Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 40

CAPITULO 40


Por la mañana desayuné con tranquilidad, disfrutando del momento hasta que recordé  que no sabía la clave del departamento y eso sería un problema.

Suspiré pensando en las posibilidades y afortunadamente tenía otra opción.

El departamento contaba con dos sistemas de seguridad, por un lado la clave y por otro la llave. No sabía la clave y no se la pediría a Thomas por obvias razones, pero sabía donde había guardado Dan la llave.
La busqué rápidamente aliviándome al encontrarla en su habitación entre tantas cosas. Y para cuando tomé el móvil para ver la hora eran las 11 a.m y tenía un mensaje.

Dan: acabo de llegar, nos vemos en un momento ✓✓

Lo había enviado hace 30 minutos así que estaría llegando en cualquier momento.

—¡Hola! —entró casi gritando y me asusté. —¿Me extrañaste?

—Fue solo una semana. —respondí con una mano en el pecho, pero abrí los brazos y no tardó en acercarse.

—Me ofendes —reímos levemente —¿Como has estado? —me miró detenidamente.

—Estoy bien.

—Cuando lo encontremos...

—No quiero hablar de él en este momento. —lo detuve —¿Como te ha ido? ¿Como está nuestro padre?—nos sentamos en el sofá para platicar más cómodos.

—Bien, papá también está aquí justamente para arreglar eso, pero primero atenderá unos negocios.

—De acuerdo. —sonreí y me quedé en silencio.

—¿Ya cocinaste? —preguntó yendo a la nevera y me lamenté por no haberla limpiado.

—No, pensaba pedir pizza.

—¿No hiciste compras? —me miró.

—Lo hice, pedí a domicilio y la acabé, a veces los productos estacionados no saben igual. —desvié la mirada —Además, no quería salir mucho así que me limité un poco.

—Está bien, iré a comprar ahora mismo. Tengo mucho apetito y mi hermanita cocinará algo delicioso para su hermano preferido. —hablaba solo y lo miré incrédula. —¿Me acompañas?

—No, prefiero quedarme aquí. —era mi oportunidad para recuperar la fotografía.

—Entonces regreso en un momento. —salió y esperé unos minutos para hacer lo mismo con móvil y llaves en mano.

Le marqué a Thomas asomando mi oreja a la puerta y no escuché nada del otro lado, eso podía significar una cosa.

—Entonces no está. —susurré colocando la clave. Era irónico que supiera la suya y no la de mi hermano.

Entré sigilosamente e iba camino a la habitación caminando casi en puntillas cuando una voz me detuvo.

—¿Ahora eres delincuente? —giré inmediatamente ante la pregunta y lo encontré con un vaso con agua en la mano y una expresión despreocupada.

—Demonios, eres como una pesadilla —me calmé por el susto. —Solo vine a buscar algo y me voy, pensé que no estabas.

—Si no te vas ahora mismo te denunciaré por invasión a la propiedad privada. —me miró directamente.

—¿Si? Pero no veo ningún cartel que diga “propiedad privada”. —hice comillas y él no respondió. —Adelante, también te denunciaré por engreído, ofensivo y poco considerado. No sé si se pueda, pero no cuesta nada intentar. —murmuré lo último y él resopló.

—Eres una desagradecida. —no respondí y liberó un suspiro suave.  —¿De casualidad buscas esto? —me mostró la fotografía.

—Si. —me alivié al ver que aún la conservaba y me acerqué para tomarla, pero la alejó.

—Me la quedaré.

—Para ti no significa nada. —intenté quitársela sin éxito.

—¿Para ti si? —me miró curios mientras levantaba el brazo sabiendo que no podría alcanzarla.

—No en el sentido sentimental, pero fue un buen momento en el que olvidé mis problemas, solo eso.

—Bien, te la daré. —lo miré esperando que lo hicera. —Si te retractas de todo lo que dijiste.

—Retractarme mi pie... —bufé ante su expresión maliciosa y desvié la mirada. —Lo haré si tu también lo haces.

—Yo no quiero nada a cambio. —encogió los hombros sin interés.

—Fuiste grosero, ¿Quién le dice eso a una señorita? —crucé los brazos con indignación.

—No soy grosero con verdaderas señoritas.

—Señoritas, me pregunto a quien llamarás así...

—¿Te importa?

—Por supuesto que no. Ya damela —me abalancé sobre él para quitársela, pero fue inútil y no tenía mucho tiempo.

Corrió por todo el departamento escapando de mi mientras le tiraba con lo que encontraba, nada grave solo algunos cojines.

Lo acorralé contra la puerta principal abalanzandome sin que pudiera escapar y colocándome de puntillas hasta tocarla.

—La tengo  —sonreí levemente, pero no la soltó, al contrario, invirtió posiciones dejándome contra la puerta.

—Retractate de lo que dijiste y la soltaré.  —dijo con seriedad, pero su cercanía me incomodaba, aún así no podía ceder.

—No lo haré. —desvié el rostro para intentarlo de nuevo, pero me tomó del mentón para que lo mirara.

—¿Realmente piensas lo que dijiste?  —preguntó con una voz que sonaba aún más profunda por la cercanía.

—Por supuesto. —mantuve mi postura. —Perdiste tu atractivo Thomas Rogers, tanto que ninguna chica suspira al verte. Tu tiempo de gloria acabó.

—¿Si es así, por qué te avergonzaste tanto cuando me viste sin camisa? —no respondí al recordar ese momento y sonrió de lado. —Estoy seguro de que estabas muy cerca de un desmayo, y que incluso te emocionaste.

—¿Emocionarme? ¿Contigo? ¿Por verte de ese modo? —él asintió ante cada pregunta sin borrar esa sonrisa que me comenzaba a molestar. —Por favor... Ni que fueras un dios griego —fruncí el ceño.

—Dios griego o no. —repitió sin borrar la sonrisa —Dime algo, ¿Ya no sientes nada por mí?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, no la esperaba en ese contexto y en ningún otro, no sabía que responder y la situación no ayudaba en lo más mínimo. Por un lado quería decir que no, pero por otro mi corazón inquietaba por su cercanía.

—No. —dije en tono bajo, haciendo caso a la razón y desviando la mirada.

—¿No? —negué con la cabeza. —Entonces, ¿Por qué el sonrojo en tus mejillas? Incluso puedo oír el latido de tu corazón.

Era cierto, era consciente de mí corazón comenzó a palpitar de manera incesante y sin permiso.

—Hace mucho tiempo que lo llamo musculo cardíaco. —respondí después de tragar con dificultad por el nerviosismo. —Ya dame eso.

Halé un poco la fotografía, esperando que finalmente la soltara, pero me detuve al sentir sus labios sobre los míos. Estaba tan sorprendida que no pude reaccionar de ningún modo, me quedé estática sin responder, pero tampoco lo alejaba. Solo veía su rostro con los ojos cerrados, algo tan cercano que jamás fui capaz de imaginarme ni cuando era adolescente. Fue cosa de unos diez segundos, pero fue suficiente para dejarme con un desorden interno donde las famosas “mariposas” parecían revolotear en primavera.

—¿Por qué? —fue lo único que pude preguntar en cuanto se separó.

—Bueno. —soltó la fotografía y volvió acercarse, pero se desvió hasta mi oído. —Dije que me las pagarías.

—Tanto me odias —respondí sin pensar para después empujarlo. —idiota.

Salí mordiendo mi labio inferior, pero en ese mismo momento regresaba Dan y me detuve de repente.

—¿Sam, que hacías? —me miró un momento —¿Sucede algo? Tu rostro está... —me señaló

—Solo vine a buscar algo que creí haber perdido, pero supongo que lo perdí —me toqué el rostro y me acerqué a la puerta.

—Tom. —lo miró

Ni lo había notado, pero suponía que estaba detrás de mí.

—Hola Dan —se saludaron como si no sucediera nada.

—¿De casualidad discutieron? —preguntó mirándonos a ambos ya que evitaba cualquier contacto visual.

—No, ya vamos —lo apresuré para entrar al departamento.

—Siendo así, Tom cena con nosotros ésta noche en agradecimiento por lo que hiciste por Sam. —lo miré mal esperando que fuera una broma.

—Claro, ahí estaré. —finalmente lo miré y sonrió.

Daniel abrió la puerta y entré primero, casi huyendo de ambos. Habría protestado, pero sólo generaría sus sospechas. Esas sospechas que siempre estaban.

—Sam, ¿Que haces con las llaves? —mencionó sacándome de mis pensamientos.

—Bueno, olvidé la clave y tomé esto. —las mostré

—¿Como entraste?

—Tom me dijo la clave, pero la utilicé sólo una vez y por la situación la olvidé. No quise molestarlo de nuevo y busqué las llaves. —sonreí

—¿Estás segura de que no me ocultas nada? —me rodeó como detective interrogando, buscando algún indicio.

—¿Por qué lo haría? —me molesté golpeándolo en el brazo y fui a mi habitación.

Cerré la puerta y saqué la fotografía, había costado conseguirla por culpa de mi torpeza y el precio fue caro. Solo recordar ese momento aceleraba mis latidos haciéndome sentir vulnerable con humedad intentando invadir mis ojos.

—Tom idiota. —murmuré un poco molesta, tirándome en la cama.

Por la tarde ayudé a Dan con la cena aunque de pocas ganas. Sin embargo, mi humor era mucho mejor y bromeabamos mientras cocinábamos. Realmente lo había extrañado en pocos días.

Después de estar todo preparado se fue a duchar mientras yo esperaba en la sala un poco nerviosa. Esos nervios no debieron despertar y me molestaba. Tal era el nervio que me asusté cuando tocaron la puerta.
Me levanté lentamente y abrí aparentando estar relajada, al ver quien era me sorprendí, pero fruncí el ceño.

—¿Si?

Me tuve que contener un ¿Qué haces aquí?

—Hola Sam, Dan me invitó a cenar —sonrió tímidamente.

—Pues no me dijo nada —crucé los brazos.

En ese momento  Thomas también apareció, saliendo de su departamento y aproveché para cerrar la puerta.

—¿No habían tocado la puerta? —preguntó mi hermano bien vestido y con una fragancia que se sentía a kilómetros.

—Si, pero creo que el viento la cerró. —la señalé simulando no saber nada.

—No hay viento, tampoco están las ventanas abiertas. —miró creyendo mis palabras hasta que notó la ironía de las mismas. —¡Sam! —me regañó y volvieron a tocar la puerta.

En ese momento fue él quien abrió y los recibió con toda la calidez del mundo.

—Bienvenidos —saludó  como todo un anfitrión.8

—Gracias y hola —Yessica se acercó para abrazarlo y ambos se besaron sin pena.

No pude evitar sorprenderme por lo que veía e indignarme, definitivamente arruinaría su momento.

—¿Que se supone que hacen? —me acerqué para que se separaran —demonios se me revolvió el estómago...

—Sam, invité a Yess para presentartela como mi novia. —ignoró lo último y sonrió como tonto para después mirarme.

—¿Novia? —cuestioné —¿No esperaste mi aprobación? Que rápido te enamoras.

—Lo siento, no te pongas celosa —me abrazó, pero lo alejé rápidamente.

—Alejate no vaya ser contagioso. —dramaticé y miré a Thomas que parecía divertido por la situación.

—Llegará tu momento Sam, de hecho recuerdas que... —Yessica no pudo continuar ya que le cubrí la boca con una mano. Algo me decía que delataría mi accidentado primer beso.

—Bueno, estarás a prueba si algo no me agrada puedes estar segura de que no tendré piedad. —la amenacé para soltarla.

Cenamos tranquilamente, pero muy silenciosa de mi parte mientras ellos platicaban animadamente de cualquier cosa que se les ocurriera. Cosas típicas de parejas. No quería interactuar ni mirar al otro presente.

—¿Vamos por un helado? —Dan nos miró a todos.

—¡Si! —respondió Yessica de inmediato y la miré mal.

—¿Tendré que soportarlos así? —los señalé y me miraron mal. —Pobre de mí.

—¿Tom? Vamos. —lo miraron a la espera de su respuesta.

—Claro. —aceptó y lo miré del mismo modo.

—Somos tres contra una, vamos Sam —la pareja me haló en contra de mi voluntad casi arrastrándome fuera.

Estábamos en la heladería, cierta pareja más animada de lo normal demostrando cariño sin pena cuando sentí una mirada sobre mí. Giré la mirada a la calle, y ahí estaba él en un automóvil observándome, era increíble que lo reconociera a tal distancia, pero así era.
Instintivamente miré a mi hermano,  pero toda su atención era para su novia. Luego miré a Tom quien ya lo había visto, para cuando volvi la vista, ya no estaba.

Al regresar al edificio  Dan llevó a Yessica a su casa por lo que subí con Thomas.

—¿Estás bien? —preguntó antes de que entrara.

—Si. —respondí sin mirarlo —Buenas noches.

Me recosté sin poder conciliar el sueño, y Díez minutos después me llegó un mensaje.

Thomas: ¿Estás dormida?

Yo: Aún no.

Thomas: Dan regresará pronto, no te preocupes.

Yo: Lo sé, buenas noches 👋

Thomas: Descansa ✓✓

Sorprendentemente me relajé después de esa corta conversación y   no supe en qué momento me quedé completamente dormida.




╥﹏╥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro