CAPITULO 31
CAPITULO 31
Por la noche todas las cabañas fueron invitadas a la fiesta del otro lado del lago donde había una cabaña mucho más grande y parecía ser VIP, o así parecía para mí.
—Sam, ¿Aún no estás lista? —preguntó Sophia mirándome de pies a cabeza ya que estaba con mi ropa de dormir.
—Me quedaré aquí. —sonreí.
—Claro que no, disfrutemos este día —me animó y prácticamente me obligó a levantarme.
A duras penas me puse un short con algo holgado mientras las demás estaban bien vestidas para una fiesta de esas características.
Salimos y fuimos a paso lento por mi causa, obviamente todos me miraron raro y sonreí satisfecha, eso serviría para que nadie se me acercara.
Llegamos con los demás, pero no duró ya que Daniel y Thomas se pusieron a platicar con unas chicas que se acercaron de manera coqueta. Solo quedamos de lado Cameron, Sophia, Yessica y yo.
—Les dejaré la atención sólo por hoy —Austin acercó riendo mientras rechazaba cualquier chica que se le acercara.
—Me retiro, esto no es mi estilo. —avisó Cameron saliendo.
—Por primera vez estoy de acuerdo contigo —lo alcancé, caminamos en silencio y nos sentamos en unos bancos de madera frente a nuestras cabañas.
—Soy directo en estas cosas. —repentinamente llamó mi atención —¿Te sigue gustando? Hablo de Tom —aclaró mirándome.
—No —desvié la mirada hacia el cielo nocturno.
—Te ves segura, pero a la vez, algo me dice que finges. ¿Que pasó contigo?
No respondí, pero me sorprendía que alguien como Cameron pudiera ver algo como eso, ¿Como?, ¿Siempre fue así? Admitía que era el más callado del grupo y el que menos idioteces decía, pero al parecer también era un gran observador.
En ese momento llegaron los demás para sentarse en los bancos disponibles.
—Hagamos una fogata —sugirió Austin acomodando todo.
—Traeré leña —Oscar fue a buscarla
Y diez minutos después estábamos al rededor de la gran fogata, en completo silencio hasta que comencé a reír en tono bajo.
—Lo siento, pero esta situación... —me calmé
—Parecemos amigos, pero apenas nos presentamos con ellos —agregó Cameron señalando a mis compañeros de taller.
—Exactamente. —respondí.
—Somos buena onda bro. —respondió Oscar sonriendo
—¿Intentas hacerte el cool? —lo miró Sophia y él negó.
—No intento, lo soy. —sonrió con amplitud.
—Hacen bonita pareja. —dije mirándolos.
—¿Nosotros? —preguntaron al mismo tiempo y asentí. —¿Como crees?
—¿No lo son? —me sorprendí.
—Claro que no Sam, tenemos química y confianza porque nos conocemos desde pequeños. En realidad somos mejores amigos. —lo abrazó y llegaron Dan con Thomas
—¡¿En serio?! —me sorprendí más ante la confesión.
—¿Por qué te sorprende tanto? ¿Nunca tuviste un amigo de la infancia? —preguntó Oscar y negué.
—Bueno si, pero ningunas de mis amistades funcionaron. No lo sé... —encogí los hombros —Pero me alegra ver que tengan mejor suerte, aunque continúo pensando que hacen bonita pareja. —sonreí.
Evité mirar a Thomas y Yessica, ellos fueron los únicos que algunas vez consideré amigos tan cercanos.
—Ahora vuelvo —avisó Adam levantándose y todos lo miramos.
Regresó después de unos minutos con una bandeja con comida y bebidas simulando ser un camarero con gran estilo.
—Ese es mi amigo —aplaudió Oscar mientras tomaba una copa.
—¿Es de la fiesta? —pregunté y asintió —¿No te da vergüenza?
—Si, pero me la aguanto —ambos reímos. —Bebidas especiales para las damas, ¿margarita? —me ofreció.
Miré un momento la copa mientras unos oscuros recuerdos regresaban a mi como una película terrorífica.
—Te lo agradezco, pero no bebo. —sonreí disipando mis pensamientos.
—¿Segura? —asentí —pues no se puede desperdiciar, a tu salud —bebió y reí.
La noche pasaba tranquila, todos alrededor de la fogata mientras se contaban algunas anécdotas graciosas. Todo era tan tranquilo más de lo que hubiese imaginado, tanto que no nos importaba la frialdad de la noche, hasta que recibí una llamada y me levanté para responder.
—¿Hola?
Del otro lado no hubo respuesta, no había ningún sonido hasta unos segundos después dónde solo una respiración comenzó a resonar y alejé el móvil. Inmediatamente colgué sintiendo mis ojos humedecerse por la impresión y la sensación que me había provocado.
—No puede —murmuré para calmarme.
Me quedé allí unos minutos para disipar las lágrimas y calmar la alteración de mi cuerpo realizando una respiración profunda y regresé con los demás, dibujando una sonrisa. Pasamos un rato mas para luego cada uno ir a su cabaña.
El “fabuloso” fin de semana había pasado, era domingo por la tarde cuando regresábamos como fuimos y en los mismos asientos.
Recibí otra llamada, pero no respondí y me froté la frente. Por un momento miré a Thomas.
—¿Podrías mostrarme el número de tu madre? Por favor.
Sin decir nada me dió su móvil y pude comparar. No era el número que había llamado y eso me inquietaba, lo anoté y devolví el móvil.
Mensaje
Yo: Hola Emma, este es mi numero. Soy Sam
Emma: Al fin 😊 como estás querida?.
Yo: bien, regresando 😅 y tu?
Emma: aquí todo bien. Por cierto Había esto en tu puerta
[Imagen recibida]
Yo: como?
Emma: la tomé para que no se marchitara. No tenía nota, pero ya tienes un admirador 😉
Yo: nos vemos en cuanto llegue
Salí del chat y me recosté en mi asiento suplicando que no fuese lo que pensaba mientras mi cabeza comenzaba a palpitar con un dolor punzante.
Al llegar bajamos y fuimos al estacionamiento por los automóviles. Mejor dicho, Daniel fue por el suyo mientras lo esperaba.
—Sam, no creo poder llevarte. La rueda tuvo un problema, llevaré a Yess y pasaré al mecánico. —avisó y suspiré.
—¿Yess? —no pude ocultar mi fastidio.
—¿Están en la misma dirección? —intentó excusarse.
—De acuerdo, tomaré un taxi.
—No, Tom te llevará. Se lo acabo de pedir —sonrió de manera linda, pero le lancé una mirada asesina.
—¿Que hiciste qué? —cuestioné con calma mientras el deportivo se detenía cerca.
—Ve —me empujó para que me apresurara.
Lo alcancé con pocas ganas abriendo la puerta trasera.
—Sube adelante, parece que soy tu chofer
Volví a cerrar la puerta con fuerza y subí al frente. Ninguno dijo nada y era un poco incomodo, de algún modo no quería estar cerca de nadie.
—¿Te importa? —señalé el reproductor y él negó.
Puse un poco de música a volumen alto para distraerme, pero mientras más nos acercábamos más aumentaban los nervios y comencé a frotarme las manos.
—Daniel también hará el trabajo sobre su empresa —bajó el volumen y lo miré.
—Lo sé —asentí con seriedad.
—Deberíamos trabajar juntos para terminarlo cuanto antes.
—Como quieras. —seguí del mismo modo.
—¿Quieres ir a mi departamento ésta noche?
—Hagamos eso. —respondí sin pensar.
—¿Me estás escuchando?
—Lo que decidas estará bien.
Fue cuando se detuvo de golpe y me asusté por su acción.
—¿Que te sucede? —me miró molesto y reaccioné del mismo modo.
—Eso debería preguntar, ¿Por qué te detienes así? —fruncí el ceño.
—El reencuentro con tu ex novio parece haberte afectado. —volvió a conducir con la mirada al frente.
—¿Liam? No era mi novio. —él no respondió y mi molestia iba en aumento. —No deberías hablar de lo que no sabes. Además, qué te importa. Maldición.
Llegamos y se detuvo delante de mi casa, lo primero que noté fue una pequeña abertura en la puerta y un sudor frío bajó por mi espalda.
—¿No te bajarás? —preguntó molesto y lo miré.
—Gracias por traerme —fue lo único que dije antes de bajarme.
—¡Sam! —Emma se acercó con un ramo de flores idéntico a los otros. —Toma.
—¿No vió quien las dejó? —las tomé buscando alguna nota.
—No, pero ya tienes un admirador. —me guiñó un ojo y sonreí sin ganas. —Por cierto, olvidé decirte que no te pude llamar. Sé que dije que lo hice, pero era a tu viejo número, ahora ya tengo el nuevo. —sonrió
—Entonces, ¿Realmente no fuiste tú? —sentía mis ojos dilatados
—¿Sucede algo? —se preocupó y Thomas se acercó.
—No.. —desvié la mirada y decidí retirarme aunque no quería estar sola. —Buenas noches.
Simulé abrir la puerta con la llave y encendí la luz, todo parecía normal y en su lugar. Caminé a paso lento hasta la cocina dónde encontré otro ramo con una nota.
«Bonita casa cariño, pero
más bonita eres tu»
Apenas leerla la arrugué con fuerzas conteniendo las lágrimas por el coraje que sentía y del mismo modo tiré ambos ramos en el bote de basura.
Subí rápidamente a mi habitación para cerrar con llave, Thomas me observaba desde su habitación, con expresión de no entender. No pude asimilar la situación y también cerré las ventanas rápidamente.
Me recosté intentando dormir, pero era inútil, el sentimiento que tenía era preocupante y sólo esperaba que amaneciera rápido.
Otra mini maratón (╯°Д°)╯
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro