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Love Myself

"Amarme a mí mismo podría ser más difícil que amar a alguien más."

Los pequeños rayos de sol pegaban con fuerza contra su sensible rostro, causando que arrugara su nariz y su ceño de una forma tan tierna y única que lograría enloquecerte de seguro.

Park Jimin era la ternura en cuerpo y alma.

Con tal sólo veintitrés años de vida, llevaba una vida tranquila. Iba de lunes a viernes a sus clases de aviación y lo que restaba del día se la pasaba trabajando de medio tiempo en una pequeña pastelería dueña de una pareja de ancianos, quienes lo consideraban como un hijo.

La verdad es que Jimin no entendía por qué trabaja, técnicamente todo era pagado por la beca que había logrado —con mucho esfuerzo y sin sus preciadas horas de dormir— conseguir. Al inicio todos le decían que sería imposible, que él nunca sería el mejor de la promoción. Aquello lo desanimó al principio, pero no se rindió con facilidad y logró su meta aquel año, ganándose varias muecas de asombro ante ello. Haciéndolo sentir más orgulloso de sí mismo.

Jimin tenía la vida hecha, por así decirlo.

Pero cuando vio aquella pareja pidiendo ayuda para cargar los grandes sacos de harina, junto a las canastas, decidió echarles una mano. La señora y el señor Kim quedaron fascinados por la ternura y la amabilidad que el pequeño poseía. Terminaron suplicándole al joven que trabajara junto a ellos y Jimin, quien no pudo negarse, terminó accediendo, formando rápidamente parte de la vida de aquellos ancianos.

Agitando su cuerpo, se encaminó como todos los días a sus clases. Como siempre, miró su alrededor, distrayéndose en como las hojas caían con suma elegancia de la rama de los árboles, como los niños se encontraban agarrados de las manos de sus padres, todo el tiempo buscaba algo para entretenerse. Hasta que lo encontró.

Vio a lo lejos en aquel hermoso parque a dos jóvenes chicas, las cuales entrelazaban sus dedos y se regalaban pequeños mimos sin importarle la reacción de las personas.

Sus mejillas al instante se sonrojaron cuando aquel chico de cabello pelinegro llegó a su mente.

Y es que nuestro pequeño Jimin estaba sumamente enamorado de aquel chico.

Todo en ese hombre era perfecto, desde sus manos, hasta sus largos hombros, desde su altura hasta su cabello medio rizado. Hasta lo que sea que ocultaba detrás de aquella tira adhesiva.

Y es que por alguna extraña razón el mayor siempre tapaba cierta parte de su mejilla, y aquello le daba mucha curiosidad.

¿Será que tapa alguna marca de nacimiento?

¿O una fea verruga?

¿Y si era un gran grano?

Todas esas preguntas inundaban su mente cada reunión a la que asistía.

Relamiendo sus labios, siguió caminando hacia el parque en donde él y su novio se encontrarían.

No pudo evitar sonreír cuando vio aquella cabellera risada negra sentada sobre el banco de madera. En una de sus manos portaba un paquete de galletas mientras que en la otra acaricia su rostro adormilado.

Dando pequeños y tiernos saltitos, se acercó a su pareja sin hacer demasiado ruido. Cuando lo tuvo al frente, no dudó ni un segundo y proporcionó suaves mordiscos en su oreja, causando que éste se sobresaltara.

—¿Qué mierda? —preguntó el mayor alterado, apartando su rostro de inmediato.

Estuvo a punto de enfrentarse, pero cuando notó una dulce melena anaranjada su ceño fruncido desapareció y una tierna y dulce sonrisa se fundió en su rostro.

—Jimin-ssi —susurró con dulzura, provocando que el nombrado se sonrojara—. No te oí venir. Oh, toma, esto es para ti... —Estiró la mano la cual portaba dichas galletas—. Cuando estaba caminando, vi que vendían estas galletas y, como son tus favoritas, no dudé en comprarlas —sonrió eufórico

—No tenías que hacerlo, Yoonie... —susurró avergonzado mientras se levantaba del suelo dispuesto a sentarse al lado del mayor.

Éste, al notar sus intenciones, no dudó en tomarlo de la cintura y obligarlo a sentarse en su regazo mientras sonreía burlonamente.

Jimin sonrió enternecido, pasando sus manos alrededor del cuello del mayor. Los dos sonrieron completamente enamorados del otro.

Pero la sonrisa del pelo naranja desapareció cuando vio aquella banda color blanca tapar cierta parte de la mejilla. Yoongi al instante lo notó y sonrió incómodo.

—Y... Dime, ¿cómo te fue durante el día? —preguntó rascando su cabello nervioso.

Jimin puchereó.

—Fue aburrido como siempre —suspiró—. Fui a clases, ayudé a en la pastelería Kim y ya... Mi vida es muy aburrida. —Abultó sus labios mientras acostaba su cabeza en el pecho del contrario.

Yoongi estuvo dispuesto hablar, pero el menor continuó.

—Lo sería todo el tiempo, sino fuera que tengo un dulce y lindo novio el cual me ama mucho, ¿verdad que sí? —Miró hacia arriba, colocando su mejor mirada de perrito mojado.

Yoongi rió ante ello.

—Claro que sí, dulce mochi~. —Plantó un sonoro beso en su nariz de botón, causando que frunciera ésta—. Te amo mucho, mucho. —Lo apretó con más fuerza.

—¿Mucho, mucho, muchote? —Levantó su cara y la acercó al mayor, quien se perdió en aquellos gruesos labios que tanto amaba besar.

—Mucho, mucho, muchote... —Y sin más, plantó un dulce beso en aquellos carnosos belfos.

Los dos rieron en medio del beso.

Y como si no fuera suficiente, Yoongi comenzó a repartir varios besos llenos de amor y ternura sobre todo el fino rostro del menor, que rió ante las cosquillas que proporcionaba.

—Te amo mucho, nunca lo dudes, bebé. —Jimin se sonrojó ante ello.

Los dos se sumergieron en un cómodo silencio, el cual fue roto por los tiernos sonidos que hacía Jimin al masticar las galletas.

—Yoonie. —El pelinegro, quien se encontraba con su cabeza apoyada en su hombro, soltó un suave "¿Uhm?"—. ¿Confías en mí?

Aquello llamó la atención de Yoongi, quien alzó su rostro mientras enarcaba una ceja.

—Claro que sí, ¿por qué? —contestó curioso.

Jimin bajó la mirada mientras jugaba con sus dedos, nervioso en seguir hablando sobre el tema olvidado.

Tomando una gran bocanada de aire, preguntó.

—Porque nunca me hablas de lo que tienes en la mejilla. —Lo miró fijo—. Sabes que puedes confiar en mí, Yoonie. Nunca te daría la espalda, te amo mucho, eso bien lo sabes —susurró mirándolo triste.

Sintió como el cuerpo del contrario se tensaba y lo dejaba de abrazar. causando que ese calor que le brindaba se fuera.

El silencio rindió entre ellos.

Jimin suspiró ante ello—. Está bien... —Presionó sus manos en sus rodillas—. Si no me quieres contarme ahora, está bien, pero recuerda que puedes confiar en mí siempre. —Le regaló una sincera sonrisa al mayor, quien tenía su mirada perdida.

Los segundos continuaron en silencio, Jimin seguía sentado sobre él mientras comía cada galleta de chocolate con una suave sonrisa. Los dos perdidos en sus pensamientos sin saber cómo proseguir la tarde.

Hasta que una larga bocanada de aire de parte Yoongi lo rompió. El mayor lo tomó de su estrecha cintura y lo levantó, dejándolo a un lado suyo. Los dos se quedaron mirándose sin saber qué hacer.

Yoongi mordió su labio inferior con nerviosismo.

—Está bien, te diré —suspiró cansado, tomando con sus dedos el final de la venda—. La verdad es un poco estúpido y tonto lo que me pasó. —Y sin más, sacó el adhesivo, dejando ver un profundo corte en su mejilla izquierda. Jimin se sorprendió ante ello—. Fue cuando era más pequeño, el estúpido de mi hermano y yo tuvimos una tonta pelea por quien llegaba primero al computador, que por obvias razones gané yo —soltó una risilla ante ello—, pero terminé golpeándome con la esquina de la mesa y me hice esto. —Señaló su mejilla—. Y... —comenzó a subir la manga de su polera— esta. —Señaló por último la cicatriz cerca del codo.

Apartó la mirada y siguió hablando.

—Sé que es muy estúpido ocultarlas, pero no me gustan verlas, no sé cómo explicarlo exactamente. —Jugó con su cabello—. Siento que, si la expongo, a las personas le resultará fea y se burlarán de mí —suspira frustrado—. Lo sé, es estúpido. —Ocultó con sus manos su rostro avergonzado.

Jimin, quien sólo lo miraba con una linda sonrisa, niega ante ello, y con sus pequeños dedos toma las dos grandes manos de Yoongi entre las suyas, el contrario lo mira con un suave rubor en sus mejillas.

—No deberías hacer eso, Yoongie —susurra Jimin, acariciando aquella cicatriz causando escalofríos en el contrario—. Todo el mundo tiene defectos, por ejemplo, el mío, mira. —Señaló aquel pequeño diente chueco que tanto ama ver el mayor cuando el del pelo naranja sonríe—. Gracias a este diente en la secundaria siempre recibía burlas —puchereó mientras se cruzaban de brazo—. Nunca entendí por qué, y siempre le insistía a mi madre que me llevara al dentista para que me lo acomodara, pero todo el tiempo decía que no, porque le causaba ternura mi dientecito —resopló molesto, causando que Yoongi riera—. ¡No te rías! ¡Esto es un asunto serio! —reclamó Jimin, dándole suaves golpes en el hombre a Yoongi, quien explotó de risa.

—Tu madre tiene razón —dijo Yoongi, rascando su ojo derecho para apartar una lágrima—. Es muy tierno ver tu dientecito chueco. —Sonrió sacando a la luz aquella sonrisa en donde muestra sus encías y que tanto amaba ver, no pudo evitar sonreír también.

—Como seguía diciendo... —Rodó sus ojos, divertido—. No deberías taparla por sólo agradar a los demás. Además, a mí me gusta. —Dejó un pequeño beso sobre ésta, causando que Yoongi temblara y sus orejas se volvieran rojas—. Creo que hasta me parece sexy... —susurró mirando juguetón al mayor, quien alzó una ceja y sonrió burlón.

—¿Ah sí? —susurró coqueto, agarrando de un tirón la cintura del menor, quien acomodó sus piernas a cada lado de las suyas.

—Uhm... —murmuró cuando le mordió levemente el lóbulo izquierdo de su oreja, una ola de calor arrasó su cuerpo—. Podría decirle a todo el mundo que mi candente novio se hizo aquella marca en una pelea porque unos tipos malos estaban acosando a su dulce mochi y él como todo buen novio lo defendió del mal. —Yoongi rió sobre su oreja, causando que temblara ante ello.

—No me parece mala idea. —Lamió su cuello—. Suena mucho más genial que decir "Ah, fue con mi hermano, los dos estábamos compitiendo por quien llegaba primero por el ordenador y el muy idiota me empujó y me golpeé". —Los dos rieron.

Cuando las risas pararon, los dos se quedaron el silencio, sus ojos brillaron cuando se encontraron con los del contrario, sonrieron enamorados y jugaron con sus narices, enamorados del uno al otro.

—Entonces... ¿Dejarás de taparla? —susurró repartiendo besos en la quijada del mayor.

—Por ti, cualquier cosa dejaría

La tarde prosiguió entre besos, caricias y algún que otro toque con segundas intenciones, olvidando por completo aquella cicatriz dibujada en su rostro o aquel tierno diente virado en su sonrisa.

¿A quién coño le interesaba eso?

Porque no importa que defecto tengas, si eres alta o baja, si eres gorda o flaca, si tienes una cicatriz en alguna parte de tu cuerpo o un diente chueco, si aquella persona no te ama tal y como eres, entonces realmente no te ama.

Nota:

Tengo el permiso oficial de @SoBadAndSoSweet para realizar esta adaptación.

Actualización: Acabo de corregir este oneshot, y realmente es muy tierno¡! De paso agradezco el apoyo que le han dado al llegar hasta aquí<3

Pregunta: ¿Les gustó esta pequeña adaptación?

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