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CAPÍTULO 27

CAPITULO 27


Otro día tomando fotografías, los de deporte entrenando y los de química invitando a probar un jugo de tomate que según ellos era delicioso y nutritivo.

Observaba lo que sucedía a los alrededores, intentando encontrar una buena fotografía mientras estaba sentada en una banca, la tranquilidad era palpable y agradable desde mi perspectiva, pero una discusión llamó mi atención.

—¡Yessica dejame respirar! No soporto cuando estas buscándome insistentemente. —escuché a Jordan levantar la voz.

—Somos novios y fuiste tú quien dijo que debíamos estar juntos...

—Si, pero no así. Me asfixias. —expresó tomándose el cuello casi en un acto dramático y resoplé una sonrisa que luego se convirtió en molestia.

Aquella escena estaba juntando espectadores y tenía el presentimiento de que daría lugar a una humillación, ya que conocía la actitud de Jordan.

A paso tranquilo me levanté de mi lugar para comprar un jugo de tomate.

—¿Puedes hacerlo bien denso y nutritivo? Por favor —pedí a quien me atendió y este asintió con una sonrisa.

Cuando estuvo listo me acerqué sigilosamente por detrás y subí a una banca para estar cómoda con la altura.

—¡Basta! Yessi... —se detuvo cuando sintió el liquido en su cabeza.

—Basta tu. —dije tranquilamente

—¿Que haces? —me miró furioso.

—¿Que se siente? —pregunté por lo  bajo ignorando su pregunta cuando giró totalmente molesto y me miró con furia, mientras él líquido se esparcía desde su cabeza hasta su ropa.

—Jordan —la incógnita del problema había llegado y reprimí una sonrisa incrédula.

—Bingo —la miré y luego a Yessica que estaba llorando con resentimiento. —¿Crees que él merece que llores? Esto parece un típico drama de romance, con la diferencia de que él... —lo señalé —no cambiará.

—Sam —dijo en lamento.

—Te ha estado engañando con quien dice ser tu amiga, Jenifer ¿cierto? —ninguno respondió —Esto es tan lamentable.

Me retiré encontrándome con Thomas y Daniel.

—¿Estás loca? —preguntó mi hermano y encogí los hombros continuando mi camino hasta el salón.

Me senté en mi lugar con los audífonos para olvidarme un poco de las cosas, intentado alejarme de ka realidad un momento hasta que alguien me los quitó.

—¿Que? —pregunté de mala gana y lo miré.

—Eso, ¿Qué? —Dan se mostraba preocupado —¿Que te sucede?

—Nada. —intenté colocarme los audífonos, pero me lo impidió.

—Usualmente no harías algo así, a menos que algo te perturbe —dijo en voz baja sentándose a mi lado —¿Hay algo que no me estas diciendo?

Las insistentes llamadas llegaron a mi memoria mientras dudaba en decírselo, hasta finalmente negué.

—Sólo, no lo sé. Fue la situación, estaba siendo grosero. Ya lo había visto con la otra chica y sabes que no me agrada nada cosas como esas —suspiré desviando la mirada. —Además, Yessica alguna vez fue mi mejor amiga.

—¿Que? —no respondí para evitar explicaciones y él lo comprendió. —Está bien. —me frotó el hombro y salió.

Poco después entró Thomas con las manos en sus bolsillos y me pregunté que le querría.

—¿Regresaste a vengarte? —preguntó dudoso y no pude evitar sonreír sin ganas, parecía una broma.

—No sería mala idea. —reposé la cabeza sobre mi brazo —Se lo merecía.

—¿No piensas en tu imagen? —frunció el ceño.

—No tengo imagen que mantener, además eso no define lo que soy realmente. No afectará mi desempeño académico. —no dijo nada, pero no apartaba la mirada. —¿Acaso temes lo que puede hacer si decido vengarme de cada uno? Tranquilo, no soy esa clase de persona, así que relájate.

—Claro que no me preocupa, pero como digas. —se sentó a mi lado y abrió un libro.

Volví a colocarme los audífonos esperando la clase la cual marchó un poco aburrida hasta los últimos minutos.

—Muy bien alumnos, como saben está en marcha una nueva competencia y también es tiempo de examen, pero para mi clase no los exigiré, sólo por esta vez. —todos aplaudieron —pero harán una investigación, un trabajo sobre actualidad empresarial. Nada complicado —sonrió

Pensé un momento, y podría trabajar con el concepto Anderson. Eso sería fácil.

—Y para hacerlo más fácil, trabajaran en parejas. Exactamente como están en sus asientos.

—No. —me lamenté en tono bajo y miré a Thomas que estaba totalmente serio.

—Tendrán dos semanas para entregarlo, por favor tomen su tiempo, pero también haganlo con tiempo. Fin de la clase. —se retiró y la mayoría igual

—¿Como lo haremos? —preguntó él mientras guardaba sus cosas.

— Eso... —fui interrumpida por una llamada la cual colgué y me tensé internamente. —¿Te parece si nos ponemos de acuerdo luego? —me levanté.

—Está bien.

Asentí y salí rápidamente para llamar a mi padre.

“Cariño, ¿como estás?”

Respondió del otro lado e intenté estar lo más tranquila posible.

—Bien.

“¿Sucede algo?”

—Es lo que te quería preguntar, él... —esperé su respuesta ya que sabía que comprendería.

“Tranquila, escucha. Mañana llegaré a Londres y hablaremos personalmente ¿de acuerdo? Dile a tu hermano.”

—Está bien.

Colgué llegando a mi casa, observé todo y cada cosa estaba en su lugar. Cociné algo y me recosté después de una ducha.

Al otro día todo fue normal, pero se me había olvidado hablar con Daniel sobre nuestro padre, después de clases estaban jugando fútbol y tuve que esperar. Thomas se acercó para beber agua todo sudado, pero lo ignoré completamente desviando la mirada.

—Oye... —dijo, no supe a quién e instintivamente lo miré. —Anota tu numero, luego me lo das —me entregó su móvil y regresó a jugar.

—¿Que fue eso?  —murmuré para misma.

Lo encendí, no tenía código de bloqueo, pero solo hice lo que pidió. Anoté mi numero y puse Samantha Anderson. Algo formal y adecuado.

Después de unos 20 minutos terminaron y comenzaron a salír, algunos eran esperándos por sus novias y otros por algunas admiradoras. Dan se acercó primero mirándome como si esperara algo y lo separé del grupo.

—Ayer hablé con nuestro padre. —aún me costaba llamarlo así —Dijo que llegaría hoy y que debíamos hablar.

—Creo que sé porque es, lo llamaré llegando al departamento. Seguramente cenaremos en un restaurante discreto. ¿Te llevo?

—No, caminaré.

—Entonces, nos vemos esta noche. —asentí y se fue.

Observé al grupo buscando a Thomas, pero ya no estaba y aún tenía su móvil.

—¿Ahora que hago? —lamenté y caminé a la entrada.

Lo busqué con la mirada por todos lados, pero no lo encontré, caminé a paso lento por la calle hasta que fui alcanzada por el deportivo negro, y se detuvo un poco más adelante.

Bajó la ventanilla y era el mismísimo Thomas, aquella parecía una escena de película, pero no me sorprendía él sino el coche.

—Wooo —lo observé un poco y reaccioné. —Lo siento. —le entregué su móvil y continué caminando.

—Voy a casa de mis padres. —siguió y volví a mirarlo.

—Los saludas de mi parte. —intenté continuar, pero lo siguiente si me sorprendió.

—¿Vienes? —fruncí levemente el ceño y lo miré.

—¿En serio? —no respondió —¿Y negarme a disfrutar esta belleza? —sonreí y subí a la parte de atrás.

—¿No que habías cambiado? —me miró por el espejo retrovisor.

—¿Qué? Le dije belleza el automóvil no a tí. —me acomodé —Incluso subí atrás porque no quiero que me vean contigo.

—Auch —fingió y sonreí levemente.

El viaje fue complemente silencioso y no me molestó, al llegar obviamente estacionó frente a su casa y su madre salió a recibirlo.

—Sam. —sonrió al verme bajar

—Hola —me acerqué abrazarla.

—Te estuve llamando estos días.

—¿Me estuviste llamando? —me sorprendí.

—Si, ¿Por qué no respondes?

—Ah —suspiré y reí aliviada —Es que no respondo a desconocidos, pero de haber sabido. —volví a reír

—Está bien, la seguridad ante todo. —asentí —Cena con nosotros esta noche.

Justamente en ese momento recibí un mensaje.

Dan: pasaré por ti a las 7pm ✓✓

—Lo siento, tengo planes por hoy. Te prometo que será la próxima.

—Te tomaré la palabra.

—Así será.

Me despedí y fui a mi casa, después de una ducha me puse a buscar en el armario algo de ropa, pero cuando giré hacía la ventana Thomas me estaba mirando, no lo entendí hasta que me di cuanta que solamente estaba envuelta en la toalla. Corrí y cerré la ventana mientras mis mejillas ardían por la vergüenza.

Me vestí casual y no tan a mi estilo, ya que mi padre había dicho tiempo atrás que debía acostumbrarme a diversificar la vestimenta.

Abrí la puerta y justamente llegaba Dan.

Llegamos a un elegante restaurante aunque discreto, el cual tenía una habitación para cada mesa.

—Mis hijos —sonrió nuestro padre al vernos y acto seguido abrazarnos —¿Como han estado?

—Bien, sabes como somos. Solo que Sam hace unos días le tiró puré de tomate a un compañero. —se sentó y lo miré desconcertada por haberme delatado.

—¿Eso es cierto? —nuestro padre me miró

—No era puré, era jugo y muy nutritivo. En mi defensa se lo merecía —me justifiqué.

—Debería molestarme, pero extrañaba sus peleas. —rió

Luego de un momento nos sentamos y comimos algo mientras dudaba en preguntar.

—Padre. —llamé su atención dejando de jugar con la servilleta. —Dijo que debíamos hablar

—Si, y sé que eres directa así que lo diré. —hizo a un lado su plato para acomodarse —Él finalizó su terapia y está en libertad —solo escuchar la última frase me cayó como una balde de agua helada al punto de dejar caer el tenedor.

—¿Como que está en libertad? —cuestionó mi hermano.

—Aún así está recluso en su casa. Según los últimos estudios, recibe atención domiciliaria ya que no se encuentra listo para regresar a la sociedad.   Además, hay vigilancia.

—Entonces lo hubiesen internado para estar más seguros.  —agregué

—Tranquila, tiene prohido hacer cualquier cosa y si llegara a moverse lo sabríamos. —me tomó la mano —Si es necesario te pondré custodia.

—No es necesario, admito que estuve un poco nerviosa estos días por unas llamadas. —confesé.

—¿Llamadas?

—Si, no respondí, pero hoy supe que era una amiga de mi madre —suspiré con alivio.

—¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó Dan.

—Porque no estaba segura, y como ves no fue nada. Estaré bien mientras siga lejos, es lo único que pido.

—Quería decirte esto personalmente, cariño. Así que puedes estar tranquila, me agrada verte bien, así que me aseguraré de que sigas asi. —asentí y miró su reloj —Deberían estar llegando.

—¿Llegando quien? —me confundí

—Firmaremos un nuevo contrato con una empresa importante y en él estará un pacto de silencio por ti así que quiero que estés presente.

—¿Que empresa es?

—Rogers Empire —respondió Dan con una sonrisa que lo hacía sospechoso.

—¿Rogers Empire? Solo conozco unos Rogers...

Los miré esperando que no fuese lo que pensaba.






(C_C)

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