Верность (lealtad)
▎Capítulo 12
La tensión en la cabaña era palpable, casi tangible. Hyunjin mantenía el arma apuntada hacia Jeongin, su rostro una máscara de frío desdén. La mirada de Hyunjin era tan helada como la nieve que caía afuera, y Jeongin sintió que su corazón se aceleraba mientras levantaba las manos en un gesto de rendición.
—Hyunjin, cálmate —dijo Jeongin, tratando de mantener la voz firme—. Te voy a explicar todo.
—¿Por qué tienes un almacén de armas debajo de tu casa? —preguntó Hyunjin, su voz cortante como el hielo.
Jeongin tragó saliva, sintiendo cómo la situación se tornaba cada vez más tensa. —Trata de calmarte... te prometo que no es lo que piensas.
La expresión de Hyunjin no se suavizó; en cambio, se endureció aún más. —¿Me has mentido todo este tiempo? —su voz era un susurro helado, lleno de incredulidad.
—No... o sea, sí, pero escúchame —respondió Jeongin, sintiendo que el tiempo se detenía entre ellos.
Sin previo aviso, Hyunjin disparó. El sonido del arma resonó en la cabaña, y Jeongin cayó al suelo, quejándose mientras se llevaba la mano a la pierna herida. El dolor era agudo y punzante.
—¿Quién eres? —preguntó Hyunjin nuevamente, acercándose con la mirada fija en él.
Jeongin respiró hondo, tratando de superar el dolor. —Soy solo un tipo que hacía su trabajo... —murmuró, consciente de que las palabras no eran suficientes para calmar la tormenta que había desatado.
—Comienza a hablar —dijo Hyunjin, su voz ahora más fría—. O la siguiente bala irá en tu cabeza.
Jeongin asintió lentamente, sintiendo que no tenía otra opción. —Fui teniente —comenzó—. Me fugué... después hice algunos trabajos.
Hyunjin frunció el ceño. —¿Qué trabajos?
—Soy un sicario —confesó Jeongin, sintiendo que su mundo se desmoronaba a su alrededor.
La reacción de Hyunjin fue instantánea. Una sonrisa despectiva apareció en su rostro. —¿Así que eres un asesino a sueldo? Eso explica mucho.
Jeongin sintió cómo su corazón se hundía. —Al llegar a Moscú, alguien me ofreció un trabajo: asesinar a un mafioso ruso.
—Un hijo de puta —interrumpió Hyunjin, su tono lleno de desprecio—. Ahora entiendo por qué lo hiciste, me engatuzaste para matarme, debo reconocerlo... En eso es...
—Al principio sí... pero después fue diferente —intentó explicar Jeongin—. Incluso ahora es diferente.
Hyunjin lo miró con desdén. —Eres un mentiroso. Cuando salgamos de aquí y logre comunicarme con Félix, te mataré.
Jeongin lo miró fijamente, el miedo y la desesperación reflejados en sus ojos.
—¿Eres capaz? —preguntó, recordando la herida en su pierna y la frialdad en el rostro de Hyunjin.
Ambos estaban en el suelo, con Hyunjin sosteniendo el arma mientras Jeongin intentaba sacarse la bala con manos temblorosas. La ira y la decepción llenaban los ojos de Hyunjin, pero también había tristeza. Recordó aquella noche en que Jeongin estaba en celo, cuando todo parecía perfecto y lleno de promesas. Ahora todo eso se había desvanecido en una nube oscura de traición.
Después de unos momentos de silencio pesado, Hyunjin rompió el hielo.
—¿Fuiste tú quien me disparó cuando estábamos en el ayuntamiento?
Jeongin asintió lentamente, sintiendo cómo el peso de sus acciones lo aplastaba.
—Sí... y también en el bosque, pero el secuestro y el ataque de hoy... No fui yo...
Hyunjin soltó un suspiro profundo, acercándose a Jeongin con determinación. Sin pensarlo dos veces, tomó las pinzas del botiquín y se preparó para sacar la bala.
—Esto va a doler —avisó antes de realizar el movimiento rápido y decidido.
Jeongin gritó al sentir el dolor agudo atravesar su pierna mientras Hyunjin retiraba la bala de un solo golpe. Se sentó a su lado, observando cómo Jeongin intentaba vendársela.
—Esto no tiene que terminar así —dijo Jeongin con voz temblorosa mientras envolvía la herida con una venda.
Hyunjin frunció el ceño, su mirada fija en Jeongin. —Tiene que terminar contigo muerto o tú matándome ¿No?
Jeongin lo miró con desesperación.
—Ahora estoy confundido... no sé qué hacer, nisiquiera se si quiero matarte...
—Eres un mentiroso —replicó Hyunjin con dureza.
Jeongin bajó la mirada, sintiéndose impotente ante la furia y el dolor que emanaban de su alfa. —Piensa lo que quieras... pero yo... No mentí cuando dije que quería una cita, tampoco cuando dije que quería cachorros... Yo...
Hyunjin observó a Jeongin mientras este vendaba su pierna herida. Había algo trágico en la forma en que intentaba mantener la calma a pesar del caos que los rodeaba. La rabia en su interior luchaba contra una sensación creciente de culpa; sabía que había algo más detrás de las acciones de Jeongin.
—¿Un asesino, con una familia?—preguntó Hyunjin finalmente, su voz más suave pero aún cargada de emociones conflictivas.
Jeongin suspiró pesadamente.
—ahora si soy un asesino, tu lo haces casi diario y jamás te he juzgado por eso, n te mato por que tenga un problema contigo lo mío era por trabajo... Yo elimino la escoria que me dicen y ya
—Entonces eres igual de sadico, que un mafioso—respondió Hyunjin con amargura—. Y pensar que por un momento si creí importarte...
Jeongin asintió lentamente, sintiéndose abrumado por la culpa.
—¡Ya te dije que no te mentí en eso!
—¿Como mierda quieres que te crea? Incluso no sé si estás mintiendome a hora... Estas loco.
—No deberíamos pelear ahora... No tengo el ánimo de hacerlo, no te pido que me creas, tampoco que pienses que me he enamorado de ti, solo estoy confundido...
Hyunjin lo miró fijamente, buscando alguna señal de verdad en sus palabras. La herida en su pierna ardía como un recordatorio constante del peligro al que se habían expuesto mutuamente.
—No puedo creer en tus palabras tan fácilmente —dijo Hyunjin con sinceridad—. Has intentado matarme varias veces...
Jeongin cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar. —Lo sé... No era quien soy ahora, Hyunjin yo...
Hyunjin lo observaba con atención, luchando contra sus propios sentimientos encontrados. La ira aún burbujeaba bajo la superficie, pero había algo en la forma en que Jeongin hablaba que le hacía cuestionar si realmente había cambiado.
—Si realmente has cambiado... ¿por qué no te entregas? ¿Por qué no te alejas y dices que ya no quieres matarme?
Jeongin bajó la mirada hacia el suelo, incapaz de encontrar una respuesta adecuada.
—¡Ya te dije qué no lo se! ... estoy atrapado en esto y tengo cosas que arreglar antes de poder salir.
Ambos cayeron en un silencio incómodo mientras las palabras flotaban entre ellos como sombras inquietantes. Hyunjin sentía una mezcla abrumadora de emociones: enojo, tristeza y una extraña sensación de nostalgia por los momentos felices que habían compartido antes del caos.
Finalmente, Hyunjin rompió el silencio. —No puedo seguir así... no puedo confiar en ti después de todo esto, después de esto, yo mismo seré quién te mate
Jeongin levantó la vista, sus ojos llenos de sinceridad y desesperación.
—haz lo que quieras, me rindo...
La mirada de Hyunjin se suavizó por un instante antes de endurecerse nuevamente. La batalla interna dentro de él continuaba; quería creerle a Jeongin, pero el dolor y la traición aún lo mantenían cautivo.
—¿No vas a intentar matarme?
—No, haz lo que quieras, si vas a matarme... Me dejarías estar cerca de ti está noche...
Sin embargo jeongin sabía que quizás esa noche sería su última noche, por qué parte de que había alguien buscándolos afuera, adentro de esa pequeña cabaña ambos estaban en otro problema, Hyunjin asintió y jeongin se acercó para pocisionarse en medio de las piernas del alfa y sonreír.
—Me gusta como hueles... —Susurró Hyunjin contra el cabello del Omega
Sin embargo aquella tranquilidad no duró mucho ya que el sonido de los disparos comenzó.
Ambos se escondieron debajo de la mesa y jeongin gateando quitó unas cajas que habían ahí cubriendo el rifle que apuntaba a un pequeño agujero en la pared de la cabaña y suspiró.
—Estamos rodeados... Puedo disparar con el rifle pero... ¿Puedes moverte?
—Por suerte fue la izquierda.
—Usa el telescopio, no hay ventanas así que avísame si ves algo...
—si salimos vivos de esta te concedere algo...
—¿Una cita?
—Eso no... Otra cosa.
—Trato.
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