Te amo, no para que me ames, ni siquiera para que te enteres.

Te amo, porque me lo grita la sangre, porque mi espíritu me impulsa a protegerte, porque mis pensamientos no dejan de encontrarte.

Te amo, porque no puedo evitarlo, porque no tengo la necesidad de luchar contra este sentimiento, porque todo es mejor desde que estás conmigo. No siempre más fácil, ni más feliz, ni más entretenido. Sí más desafiante, más satisfactorio, más pleno.

Te amo y ese es mi compromiso contigo y con todo lo mío que se alegra por conocerte, porque existas en este mundo, conmigo.