Había algo en el ambiente que lo perseguía a través de los caminos vacíos, los edificios derrumbados y las casas abandonadas. Casi podía escuchar las historias no contadas impresas en las ruinas, los secretos inofensivos que quedaron sin resguardo, todo lo que algún día para alguien tuvo significado.

Se sentía indefenso ante la indescriptible belleza del paso del tiempo, ante la huella del destino impregnada en sus libros favoritos, en las flores marchitas, en los suspiros apagados.

"Fuimos el momento que el amor quería", se dijo, ungiendo el silencio con la impotencia de su voz sobre las inocuas superficies enmohecidas.