"Escοηdιτε"

El tiempo es rápido, es maravillosa la vida, al fin y al cabo los problemas van y vienen. Ya eran jóvenes los hijos del gran sacerdote, no le necesitaban como antes. La separación fue dura y tenía que admitirlo, ahora se quedaba como un amargo recuerdo diciendo que la vida sigue.

-Oye, oye, ... -se escuchaba la insistencia el rey por el Palacio.

-¿En qué puedo servirle? -apareciendo y con cortesía pregunto.

-Juguemos algo divertido -Salto con alegría.

-¿Qué le gustaría jugar?.

-Al escondite, si.

-Necesitaremos más gente, llamaré a los dioses -era la única forma en la que podría huir y no ser parte del juego.

-Si, será más divertido -. El ángel sonrió y apareció su cetro para llamar a los dioses que no tardaron en llegar. Ya todos reunidos el rey hizo aparición en el salón.

-La racha de aburrimiento nos azota, esto quiere decir que vuestra presencia cambiarán el ánimo del Rey. El rey contará, y significa que han entendido el juego -los guardias contarían, aún así faltarían números para hacer la espera más rápida

-Gran sacerdote -alzó la voz un ángel- ¿Todos los presentes jugaremos?.

-No, solo los dioses de la destrucción.

-Gran sacerdote, el multiverso es inmenso, por lo cual tomará demasiado tiempo.

-El juego será dentro del Palacio, ya aclarado estos dos puntos. Que empiece el juego -. Todos salieron corriendo. La cuenta empezó " 1, 2, 3... ", y los dioses en busca de un lugar para esconderse. Los Ángeles fueron expectantes.

El dios del primer universo se encontró con un par de cojines en el suelo, se le ocurrió aprovechar y hacerse bolita para pasar desapercibido. El dios del octavo universo se escondió bajo una mesa, al parecer ya estaba ocupada por el Dios del sexto universo.

-¡Buscate otro lugar, yo llegué primero!.

-No puedo, es difícil encontrar un buen escondite.

-¡Bien te dejaré quedarte ,pero te callas!.

La diosa de la destrucción aprovechó su figura para adentrarse a un hueco de la alacena. El dios del universo 12 al ver la mesa decidió ir a esconderse debajo de esta, encontrándose con dos de sus compañeros.

-¿Qué hacen aquí? -pregunto el Dios confundido.

-¡Largó! -gritaron los dos dioses al mismo tiempo.

-¡Pero la mesa es inmensa, aún cabe más de una persona bajo ella!.

-Si es así , yo también quiero esconderme ahí -se escucho el Dios payaso que venía a joder.

-Entren -con fastidio el Dios del sexto universo se acomodó de forma en que todos quedarán ocultos. El rey seguía contando, los Ángeles que se encontraban reunidos empezaron a murmurar.

-¿No creen que el rey es infantil? -dejó salir una carcajada no muy fuerte.

-¡No digas eso! -Korn se alteró.

-Es muy pequeño y Tierno -admitió Marcarita-¡Me agrada!.

-Presiento que esto va a terminar mal - hablo Whis con seriedad.

-Después de tanto tiempo nos volvemos a ver y tu diciendo que es mala idea - protestó Cognac.

-¡No hablo de nosotros, hablo del juego¡ -aclaró Whis. Después de unos minutos la cuenta concluyó.

-¡Un millón. Estén listos o no, ahí voy! -el rey salió del salón revisando en cada lugar que el creía que alguien pudiese esconderse. El gran sacerdote sonreía a las acciones del Rey, sus hijos lo miraban con celos. Paso una semana y la mayor parte de los dioses ya habían sido encontrados , pero aún faltaba el Dios del séptimo universo. Pasaban los días, semanas hasta incluso años. El Dios no aparecía en ningún lugar.

El rey se había aburrido, por lo tanto, los dioses destructores al buscar a su compañero, nadie lo encontró y con fastidiado estaba decidido destruir nuevamente algunos universos.

Los dioses trataron de convencer al rey y no destruir los universos, por lo cual , pasaron por varias humillaciones para obtener su perdón. Los Ángeles no mostraban ninguna emoción, sólo observaban y guardaban silencio. Como era costumbre. Ya habían pasado 50 años , todos los dioses habían vuelto a su respectivo universo. Mientras el Ángel del séptimo, regresaba una vez a la semana para informarse lo referente al paradero del dios destructor.

-¿Aún no sabe nada del Señor Bills?.

-¡No, aún no. Aún que me temo informar que tendremos que buscar un reemplazo! -con seriedad el gran sacerdote observo a su hijo.

-¿No habrá otra forma para evitar remplazar al señor Bills?.

-Se tendría que eliminar el séptimo universo, sabes que al no haber un Dios de la destrucción o dejando de existir algún universo, tendrás que marcharte y no volver hasta que exista otro universo o haya un Dios de la destrucción.

- Comprendo la situación, pero... -el Dios de la destrucción se encontraba en aquel lugar.

-¿A quien sustituirán?.

-¡Señor Bills, me temo informarle que será a usted, pero eso ya no será posible ya que a vuelto! -el Ángel se mostró alegre al ver a su disipulo- ¡Bien, será mejor que este al corriente de los sucesos que han ocurrido en el séptimo universo! -Whis con seriedad le dijo a su alumno. Después miro a su padre- ¡Gracias por todo, querido padre! -se queda pensando un momento- ¡Lo siento gran sacerdote !, será mejor que nos encaminemos al séptimo universo -el Ángel algo apenado se va en cuestión de segundos a su universo, dejando al gran sacerdote con una sonrisa en el rostro.