Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13 A


SOLUCIONANDO MENTIRAS DE OTROS. 

A eso de la una y media dejamos a Natalia en casa de su abuela. No puedo pedirle a Andrew que no baje del coche para despedirse de ella y que nadie lo vea, tampoco tengo por qué cuando en menos de dos semanas él regresa para pasar la navidad conmigo y tendré que decirle a Esperanza el auténtico motivo de su visita. Si por eso me deja de hablar, tendrá que atenerse a sus propias consecuencias. 

     —Adiós, Princesa. —Andrew agachado de cuclillas le da un abrazo a Natalia—. Pórtate bien con mamá, no queremos que nos quite el móvil, ¿verdad? 

     —No, me gusta más cuando sonríe. 

     —Lo sé. Guárdame el secreto. A mí también. —Y al fin le da su beso de despedida cuando ella le dice algo al oído. 

     Natalia sale corriendo escaleras arriba, Esperanza está avisada de que sube.
    
     Sin niña a la que vigilar ya, nos vamos hacia el coche. Yo camino tras Andrew, con la sensación de que alguien nos está viendo juntos.

     —¿Qué te pasa? —me pregunta cuando se pone el cinturón de seguridad. Yo sigo mirando por el espejo retrovisor, sin ponerme el mío porque noto unos ojos encima de mí. ¿Me habré confundido?, no voy a asustar a Andrew por tonterías.

     —¿No me vas a decir qué te ha dicho Natalia? 

     —No. 

     —Es mi hija. 

     —Pero es mi amiga y no voy a traicionarla. 

     —Pero también es mi hija. 
 
     —Pero sigue siendo mi amiga.

     —¡Andy!

     —Mira, Elena, podemos estar así toda la tarde, toda la noche y toda la madrugada si quieres. ¿De verdad, no tienes nada mejor que hacer conmigo? Estaré solo un día aquí y… 

     Y nada.

     No tengo por qué estar pendiente de Javi, o de quien pueda vernos aquí en la calle. 

     Me he abalanzado sobre él para comerle la boca. Andrew me coge del culo para tener mejor acceso a mí. Estará conmigo menos de un día, y por culpa de la fiesta de Ruth serán unas horas menos que he de recuperar. 

     —Aún no te he dado las gracias como se debe por esta sorpresa —le digo besando su cuello hasta lamer su oreja. 

     —¿Y a qué esperas? —contesta con la cabeza echada en el respaldo. 

     —Solo tienes que decirme qué te ha dicho Natalia. 

      Andrew sonríe sin abrir los ojos. Tiene que elegir, e intuyo que tengo las de ganar cuando me acaricia la cara, me mira seriamente a los ojos y me dice:

     —Me ha pedido que no me vaya, para que no dejes de sonreír. 

      ¡Madre mía! ¡Qué recompensa más grande me tiene que estar esperando al final de todo este esfuerzo si mi hija ya está dentro de él! 

     Necesito hablar con Esperanza cuanto antes.

   Andrew está guapísimo con el pantalón vaquero y la camisa negra de coderas grises que se ha comprado esta mañana. En su pequeña maleta no trae nada para ir de fiesta. A decir verdad poca ropa trae. Mi doctorado en Sexo con Andew me dice que pensaba pasar todo el día desnudo en mi cama. 

     No le he advertido que no hace falta vestir de ninguna etiqueta en casa de Ruth, que ella y Jota no se rigen precisamente por ella a la hora de vestir cómodos y sencillos. Y no lo he hecho precisamente para que se compre ropa, así yo he podido regalársela. No me he gastado dos mil euros, pero sí mis buenos ciento setenta. 

     Y eso que le he convencido de que no le hacía falta calzado, quiero regalarle por reyes las zapatillas Nike que le han gustado. 

      Lo miro una última vez con ganas de llamar a Ruth y decirle que estoy enferma, que tengo la tensión por las nubes y el corazón a mil por hora. Total, no sería mentirle cuando Andrew me pone así. 

     Pero no creo que cuele mi metira cuando lleguen nuestras compis del piso, que también están invitadas, a su casa, y le digan que estoy encerrada en la habitación, sí, pero que no estoy sola. 

     —Vale, este es mi plan. —Me acerco a él y le pongo bien el cuello de la camisa—. Tras el brindis de media noche finges que te ha sentado algo mal y nos volvemos. Nadie te conoce, nadie sabrá que mientes.

     —No quieres hacer eso —dice mientras me besa en la nariz—, quieres compartir la felicidad de tus amigos. No es la Fields, pero te alegras por ellos.

     ¡Joder! No debería de conocerme tanto, o debería por lo menos hacer que no me conoce en ocasiones especiales como esta y dejarme a mí la planificación de algo.

     En fin, me conoce tan bien ya que eso me gusta, lee entre líneas de mi personalidad.

     «Bienvenido al mundo de Elena, Guapo. Como uno  de los centros que eres de él puedes opinar y decir lo que quieras, nada hará que me enfade contigo, porque te quiero». 

     —La próxima vez, nada de sorpresas. Llamas  a la madre, y no a la hija, para que los planes te salgan mejor. No sé cómo tu empresa sigue en pie.

     Y cuando le golpeo el pecho en plan reprimenda, muerta de risa, él me devuelve el cachete en el culo cuando ya salgo por la puerta.

     Mis compis de piso insisten en ir con nosotros en el coche, con la idea de salir pronto de casa de Ruth para ir de verdadera fiesta. La cena se ha convertido sin querer en un encuentro de parejas y se ven desubicadas. Sonrío, yo podría haber ido con ellas de no ser por la sorpresa de ir con Andrew.   

     Cuando llamamos a la puerta, nos abre Ruth. Me da dos besos muy extraños, despistados diría yo, cuando mira por detrás de nosotros el hueco de la escalera.

      ¿A quién espera? Las chicas entran tras besarla y yo le presento a Andrew.

    —Él es Andy —le digo con una enorme sonrisa que ella no me devuelve. Andrew me mira cortado cuando se ha quedado a medio camino de darle dos besos, ella sigue mirando, ahora el ascensor. ¿A quién espera? Levanto la mano y le guiño un ojo a mi guapo. Sabe que me tiene que seguir el rollo—. Siento presentarme con un invitado de más. Es mi hermano. Sí, lo sé, suena ridículo. Mi madre pretende que lo llame así con la edad que tenemos, y yo le he dicho que si ella fue una loca por casarse hace dos meses con un tío que no soporto, no porque yo llame hermano a su hijo hará que me caiga mejor y seamos familia.

     —Está bien, no importa, pasad.

     Cierra la puerta tras nosotros y se marcha a la cocina.

     —¿Siempre es así de rara? —Me pregunta Andrew.

     —No, algo le pasa, acabo de contarle una trola de nuestros padres que no sé cómo se la ha creído. Y lo peor es que te he llamado hermano, cuando ya sabe toda nuestra historia. No me gusta nada lo que está pasando.

     Miro a todos los que están en la casa. Menos mal que los conozco, porque si es por Ruth, y lo extraño de su actitud, me quedo planchada en esta fiesta.

     Los saludo, uno a uno, y les presento a Andrew, el que parece encantado con todos ellos. Me hace especial ilusión ver a Andrés Durán, un amigo de Jota que además ha sido mi profesor de Estadística hasta hace bien poco que ha dejado la facultad.

     Y todavía no cojo una bebida para ponerme al día de su nuevo trabajo, cuando se oyen gritos desde el dormitorio de Ruth. Ella se ha encerrado y no deja que nadie entre. 

     Todos corremos hacia allí, todos nos agolpamos en el pasillo. Paola, su amiga e instructora de artes marciales, nos pide permiso para acercarse y nos aparta para darle una patada a la puerta, que pueda abrirla.

     Entramos al dormitorio, todos, nadie se queda atrás porque no podemos ignorar lo que está pasando. Ruth llora y nos pide por favor que nos vayamos, y es cuando me doy cuenta de que Jota no está entre nosotros. Lo mato, ¿ha tenido los huevos de dejarla delante de todos sus amigos? 

    Mi amiga cae de rodillas llorando. Sí, el cabrón la ha dejado.

     —Ve con ella —me pide Andrew. 

     Claro que voy, amo a este hombre. Me arrodillo junto a mi amiga y la abrazo para ayudarla a levantar, junto a su amigo Raúl. 

    Nos vamos a casa, la que siempre lo será. Esta ya no lo es. 

    Nadie nos impide salir, todos adivinan que esta fiesta se ha acabado. No me importa lo que pase con Jota, ahora mismo es ella, mi amiga la que necesita de mí. Y yo necesito de Andrew, que tras darme un beso y ayudarme a meter a Ruth en el coche, conduce por mí. 

     —¿Quién es? —me pregunta Ruth cuando ya estamos en mi cama, yo me he sentado con ella, y Andrew nos observa a las dos desde la puerta de mi dormitorio. 

     —Mi hermano.

     Ruth sonríe por primera vez en toda la noche.

     —Idiota. No te mira así. Si hasta a mí me está entrando calor, por favor, ¡que manera de mirar!

     —Pues imagina tras un cristal y estando desnuda, cuando todavía no me podía tocar. 

     —Pobrecito —dice sonriéndole a Andrew, que en verdad nos mira sin entender.

    Me alegra que ella nos sonría con picardía, eso quiere decir que Jota no ocupa todo su pensamiento en este momento, que yo tengo mi parcelita en su cabeza para llamar su atención. Ojalá y en pocos días yo haya podido desterrar a Jota del todo con mis risas y mis consejos.

     —Es Andy —le digo yo animada por su sonrisa. 

     —¿El romano?

     Y las dos nos reímos a carcajadas ahora, bajo la sorpresa del rostro de Andrew. Aunque tengo la impresión de que en cuanto yo salga por la puerta, ella no dejará de llorar.

     Por eso Andrew no lo permite y me obliga a pasar la noche con ella, así nuestra propia noche a solas tenga que posponerse.

    **********💝💝💝💝💝**********
     

Ey🙋🏼‍♀️, ¿sigues aquí?, Gracias😜

     Ya estamos al 75% del final. Y es ahora cuando todo da ese vuelco típico que mantiene tu atención, ojalá que pueda conseguirlo y te  mantengas pegad@ a la historia👍🏼. Porque no siempre los planes salen bien, así estén calculados al milímetro, y Elena está a punto de darse cuenta.

     Es ahora cuando sus mentiras no la sacaran de esta.
  
     🤦🏼‍♀️ Ya, ya,.. vamos que yo estoy impaciente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro