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Capítulo 14 A


TORMENTA DE MENTIRAS.

Como siempre, Natalia abre la puerta con la supervisión de uno de los adultos, que para mi mala suerte hoy es Javi.

     El pasillo se hace pequeñito, pequeñito, cuando Andrew y yo entramos. Y es que los ojos de Javi así me hacen sentir. Pequeñita, insignificante, poco menos que la cría que entró por primera vez a su casa hace más de ocho años de la mano de Rubén. Cuando todos miraron mi pelo rosa, todos me hicieron encoger.

     Ajena al momento dramático que se avecina, mi hija se tira a las piernas de Andrew. Ni siquiera a mí me ha visto. Ambos se funden en un abrazo que los tiene por segundos hablando en inglés. Javi se tensa con la escena, es de esos hombres que no pueden disimular su incomodidad, y la presencia de Andrew desestabiliza sus dominios.

     Los de su casa y las mujeres de su casa.

     Natalia corre a llamar a sus abuelos.

     —Javi, él es Andy —digo rompiendo el silencio asesino que se respira entre los ojos de ambos.

     —Llámame Andrew, por favor.

     Cierro los ojos. Mi Guapo no quiere tuteos con él y le deja claro que no debe llamarlo Andy. Aun así le tiende la mano.

     —A mi puedes llamarme Javi, lo de Don Javier lo dejo para los inspectores de Hacienda.

     Me da a mí que esa chulería le va a salir cara a Javi. No está hablando con sus colegas del barrio, de los que cachondearse mientras les niega el saludo de mano. Porque licenciada como soy en Cabreos del Guapo, sé que Andrew es de los que sonríen, como ahora, por educación, para luego hacértelas pagar.

     —¿Qué hay, cariño?

     Y todo el entusiasmo que se ha ahorrado al saludar a Andrew, Javi lo pone en el abrazo que me da a mí.

     Me apachurra con sus enormes brazos y no se resiste a darme un beso en la cara. Me he librado de que me lo diese en los labios solo porque he torcido la boca a tiempo. Una actitud que me cabrea, y que espero que Andrew no haya advertido.

     Madre mía, y todavía no ha salido Esperanza a vernos.

     —¿Ves como es el novio de mamá? La abuela no se lo creía, mamá.

     —Mira, como yo —oigo que dice Andrew muy bajito, a mi lado.

     Al estar enfadado cree que está en su derecho de enfadarme a mí. Soporto el chaparrón solo porque le quiero.

     Natalia ha llegado de la mano de su abuela. Pero, bueno ¿en esta familia todos los temas de relevancia se tratan en el pasillo? ¿Qué pasa, que así nos podemos dar de hostias mejor rebotando con las paredes?

     —No es eso, tesoro —dice la pobre mujer mirándome—, solo ha sido una expresión. No lo he dicho de verdad.

     Me imagino a Esperanza decir «no puede ser cierto» y levantarse corriendo del sofá. Le hubiera gustado calificarme de zorra, pero se habrá cortado porque estaba su nieta delante, claro.

     Su nieta, su marido, y la morena despampanante que grita cuando folla con Javi.

     Lo miro a él que se encoge de hombros y me dice.

     —¿Sorpresa por sorpresa?

     Ea. Ya estamos todos en el pasillo.

     Nos sentamos a la mesa después de que yo haya ayudado a Esperanza un poco, traía algo de comida que he tenido que poner antes en los platos. Ha sido rápido, no he querido que Andrew se sintiera ofendido de nuevo por Javi, que parece de lo más guasón hoy. Menos mal que Natalia no lo ha dejado solo, preguntándole por el viaje de su abuela Lucía y Billy.

     Hemos necesitado abrir un hueco en la mesa, que no existía, para Andrew. A mi lado. Cosa que si han visto mal, no han dicho nada.

     Los lugares quedan así: Joaquín preside la mesa por un extremo, Esperanza por el otro. Él tiene a su derecha a Andrew y a su izquierda a la amiga de Javi, que he de reconocer habla poco para lo que chilla. Se le ve fuera de lugar y eso me resulta familiar, seguro que ella no sabía que me vería a mí tampoco. Esperanza, por el contrario, tiene a su hijo y a su nieta junto a ella. Yo estoy en medio de mi hija y de Andrew. Lejos de Esperanza. A Javi lo tengo enfrente, para no perderme detalle de los gestos de su cara.

     —Lo siento —le digo a Andrew en un susurro que solo él oye.

     —¿Qué sientes? —me responde con igual secretismo—. ¿Las miradas que me echa esa mujer, o las que te echa él a ti? —Y señala a Javi con el mentón. Claro que no es necesario que lo haga, porque es el único sentado a la mesa que me mira.

     —Andy...

     —Cuando salgamos de aquí, Elena. No quiero discutir delante de ellos.

     Tras el corte que me da Andrew, cruzo frases de cortesía con los demás para obtener más salsa, más pan o más bebida en cuanto comenzamos a cenar. Yo le ofrezco de todo a él, para que por lo menos, vista su disposición a pasarlo mal, pueda comer.

     Descontando a Natalia, y no por madura, porque ella lo es como el que más, sino por edad, somos seis adultos sentados a una mesa cenando. Gracias a Dios sabremos hablar del tiempo meteorológico de los próximos días.

     Acabado el tema de lluvias, y el desplome de la temperatura invernal, que ha dado para diez minutos, pasamos al de nuestros trabajos, con el que llegamos a dialogar por media hora. Respondemos a preguntas generales de cómo estamos llevando la crisis y las posibilidades de paro o ascenso de cada uno.

     La morena, amiga de Javi, me deja alucinada cuando dice que es estudiante de arquitectura e influencer. Me fascinan ambas cosas, y así se lo hago saber, con una sonrisa que, por primera vez, ella me devuelve. Luego todos parecen interesados en el trabajo de Andrew, hay que tener en cuenta que es el más divertido y sofisticado. Hasta la chica de Javi, que es ajena al guapo inglés que ha reventado la cena y quiere ser simpática con él, hace sus preguntas sobre los famosos de Mánchester.

     Se ve inteligente, guapa ya lo es, y si Javi sintiera algo por ella sería ideal para todos. ¡Dejaría de mirarme como lo está haciendo, joder!

     Y llegamos a los temas tradicionales de cualquier cena familiar: el fútbol y la actualidad política, que menuda tela tienen que cortar estos también. Andrew nombra al Mánchester, y casi que Javi la lía con la última copa de Champions. Yo para mediar rápido, saco mierda del gobierno inglés y del español para que al menos tengamos algo común que no sea yo.

    Hasta que interviene Joaquín, pasada ya la hora y pico, con temas más personales.

     —Así que eres el hijo de Billy.

     Andrew asiente a Joaquín con la cabeza, no le habla, está predispuesto a que no le caiga bien nadie. Pero el hombre insiste sin querer ver su grosería, recordándome a alguien en Mánchester de su misma edad, con su mismo talante.

     «Billy, cuánto echo de menos tu paciencia y tus miradas de ánimo, ahora mismo».

     —Tuve la oportunidad de conocerlo en marzo, en el cumpleaños de Natalia. Un gran tipo.

     Sin querer hemos dado con un tema común a Natalia, y no son sus otros abuelos.

     Mi hija quiere hablar de su viaje este año a Eurodisney. Solo que es ella la que habla ilusionada, los demás la escuchamos y sonreímos con hipocresía.

     —Iris se parece a Jasmín, tío Javi —dice de pronto mi hija, haciendo que todos miremos a la morena. Me avergüenza saber que mi hija si la puede llamar por su nombre—. ¿Puede venir también con nosotros?

     —Estará trabajando, cariño, no podrá.

     Miro a Javi con cara de mala leche, ¿acaba de despreciar a su amiga para un viaje familiar, con ella delante, cuando la fecha del propio viaje está en el aire todavía? Este tío es imbécil.

    «¡Qué es influencer coño, Javi, que se la pueden rifar en Eurodisney!»

     —¿Y qué planes tenéis ahora, Elena? ¿Serán de boda?

     La pregunta me coge por sorpresa, pero no soy yo la que se atraganta al oír a Esperanza. Es Andrew, que a punto está de que le salga el tinto por la nariz. Le doy en la espalda con calma, trato de ganar tiempo.

     —Mujer, esas no son preguntas para hacer el primer día.

     «Ni el primero, ni el último, Joaquín, coño, que esto no son formas. No soy vuestra hija, y tu mujer debería cortarse un poco. Que estoy aquí solo porque Natalia quiere, porque ahora mismo me levantaba de la mesa, le dejaba el asado entero, y me iba con la que es Mi hija.»

     —Claro que no, mamá, es pronto para saberlo —dice Javi demasiado preocupado por lo que Andrew o yo podamos contestarle.

     No puede disimular que sabe de sobra que es un Sí como la catedral de Mánchester, donde por cierto a mí no me importaría que fuera la boda.

     —¿Por qué es pronto para saberlo? Tienen que estar seguros, si no Elena no metería a Natalia en medio de no ser algo serio. Tarde o temprano tendrán que pensar en boda.

     El fuego se cruza ahora de extremo a extremo de la mesa, con Joaquín. Los demás lo seguimos como un partido de tenis.

     —Porque eso no es algo que nos interesa a nosotros.

     —Perdona, Joaquín, pero hablamos de la madre de mi nieta, del ejemplo que seguirá en la vida.

     —Natalia es muy inteligente, no necesita modelo de nada porque tendrá su criterio propio.

     —Es una niña que aún está creciendo, es influenciable aún...

     —Y que está sentada a esta mesa, mirándote. Déjalo ya.

     Me muerdo la lengua. No quiero levantar la vista del plato. Solo necesito sentir a Andrew a mi lado, el resto me da igual.

     —Joaquín...

     —Esperanza —le corta su marido— no empecemos, por favor...

     —No se preocupe, señora, nuestra relación es seria, por supuesto que lo es. —Andrew me coge la mano, a su lado, y me busca la mirada para mi consentimiento, yo le sonrío—. Todo lo serio que puede ser un matrimonio.

     Se lo agradezco. Andrew está tomando el control de la situación, que, desde que he oído a Esperanza decir mi nombre, a mí se me escapaba. No ha necesitado decir nada fuera de lugar, ni contestar a su pregunta de boda, con un sí o un no directo, para asegurarle que no estamos jugando con Natalia.

     —¿Y ya tienes el divorcio, Andy?

     Los dos miramos a Javi, frente a mí. ¿Tiene ganas de meter cizaña? ¡Qué simpático está hoy!

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Jajaja, qué tal todo? Menuda cena🤦🏼‍♀️

     En un principio pensé la escena en el pasillo jajaja me gusta que sea estrecho, pero me gustó más la idea de que hubiese cuchillos delante para mantener la tensión 😂 ojalá y no terminen volando 😂.
     Aunque no sé yo , Javi se ha propuesto enfrentarse a Inglaterra sin saber lo bueno que pueda ser Andrew. ¿Quién acabará marcando?, ¿habrás goleada? ¿O todo quedará en empate? 🤔

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