Querido hermano mío, hoy soy yo quien te escribe antes. Leí tu carta de Boston, me alegra que te encontraras con tu antiguo al mando, según por lo que me platicas es un gran hombre, debe ser genial tener amistades así de profundas como las tuyas, encuentro hermosa la manera en que te estás encontrando con todos ellos, es un lazo fuerte el que los une al estar frente de la muerte día a día y en donde todos se ayudaron a regresar a casa, nunca te lo dije, pero si los vuelves a ver a cada uno de tu equipo por favor dales las gracias por parte de tu familia, dales las gracias por cuidar de ti en el día a día, por ayudarte a regresar a casa en cada batalla.

Hoy te decido a escribir porque lamentablemente terminé con mi novio, quise hablar con mamá y papá pero primero tome un momento para escribirte, tu me entenderías mejor que ellos dos, pasaste por una situación similar con ya sabes quien, me da asco nombrarla. Bueno, seguro te preguntaras como fue que el me dejo.

En estas últimas semanas tuve días ocupados, entraba a las ocho de la mañana y salía de trabajar a las ocho de la noche o un poco más, lo único que tenía libre era mi tiempo de comida, afortunadamente me daba un par de horas, pero no era lo suficiente para verlo, comía cerca del edificio y regresaba a mi oficina en el último piso. No lo vi por días, le mandaba mensajes pero jamás me respondía, el solo me ignoraba, creía que era su molestia por mi trabajo, lo entendí y le di su tiempo para que pudiéramos estar listos para nuestro aniversario. 

Hubo algo en mi, algo lo cual me implantaba dudas, como un presentimiento de que algo no estaba bien, revisaba y revisaba mi teléfono por las noches para darme cuenta que el no estaba, mi cama se sentía sola, el no estaba más conmigo, poco fui pasando a segundo termino, no hubo mensajes, no hubo un "¿Cómo estás?" solamente me hizo a un lado, era optimista, quise creer que todo era una mala racha donde los dos sabríamos como pasarla y seguir con esa vida que tanto soñábamos, vida que el tiró a la basura, vida que el desechó sin más, sin decir alguna palabra, te escribo ahora con lágrimas en mis ojos tratando de no romperme de nuevo como cada noche desde que lo vi. 

Un viernes por la tarde terminamos con los pendientes temprano, habíamos finalizado por fin con todo tan temprano que a las dos de la tarde yo ya estaba libre, me habían invitado a tomar algo, a celebrar el final de este trabajo que tuvimos, yo acepté pero primero quise ir a ver a el, quise que el compartiera este cierre de trato, quise compartir con el mi felicidad y cuando llegué a su casa vi un auto diferente junto al de el, no era el de su madre o el de su hermano, algo en mi comenzaba a darme una punzada en mi corazón, mi cabeza me empezaba a doler, caminé hasta la puerta, estaba abierta, sin problemas la abrí para ver el desastre que había en la sala, cojines tirados por todos lados, ropa de el regada en el suelo junto a lencería de mujer, ¡Había lencería de mujer tirada! ¡Todo era un estúpido desorden, era, era como una pesadilla para mi que pronto me hizo llorar, mis ojos se pusieron rojos, mis piernas temblaban, me sostuve del marco para entrar a la sala, quise gritar llorando, no pude hacerlo cuando escuché desde el segundo piso unos gemidos, lo escuchaba a el y a ella, subí sin hacer tanto ruido, procuraba mis pasos, mis tacones hacían un poco de ruido, cada paso para mi era una alerta pero estos se ocultaban entre la acción que ocurría en la habitación de el.

No puedo... no puedo decirte lo que sentí cuando me acerqué a su habitación, cuando lo vi a el, lo vi con ella sobre el subiendo y bajando, ella no paraba y yo solo observaba atónita ahogando mis sentimientos, mi corazón se deshizo en mil pedazos, en pocos segundos todo pesaba, todo se revolvía dentro de mi. Un grito ahogado salió, entonces ellos se dieron cuenta de mi presencia, era mi mejor amiga y el teniendo sexo, tan pronto voltearon y el exclama mi nombre salí corriendo de ahí lo más rápido que pude, casi me caía de las escaleras, corrí escuchando a los dos hablarme, ambos trataron de detenerme. 

Ese día ni siquiera fui a la celebración, han pasado apenas tres días desde que los descubrí, tengo el teléfono lleno de llamadas por parte de el y de ella, llaman a cada rato, tomé unos días en el trabajo para no estar combinando mis problemas personales con el trabajo. Salgo de mi casa a caminar, camino por todos lados, recorro la playa de Oahu durante la mañana, tarde y noche tratando de aclarar mis pensamientos pero no puedo, es como si yo hubiera perdido mis fuerzas, no quiero hacer algo, solo me quiero quedar ahí, quieta mientras la vida pasa, mi espalda me duele más seguido, me dan dolores de cabeza y mis ojos a veces siento que me arden, siento que perdí mis ganas de vivir, mis energías se fueron con el, y con ella. Jamás pensé que mi mejor amiga fuera hacerme esto, conoces a Fernanda, somos amigas desde la primaria, no pensé que ella fuera a hacerme esto, le confié mi vida, le confié todo de mi vida para que al final terminara acostándose con el hombre que juró amarme de por vida, con el hombre al que le confié mi amor, mis esperanzas y sueños. No sé cuanto tiempo llevaban haciendo esto a mis espaldas, pudo ser la primera vez o la decima, no lo sé, me carcome pensar que mientras yo estaba ocupada, dirigiendo a la empresa el y ella estaban en su cama, o en algún hotel gastando mi dinero, porque si, el vivía de mi dinero, yo le ayudaba en todo.

Esa misma tarde llamé al banco para cambiar mis cuentas y el ya no tuviera acceso, cambié todo en un día, la herida es profunda, no sé que hacer, no pienso en cometer una estupidez, no pienses eso, no soy tan tonta para hacerlo, pero quiero saber si hay algo después de esto, quiero saber si podré superarlo o quedarme en una eterna tristeza, por eso te escribo, yo creo que tu eres la persona que más me entendería.  

Con cariño, Emma.