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"Lιbrο"
-Poco a poco se entristece,
el corazón ya no siente,
anda, sufre fingiendo no doler te.
Notas sin sonido.
Vibraciones y melancolía,
la voz es lejana ahora
Y la luz me atrae a ella,
Proponerle tú sonrisa -leía los versos de un pequeño poema.
-La lectura enriquece nuestro lenguaje, sigue leyendo, además tu elegiste el libro -el padre se cruzó de brazos y espero que su hijo siguiera.
-Pero... ¿Por qué leer esto? -tomó el libro de forma brusca - Es patético.
-Necesitas saber cultura general.
-!Esto no es cultura, sólo un estúpido escrito de alguien que quiere fastidiar la vida de otros! - el niño no prosiguió, al observar la mirada de su padre era suficiente para acabar la discusión, observo las palabras del libro para usarlas como distracción. Empezó a leer con más atención el fragmento, el autor era el mismísimo rey, pero no siguió leyendo el libro se cerró, no fue el accidentalmente, fue todo lo contrario.
-Demasiado por hoy - arrebatado el libro de las pequeñas manos de su hijo.
-Espera, quiero seguir leyendo.
- No creo que quieras seguir, hace unos segundos haz dicho que no. Ya buscaremos un libro que realmente te agrade -salió de la habitación llevándose con sigo el libro.
-Pero... -. Más tarde el niño se acercó a uno de sus hermanos - ¡Ayuda me Mojito!.
- No, siempre que te ayudo las cosas terminan mal.
-Buscaremos un libro.
-¿Dónde fue la última vez que lo viste? - según él, una extraña fuerza le decía que ayudar a a sus hermanos.
-Me lo arrebataron - trato de no llorar.
-Somos dos contra uno. Dime ¿Quien fue?.
-¿Me ayudarás? - sonrió.
-¿Quién fue?, después te diré mi veredicto.
-Nuestro padre -no dejo de sonreír al pensar que serían dos.
-Ya fue, olvídalo -volvió a lo suyo.
-¿De qué hablan? -pregunto otro de sus hermanos. Al parecer a ninguno le agradaba más la lectura. Pero no era por que fuera aburrida, aún no encontraban el libro indicado.
-De un libro.
-¿Aquel que traía padre? -su hermano asintió - ¿Color azul cielo?.
-Si, ¿Sabes adonde está? -en aquel momento el niño confiaba que su hermano le diría de forma más amable y le ayudaría.
-Esta en su habitación, si lo quieres ir a buscar ve ahora mismo, no se encuentra en casa -su hermano no espero más y salió corriendo a la habitación en busca del libro, Mojito lo iba a seguir pero recordó algo que evitaría meterlo en problemas.
-Nunca entró a su habitación y no salió de casa, ¿Cómo sabes que el libro está ahí?.
-No lo está - dijo el niño con tranquilidad - ¿Le vas a decir?.
-No. Siempre estoy en problemas por su culpa.
-Por una vez que haga esto, no será tan malo. Cognac a mi también me a metido en problemas -en el fondo sabía que estaba mal traicionar de ese modo a su hermano, pero necesitaba una lección.
-¿Tu crees que en verdad busque un libro?.
- No.
Cognac entró corriendo al cuarto de su padre. Observo la cama, reviso en todas las repisas y cajones dejando un desorden. Cuando ya se había rendido escucho las pisadas de alguien que entraba a la habitación.
-¿Qué haces ?, no debes de estar aqui- El niño pálido volteó de inmediato para encontrarse con su hermana.
-Marcarita, ¿Qué haces tú aquí?
- Yo... , yo, pues..., yo fui quien pregunto primero -puso sus manos sobre su cintura y su mirada de enojo, no daba miedo sólo ternura.
-Estoy buscando un libro ¿Y tú?
-Estoy buscando a mi papi.
-¿Tu papi?, bueno no importa y vete de aquí.
-¿Y si no quiero? -la niña retaba a su hermano, pero después de unos segundos esa actitud desapareció- esta bien me iré - la niña llegó donde se encontraba la puerta y antes de salir grito- papá, Cognac está en tu habitación.
-Calla te. Por eso nadie te quiere, causas problemas.
-No es verdad, tú eres el problemático - grito la niña.
-¡Basta! -ambos niños miraron donde provenía la voz- ¿Qué hacen aquí?.
-Yo venía a buscarte y me encontré a Cognac, él la desorganizo.
-¿Podrias salir de la habitación, por favor?.
-¿Por qué? - preguntó la niña preocupada.
-¡Obedece ahora! - con poca paciencia ordenó.
-¿Qué le vas hacer?.
-Vete ahora mismo.
-Pero... - insistía la niña, al darse cuenta que sus palabras eran inútiles obedeció, y antes de salir dirigió algunas palabras a su hermano - perdón.
Como en todo chismes, todos aguardaban fuera.
-¿Qué sucedió? -Sour no soporto la duda.
-Padre se encerró con Cognac.
-No va a pasar nada -¿Qué más podía decir para calmar el pánico?
-Eso es mentira -no hace falta quién dice la verdad- la otra vez que hice algo que estaba mal nuestro padre hizo lo mismo, no dijo mucho, pero aveces no dejo de pensar en aquel momento.
-Mejor no me ayudes, Mojito.
No era momento de pensar en algo así. Los niños se acercaron a la puerta para poder escuchar lo que estaba pasando, pero era inútil no había ruido alguno.
Pasarían un par de horas para que su padre y su hermano salieran. El primero en salir era su padre que observo a todos sus hijos. Detrás de él, el niño sonriente con el libro en sus manos.
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