CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 48
Después de calmarme intenté alejarme lentamente limpiandome las lágrimas, pero me detuvo para mantenerme cerca.
—Supongo que Dan tiene razón. —liberé un suspiro mirando sus manos.
—¿Sobre qué?
—Después de eso perdí la confianza en todos, ni siquiera dejaba que ellos se acercaran. Meses después me recuperé y poco a poco regresé, solo con ellos. Cuando Dan supo que me quedé dormida mientras hacíamos el trabajo dijo qué, inconscientemente confío en ti porque no duermo en cualquier lado.
—¿Lo haces? ¿Confías en mí?
—Eres al único al que me puedo acercar y dejarlo hacer... —confesé con calma. —supongo qué es porque nos conocemos de niños y eres anterior a todo esto. —aclaré desviando la mirada.
—¿Dejarás que... —detuvo su pregunta.
—¿Que?
—Nada. —frunció el ceño negando.
—Está bien, es mejor que me vaya. —me levanté dirigiéndome a la puerta.
—¿Nos veremos mañana? —me detuve en la puerta.
—Claro, ya no puedo ocultarme. Yo... —dudé pensando en un pedido.
—¿Necesitas algo? —inclinó un poco su rostro para mirarme y pude asentir un poco avergonzada. —Dime.
—No es nada. —desvié la mirada.
—¿Segura? —me abrazó como si supiera y hubiese leído mis pensamientos.
Sonreí perdiéndome en sus brazos, tan fuertes y reconfortantes, un gesto que parecía un completo lugar seguro.
—¿En que momento haces gimnasio?—pregunté impulsivamente, sin pensar, sintiendo su fuerza y los músculos que eran palpables en aquel abrazo.
Curiosamente lo escuché reír cerca de mi oído, parecía haberle causado gracia y me alivié.
—Dos veces por semana. —respondió con tranquilidad y me separé.
Solo asentí ante lo dicho y salí para abrir la otra puerta y antes de entrar volví a mirarlo con un sentimiento extraño que acrecentaba en mi interior. Sonreí levemente saludándolo con la mano e hizo lo mismo desde su lugar y cerré la puerta.
Liberé un suspiro en aliviado y pesado, cuando alguien aclaró la garganta a mis espaldas.
—¿Se puede saber de dónde vienes?—escuché en un tono casi autoritario y giré lentamente para encontrar a Daniel cruzando los brazos.
—¿En qué momento regresaste? —intenté desviar su pregunta y enarcó una ceja.
—Responde lo que pregunté.
—Del vecino, encontró lo que había perdido. —intenté caminar, pero siguió hablando.
—¿Ahora le dices vecino a Tom? —sonrió con picardía.
—Lo es... —encogí los hombros y frunció el ceño para observarme detenidamente.
—¿Estuviste llorando? ¿Discutieron?—preguntó con preocupación y negué. —Lloraste, pero te ves bien, ¿Que sucedió? ¿Se te confesó y te emocionaste? —intentó molestarme y rodé los ojos.
—Ya dejame.
—Ya quisiera ¿No?
—Ya quisieran ustedes. —mencioné totalmente ofendida para dirigirme a mi habitación.
Me tiré en la cama pensando qué, definitivamente Thomas nunca saldría completamente de mi corazón ni aún estando lejos por 2 años y eso me preocupaba. Esa preocupación aumentó cuando sentí mi corazón acelerarse con solo pensarlo y no podía admitirlo.
Al día siguiente llegamos a la universidad repitiéndose la misma situación del día anterior, suspiré con paciencia entrando al salón, yendo directamente a mi asiento donde mi compañero ya estaba en su lugar. Lo miré después de sentarme e hizo lo mismo.
—Hola. —saludó primero, con una leve sonrisa asomándose a sus labios e intenté actuar normal.
—Hola. —respondí como cada día.
La clase marchó normal, tomé los apuntes necesarios hasta la hora del almuerzo. Salí primero que él para alcanzar a mi hermano quien claramente iba con su novia.
Nos sentamos los seis juntos, y hacía tiempo que Jordan no aparecía, pero no me pareció importante.
—¿Te sientes importante? —preguntó Austin y lo miré para comprobar que se dirigía a mí.
—Importante no sería la palabra, más bien fuera de lugar. —dije con calma.
—Todos aquí te respetaran como tal. —continuó fijando su vista en otra mesa en particular y señaló discretamente. —Incluso ella.
Miré en esa dirección y Olivia estaba en aquella mesa distante, observándonos y en cuanto la miré desvió la suya.
—El peso del apellido hermana. —agregó Daniel chasqueando los dedos. —Solo uno y todos...
—No me des ideas. —interrumpí riéndo.
—Solo decía. —encogió los hombros como si no hubiera dicho nada malo.
Volví la mirada a Olivia para notar algo muy extraño. La verdad, no parecía intimidada por mí sino por otra cosa.
—¿Quién es él? —pregunté viendo a un rubio a su lado.
—Es Erick, el novio de Olivia. —respondió Yessica y me sorprendí un poco.
—¿El que dijeron que era hijo de un CEO? —seguí y asintió.
—Es lo que dicen, pero no sabemos quien es su padre.
—Él estuvo en el taller de fotografía el año pasado. —continuó Cameron —¿No lo sabías?
—No. —volví la mirada a él intentado decifrar dónde lo había visto. —Dan...
—¿Hmm? —me miró al momento de hacer un bocado.
—¿No te es conocido de algún lado?
Frunció el ceño para mirarlo sin ningún disimulo, analizándolo por un momento hasta que negó.
—No, ¿Por qué?
—Supongo que lo confundí con alguien más. —me concentré en mi comida.
Quedé pensativa moviendo la botella del jugo de un lado a otro, sin producir ningún sonido, aquello me ayudaba a pensar, pero no era suficiente para recordarlo. Sin embargo, tenía el presentimiento de haberlo visto en algún lado. Fue hasta varios minutos después que noté que al hacer ese movimiento mi mano chocaba con la mano de Thomas y a él no parecía molestarlo.
—Lo siento. —me disculpé deteniendo mi acción para beber y observar que Adam se acercaba.
—Disculpen... —miró a los presentes y luego a mí. —Sam ¿Vienes al taller? Te enviamos mensajes, pero no respondiste. —me sonrió como siempre.
—Ahora que lo mencionas, tuve un problema con el móvil, pero vamos. Con permiso. —miré a los demás y me fui con él.
—Pensamos que nos dejarías.
—No, sólo que estuve con una situación todos estos días. Dejar el taller no pasó por mí mente. —respondí con tranquilidad.
—Vimos las noticias. No te preocupes. —abrió la puerta cuando llegamos al salón y me dejó entrar primero para encontrarme solo con Óscar y Sophia.
—Nuestra estrella. —me señaló Oscar aplaudiendo como si fuera una celebridad y Sophia lo golpeó con unas hojas.
—Sam, fuera de la universidad serás muy importante, pero en este taller se trabaja. —Sophia tomó la palabra con seriedad para después reír y abrazarme. —Bienvenida.
—Gracias. Le dije a Adam que tuve un problema con el móvil y no recibí los mensajes. De todos modos no vine la semana pasada. —comenté.
—No te preocupes, de todos modos no hablamos nada. —sonrió y nos sentamos. —Comenzamos con nuestros exámenes y estamos totalmente atareados y estresados.
—Es cierto, por el momento no haremos ningún trabajo fotográfico. —agregó Adam.
Después de “ponernos al día” regresamos a nuestras clases y al finalizar el equipo de fútbol tuvo un partido. No estaba segura en ir, pero Yessica se acercó y supe su intención.
—¿Vamos? —preguntó con una sonrisa bobalicona.
—No lo sé. —dudé.
—Vayamos a ver a nuestros chicos. —dijo en tono bajo halandome.
—No tengo ningún chico. —la miré mal, pero no me hizo caso.
Nos sentamos en las gradas, prácticamente en los mismos lugares de siempre e inevitablemente puse mi total atención en un solo chico que se veía demasiado atractivo como jugador.
Inconscientemente suspiré desviando la mirada.
—¿No que ya no te gustaba? —susurró Yessica asustándome y rió por mi expresión.
—¡Cielos!
—Tus ojos brillan cuando lo ves y no le has quitado la mirada. —me miró con picardía, un gesto muy similar al que hacía mi hermano y negué.
—Son i deas tuyas ¿Continúas viendo series y películas románticas?
—No tengo tanto tiempo como antes, pero si. Podríamos ver alguna juntas. —sugirió con una sonrisa.
—Tu misma lo dijiste, no tenemos tanto tiempo. —la rechacé con sutileza y volví mi atención al partido.
Al finalizar caminábamos por el campus esperando que nos alcanzaran en algún momento y lo hicieron casi a la salida, pero alguien más venía con ellos.
—Sam, te presento a Tadeo el capitán del equipo. —mencionó Daniel y lo miré un poco confundida.
—Es un gusto Sam, hace tiempo quería presentarme, pero no tuve la oportunidad. —sonrió con timidez.
—Igualmente. —sonreí un poco incomoda y miré a Tom que se veía molesto.
—¿Si no es molestia me pasarías tu número? —fue directo mientras sostenía sus cosas.
—¿Disculpa? —dije a la defensiva, por puro impulso y la pareja sonrió. —Quiero decir, quedé sin carga y no me sé el número porque es nuevo. —me calmé y miró a mi hermano como si pudiera ayuda.
—Entiendo, entonces nos vemos en otro momento. —agregó con amabilidad y asentí.
Sin más se retiró y Dan comenzó a reír como si fuera la situación más graciosa del momento.
—¿Por qué ríes como loco? —lo miré confundida.
—Es el capitán del equipo, todas quieren salir con él y creyó que tú también. Debiste ser mas dura, pero estoy orgulloso de ti. —acarició mi cabeza como si fuera una niña.
—Fuiste tú quien dijo, fría, pero educada. —crucé los brazo.
Miré a Yessica quien me hizo una leve seña con la mirada hacia Thomas quien se encontraba mirando a otro lado con el ceño fruncido.
—Vamos cariño te llevaré a casa. —agregó Daniel mirando a su novia y me sorprendí por el calificativo.
—¿Cariño? —repetí decidiendo molestarlo un poco. —Aún duermes con un peluche.
—No es cierto. —negó de inmediato y Yessica lo miró enternecida. —Tom. —llamó su atención dedicándole un mirada.
—Lo sé. —asintió.
—Vayan con cuidado. —mencionó mientas se retiraban, pero no sin antes mirarme con una expresión burlona.
Mientras conducía lo miré un segundo intentando entablar una conversación.
—Jugaste bien. —mencioné mirando por la ventanilla.
—Últimamente vas seguido a las gradas. —ignoró completamente lo que había dicho.
—Porque Yessica me arrastra. No sé mucho de deportes, solo cuando anotan.
—No es muy complicado.
—Tu porque sabes, hay otras personas que literalmente caen al tocar el balón. —se le dibujó una sonrisa.
—No he visto eso.
—Pues yo si.
—Eres todo un caso Samantha. —me miró llagando al edificio y moviéndose lo suficiente para poder estacionar.
Subimos juntos y en silencio para no arruinar el momento sin comprender sus cambios de humor. Y nos despedimos en la puerta.
Llegué a mi habitación y me recosté pensando que debíamos ser más cercanos, pero las cosas parecían seguir igual. Y era lo mejor, de momento me sentía confundida e indecisa a mis sentimientos, pero era mejor que no salieran a flote. También pensaba que no me agradaría que cambiara su actitud porque sintiera pena por lo que le había contado.
Aquí vamos ಥ⌣ಥ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro