"Αητεs dε τοdο, υη rετrοcεsο"

-Nacemos, crecemos, nos reproducimos y al final moriremos , todo se repite de la misma manera -miró seriamente a todos los pequeños que le rodeaban, algunos mostraron miedo y otros curiosidad en las palabras- Nos cuesta dejar ir a quien amamos y pareciera que otros poseemos inmortalidad.

-¿Moriremos? -Se podía apreciar con simpleza que ninguno comprendía el motivo de la platica.

-Así es.

-¿Qué propósito tiene vivir, si al final morirás? -no había sentido vivir si al final dejarías de existir, esa típica pregunta que suele rondar en la mente.

-Tiene un propósito la vida -suele pasar que los hermanos mayores creen saber todos los secretos de vivir.

-Únicamente somos un fastidio, no hay sentido para seguir -insistía el niño, realmente era tristeza lo que ocultaba.

-¿Yo soy un fastidio, papi? -, uno de los más pequeños pregunto con temor a lo que su padre le regaló una sonrisa.

-¡No, ninguno es eso! -mirando con enojo a Korn, quien era aquel pequeño que insistía en que vivir no valía la pena-. Yo sé que no soy el mejor expresando las cosas y debo dejar de dar explicaciones largas.

-¿Nos quieres? -el gran sacerdote observo a cada uno de sus hijos, sabía que si no ponía un alto le harían preguntas las cuales no se sentía aún capaz de responder.

-Sé que no es fácil, pero ahora es mejor dormir -. Todos los niños se acostaron en sus respectivas camas, cuando su padre se disponía a retirarse, la voz de Korn lo hizo voltear.

-¿Cómo es que morimos? tu nos haz dicho que viviremos millones de años -. Quizás su curiosidad era mayor y en muchas ocasiones los otros no podían seguir con su platica, ya sea por sentirse incómodos o no poder responder sus preguntas. Lo mejor sería evitar al pequeño.

-Nosotros vivimos lo que parecería una eternidad -repitió sus palabras iniciales, el niño esperaba una mejor respuesta pensando que su padre sabría todo. Suspiro- sin embargo, como todo llega su fin. Nacemos y crecemos los primeros años de nuestra vida como cualquier otra especie y llegamos a un límite de edad en el cual en vez de envejecer, en cuestión de millones de años aparentamos tener menor edad a la cual tenemos en realidad -observo a su hijo para asegurarse que sus palabras lo había aburrido y así el pequeño estuviese dormido, lamentablemente no fue así, el niño aún tenía más dudas.

-¿Como morimos si no podemos envejecer? -decía con inocencia. Su padre quería dejar de ser él por un momento.

-Cuando vuelvas a ser un bebé y tu corazón dejé de latir, para que después de unos minutos te conviertas en polvo -arropo al niño- ¡Bien, es hora de dormir!.

-¿Por qué tenemos que dormir? tú no lo haces.

-No es necesario.

-Entonces, yo tampoco lo necesito -lanza la cobija y se levanta. El padre miró de un lado al otro para asegurarse que ninguno de sus otros hijos se despertaran.

-No, no, no... , aún eres pequeño y es necesario que duermas, ya llegará el momento en el cual no -el niño sólo miraba a su padre- ¡Vuelve a la cama!.

-¡Esta bien!. Promete que te vas a quedar con nosotros.

-Ya te explique.

-No me refiero a toda la vida, si no a esta noche.

Korn hizo un espacio en su cama- aquí junto a mi , así sabré que no te haz ido - El gran sacerdote obedeció. Al sentir el cuerpo de su padre lo abrazó y antes de cerrar los ojos sus palabras no hicieron falta - Si nunca te alejas de nosotros, sería maravilloso.