Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 22

CAPITULO 22


El tiempo pasó y con él muchas cosas que jamás creí que me sucederían, cosas que me hicieron cambiar de cierto modo y eso era algo que notaba cualquiera que me conociera.

Después de dos largos años estaba en un vuelo sin escalas, directo a Londres, al lugar que no pensé en regresar, pero era necesario.


Regresar se sentía extraño, sentía esa  extraña sensación de no saber lo que sucedería una vez que llegara a mi ciudad natal. Por un lado sentía un poco de ansiedad, quería ver como estaban las cosas durante todo aquel tiempo y también quería ver a Emma. Sin embargo, por otro lado, simplemente no quería regresar porque ya no tenía nada, como me lo había dicho tiempo atrás y sentía que ningún lugar era correcto para mí.

Miré a Daniel que dormía en el asiento de al lado y liberé un suspiro casi inaudible, pero aliviado, al menos lo tenía a él.

Llegamos al aeropuerto el domingo casi al mediodía y lo primero que hice fue respirar profundo, en el fondo extrañaba mi ciudad.

—¿Vamos a la casa? —llamó mi atención y giré para mirarlo.

—Claro que no —lo miré mal —Al menos no aún. Vayamos a un hotel y luego buscamos un departamento o casa para ti.

—¿Por qué tanto recelo? ¿Es por él? —sonrió con malicia y rodé los ojos ya que conocía sus intenciones con esas bromas de mal gusto. —De todos modos lo verás más temprano que tarde.

—¿Crees que me interesa? —comenzamos a caminar para buscar un taxi —Si regresé aquí es por tu causa y todo lo que sucedió. No estoy para tus fastidiosas bromas, tampoco para soportar a nadie del pasado.

—Ambos sabemos porque regresaste, entonces que no te afecte hermanita. —colocó una mano en mi hombro en forma de apoyo y esperamos un taxi.

No pasó mucho cuando tomamos uno y nos dirigimos a un hotel o eso quería creer hasta que vi un edificio.

—¿Que demonios? —esperé una explicación mientras lo miraba.

— Olvidé decirte que ya tengo un departamento. —Encogió los hombros —Tiene dos habitaciones así que puedes quedarte esta noche y mañana mudarte.


—Pero que insensible. —lo golpeé en el brazo y se rió como si fuera lo más natural del mundo.

—Oh vamos, ¿Realmente creíste que vendría aquí por tiempo indeterminado y sin ningún plan? Sabes que no es mi estilo, hasta me ofende que pienses así. —rió ruidosamente por mi expresión y se acercó a la puerta.

Lo vi hablando con un hombre mayor y desvié la mirada para observar a los alrededores, si no estaba tan desorientaba podría decir que estaba más cerca de la universidad y podría ir caminando.

—Idiota.  —murmuré para mí misma.

—Sam, vamos. Nos ayudará con las maletas —me miró y continuó riendo por mi expresión de fastidio.

Entramos al edificio, no sin antes saludar cortésmente al hombre mencionado.

Subimos por un elevador al octavo piso hasta llegar a la puerta, donde Daniel colocó el código y entramos.

—Sientete cómoda y en casa. —mencionó mientras se tiraba en el sillón.

—Oye. —lo pateé levemente en la pierna —¿Por qué no me lo dijiste? ¿Ah?

—Dijiste que querrías quedarte en tu antigua casa y respeté tu decisión. —me tiró un cojín —No seré cruel, puedes quedarte hasta una semana y luego irte.

—¿Eres idiota? —lo golpeé con el mismo cojín —¿Como iré a la universidad? ¿Me buscarás todos los días?

—¿Tengo cara de chofer? —se sentó para mirarme un momento. —Además aquí no está muy lejos, puedo ejercitarme mientras voy caminando.

—¿Entonces no tienes auto? —me senté a su lado.

—Claro que lo tengo y tendría que estar llegando en este mismo momento —observó la hora en su reloj y luego se acercó a la ventana —Bingo —sonrió triunfante.

—¿Como demonios puede tener todo tan calculado? —murmuré molesta. 

—Vamos  Sam, alegrate de tener al hermano más inteligente que pueda existir. —respondió una sonrisa mientras salía del lugar.

—Hermano que conocí hace dos años —suspiré recordando levemente lo sucedido.

Luego de varios minutos regresó muy sonriente mostrando las llaves por lo que lo miré mal.

—Si te molesta tanto podemos pedir uno para ti también.

—No molestes, ¿Ya olvidaste lo que sucedió con tu BMW?  —acomodé mi cabello con agotamiento por el vuelo.

—Es cierto, luego de cabecear tantas veces el volante aceleraste y así pasó a la historia. Era mi primer auto. —fingió emocionarse. —Pensándolo bien, jamás volverás a conducir y menos uno mío —escondió las llaves en sus bolsillos.

—Tampoco quería hacerlo, pero gracias. —sonreí y me acerqué.

—¿Por qué? —me miró dudoso.

—¿Me llevarás? —lo miré lastimosa y uní mis manos a modo de suplicio.

—Esta bien, pero solo los primeros días. Luego te manejas solita, como una adulta que eres. Por cierto mi habitación es la de la derecha —avisó mientras caminaba por el pasillo.

—Debería darte vergüenza, te ganarás un premio por el hermano más insensible y desconsiderado. —dije para que me escuchará, pero solo me ignoró.

Después de un rato fui a la habitación desocupada y dejé mis maletas, aunque no las desarmé. El resto del día pasó tranquilo, no desempaqué más de lo que usaría al día siguiente y por la tarde me recosté un tanto relajada, pero muy agotada.

Sentía que estaba durmiendo en las nubes cuando un tirón de sábanas me asustó haciendo que me sentara al instante.

—¿Que sucede? —miré a todos lados para después escuchar una risa burlona.

—Hora de levantarse —respondió mi hermano entre risas.

—¿Levantarse? ¿Para qué? —lo miré mal, controlando mi humor matutino.

—Es lunes, hoy comenzamos la universidad.

—¿Hoy? —me froté el cabello tratando de asimilar.

—Si.

—Pero van la mitad del bimestre.

—Exacto, veo que no escuchaste nada de lo que te explique antes de venir —suspiró con paciencia. —Ya tenemos todo lo necesario, la transferencia, los libros y todo. Solo debemos ir a las clases.

—¿Por qué tan rápido? Mejor mañana —me volví a acomodar deseando poder seguir durmiendo.

—Claro que no, te levantas, tomas una ducha, te cambias y vienes a desayunar —me señaló con autoridad.

—Si señor —respondí desganada.

Me levanté un poco fastidiada, solo llevábamos un día y obviamente no era suficiente para volver al horario habitual, el cambio de país pesaba y eso me ponía de mal humor. A veces no comprendía como Dan podía adaptarse tan rápido a algunas cosas que debían tomar un tiempo prudencial, eso no significaba una semana o mes, pero un día como mínimo.
Me vestí casual con unos jeans negros, remera sin mangas de color crema con un buzo un poco holgado encima de color verde y unos tenis blancos. Me miré al espejo y acepté que la combinación de colores no era mi fuerte para ese día en particular.



Cepille mi cabello y lo dejé libre para ser un “perfil bajo”, y veinte minutos después desayunaba con Dan en la cocina.

—Sam —llamó mi atención haciendo que lo mirara mientras comia. —Dime, ¿Por qué estamos aquí?

—Para estudiar mínimo un año, conocer el mercado y tú conocer la cultura a la que perteneces —fingí ser un robot, exceptuando algo importante.

—Si —sonrió por mi actitud —pero lo ultimo no iba, te faltó algo.

—Demostrar que no soy la misma, bueno —dudé un segundo. —En parte si lo soy, pero más que nada para demostrar que ya no pueden hacerme daño como antes y superar todo lo sucedido.

—Si, pero recuerda que jamás debes dudar, creo que comenzaste a ablandarte desde el momento en que pusiste un pie en Londres. —lo miré un momento y sonreí de lado con incredulidad.

—Descuida, sé comportarme según la situación —volví a una fría seriedad. —Tú mejor que nadie sabes lo que sucedió, y no fue en vano, como dicen; lo que no te mata te fortalece.

—Esa es la actitud. —sonrió, pero sabía perfectamente que detrás de esa sonrisa había un temor y preocupacióm abismal. —Bien, hora de irnos.

Bajamos y lo primero que busqué fue su automóvil con la mirada, pero no lo encontré.

—Dan, ¿donde está... —volteé para mirarlo, pero llevaba una distancia caminando —¡espera! —corrí para alcanzarlo

—¿Te quedaste atrás? —me miró como si no lo supiera.

—¿Podemos ir en el auto y hacer una entrada triunfante el primer día? —supliqué.

—Claro que no —continuó caminando. —Creí que querías un perfil bajo.

—Si, pero...

—Si lo hacemos, ¿Como harás luego cuando tomes un bus, metro o taxi? —lo miré mal —Será peor.

—Desde que pusiste un pie en Londres te volviste más insensible —lo golpeé en el brazo y continúe con mi andar ofendido, dejándolo atrás.

Sin embargo, tenía razón en lo que decía. Caminamos por unos 20 minutos y llegamos a las puertas de la gran universidad de Londres.







Me retiro lentamente ಥ⌣ಥ

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro