Mi Otra Cita
Querido diario. hoy no te escribo como si fueras el, hoy te escribo para hacerte saber lo más nuevo en noticias sobre mi vida.
Durante estas semanas intente no pensar en el pero cada cosa me lo recordaba como si de pronto todo se tratase de el, lo sé, yo durante mucho tiempo hice que todo se tratase de el pero ¿Por qué ahora ? No entiendo mucho de esto, solo trato de vivir mi vida con más calma, bueno, creo que seguiré con lo siguiente.
En la mañana de ayer acepté salir con un chico, me invitó a desayunar, fue tierna su invitación, es uno de los pasantes, me hizo sentir más joven de lo que soy, pensó que apenas tenía veinte años, me halago mucho que me quitara al menos cinco años de mi edad. Nadie le dijo que estaba invitando a salir a la Editora en Jefe, todos guardaron el secreto durante los tres días, el intentó impresionarme con pequeñas cosas, en ese lapso de tiempo, se me hizo tierno, un chico con iniciativa. No sabía mucho de el ya que el está en el área de noticias relacionadas a la política y esas cosas, donde yo tengo más enfoque es en moda y deportes, pero como editora en jefe debo abarcar todas, es complicado hacerlo, conocer cada titular, cada noticia, dar mi opinión de algunas.
Me vestí de una forma simple pero algo coqueta, la verdad ese chico me llamó un poco la atención así que pensé en ir de mejor manera para el, utilicé un vestido negro que pasaba mis rodillas junto a unos tacones del mismo color. Quede de verlo en el barrio chino, iríamos por comida china, después veríamos que hacer. En un principio, Sergi, como el se llama se mostró muy cerrado, creo que estaba nervioso, el iba con una camisa blanca, unos jeans negros y unos zapatos cafés, un estilo simple, pero encantador, su corte y su cabello rubio me hicieron acordarme de John Constantine. Tuve que tomar la iniciativa, sacar conversación con, trate de ser lo más sutil con el, tal vez se haría una imagen extraña de mi vi, preguntaba sobre su vida.
—Entonces, Sergi, ¿No eres de por aquí, cierto? Puedo apostar que vienes de más del noroeste ¿Me equivoco?— Miré a sus ojos cafés, son tiernos, inocentes y nerviosos, se me hacen lindos, entonces aparto mis ojos de el para no incomodarlo.
—De Minnesota— Fue lo único dice, fue más complicado de lo que pensé, pero mi determinación de no darle una mala cita era fuerte, entonces continúe con mi plan sutil.
—Oh vaya, no e ido ahí, pero dicen que es bonito ¿A donde me recomiendas ir?— Dejo de ser tan acosadora con mi mirada y me comporto más natural relajándome en mi asiento.
—Bueno, creo que puedes, no sé, ir a Mall Of America, tal vez también North Shore Scenic Drive, es un faro, rodeado de un bonito paisaje, igual puedes ir a Minneapolis, hay muchos lugares que ver, bares, música en vivo, museos—.
—Son muchos lugares que visitar, voy a necesitar un guía de turismo— Apoyo mi cabeza sobre una de mis manos acercándome un poco a el.
—Pue... Puedo si quieres, claro, si tu quieres podemos ir, te puedo ayudar—.
—Me gustaría mucho, trataré de conseguirte vacaciones lo más pronto posible—.
Fue gracioso cuando se enteró sobre mi posición en la editorial, casi se ahoga con su comida tosiendo una y otra vez, no exagero que esa noche tuve que llevarlo al hospital, no estaba bien, pensé que yo lo había provocado pero resulta que el era alérgico a las nueces, no sabíamos que el postre las traía. Llegamos a urgencias donde lo atendieron rápidamente dándole los medicamentos adecuados y dejándolo en observación en una camilla, me quede con el porque en parte me sentí responsable de la situación, no sé porque.
El durmió por una hora mientras yo buscaba que comer, había una maquina expendedora cerca de donde el y yo estábamos, pensé que también necesitaría algo de comer cuando despertara, conseguí un jugo de naranja, uno para cada uno junto a unas galletas que revise por todos lados que no tuvieran algo que le hiciera daño, me sentí como hermana mayor cuidando a su hermanito enfermo, se sintió raro, no te voy a mentir. Ya hacía ahí con mi vestido y mi bolso cuidando a un pasante que apenas conocí, la cita más rara que he tenido en mi vida.
Era casi la una de la mañana, el hospital estaba un poco activo, enfermeras iban y venían, pasaban unas con prisa y otras iban con extrema calma, el turno de la noche en mi parecer parece tranquilo, es lo que yo veo pero no puedo decirte con la verdad que así sea, no soy enfermera, no tengo ese admirable trabajo ni soy doctora, es de los trabajos más complicados y no quiero juzgarlo por una sola noche donde solo observé lo más que pude.
En la madrugada lo dieron de alta, estaba listo para irse, no decía alguna palabra, se sentía apenado por arruinar la cita que tanto le costo pedirme, claro no lo presione a hablar, solo caminamos por la sala de emergencia en pleno silencio atravesando los pasillos hasta por fin salir hasta donde dejé mi auto, el claro no usaba carro, lo dejó en Minnesota para que su hermano pudiera moverse a la universidad.
Creo que no te lo dije, pero por fin pude comprar el Corvette Stingray que tanto quise, lo compré hace unas semanas, es color rojo oscuro, me encanta lo hermoso que es este auto ¿Recuerdas que desde mi adolescencia yo quise un Corvette? Me fascinan los carros americanos, creo que mi segundo auto favorito es el Ford GT 40, amo estos carros deportivos, creo que es un gusto del que pocos saben, amos los carros, aunque no sepa mucho de ellos siempre se me han hecho llamativos, creo que una mujer que sabe combinar su esencia con la de un auto es una mujer completa, te hace resaltar más, formas parte de un nuevo mundo.
Me apena admitirlo pero hice algo que no debí hacer, no sé que paso pero le quise dar a Sergi una última buena experiencia antes de llevarlo a su casa, por la avenida comencé a acelerar el carro, el motor se escuchaba de lo más hermoso, me encantó sentir esas vibraciones en mi cuerpo, sentir esa velocidad en mi, es una experiencia maravillosa, sientes como toda la vida se te reinicia e incluso Sergi olvidó su seriedad, comenzó a ser un chico diferente al que conocí, me encanto ver su bella sonrisa asomarse en ese tranquilo rostro que aguarda tantas emociones como yo lo hago a veces. Los dos creo que conectamos en ese momento, si tal vez me llegue una multa en los próximos días pero creo que valió la pena.
Dejé a Sergi en la puerta de su edificio, el se seguía disculpando por lo pasado en el hospital.
—Me divertí mucho, Sergi, me hiciste pasar una noche... diferente, me alegró pasar la noche contigo— Le dije con una sonrisa satisfactoria —Solo aléjate de las nueces, por favor—.
—Gracias, no esperaba que así fuera... ¿Crees que podamos repetirlo de nuevo— Jugaba con sus manos nerviosas, intranquilo asomaba una mirada curiosa y enamorada.
—Ya lo veremos, no te puedo prometer algo como una cita romántica pero como lo de esta noche, claro alejados de un hospital, si, me gustaría volver a salir contigo—
¿Por qué no le acepté una cita romántica? No sé si estoy lista para enrollarme con una nueva pareja, más si es más joven que yo, no quiero lastimarlo, tiene mucho por delante y es mejor ser claros desde un principio, y acepté salir por segunda vez con el por el hecho de que si en el transcurso de conocernos sucede algo, bueno, sería perfecto, siempre quise salir con alguien menor que yo, no pensé que por tanta diferencia de cinco años pero sería interesante, ya veré que sucede con Sergi, es un enigma el cual quiero resolver con muchas ansias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro