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CAPÍTULO 62

CAPÍTULO 62


En cuanto llegamos al departamento  tomé una ducha rápida y posteriormente ver mi armario. Según Daniel tendríamos reunión en la empresa y al ser mi primera vez debería ir “presentable”, tomé ropa acorde para la situación y me cambié. O eso creía tomando algo que había comprando hacía mucho tiempo.

Me senté en la sala a esperar a mi hermano que salió después de diez minutos con un fabuloso traje.

—¿Habrá prensa? —cuestioné observándolo de pies a cabeza.

—No

—¿Entonces porque te vistes como celebridad? No creo que haya una alfombra. —me levanté con los brazos cruzados.

—Somos hijos del CEO, debemos vernos bien y... —se detuvo observándome del mismo modo.

—¿Estoy mal? —me miré

—No, sencilla,  pero elegante —asintió pero no me convenció.

—Me pondré otra cosa —volteé con intención de cambiarme, pero me detuvo.

—Claro que no, ya vamos retrasados —abrió la puerta.

En el elevador nos alcanzó Thomas igual de arreglado que Dan, por lo que lo miré un momento.

—¿A donde se supone que vas? —pregunté un poco molesta sintiéndome diminuta ante la imponencia que emanaban.

—A la misma reunión. —me miró de pies a cabeza.

—¿Por qué?

—Porque tenemos contrato y mi padre quiere que lo acompañe.

—Está bien. —suspiré.

—Solo besala y se le pasará. —musitó Dan y lo miré mal.

Thomas sonrió y me miró un momento por lo que me incomodé.

—¿Que tengo? —me acomodé el cabello intentando sonreír.

—Nada, te ves bien, si quieres trabajar de secretaria.

—Le dijiste lo que yo no —rió Dan a nuestra espalda.

—Si no fuese por mi padre volvería ahora mismo al departamento no sin antes darles su merecido. —me molesté

Subimos al auto rumbo a la empresa seguidos por Thomas. En ningún momento dije nada, pero sabía que mi hermano reía y hablaba solo.

—Recuerdo cuando compraste eso en América y te lo dije, esperaba que no saliera en ningún momento. Allí donde lo tenías guardado es donde debía quedar, pero no me escuchaste. —lo miré y encogió los hombros.

Fuimos recibidos por los empleados que en cuanto nos vieron se detuvieron para hacer una leve reverencia, sonreí levemente por eso mientras nos dirigiamos al elevador.

—Oficina de reuniones, últimos piso. —avisó Dan mientras presionaba el botón.

En ese momento me di cuenta de que Thomas no estaba con nosotros, pero nos alcanzó antes de que se cerrara la puerta, acompañado por una joven muy bonita y muy bien vestida, al menos con una vestimenta mejor que la mía. Lo miré mal, pero me ignoró olímpicamente.

—Sean bienvenidos —nos recibió una secretaria —su padre y el resto de los presentes los esperan miró a Daniel.

Nos guió por un pasillo por lo que me detuve haciendo que mi hermano también lo hiciera.

—¿Iremos directamente a la reunión? —me incomodé por la situación, mi forma de vestir y todo.

—Es lo que dijo papá, debes adaptarte. —continuó llevándome con él.

—Me sentiría un poco diferente si vistiera de otro modo. —expresé en tono bajo.

—Sam... —se escuchó como un lamento.

Al entrar estaban en silencio por lo que parecían estar esperando. Nuestro padre nos miró y señaló los asientos a su lado, lo tomamos acomodandonos en la extensa mesa. Por su parte Tom se sentó al lado de su padre y la joven que lo acompañaba les entregó unos papeles.

—¿La secretaria de su hijo nos acompañará? —pregunto uno y por un momento creí que lo decían por la otra joven.

—No es una secretaria, es mi hija. —respondió mi padre y miré a los presentes.

—Lo siento.

Me abstuve en decir algo, solo me limité hacer acto de presencia y escuchar la reunión y lo que trataban al respecto mientras controlaba mi respiración. Muy diferente a mi hermano qué, daba su opinión continuamente proponiendo ideas por las inversiones, al igual que Thomas. Definitivamente eran empresarios.

—Señorita, ¿Puede darnos su opinión? No ha dicho ni una palabra y nos gustaría su perspectiva.  —llamó mi atención uno un tanto joven.

Miré a mi padre un poco dudosa, pero no ayudó mucho y suspiré.

—Hace poco tiempo que se sabe quien soy y es la primera vez que presencio una reunión. No tengo idea qué podría aportar. —lo miré —Pero escuché toda la reunión. Si así lo desea puedo revisar sus contratos, ¿Eso hacen las secretarias, cierto? Daré amablemente mi opinión, pero deben tener en cuenta qué, al minimo error. Que, por cierto, no debe existir porque podría cancelar el contrato. No pondría en peligro la inversión del señor Anderson, ya que deberían devolver todo el dinero. —señalé a mi padré  y él me miró. —pero sin sus ganancias, implicaría devolver todo como se los ha otorgado. Teniendo en cuanta que fue una inversión, asumo que ese dinero ya no está en sus manos —los señalé —presentaría graves problemas.

Noté que Thomas clavó su mirada en mi, y Daniel acomodaba su corbata un tanto incomodo por mis palabras.

—Si, así lo quiere puedo hacerlo —me acomodé un poco mientras mi padre aclaraba  la garganta.

—Disculpen, Sam es demasiado directa en estas cosas. —agregó un poco incómodo.

—Está bien, debe ser así, directa como las inversiones. Disculpa si te juzgué mal debido a tu vestimenta. —volví a mirarlo.

—Con todo respeto, todos se ven como celebridades y solo es una reunión de balances por las últimas inversiones, no deberían presionarse así mismos con la vestimenta y etiquetas. Eso no demuestra nada, ya que en éstas situaciones quien tiene el control es el intelecto, pero ¿quienes somos para juzgar?

Bebí un poco de agua con tranquilidad mientras algunos reían levemente con cierto nerviosismo, otros acomodaban su corbata y mi padre soltaba un suspiro pesado.

—Toma, puedes darle un vistazo a eso. —deslizó una carpeta en mi dirección.

Sonreí internamente, al parecer había incomodado a todos los presentes y el resultado podría ser, no estar en próximas reuniones.

Revisé los documento que databan las inversiones, todas en números redondos y pasaban el millón de dólares excepto una que era mucho mayor. Miré discretamente a Thomas y volví la mirada al documento, Díez millones de dólares. En otro lugar me hubiese sorprendido como se debía, pero debía mantener la compostura.
De todo ya se podía observar los ingresos y cierto porcentaje de ganancias, como era conocida la CI Anderson en América, mi padre jamas fallaba.

Asentí observando hojas en blanco con nombres, parecían potenciales nuevas inversiones y no dije nada.
Cerré la carpeta volviendo mi atención a ellos que curiosamente me observaban, fruncí levemente el ceño y miré a Daniel.

—¿Todo en orden? —se refirió a los documentos.

—Todo en orden —confirmé con un asentimiento.

—Muy bien, damos por finalizada la reunión de esta semana. Pronto será programada la próxima. —mi padre se puso de pie luego de dos horas de agotadora reunión.

Despidió a los presentes y pretendía salir, pero me detuvo.

—¿A donde vas? —lo miré dudosa.

—¿A casa? —dudé y miré que aún estaban Thomas con su padre.

—Señor Rogers, podriamos cenar juntos —miró su reloj —con nuestros hijos y su esposa, si está de acuerdo.

—Suena bien, ¿Que dices hijo? —miró a Tom.

—No tengo problema —respondió con tranquilidad.

—Entonces puedes adelantarte con ellos mientras busco a tú madre. En el restaurante de siempre. —sonrió y mi padre asintió —Con permiso.

En la sala quedamos solo los cuatro, mi padre observaba de momentos a Tom que hablaba con Dan y luego a mí, seguramente pensaba en lo que le dije aquel día, era como mi enemigo.

Me golpeé mentalmente por mi torpeza y suspiré.

—Padre. —llamé su atención y me miró de inmediato.

—Dime.

—¿Dónde cenaremos?

—En el discreto donde...

Se detuvo al ver mi expresión que guardara silencio.

—Es discreto, te encantará —sonrió y asentí —vamos yendo. —miró a los jóvenes.

—Mejor, el ambiente será más relajado. —sonrió Dan mirándome y conocía esa expresión, seguramente planeaba algo para molestarme.

—¿Vino en su auto, joven? — se dirigió a Thomas

—Si señor.

—Bien, Sam vendrás conmigo —sonrió adelantándose y no pude negarme.

Miré a los presentes que no comprendían al igual que yo, y suspiré para luego seguirlo.

Llegamos al restaurante pidiendo una parte un poco más grande donde minutos después llegaron los faltantes.


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