CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 80
Salimos del edificio con un Austin evidentemente molesto mientras contenía la risa por todo lo había escuchado.
—Ya deja de burlarte —habló con seriedad.
—¿Quién hubiese creído que eras todo un poeta? —volví a reír.
—¿Quieres publicarlo en los diarios? —se molestó mirándome.
—Austin James enamorado y romántico —simulé un título con las manos —vendería mucho o puedes hacer tu propio libro de consejos amorosos.
—Burlate —apresuró el paso y corrí para alcanzarlo.
—Oh vamos, lamento haber interrumpido. No se lo diré a nadie, lo prometo. Nos vemos luego. —me adelanté para buscar un taxi.
—¡Oye! —me llamó y volví a girar. —Te llevaré —señaló su coche.
No me negué ya que no quería caminar ni tomar un taxi, pero me bajé un par de cuadras antes.
—¿El edificio no está más adelante? —me miró.
—Si, pero tengo algo que hacer, gracias por traerme. Ve con cuidado. —saludé y se fue.
Crucé entre calles hasta llegar a una farmacia cercana y comprar cosas personales y lo recetado.
Llegué a casa y observé los pequeños potes de pastillas, no los tomaría en ese momento por los que los volví a guardar. Dan no estaba en la casa y Thomas no respondía el teléfono ni la puerta.
Coloqué el código y entré sentándome en el sillón tomando un libro que tenía en la mesa, podía escuchar el agua de la ducha y poco después detenerse.
—¿Que haces? —sonrió levemente con el cabello húmedo.
—Sorpresa —me levanté con una sonrisa y lo abracé. —No respondiste la puerta ni la llamada.
—Lo siento, ¿Vienes de la cita? —asentí y deposité un corto beso en sus labios.
—Voy muy bien, reducimos a una vez por semana y estaré al 100 % —sonreí orgullosa.
—Que bueno, eres fuerte. —acarició mi mejilla.
—Tú me haces fuerte. —confesé y me besó
Parecía un poco tímido, o ¿Temeroso? Quizás lo segundo, y no quería que fuera así. Entonces, seguí el consejo de Alexia, no debía dejar que el pasado se interpusiera en el presente, y con seguridad marqué el ritmo.
Nos separamos un poco acelerados y parecía haberse relajado.
—Sé que estuviste siendo demasiado amable por mi. —susurré. —Solo espera un poco más.
—Te esperaría todo el tiempo que sea —sonrió ampliamente y mi corazón dió un salto.
—Te quiero Thomas —confesé abrazándolo.
Era la primera vez en toda mi vida que se lo decía directamente, siempre lo quise, pero jamás se lo había expresado ni cuando eramos niños.
—Tambien te quiero —susurró y mis ojos brillaron o eso supuse al sentirlos húmedos.
—¡No puedes ser tan lindo! —dramaticé con una sonrisa.
—Eres todo un caso. —rió.
Pasamos el día juntos, almorzamos y platicamos de diversas cosas que me distraían. También nos permitimos algunos besos que no nos dimos en su momento.
Comencé a tomar las pastillas según lo indicado y tuvimos las demás sesiones. Pasando así, un mes.
—Muy bien mi paciente favorita —sonrió sentándose —creo que hoy tendremos nuestra última sesión.
—Pasó muy rápido. —asimilé el tiempo.
—El tiempo vuela. —asintió —Y lo mejor de todo esto es que te ves mucho mejor, en si estabas bien, pero no animada. Ahora estas completa.
—Gracias a tu ayuda.
—Hoy trataremos una última cosa, esperé hasta este momento para preguntar. —me miró directamente.
—Claro.
—¿Al regresar a Londres, en algún momento pensaste en vengarte de alguien? ¿O vengarte de todos los que te dañaron? —aquello me sorprendió, no era la primera que lo mencionaba y me preguntaba si realmente pareció así en algún momento, porque desde mi perspectiva no lo había notado. Prestó total atención a lo que respondería.
—Claro que no, ¿Por qué lo haría? Solo quería dejar atrás todo lo malo, con la esperanza de que sería mejor. Si hubiese querido eso lo habría hecho con la cabeza en alto y presentándome como hija de Anderson desde el principio. —expliqué.
—¿Jamas fue tu intención? —negué —Está bien, te creo, pero sabes lo que hiciste.
—¿Que hice? —me confundí.
—Le hiciste lo mismo que te hizo uno de ellos, diste clases de moral y ayudaste a la otra. Conseguiste que se enamorara el chico que siempre quisiste y por lo que me contaste frustraste los negocios de la competencia. Todos ellos están involucrados en tus sucesos traumáticos y dejame decirte que eso es una tendencia vengativa.
—Esto tomará tiempo. —me recosté en el sillón con resignación.
—No, tranquila. No es grave, solo se puede detener si te propones que no sea así. Que no se considere un pensamiento negativo sino productivo, porque en contraparte ayudaste mucho. —sonrió —Eres peligrosa, pero de buen corazón, eso hace el equilibrio mi querida Sam.
—¿En serio? —asintió en confirmación. —¿Terminamos aquí?
—Claro que si, ya no temas. La mejor arma es la seguridad. —ambas nos levantamos —Y tu puedes todo.
—Te lo agradezco. —la abracé y correspondió.
—Terminamos, estás al 100 % y quiero que des todo en los exámenes finales, disfrutes de las vacaciones y salgas al mundo como debería ser —me animó —y casi lo olvido, deberías comenzar a cuidarte.
—¿Me dices que no tema, pero que me cuide? —pregunté inocentemente. —Mi padre intentó colocar guardias, pero...
—No eso no... —me detuvo riendo. —Hablo de anticonceptivos —me guiñó un ojo y me sonrojé.
—Oye. —me incomodé.
—No seas tan inocente e inconsciente en esas cosas. Ya eres adulta y debes saberlo. —rió por mi expresión.
—Ya que estamos en confianza. —la acusé —Si no tienes pareja deberías darle una oportunidad a Austin, ¿Que son 4 años de diferencia? Es lindo, agradable e inteligente. Sin mencionar su buen humor, simpatía, y gracia. Jamás te aburrirás. —le guiñé un ojo y frunció el ceño.
—Por alguna razón me involucraste en tu tendencia vengativa. —se cubrió los oídos y reí.
—Lo digo en serio, no te arrepentirás o si lo haces siempre es bueno saber que lo puedes terminar.
—Ahora pareces mi psicóloga. —rió.
Después de un momento me despedí salí y tomé el móvil para escribir un mensaje.
Mensaje
Yo: Puedes buscarme? 😍
No leyó el mensaje y supuse que estaba ocupado o en un partido. Lo confirmé al llamar a Yessica que justamente iba de camino al edificio, llegamos prácticamente juntas encontrándonos en la entrada.
—¿De donde vienés picarona? —me acusó
—¿Como puedes decir eso si no estoy con mi novio? —sonreí levemente.
—No lo sé —reí —por cierto, tendrán partido para rato. Comenzaron hace un momento.
—No hay problema.
Subimos y pedimos pizza mientras platicabamos de diferentes cosas, fue cuando se me ocurrió algo.
—Yessica, ¿Puedo confiar en ti? —llamé su atención mientras movía una servilleta de un lado a otro sobre la mesa.
—Sabes que si, prometo que lo que me confíes quedará en mí. Morirá en mí. —sonrió ampliamente y dudé un segundo.
—De acuerdo... Entonces, sabes de...
—¿De?
—¿Anticonceptivos? —susurré apenada y se sorprendió.
—Claro. —respondió del mismo modo —¿Necesitas ayuda con eso?
—Eso creo, no es urgente, pero es mejor prevenir. Mañana podemos ir de compras
—¿Por qué esperar? Vayamos ahora mismo —se levantó con intenciones de salir, pero negué.
—No tengo auto y Dan tampoco está.
—Es cierto —volvió a sentarse y sonreí —¿Algo más que quieras saber?
—No —negué —bueno, ¿Es cierto que duele? —me avergoncé, pero necesitaba saberlo.
—No debes preocuparte, duele, pero no morirás por eso —rió para luego guiñar un ojo. —Lo olvidas rápido por el placer.
—Sin detalles, esto es tan vergonzoso —me cubrí el rostro.
—¿Por qué? Es totalmente normal que quieras saber, tienes novio y en unas semanas cumplirás 21 años Sam, ya no eres una niña.
—Aun así, no estoy lista para hablarlo tan abiertamente.
—Solo relajate, en el momento él te guiará y ese será el mejor aprendizaje. Créeme. —sonrió.
—Te creo, pero...
—Nada —me interrumpió —solo debes estar segura.
Que se vendrá?????? ಠ_ಠ
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