CAPITULO 49
CAPITULO 49
Los días pasaban y las cosas no eran muy diferentes, excepto cuando Thomas me llevaba al edificio por encargo de mi hermano, cosa que se había convertido en algo habitual. En ese entonces sentía que el ambiente era diferente, más amigable. Por otra parte, no fui a ver los recientes partidos para no cruzar a Tadeo y que me pidiera mi número.
Otro día terminaba para mi ya que ellos tendrían partido y no los esperaría.
—Dan. —lo detuve antes de que fuera al campo —Me iré al departamento.
—¿Segura? —me miró un momento.
—Si, quiero descansar un poco y no puedo esperarlos siempre. Bueno a Thomas ya que tú llevas a tu novia. —creí sonar molesta sin intensión.
—De acuerdo, calma —levantó sus manos dramático como si le apuntara con algún arma. —Avisame cuando llegues. —solo asentí para luego salir a paso lento, no era muy lejos así que caminaría.
Veinte minutos más tarde llegué al departamento encontrando al deliveri en la puerta. Había pedido una pizza en el camino y llevaba justo a tiempo.
Antes de entrar envíe el mensaje a mi hermano para que no se preocupara.
Después de una ducha comí la pizza completa sin dejar nada para Daniel, pero tenía hambre. Fuera del hambre no tenía otra cosa, es decir, no tenía ánimos ni tareas por lo que me acosté sin preocupación a quedarme dormida. Aunque cuando uno quiere dormir no puede, solo pude rodar una y otra vez en la cama sin conciliar sueño.
Tres horas después mi hermano llegó muy sonriente, con expresión de tonto enamorado y supuse el porqué ahorrándome la pregunta.
Cenábamos tranquilamente hasta que comenzó a enviar textos como un tonto, aún más enamorado.
—No me juzgues, también llegará tu momento. —rió al notar mi mirada.
—Si estaré como tú como lo estás ahora mismo... —sonreí haciendo que ampliara la suya. —prefiero que no llegue. —concluí mirando a otro lado.
—Si se tratara de Tom no te quejarías en absoluto, ¿Me equivoco? —me acusó con la mirada.
—Si, te equivocas y mucho, ¡Super equivocado! —lo señalé y seguiría hablando, pero un mensaje me interrumpió.
Thomas: ¿Estás dormida?
Yo: No, aún es temprano 😒
Thomas: ¿Quieres dar un paseo? ✓✓
Me ahogué con el agua que acababa de beber y lo volví a leerlo para asimilar que no me había equivocado. Dan me mirara un momento con un vaivén entre mi persona y el móvil.
—¿Sucede algo? —negué rápidamente
—Nada. —rasqué mi cuello con incomodidad.
Volví la mirada a la pantalla decidiendo ignorarlo por completo.
Levanté los platos para comenzar a lavarlos cuando tocaron la puerta.
—Tom. —escuché Dan abriendo y cerré los ojos esperando que no fuera lo que pensaba.
—¿Está Sam?
—¿Donde más estaría? —rió como un tonto. —Pasa, ¡Sam te buscan! —gritó como si estuviera en otro piso.
—¿Por qué gritas? Estoy aquí, ya oí —le tiré con la esponja mientras me acercaba —¿Necesitas algo? —lo miré y luego a mí hermano que se alejaba un poco para encender la televisión.
—Si, ya que me dejaste en visto. —dijo en tono bajo, mirando a mi hermano , quien simulaba ver la televisión, pero nos miraba a nosotros.
—Eso... Lo siento. —sonreí levemente.
—¿Quieres? —lo miré con evidente duda y suspiró para hablar al otro presente. —Dan, ¿Puedo llevarla un momento?
—Claro —levantó un pulgar como si fuera la mejor decisión del mundo.
—Que buen hermano eres, en serio —ironicé mirándolo mal.
—Es Tom, confío plenamente en él. Además, te mueres por ir. —sonrió con malicia haciendo que me avergonzara.
—Nadie te preguntó. —me quejé y escuché una risa por parte de Thomas.
—¿Vamos?
—Te toca lavar los platos. —avisé antes de salir escuchando por último una queja.
—¿Siempre se están molestando de ese modo? —preguntó mientras bajábamos en el elevador.
—La mayor parte del tiempo. —sonreí al recordar una serie de peleas.
Salimos del edificio sin saber a donde iríamos hasta que vi su automóvil.
—¿Crees que sea buena idea? —dudé al ver la inmensidad de la noche.
—Solo confía en mi —me haló levemente tomando mi mano y la solté de inmediato al subir.
Condujo unos minutos hasta llegar un parque poco concurrido, y extenso para caminar.
—Hacia tiempo que no salía. —dije sin pensar, observando las luces encendidas en todo el paso.
—Deberiamos volver al parque de diversiones, en algún momento. —sugirió mirándome mientras caminábamos.
—Sería genial. —asentí para quedar un momento en silencio, no sabía que más podía decir.
—¿Estás enfadada conmigo?
—¿Por qué lo estaría? —respondí sin mirarlo mientras me detenía en una banca para sentarme un momento.
—No respondiste el mensaje y parecías no querer venir. —se sentó a mi lado.
—No es eso, solo creo que estamos manteniendo distancia y eso está bien. —uní las manos para jugar con mis dedos.
—No creo que quieras que te vean conmigo después de lo que dijiste a la prensa. —inevitablemente reí por lo dicho y lo miré.
—¿Continúas ofendido?
—No, está bien. —su rostro decía todo lo contrario.
—Bueno, disculpame, pero también creo que es lo mejor, imagina que dirían si te vieran con esta fea. —me señalé y me miró sin comprender para luego suavizar su expresión.
—Tienes razón, mi reputación caería. —una sonrisa se asomó a sus labios e hice una mueca.
—Que feo lo que dices. —lo golpeé levemente en el brazo, pero pareció no sentir.
Otro silencio se apoderó del momento mientras desviaba la mirada para hacer una pregunta que me sorprendió.
—¿Todo este tiempo fuera no extrañaste nada? —cambió la conversación con la mirada en una luciérnaga que revoloteaba alrededor de una farola.
—No, algunas veces recordaba a tu madre queriendo llamarla, pero cambiaba de opinión, estaba en proceso de adaptación y luego no tuve tiempo por los estudios. Era una buena forma de comenzar una nueva vida, y me enfoqué en eso. —me sinceré.
—Entiendo. —asintió cambiando su atención al suelo.
—Al regresar me di cuenta que aquí nada cambió, todos continuaron con sus vidas sin que les afectara que no estuviera, apuesto que nadie notó mi ausencia. —sonreí sin ganas.
—¿Que te hace pensar eso? —me miró directamente.
—Recuerdo perfectamente como eran las cosas Thomas, incluso tu fuiste el mismo de siempre cuando regresé. Sabes perfectamente de lo que hablo.
—¿Para ti, todo sigue igual? —asentí en confirmación. —¿Soy el mismo?
—Si, eres el poderoso Thomas Rogers. Quizás más adulto y alto, pero el mismo Thomas que conocía. —sonrió con cierta ironía.
—Si fuese así, ¿Estaríamos aquí?
—No lo sé. —negué con la cabeza . —Pero quizás lo haces por pena. —al decir eso liberó un suspiro agotado.
—¿Pena? Que complicada eres Samantha. Detrás de esa chica inteligente que eres ahora, continúas siendo tonta. —se levantó para continuar caminando.
Parecía molesto, pero no comprendía que lo había provocado, solo había sido sincera y creía que no estaría mal serlo.
Corrí hasta alcanzarlo y cruzando los brazos, estaba seminublado corriendo una leve brisa fresca y no llevaba nada encima, solo una camiseta de mangas cortas.
—¿Por qué te molestas? —me atreví a preguntar frotando mis brazos para conservar calor.
—Olvidalo. —frunció el ceño
—Que divertidos son los paseos contigo. —ironicé mientras estornudaba y continué. —Son magníficos.
—Tonta. —se detuvo para mirarme y se quitó la sudadera para entregármela.
La tomé un poco sorprendida sin saber que hacer exactamente o qué pretendía.
—¿Y quieres? —dudé mirando la prenda.
—No puede ser. —me la arrebató para colocarla en mis hombros cubriéndome.
—Gracias. —murmuré mordiéndome el labio inferior, admitiendo que efectivamente había sido tonta.
—¿Ya quieres regresar? —no respondí por haberme perdido en mis pensamientos y solo pude seguirlo hasta su coche.
Regresamos totalmente en silencio hasta entrar a nuestros respectivos departamentos, solo cuando llegué a mi habitación noté que llevaba su prenda.
—¿Puedo pasar? —preguntó Daniel asomó la cabeza por la puerta.
—Siempre terminas haciéndolo. —me quité la sudadera para colocarla en el armario.
—¿Que sucedió? —negué sin saber que responder exactamente. —Te ves apagada.
—No quiero ilusionarme por nada o será peor. —confesé siendo sincera.
—Me reservaré lo que pienso para más adelante. —asintió apretando sus labios.
—No me ayudas en lo absoluto —suspiré agotada, Daniel y Thomas parecían ser la combinación perfecta para mi agotamiento.
El día siguiente fue habitual y como era habitual Daniel llevó a Yessica a su casa.
Iba de salida cuando alguien me detuvo y me incomodé por estar cerca.
—Sam. —era Tadeo quien me sonrió.
—¿Si? —a una distancia pude distinguir a Thomas.
—¿Puedes pasarme tu número? —pidió una vez más con timidez.
—Mi número. —dudé un momento buscando las palabras correctas para rechazarlo.
—Podemos ser amigos, ir al cine, quizás. Quién sabe... —acomodó el bolso que llevaba y Tom pasó a una corta distancia ignorándonos por completo.
—Yo... En realidad no me gusta el cine.
—Un paseo... —insitió sin comprender.
—Lo siento Tadeo, no estoy interesada —interrumpí con tranquilidad. —Lamento sonar grosera, pero no soy como las demás, cualquiera aceptaría. Prueba con alguna otra, seguramente tendrás suerte. —animé.
—Vaya, un golpe habría dolido menos. —sonrió sin ganas para después marcharse.
Caminé una cuadra viendo como Thomas se iba en su coche, ignorándome de nuevo. No comprendía que le sucedía y sus cambios de humor.
Al llegar al edificio resbalé en la entrada que parecía recién encerada, golpeándome fuerte en la pierna. Subí un poco adolorida, deseando qye no fuese nada grave y lo encontré que iba de salida con rumbo al gimnasio juzgando por su vestimenta.
—¿Tienes algún problema? —pregunté un poco molesta, sin poder evitarlo.
—¿Debería? —frunció el ceño con indiferencia.
—Eso quisiera saber. —me crucé de brazos.
—Solo te estoy respetando, si crees que me acerqué por lo que me contaste y siento pena, entonces mantengamos la distancia. —su respuesta me sorprendió. —No quiero lidiar con eso, como dijiste, es mejor así. —abrió un poco la manos en señal de que era lo más razonable.
—Me harías un favor. —asentí aceptándolo, pero un nudo se había formado en mi garganta.
Giré para abrir la puerta con un poco de dolor al caminar y desafortunadamente se notaba.
—¿Estas bien? —preguntó a mis espaldas y decidí ignorarlo.
Entré cerrando la puerta a mis espaldas y me recargué detrás de ella conteniendo los deseos de llorar, parecía que cada día me debilitaba de algún modo.
Chan chan (」゚ロ゚)」
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro