera que llevaba dentro. Es mucho mejor padre y esposo desde que mi hija naciera. 

     —No lo creo, Joaquín. Nunca tomo una decisión sin que alguien salga perjudicado. Venir con Andrew sin avisar, ¡solo a mí se me ocurre semejante estupidez! 

     —En esta casa la única que debe importarte es Natalia. Javi ha tenido tiempo de hablar contigo hace años, que no quiera hacerlo ahora, y a Esperanza ya era hora de que la hicieras callar. 

     Sonrío. Me ha hecho sentir un poco mejor. Pero yo estoy pensando en Andrew. No sé lo que mi mentira habrá provocado en nuestra relación. 

     —Gracias, Joaquín. Pero yo pensaba más en el daño que le he podido hacer a Andrew. No sabía la encerrona que le esperaba con vosotros tampoco —le digo con una sonrisa tímida. 

     —Ah, bueno…, —dice él cortado—. Si te quiere de verdad, como ha dicho, también entenderá que lo has hecho para darle una Navidad normal a Natalia. 

     —Eso es lo que más me duele reconocer. Porque, ¿qué será normal ya a partir de ahora? Ya no hablamos de una cena de Navidad, Joaquín, serán domingos que no venga a dormir, temporadas en Mánchester que no os vea. Y algún día… Natalia ya no regresará a esta casa a vivir. 

     —Desde que entró por esa puerta en tus brazos, sabemos también que saldrá de aquí contigo. Y el que no quiera ver que el día está cerca, se dará una gran hostia. 

     Me río, no me imagino yo a Esperanza aceptando semejante golpe sin echarme en cara algo.

     —Tardan demasiado ¿no? —le digo mirando hacia la puerta. 

     En ella está Andrew con la tarta de Natalia en las manos. Ha estado en la cocina con ella y su abuela. Sonrío. No puedo quererlo más. Está haciendo su propia lucha con Esperanza. 

     El resto hace aparición al instante. Vaya, parece que todos escuchaban mi conversación con Joaquín a escondidas y no querían molestar. 

     —Gracias —le digo a Andrew cuando vuelve a sentarse. 

     —La ha hecho Natalia, y no puedo defraudarla. 

     —Gracias —repito. Pero esta vez le cojo la rodilla. 

     —¿Sabes lo que estoy pensando? —Le digo que no con la cabeza—. Que ya podría sentarnos mal para salir corriendo de aquí. 

     Me río abiertamente, pero no a carcajadas, no quiero echar más leña al fuego. Andrew me corresponde con un guiño de ojo.

     Todos tenemos nuestro trozo de tarta de chocolate y una copa de champán para brindar. Ojalá y mi hija se haya lucido y podamos irnos ya a casa a meternos en el baño.         

     —¡¡Y ahora los regalos!! —grita mi hija. 

     Natalia busca, en la bolsa que he traído, los regalos que nosotras haremos a Javi y Joaquín. 

     —¿Tres? —pregunta mi hija cuando los ve. 

     —El otro es de Andy, cielo. 

     Él nos mira sorprendido. ¿Es que pensaba acaso que no iba a tener un regalo? Con la noche que le he dado al pobre mío qué menos que graduarme ahora como la mejor novia del año nuevo. 

     Ya no puedo estar pendiente de nadie más cuando mi Guapo abre el paquete. Con su sonrisa presiento que nuestro esfuerzo está a punto de finalizar. 

     Es la camiseta del Mánchester United. De mujer, por supuesto, para que vaya completando su armario nuevo. 

     Solo Andrew y yo sabemos lo que significa, y el momento en el que la tendré puesta esta noche, por eso nuestra mirada es cómplice e íntima. 

     —Dale la vuelta. 

     Y sin querer evitarlo, lo beso delante de todos cuando se ríe a carcajadas al ver el dorsal. Baby Baker 2. 

    **********💝💝💝💝💝**********

Hola🙋🏼‍♀️, ¿Os ha gustado la cena? 🤔

     Las cosas se tenían que decir y se dijeron jajajaj, unas más a gritos que otras, pero todas igual de dañinas y certeras.
     Me da a mí que Elena se hace un propósito de año nuevo en el que dejará de mentir, u ocultar verdades jajaja😂
     Ya ahora es hora de quedarnos a solas con la perjeita, ¿discutirán?, ¿o Elena hará que Andrew olvide qué tenía que decirle cuando la vea con la camiseta? Jajajaj
     Yo no puedo esperar, os veo en el siguiente, Gracias😘

  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro