CAPÍTULO 128
CAPÍTULO 128
Había salido temprano del trabajo y esperaba a Tom para cenar, mientras pensaba en su insistente pedido para que tengamos un bebé. Habían pasado tres meses de aquella conversación y continuaba en “modo pensativo”.
Llegaría luego de una reunión importante, me perdí en mis pensamientos hasta que escuché la puerta y sonreí.
—Hola amor —me acerqué para abrazarlo.
—Buenas noches cariño —me besó con calma.
—Tengo hambre, ve a ducharte rápido. —lo apresuré casi empujándolo.
—¿Quieres acompañarme? —sonrió con picardía y negué del mismo modo. —Es una pena.
—Rápido.
Luego de cenar y platicar de diversas cuestiones nos sentamos en la sala para disfrutar de la compañía, como lo hacíamos cada noche.
—Sam...
—Ahí vas de nuevo —suspiré cerrando los ojos. —Tom...
—Si no quieres está bien, no te obligaré. Entonces adoptemos. —me sorprendió y lo miré de inmediato.
—¿Que?
—¿Tampoco quieres?
—No esperaba eso... —pensé un momento y tomé un sobre de la cómoda cercana para entregárselo.
—¿Que es? —frunció el ceño mirándolo de un lado y del otro.
—Solo miralo...
Lo observé con atención mientras lo abría y leía el contenido para después mirarme sorprendido.
—Sam...
—Si, estoy embarazada —confirmé con una sonrisa —y no solo eso, voltealo.
Lo hizo y se sorprendió aún más.
—¿Son dos? —logró decir para quedar totalmente inmóvil con la mirada en aquel papel.
—Tom... —lo moví un poco preocupada —¿Estás bien?
—¿Bromeas? —sonrió reaccionando —¿Seremos padres? —asentí
—Seremos padres.
—¿Seremos padres? —repitió con un brillo muy especial en sus ojos.
—¡Si, seremos padres! —exclamé con emoción y me abrazó con fuerza.
—Te amo.
—Pero escucha con atención, aún falta mucho, pero me explicaron que pronto tendré muchos antojos así que acostúmbrate. —lo señalé para que no se escapara en ningún momento.
—Todo lo que quieras, puedo traer una tienda completa si me lo pides. —rió un poco nervioso —¿Cómo pasó? No te vi mal o con náuseas...
—Como pasó, claro que lo sabes no te victimices —acusé y sonrió complaciente, definitivamente lo recordaba. —Y si sentí nauseas y otras cosas, por eso regresaba temprano los últimos días.
Flash Back
Hacía varios días me sentía igual, pero no quería preocupar a Thomas creyendo que solo era un malestar estomacal. Sin embargo, mi periodo no había llegado y sólo había una posibilidad. Mi estómago se revolvió haciendo que devolviera todo el desayuno.
—¿Será? —me levanté frotándome el vientre.
No quería llamar a nadie así que visité a alguien que podría ayudarme y se había convertido en la amiga más valiosa que podía tener. Toqué su puerta y no tardó en abrir.
—Hola Alexia —sonreí.
—Hola Sam, pasa...—me haló y reí.
—Hola pequeña Selena —la saludé y corrió hacia mi muy feliz.
—Hola tía Sam... —rió, pero quedó viéndome un momento y tocó mi vientre para volver a reír y continuar jugando.
—Espera... —Alexia me señaló y me miró con atención para analizarme de todos los ángulos. —Te ves diferente y reluciente. Eso no es por el matrimonio y sus beneficios. —dijo lo último con picardía.
—Creo que estoy... —me froté el vientre y se sorprendió —pero no estoy segura, de hecho estoy asustada. Estoy muy asustada.
—¿Por qué? —me abrazó para que me tranquilizara. —¿No dijiste que Thomas insistía mucho por esto?
—Si y no es por él, sino por mi... —suspiré —primero quiero estar segura.
—Vamos ahora mismo a una clínica —corrió para cambiar a Selena y me acompañó.
Me hicieron una prueba y esperamos por los resultados. Temía mirar y se lo di a Alexia para que lo hiciera por mi.
—Si, definitivamente lo estas... —se emocionó —y es felicidad doble.
—¿Doble? —la miré sorprendida sin saber a lo que se refería exactamente.
—Si, son dos mira... —señaló y sonreí sin poder creerlo.
Fin Flash Back
—Si antes te consentía ahora lo haré mucho más —besó mi frente y sonreí. —Aunque aún no comprendo cómo sucedió.
—¿Como que no? —reí divertida para tomar sus mejillas. —¿El ingenuo Tom quiere que le explique lo que hicimos desde que nos casamos?
—No es eso... —tomó mis manos para mirarme. —Dijiste que no querías, y hasta donde lo sabía, continuabas cuidándote.
—Quieres saber eso... —liberé un suspiro. —Bueno, eras muy insistente, dejaste de cuidarte o a veces simplemente “lo olvidabas”, así que dejé de cuidarme pensando que fuese lo que fuese sería el destino. Si debía ser madre lo sería y sino, no. Dejé los anticonceptivos hace tiempo.
—Ahora entiendo. —sonrió bajando la mirada a mí vientre que aún no presentaba ningún cambio.
—Tom... —tomé su mano para que tocara mi vientre —aún no los sientes, pero pronto lo harás.
—Si, el tiempo pasa rápido —reimos.
Y como lo había dicho, el tiempo pasó rápido, muy rápido. Nuestras familias recibieron la noticia más que felices y Thomas me acompañaba a cada control, en caso de no poder lo hacía Alexia con la pequeña Selena o Daniel que me cuidaba mucho más que antes y también estaba emocionado por ser tío.
Mi vientre creció como debía para poder mantener a dos niñas, porque sí. Eran un par de mellizas a las cuales llamaríamos Eve y Amy Rogers.
El momento llegó, estaba asustada, el dolor era como una oleada incontenible que me asustaba más. Thomas no estaba ahí, pero llegaría pronto o eso me dijeron. Estaba tan asustada que no me calmé hasta que estuvo a mi lado.
—Todo estará bien. —intentó tranquilizarme, pero el dolor era indescriptible.
—Hay problemas con la anestesia, no podremos hacer cirugía. Deberá ser un parto normal. —avisó la doctora no sabía si podría.
Me asistieron en todo momento hasta que nació la primera, la pequeña Eve. Luego Amy, pero tardó más de lo que debía por lo que tuvo problemas respiratorios y fue llevada a atención inmediata.
—Tom, ¿Qué está sucediendo? —pregunté totalmente agotada, pero no respondió.
El esfuerzo fue tanto que poco a poco sentí quedarme inconsciente.
Al despertar estaba en una habitación y a mi lado solo una niña.
—¿Tom? —dije con dificultad y se acercó de inmediato.
—Cariño, estás bien —sonrió levemente.
—¿Que sucedió? —miré a la bebé dormir —¿Dónde está Amy? —pregunté preocupada.
—Sam, ella...
—¿Que? —comencé a llorar.
—Está en un estado delicado, los médicos están haciendo todo lo que pueden...
—¿Fue mi culpa? —interrumpí sin controlar las lágrimas.
—No...
—¿Entonces qué?
—Problemas respiratorios, pero estará bien. Tengo la confianza de que es igual de fuerte que tu. Sam.. —negué y miré a Eve dormir.
—Es tan pequeñita y frágil... —limpié mi rostro.
Después de horas la doctora fue a verme.
—Samantha felicitaciones por su maternidad —sonrió comenzando a observar las hojas que llevaba —veamos, tuvo mellizas. Una de ellas tuvo complicaciones con el tiempo del parto, pero su evolución es favorable. Solo hay que esperar. En cuanto a usted, estará en observación por unos días.
—¿Por qué? —pregunté.
—Será mejor que lo sepa cuando se recupere.
—Diga lo que deba decir... —la miré con seriedad.
—Bueno... —suspiró quitándose los lentes para mirarme. —tambien tuvo complicaciones y como resultado, es muy probable de que no pueda tener más hijos.
No respondí, y solo miré a Tom.
—Ahora descanse —se retiró.
—Si fue mi culpa... —comencé a llorar —y ya no podremos...
—No pienses en eso. Amy saldrá de esto y con dos niñas es suficiente. —me abrazó y me aferré a él.
En ese momento Eve despertó comenzando a llorar y la miré con preocupación.
—¿Que debería hacer?
—Yo... —negó sin conocer la respuesta. —vuelvo en un momento
Salió y regresó con Emma y Alexia para que me ayudaran.
—Sam, ésta niña tiene hambre. Debes alimentarla —dijo Alexia tomándola para acomodarla en mis brazos.
—Tu sal un momento —Emma prácticamente echó a Thomas.
Presté total atención a la pequeña que tenía en mis brazos y cuanto comenzó a alimentarse mi dolor disminuyó haciendo que sonriera.
—Mi pequeña Eve... —la aprecié, era tan pequeña que sentía que cualquier movimiento podía dañarla.
—Mi primera nieta. —siguió Emma y Alexia asintió.
—Seré la madrina de una o de ambas... —anticipó Alexia y reí levemente.
—Claro que lo serás...
Cuando ya pude levantarme fui con Tom a ver a Amy a través de un cristal.
—Tom, esto no... —negué y me abrazó.
—Lo hará, saldrá de esto y los cuatro regresaremos a casa —susurró.
—Es tan pequeñita...
Me dieron el alta medica en una semana, pero no me iría sin mi hija. Quedamos allí esperando cada día y aunque era consciente de que no era lugar para Eve, también sabía que ella lo sentía. Eran mellizas al igual que lo era con Daniel.
El dolor y la impotencia que sentí en esos días no eran parecidos a ninguno que había sentido, pero me mantenía fuerte. Ser madre había desperado otro tipo de fortaleza en mí que me permitía estar en pie.
Luego de tres semanas finalmente la entregaron en perfecto estado y no tendría problemas en desarrollar una vida normal, era de las pocas veces que me sentí tan aliviada. Tenerla en mis brazos no tenía precio.
A pesar de todo, Samantha y Thomas continúan superando cosas difíciles ╥﹏╥
Por otro lado, la nueva generación ya está aquí ♡´・ᴗ・'♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro