Cαριτυlo ιιι
Mas o menos a medio día en el planeta del dios del onceavo universo. Marcarita esperaba bajo el pequeño techo que poco podía cubrir de la fuerte lluvia. Le ilusionaba saber a donde iría.
-Si alguna vez te pido que guardes un secreto, lo harás.
-Lo prometo.
-Saldremos donde padre no pueda vigilarnos. Te lo contaré.
Corrieron rozando con el pasto. Ya listos saltaron a las nubes llegando a tocar las estrellas. Siguieron las rocas hasta el fin del universo y le indico donde se dirigían.
-¡Allí!.
Se detuvo, lo señaló tomándose de la mano para apresurarse. Al acercarse mas vio como Korn se detuvo.
-Me gusta este lugar, si nos acercamos podrían delatarnos nuestra ropa.
-¿Por qué no la cambiamos antes?.
-Hubiesen cuestionado.
-Desde que peleaste con padre e hiciste esa apuesta, no pensé que la cumplieras. Tampoco creí que te siguiera la corriente.
-Estas aquí. Si te digo que te quiero, ¿Qué dirías?.
-Es normal.
-Si te amo.
-Eres mi hermano.
-Todo eso, mas el deseo.
-Estas loco.
La cuestión es que existe una razón para que te explique lo que vi entonces. catorce cenas furtivas. Una historia y el deseo de hacerla verdad. Con un beso se conformaba. Lo deseaba con todas sus fuerzas, tanto que nunca se lo pidió por educacion. Otro punto que hay que destacar, su ropa seguía humeda. Tanto para pedir un resfriado y quedarse soñando.
la fortuna por fin le sorio a Korn. Nunca lo imagino viniendo de ella. Ambos se pusieron rojos.
-Yo guardo tus secretos, tendrás que guardar los mios.
Como se esperaba, hacemos un cambio de escena a otro lugar. La rutina de ejercicio de Lord Champa le venía de maravilla.
—Vamos, tiene que bajar la mitad de su peso.
—¿Podemos tomar un descanso?.
—Terminando el primer vídeo.
—¿Cuánto le falta?.
—Una hora.
No pasó mucho para que llamarán.
—Qué guapa te vez, hablaba para poner fecha a la siguiente guerra de comida.
—El señor Champa está a dieta.
—Me alegra escuchar eso.
—Te parece posponer para nuevo aviso.
—Excelente idea, el señor Bills cayó dormido y no fui yo. Para aclarar.
La llamada terminó y antes de poder disfrutar de una muy rica hamburguesa, cortesía de Whis. Vados golpeó con su báculo al dios.
—Continuemos.
Dos horas más tardes, se encontraban comiendo la lechuga de Goku. El ángel sabía como hacer que la comida se conservará.
—¿Por qué más interés en mi apariencia?
—El gran sacerdote está enojado, no quiero darle motivos para que nos elimine. Además, su apariencia es una burla.
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