El día llegó. Se organizaban los últimos preparativos, el gran sacerdote repasaba lo que tenía que decir en la ceremonia, pero el rey de todo lo interrumpió.

— ¡Oye , deja eso! — dijo ansioso el rey.

—Pero señor...

— Nada de peros. Tu disfrutarás de la boda. Serás un invitado mas, además estamos hablando de la boda de dos de tus hijos, por lo cual, tu entregaras a la novia — El gran sacerdote se iba a oponer, pero el rey de todo no le permitió hablar — No te preocupes por quién celebrará la boda, ya me encargué de eso — detrás de él sale un Ángel que sólo sonreía — ya te dije. Tu disfrutarás de la boda y es una orden.

— Bien — cuando el gran sacerdote tomó asiento un hombre se acercó a él, al parecer eran malas noticias, esto ocasionó que se molestara — ¿Cómo que no vendrá? — el hombre algo temeroso huyó.

— ¿Qué sucede padre? — se acercó Awamo, quien fue el único valiente en estar junto al gran sacerdote.

— El músico no vendrá, se a fracturado un brazo o algo así —. Al parecer la histeria del gran sacerdote aún no mostraba sus límites.

— Vea el lado bueno.

— ¿Qué lado bueno?, dime ¿Qué tiene de bueno esto? — Su hijo trato de hablar  y decir algo, pero no encontraba el lado bueno de la situación, lo mejor que pudo hacer fue alejarse.

Toppo y Jiren miraban la escena al igual que otros invitados, Jiren sólo se levantó de su asiento sin decir nada, Toppo sólo lo seguía con la mirada. Jiren se acercó al gran sacerdote, hizo una reverencia.

— Disculpe, escuché que tiene problemas, quisiera pedirle que me permita ser quien toque el órgano en está ceremonia — se ofreció amablemente y disimulando su temor.

El gran sacerdote lo miro y asintió, Jiren agradeció y se acercó al instrumento musical, el problema estaba resuelto.

— ¿Qué está haciendo? — pregunto un miembro de las tropas del orgullo.

— No lo sé, pero si ayuda a solucionar este problema, será  un alivio. Siempre es así, ayuda cuando el puede y es necesario. Es un héroe.

El novio llegó, se encontraba nervioso, el Dios de la destrucción del onceavo universo  se quedó a su derecha y el Dios del octavo universo a su izquierda.

— Espero y sean felices — Liquir trataba de tranquilizar a su asistente.

— Espero y no hagas enojar a Marcarita , créeme no es buena idea — el Dios del octavo universo lo miro con molestia a su compañero.

— No te preocupes, todo saldrá bien.

El gran sacerdote salió a la esperar de su hija. Los dioses se alejaron del novio. Todos esperaban la llegada de la novia,  que no tardó mucho en llegar. Cuando llegó, el gran sacerdote se acercó a ella. Sonrió al ver a su hija vestida de esa forma, realmente se veía hermosa, aún que siempre lo fue, con aquel vestido se reflejaba más aquella belleza.

— ¿Me veo mal? — el gran sacerdote seguía sorprendido y no podía apartar su mirada. Era extraño verla de esa forma.

— No —. No sabía cómo expresar su emoción y tristeza que sentía — todas mis hijas son hermosas, será mejor entrar — extendió su brazo y su hija correspondió. Cada vez se adentraron más en aquel lugar .

—Estoy nerviosa — susurro, pero audible para su padre.

— Eso es normal —. Todos los miraban entrar y caminar hasta el altar.

— Gracias por estar aquí y apoyarnos —el gran sacerdote guardó silencio.

Ambos llegaron donde Korn los esperaba, entregó a su hija. Sonrió a su hijo, después se alejó a su lugar.

El ángel ceremonial que llevaría a cabo la ceremonia empezó hablar. Después de los ritos de inicio todo iba bien, hasta el inicio del sermón. Algunos invitados estaban algo fastidiados, otros se habían dormido pero de inmediato fueron despertados antes de que el gran sacerdote se diera cuenta. En algún momento el gran sacerdote casi se dormía, pero sólo se dedicó a mirar a su alrededor para matar el aburrimiento.

— ¿Alguien tiene algún motivo para qué está pareja no pueda ser unida por el sagrado matrimonio? — todos se miraban, esperaban que algo interesante pasara, el gran sacerdote en el fondo quería oponerse, pero no iba de acuerdo al plan — si no hay nadie, sigamos —tomó su libro  y leyó — Marcarita aceptas a...

— Si, si acepto — dijo interrumpiendo al ceremoniero.

— Korn, ¿ Aceptas a Marcarita cómo tu legítima esposa hasta que la muerte los separe ?.

— Por supuesto.

—Por el poder que me han otorgado los declaró marido y mujer. Puedes besar a la novia — Korn no dudo y beso a su hermana, el beso habría durado un poco más pero algo les decía que su padre los miraba de una manera no muy amigable por lo cual se separaron.

Todos salieron de la capilla  y se dirigieron al Palacio del Rey del todo donde se celebraría una fiesta, sería algo formal. Al gusto del gran sacerdote, pero al final todo terminó siendo lo contrario.

Diría que vivieron felices por siempre, pero tengo mas borradores.