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желание (deseo)

▎Capítulo 15

Hyunjin se acercó a la habitación de Seungmin, su corazón latía con fuerza mientras se preparaba para la conversación que había estado evitando. Golpeó la puerta con suavidad, pero con determinación. No podía seguir ignorando lo que había sucedido.

—Seungmin, es hora de hablar —dijo, su voz firme pero con un toque de nerviosismo.

La puerta se abrió lentamente, revelando a Seungmin con una expresión cansada, sus ojos reflejaban una mezcla de frustración y resignación.

—No sé más nada, Hyunjin. Solo sé lo que te dije —respondió, encogiéndose de hombros como si no hubiera nada más que decir.

Hyunjin frunció el ceño, sintiendo una punzada de desconfianza.

—No te creo.

—Oye, si no me crees pues la invitación está en mi casa. Envía a alguien a buscarla.

Seungmin lo miró, su expresión se tornó más seria.

—¿Por qué aceptaste matarme? —preguntó Hyunjin, su voz apenas un susurro, pero cargada de emoción.

El Omega se encogió de hombros nuevamente, como si el peso de su decisión no le importara.

—No lo sé. No tenía otra opción. ¿Y el Omega con el que sales? —cuestionó, intentando mantener la calma.

—Eso no es problema tuyo —replicó Hyunjin, su tono defensivo.

sintió cómo la rabia comenzaba a burbujear en su interior.

—sabes que... Cuando salíamos, nunca me miraste como miras a ese omega —dijo Seungmin, y las palabras resonaron en el aire entre ellos —le tengo algo de envidia por eso...

Hyunjin sintió un nudo en el estómago. Sabía que había algo especial entre él y Jeongin, pero no quería que eso afectara su relación con Seungmin.

—Confié en el... e intentó matarme —respondió Hyunjin finalmente, aunque su voz sonaba más débil de lo que pretendía.

Seungmin asintió lentamente, pero su mirada era sombría.

—Cuídate la espalda. Jeongin también te quiere. Quizás él tenga la solución a todo esto...

—¿A qué te refieres? —preguntó Hyunjin, sintiendo que la conversación tomaba un giro inesperado.

La puerta de la celda se abrió y Jeongin observó cómo Hyunjin entraba. Una tensión palpable llenó el espacio entre ellos.

—¿Vienes a matarme? —preguntó Jeongin con sarcasmo, pero su voz temblaba ligeramente.

Hyunjin se acercó, manteniendo una distancia prudente.

—No te voy a matar. Pero necesito tu ayuda —dijo Hyunjin, su tono más serio ahora.

Jeongin arqueó una ceja, intrigado.

—¿Ayudarme a qué?

—Eres un sicario y tienes un contacto que quiere asesinarme. Necesito que me ayudes a encontrarlo —Hyunjin explicó, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a aflorar en su voz.

Jeongin lo miró con desconfianza.

—Eres un mentiroso —dijo finalmente.

—¿Por qué? —preguntó Hyunjin, sintiendo que el corazón le latía con fuerza.

—Porque prometiste concederme un deseo —respondió Jeongin, recordando el momento en que habían hecho ese pacto.

Hyunjin suspiró, sintiendo la presión del momento.

—Perdonarte la vida es más que suficiente —replicó, intentando mantener la calma.

Jeongin se acercó y lo besó suavemente. El contacto fue inesperado y electrizante; Hyunjin sintió cómo su mente se nublaba por un instante. Pero luego se alejó, consciente de la confusión que podría causar ese gesto.

—No te confundas —dijo Hyunjin, tratando de mantener la distancia emocional necesaria.

Al salir de la celda, Jeongin se dio un baño para despejarse. Sin embargo, su mente seguía girando en torno a Hyunjin. Había vomitado varias veces la noche anterior debido a los nervios, mientras estuvo en la celda. Se dirigió al comedor donde encontró a Minho, Changbin y Félix reunidos. Un poco más alejado estaban Seungmin y Hyunjin conversando en voz baja.

Jeongin escuchó cómo Seungmin le decía a Hyunjin algo sobre "los viejos tiempos" mientras le acariciaba el hombro. La imagen hizo que Jeongin apretara los puños con frustración.

—ok, ahora yang jeongin trabajará con nosotros—Minho bufó mientras Jeongin sonrió de lado

—Necesito mi computadora para comunicarme con el contacto.

—Han traído todas tus cosas aquí —dijo Hyunjin sin darle importancia al sarcasmo de Jeongin.

—Eso no me molesta para nada —replicó Jeongin con ironía mientras observaba cómo uno de los hombres de Hyunjin le entregaba su computadora portátil.

—Me vale una mierda lo que te importe, ¿Crees que vivimos para complacerte?

—Hyunjin no te ofendas, pero ahora entiendo por qué quieren matarte, sueles ser insoportable...

—¿Así como tú querías matarme?

—Oigan, con todo respeto incomodan a los demás —Se quejó Félix —Si van a trabajar eviten pelear... Es incomodo para los demás.

—Lix tiene razón —Soltó changbin y Hyunjin alzó una ceja.

Rápidamente jeongin comenzó a buscar el correo electrónico necesario para rastrear al contacto.

—Este es el correo de ingreso. Rástrealo o puedo citarlo a una reunión y emboscarlo —sugirió Jeongin con determinación.

—Emboscarlo y secuestrarlo sería una buena idea —Seungmin asintió, pareciendo conforme, mientras Jeongin rodaba los ojos ante la obviedad del plan.

La noche avanzó y Jeongin se encontraba en la cocina tomando agua, incapaz de dejar de pensar en Hyunjin. Su estómago seguía revuelto; había vomitado unas tres veces ya. Fue entonces cuando Hyunjin apareció nuevamente, preguntándole qué hacía despierto.

—¿Te has acostado con Seungmin? —preguntó Jeongin sin rodeos, sintiendo una punzada de celos atravesar su pecho.

Hyunjin alzó una ceja, sorprendido por la pregunta directa.

—Eso no es tu problema —respondió, pero Jeongin no se detuvo ahí.

Con un movimiento rápido tomó a Hyunjin del borde del camisón y comenzó a olerlo en busca de las feromonas del Omega.

—¿Estás celoso? —preguntó Hyunjin con una mezcla de diversión y desafío en su voz.

—Sí —admitió Jeongin sin titubear—. Y quiero dispararle en la cabeza a Seungmin.

Sin poder evitarlo, Hyunjin lo besó con fuerza; fue un beso feroz y ardiente que dejó a ambos sin aliento. Sus labios se encontraron en una danza desesperada; el fuego entre ellos crecía mientras sus cuerpos se presionaban uno contra el otro. Era un beso lleno de deseo reprimido y emociones encontradas.

Cuando finalmente se separaron, Jeongin lo miró intensamente y dijo:

—Eres mío.

—Estas loco yang...

—No respondiste mi pregunta, ¿Follaste con seungmin?

—¿Si te digo que si... Te molesta...—No pudo terminar cuando jeongin lo besó —innie...

—Dime que me amas, que soy el único.

—Eres el único

Hyunjin lo empujó contra la pared, deslizó su mano hasta el dobladillo del pijama lo bajo de un tirón junto a su boxer, para luego levantarlo y enrollar sus piernas al rededor de el, llevando tres dedos hasta la boca del omega para introducirlos.

—Chupa —Ordenó.

Jeongin estaba hipnotizado por el calor del momento, Chupó los dedos del mayor y luego este los sacó llevándolos a su entrada para introducir el primer dedo.

El Omega gimió sintiendo un pequeño ardor ante la brusquedad del rubio, sintiendo como aquel pequeño ardor de transformaba en placer al sentir como el rozaba su próstata.

Terminando de prepararlo, Hyunjin desabrochó su pantalón bajandolo con rapidez dejando ver aquel gran y erecto miembro, para luego mirar al pelinegro y reír.

De una sola estocada lo penetró haciendo que el omega arqueé su espalda, Hyunjin se quedó quieto disfrutando un momento de aquella calidez y de como las paredes internas de este lo apretaban.

Empezó a moverse lentamente haciendo suyo cada rincón. Con su mano levantó la camiseta dejando a su vista aquellos pezones firmes, Hyunjin Inclinó su cabeza pasando su lengua por aquel pezon, para luego morderlo con algo de fuerza, haciendo que el omega suelte un quejido de placer.

—mi Omega...

—Hyunjin...

solto los pezones y agarró con fuerza sus glúteos para clavarse más profundo en su interior. Hyunjin lo estocaba con fuerza, si le gustaba pero jamás se lo diría.

Olvidando su orgullo llevó sus manos aferrandose a la nuca del mayor para soportar aquellas salvajes embestidas. Sentía como calambres recorrían su espina dorsal causando dolor, un dolor soportable que para este generaba placer y en un momento se encontró gimiendo y pidiendo más.

El mayor embistió con más fuerza, sintiendo el calor acumularse en la parte baja dejando claro que estaba próximo a correrse. Tomo el miembro de Jeongin para luego comenzar a masturbarlo sin pudor alguno, viendo como su Omega se retorcía del placer.

—¡Ah! más fuerte... ¡Agh~!

Jeongin soltó un gemido cuando fue arrasado por el orgasmo pero el alfa no se detuvo y siguió empujando contra su cuerpo exhausto hasta que también se corrió dentro del omega, con las respiraciones encontradas ambos, salió de el con rapidez para luego mirarlo y sin poder evitarlo posar sus labios en el cuello del pelinegro quien lo empujó.

—te odio... —Soltó jeongin.

—No es cierto.

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