Casi Lo Hago
Trato de no pensaren ti ¿Cómo puedo hacerlo? Fuiste una constante en mi vida, una constante clavada en mi ser como si se tratase de una daga. Todas las madrugadas me levanto llorando, me levanto en medio de la oscuridad con lágrimas recorriendo mi rostro, intento respirar, pero hasta eso se me hace complicado, no entiendo porque no puedo superarte, ha pasado ya casi un año si ti en mi vida, y sin embargo aun lo siento como si te hubieras ido apenas hace unos días. Me duelen los huesos de pensar en ti, de pensar en nuestra última llamada ¿De verdad era necesaria esa llamada? ¿Qué ganabas con eso? Solo... No quiero pensarte capaz de hacerme daño, sin embargo así se sintió.
¿Acaso esto se convirtió en un juego para ti? No puedo entenderte, Ron, quisiera estar equivocada, pero todo lo que haces es para ¿Lastimarme? Trato de llevar mi vida de forma tranquila, no sonrío, no disfruto mis días, solo estoy existiendo en el extenso universo, ¿Qué más quieres de mi? Este año trato de llevar mi vida, intento rehacerla saliendo con mis compañeros de trabajo tratando de sonreír, disfrutar, conectar conmigo misma pero al final de todo siempre estás tu, estás ahí al final de la calle esperándome con una nueva forma de hacerme sentir "mal".
Camino por las calles escuchando la bella sinfonía de los autos perfectamente sincronizada con las voces de todas aquellas personas que pasan a mi lado, escucho sus voces y sus constantes pasos llenos de prisa mientras yo tan solamente camino dejándome llevar por el viento que me empuja por las tranquilas calles de Boston. Siendo sincera, no me importa mucho quien pase, quien se topa conmigo o si el tiempo avanza rápido, solo trato de llegar al Río Charles, sentarme en una de las tantas bancas y observar el majestuoso río llevar esas tranquilas aguas, estar viendo a las pequeñas aves surcar los tranquilos cielos mientras las personas de mayor edad alimentan a las aves perdiendo el tiempo que en ocasiones yo quisiera tener de sobra.
La banca se siente helada, hecho un suspiro al aire abrazándome a mi misma escuchando al viento soplar y soplar trayendo hacía mi la vieja nostalgia de cuando mi familia era unida, aun pienso constantemente en ellos a pesar de estar regados por todo el mundo sin tiempo de vernos, sin tiempo de una llamada. Sabes, es algo irónico para mi pensar en ellos ahora cuando antes platicaba contigo y te juraba que a veces los olvidaba, que incluso no me sabía sus cumpleaños pero ahora estando sola, en mi eterna soledad vuelvo a tener presentes sus cumpleaños, los nombres de mis sobrinos, que comida le gusta a cada uno de mis hermanos y mi apodo cuando era una simple niña "Anette" no sé de donde nació el apodo, nunca me contaron, solo tengo memoria de escucharlo en mi infancia.
Ahora recuerdo todo de ellos, creo que junto a ti cree una ilusión, un escape de la soledad donde juraba estar bien, donde mi realidad era una ilusión creada por el amor, ver al parque me hace pensar de nuevo en los días donde mis padres cada domingo hacían comidas familiares trayendo a toda la familia a nuestra casa en Bérgamo, nada era de color gris, es... Es diferente para mi, no es tan malo como lo pensé, no hasta que me vine a vivir a Estados Unidos, cuando entré a la Universidad y empecé mi vida solitaria...
Mi teléfono no deja de sonar, lo escucho a cada rato primero con mensajes y luego una llamada que despierta mi curiosidad, nadie me manda tanos mensajes y luego me marca a excepción del trabajo, no veo quien es respondiendo de una manera cansada, como si no hubiera descansado por días ¿No es así? Incluso hasta harta respondo mirando hacia el río que corre siendo llevado por el viento quien me acaricia.
—Bueno...—
—Hola, Ale ¿Cómo estás?— Esa voz, esa calidad, y suave voz toca mis más profundos recuerdos.
Me sorprende escucharla, recupero la postura, me inclino un poco hacia adelante apoyándome en mis rodillas escuchando a tu madre quien encantada me pregunta sobre mi, quiere ponerse un poco al día pero su llamada no fue para saber más de mi vida.
—¿Crees tener tiempo de venir a la casa a tomar un poco de café?—
Desconcertada alzo mi mirada hacia el río, trago saliva sintiendo una sensación extraña recorrer mi cuerpo, mi boca se traba, mi cabeza piensa en rechazar la oferta inventando una excusa tonta, pero por otor lado mi corazón se tienta, piensa en los buenos momentos, piensa en que tal vez es una señal, una vaga luz asomándose entre la fría oscuridad.
—Claro... si,, si no hay problema ¿A qué hora esta bien?— Al final, por mera nostalgia mi corazón se aferró y aceptó ignorando las advertencias de mi cabeza quien a pesar de sentir lo mismo, esta tiene el presentimiento de ser una mala idea.
—¿En cuarenta minutos esta bien?—
—Si, esta bien señora Meyer, no hay problema—
—Bien, hasta luego, Ale—
Mi corazón se acelera, mi cabeza me da mil vueltas, mi piel se puso como piel de gallina, incluso estoy temblando, no tengo palabras, no tengo pensamientos ni nada que decir ahora ¿Qué sucedió? Ni si quiera yo misma puedo entender la situación, solamente me levanto al ver mi reloj marcando las diez de la mañana. Esto me lleva cuando por primera vez fui a tu casa, estaba tan nerviosa que incluso quise llamarte para cancelar, pero no pude, salí tan pronto estuve arreglada, creí tener el tiempo a mi favor pero no fue así, tu casa está a las afueras de la ciudad y el tráfico no me dio mucha tregua, tarde una hora en llegar, iba muerta de vergüenza, mi primera impresión era la de una mujer impuntual, mis padres me hablaban mucho sobre la importancia de ser una persona puntual, incluso llegar minutos antes de la hora marcada, siempre fui así pero ese día, por las razones obvias pero por otras razones no pude llegar en tiempo, odiaba hacer eso, pero mis pensamientos eran más sobre la impresión con tu familia que cumplir con la educación dada por mis padres.
A veces trato de imaginar una vida a tu lado, una donde los dos perdonáramos nuestros pecados, nuestros errores y siguiéramos adelante como antes lo prometimos. El frío aire me hace recordar mi amarga soledad, me hace temblar hasta los huesos y solamente puedo abrazarme a mi misma en estos difusos días donde solamente me muevo entre la existencia pesada, donde solamente actuó por actuar, donde mi vida empieza a verse gris o más bien, ya lo es, mi vida es oscura, como si el sol no saliera para mi. Hacer este viaje hasta tu casa nuevamente me vuelve a traer al pasado, vuelvo a estar en ese mismo nerviosismo, en esa misma vergüenza con la diferencia de sentirme perdida, la ansiedad me consume por dentro, me desgarra la piel creando un sin fin de malos escenarios donde todo, absolutamente todo sale mal, desde presentir un engaño cuando éramos novios, hasta solo ser llamada para saber que te vas a casar, no me sorprendería esto último, siempre hablaste de querer formar una familia, lamentablemente mis problemas médicos te dieron un golpe duro, un golpe que nos afectó a los dos comenzando los problemas...
Mientras hablamos tu madre y yo, ella no toca algún tema relacionado a ti, tan solo se limita a contarme sobre tus hermanos, como sus pequeños ahora empiezan a tener su libertad, cada logro desde hace un año. Me da gusto saber que Jordán vuela el próximo mes a Inglaterra para probarse en el Liverpool FC; el siempre hablaba sobre ser futbolista, su mayor sueño, todo su día era estar pateando una pelota, y me da gusto saber que yo fui una parte de ese camino cuando iba con el a jugar, compartíamos un deporte, un gusto en común. Me da gusto saber que la pequeña Alison tendrá una presentación de ballet, un hermoso hobby el cual ella ama, lo ama tanto como ama a su pequeño oso que le di la primera Navidad que pasé con tu familia, esa niña me recuerda a mi en mi infancia, ahora que mi mente es más clara recuerdo que yo era como ella, quería hacer todo, me gustaba estar en todos lados: jugando, bailando, cantando, dibujando, desesperaba a mis hermanos quienes ya no sabían que hacer conmigo, incluso bromeaban con regresarme de la caja donde me sacaron, era una niña activa, llena de felicidad, llena de tantos talentos.
Sin embargo, Jason fue la razón para volver, por el fue porque estaba sentada en la sala de tu casa compartiendo una taza de café junto a tu madre como en aquellos días cuando ella y yo nos juntábamos a platicar, cada viernes era así. Bueno, Jason, es de quien estoy hablando, me da gusto saber que está apunto de acabar su carrera, estudió como sabes lo mismo que yo, y está interesado en trabajar donde yo trabajo, tu madre me habló para comunicarme esto, para pedirme mi apoyo para Jason. Me resulta una sorpresa como aun u familia me lleva muy presente en su día a día, todos llevan algo de mi, me siento feliz con ello, es como si jamás lo hubiera dejado, como si no me hubiera apartado de ellos por un año.
Caminé hasta la puerta tomando mi abrigo mientras tu madre hablaba conmigo de unos últimos detalles de nuestra conversación, tomo el abrigo colocándolo sobre mis hombros sin meter mis manos a las mangas, solo lo sobrepongo queriendo su calor antes de salir al frío seco que azota la ciudad. Fue entonces cuando la puerta se abre detrás de mi, una sensación recorre mi cuerpo cuando de pronto escucho una voz grave, amigable; mi cuerpo se atemoriza, tiembla, pienso tal vez sea uno de tus hermanos o tu padre, me aferro a pensar en eso pero cuando te veo entrar, con tu radiante sonrisa, tus ojos brillosos como nunca, llenos de amor y cálidos es cuando mi corazón se detiene por un momento, me cuesta respirar, me siento atrofiada frente de ti, es un agobio que me ahoga en mis palabras que no puedo gesticular.
Verte de nuevo me atrapa en la melancolía, me asfixia ahogándome en un profundo mar de intensos sentimientos, más cuando tu mirada se cruza con la mía apagando el brillo de tus ojos, tu semblante se apaga, puedo notar en el tu odio, tus labios olvidan esa dulce sonrisa para mostrarme una colera que jamás vi en ti.
—¡¿Qué haces aquí?!— Por instinto me hice hacia tras, casi chocando con tu madre, detrás de ti noto a una chica conocida, ella sostiene tu mano, la sostienes como me sostenías a mi, esa chica solo mira tratando de no sentirse sorprendida por la escena.
—So... solo vine...— Ni siquiera me dejaste terminar de hablar, interrumpiste levantando tu voz frente de todas mostrando tu odio desproporcional hacia mi, por un momento pensé que algo más harías para desquitar toda esa colera guardada en ti.
—¡NO QUIERO ESCUCHARTE, SUFICIENTE HICISTE ARRUINANDO MI DÍA CON TU PRESCENCIA—
—¡RONALD, NO SEAS INSOLENTE!— Responde tu madre defendiéndome, debí verlo venir, es una gran ventaja de la cual dispongo ahora, lo agradezco mucho, agradezco que ella este ahí conmigo, de mi lado —Yo la invité, porque a diferencia de ti, aun la amamos, y siempre tendrá las puertas de esta casa abiertas— Sentencia tu madre acompañándome a la puerta, ayudándome a salir.
—Fue un gusto verte, Ronald— Murmuro, tu rostro esta rojo, no me imagino el infierno que arde dentro de ti, no quise molestarte pero, tú fuiste quien me marcó en mi cumpleaños, en año nuevo, solo lo hacías para divertirte, ahora que me tienes frente de ti solamente quieres hacerme más daño y humillarme frente de quien al pasar frente de ella la reconozco, es Michelle, tu mejor amigo ¿Ahora ella es tu novia? ¿Enserio?
—Lamento— La puerta de la casa es azotada interrumpiendo a tu madre —No era mi intención que vivieras esto—
—Esta bien, señora Mary, gracias por defenderme—
—No fue nada, Ale, aquí entre tu y yo, tu siempre serás nuestra favorita— Ella me abraza como si fuese mi madre, su abrazo se siente único, como si de pronto todo dentro de mi se calmara, apaga los incendios en mi interior, es como si ella me entendiera.
—Muchas gracias, lo aprecio mucho, y haré todo lo posible por Jason. Cuando quiera puede llamarme para ir a tomar un café—
Mientras me apartaba de la casa, mil cosas pasan por mi cabeza, tu actitud agresiva fue una de ellas, como si todo lo malo en tu vida fuera mi culpa, no entiendo, más bien, no te entiendo, hay muchos cabos que están sueltos, y solo forma un nudo imposible de desamarrar ¿Michelle? La mujer que más me odió durante nuestra relación ¿Te fuiste con ella? Siento que hay algo más detrás de todo esto, pero ahora no tengo cabeza para pensar, ni siquiera para prestarle más importancia, todo tu acto me dio migraña, solo quiero llegar a mi casa a recostarme un momento, olvidarte por unos instantes hasta estar de nuevo fresca, hasta tener la cabeza fría.
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