прошлое (pasado)
▎Capítulo 6
La vida en la mafia para un niño no es fácil. Desde una edad temprana, Hyunjin había sido testigo de cosas que muchos no soportarían: su padre torturando a personas, lavando dinero en oscuros rincones de la ciudad, y tomando decisiones que podían cambiar el rumbo de vidas enteras. La violencia y el miedo eran moneda corriente en su hogar, pero, curiosamente, para él, era un mundo que había aprendido a aceptar. No fue hasta que cumplió los diecinueve años y su padre lo nombró oficialmente segundo al mando que la realidad de su vida comenzó a pesar sobre sus hombros.
A lo largo de los años, Hyunjin había observado cómo su padre se movía con una confianza casi inquebrantable, cómo cada decisión era tomada con una frialdad que le helaba la sangre. Sin embargo, a pesar de haber crecido en ese ambiente, la confianza era algo que él no conocía. Era un líder por derecho, pero siempre había una sombra de duda acechando en su mente. No fue hasta cinco años después que Hyunjin se elevó como el líder de la mafia rusa más poderosa, un ascenso que llegó con su propia carga de responsabilidades y peligros. La traición y el engaño eran constantes, y aunque tenía el poder, nunca podía estar seguro de en quién confiar.
Despertó con un sobresalto, sintiendo la calidez del cuerpo de Jeongin a su lado. Abrió los ojos lentamente, y cuando sus miradas se encontraron, una sonrisa se dibujó en el rostro del Omega.
—Buenos días —dijo Hyunjin, su voz aún rasposa por el sueño.
Jeongin lo miró con una mezcla de ternura y preocupación. Sus ojos brillaban con una intensidad que lo hizo sentir como si estuviera siendo examinado.
—¿Estabas teniendo pesadillas? —preguntó Jeongin suavemente.
Hyunjin negó con la cabeza, aunque sabía que no era del todo cierto. Las imágenes de su pasado a menudo lo atormentaban, pero no quería compartir eso ahora. En cambio, desvió la conversación.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó mientras acariciaba una cicatriz en la cadera de Jeongin.
El Omega se tensó por un instante antes de relajarse nuevamente.
—Fue un accidente cuando estuve en el ejército —respondió Jeongin, su voz un poco más grave al mencionar su pasado.
—¿Estuviste en el ejército? —preguntó Hyunjin, sorprendido.
Jeongin asintió, su mirada distante mientras recordaba esos días.
—Sí, fui teniente. Pero… me fugué. Y ahora estoy aquí.
Hyunjin sonrió, sintiendo una mezcla de admiración y curiosidad por el hombre a su lado.
—Moriría por verte en uniforme militar —dijo con un guiño juguetón.
Jeongin soltó una risa suave, pero rápidamente se desvaneció.
—No puedo… ya no tengo mi uniforme.
Hyunjin se sentó en la cama, la determinación surgiendo dentro de él.
—Vístete. Vamos a un lugar —ordenó mientras se levantaba.
Jeongin lo miró con sorpresa, pero no hizo preguntas. Ambos se vestían rápidamente, el aire entre ellos cargado de una energía palpable. Una vez listos, salieron del apartamento y se dirigieron hacia el coche de Hyunjin.
El trayecto fue silencioso, pero no incómodo. Cada uno sumido en sus pensamientos, hasta que finalmente llegaron a un campo de tiro alejado de la ciudad. Las instalaciones estaban bien mantenidas y el aroma del polvo y el metal flotaba en el aire.
Jeongin sonrió al ver el lugar.
—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó con curiosidad.
Hyunjin se encogió de hombros mientras bajaba del coche.
—Quería practicar mi puntería —respondió con una sonrisa traviesa—. ¿Recuerdas cómo usar un arma?
La sonrisa de Jeongin se amplió al escuchar eso. La idea de que Hyunjin supiera que él había sido quien lo estaba cazando sin duda lo dejaría perplejo. Así que decidió mantenerlo en secreto y simplemente encogió los hombros.
—Un poco —dijo con modestia.
Hyunjin tomó un arma del maletero y le pasó otra a Jeongin.
—Vamos a ver qué tan bien puedes hacerlo —dijo mientras se posicionaba detrás de él para enseñarle a disparar.
Jeongin sintió el calor del cuerpo de Hyunjin contra su espalda mientras este le explicaba cómo sostener el arma correctamente. La cercanía lo hizo sentir nervioso y emocionado al mismo tiempo.
—Primero, asegúrate de tener una buena postura —le dijo Hyunjin, ajustando ligeramente la posición de los pies de Jeongin—. Mantén los codos cerca del cuerpo y apunta hacia el objetivo.
Jeongin asintió, concentrándose en las instrucciones mientras Hyunjin guiaba sus movimientos. La conexión entre ellos era palpable; cada roce accidental enviaba una corriente eléctrica a través de sus cuerpos.
—Ahora, respira hondo… —Hyunjin murmuró cerca de su oído—. Tira del gatillo suavemente.
Jeongin apretó el gatillo y el sonido del disparo resonó en el aire. observó cómo la bala impactaba en el blanco.
—¡Bien hecho! —exclamó Hyunjin, entusiasmado—. Ahora intenta nuevamente.
La adrenalina corría por sus venas mientras se concentraba en las instrucciones de Hyunjin. Cada vez que disparaba, podía sentir la mirada del líder sobre él; esa mezcla de admiración y deseo lo impulsaba aún más.
Después de varios intentos fingiendo su puntería, Jeongin logró mejorar. Se dio cuenta de que estaba disfrutando más de lo que había anticipado. Sin embargo, también era consciente de la presencia constante de Hyunjin detrás de él; esa cercanía lo hacía sentir vulnerable pero también seguro.
Finalmente, después de un rato disparando, Hyunjin decidió tomar su turno. Se colocó detrás del arma con una gracia natural, como si hubiera estado haciendo esto toda su vida. Sus movimientos eran fluidos y precisos; cada disparo resonaba con una autoridad que dejaba a Jeongin impresionado.
—Eres increíble —le dijo Jeongin cuando Hyunjin terminó su ronda y se volvió hacia él con una sonrisa satisfecha.
—Solo práctica —respondió Hyunjin con modestia, aunque sus ojos brillaban con orgullo.
Ambos comenzaron a recoger las armas y los cartuchos vacíos cuando Jeongin decidió romper el silencio.
—Hyunjin… ¿por qué me trajiste aquí? —preguntó con sinceridad—. Quiero decir, sé que hay muchas cosas que podrías hacer… ¿por qué esto?
Hyunjin lo miró fijamente durante un momento antes de responder.
—Porque… quiero que sepas que puedes confiar en mí —dijo finalmente.
—¿Y tu?
—¿Yo qué?
—¿Confías en mi? —Investigó el Omega tomando el arma y apuntando a la cabeza de hyunjin —Confias en mi como para darme un arma y pensar que no puedo volverte la cabeza.
—la pregunta es, ¿Tú serías capaz?
—No está respondiendo mi pregunta...
—Tu tampoco la mía.
—Lo pregunté primero, y si te dijera que fui yo quien te mando asesinar o que fui yo quien te está cazando —Bramó —¿Confías en mi? —Hyunjin no dijo nada simplemente saco su arma y la apunto directamente a Jeongin quien sonrió, la expresión de hyunjin era completamente fría y algo aterradora, por primera vez jeongin sintió algo de miedo.
—Baja el arma...
—¿No confías en mí?
—No.
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