CAPÍTULO 122
CAPÍTULO 122
Me levanté a media mañana, la casa estaba tan solitaria y tranquila, papá y Larisa se fueron de viaje como lo dijo Daniel. En cuanto a él, ya vivía en otro lugar.
Suspiré comiendo mi almuerzo por adelantado para después salir rumbo a una tienda para comprar un vestido, a diferencia del pasado ya no me fastidiaba hacer esas cosas.
—Buenos días —me saludó la encargada —¿En qué puedo ayudarla?
—Hola, busco un vestido elegante, pero sencillo para una cena de negocios —intenté explicar.
—Algo formal...
—No exactamente, ya que será fuera de la empresa.
—Entiendo, tenemos una gran variedad de modelos y colores. —caminó por el pasillo y la seguí.
—Quisiera uno negro.
—Bien, puede ver todos los que tenemos. Hay desde los largos, cortos, cortes medios, escotes...
Me explicó varias cosas y decidí observarlo por mi misma.
—Bien, me llevaré éste —escogí uno que me había encantado.
—Muy bonito. —lo llevó a la caja e iba hacer lo mismo cuando llamaron mi atención
—¿Samantha? —la miré y me sorprendí.
—Hola Alicia. —saludé y me sonrió.
—Hola, ¿Compras un vestido?
—Si, tengo una cena esta noche.
—Ya veo... —dudó un momento —no tuve la oportunidad de aclarar el malentendido en la inauguración, en realidad soy prima de Tom...
—Lo sé.
—Y la razón porque sé cosas de ti y siento que te conozco es porque me ha hablado mucho de ti, al igual que sus padres —me sorprendí y sonrió con amplitud. —Eres muy especial.
—No, solo soy alguien del pasado.
—No estaría tan segura de eso. En fin, gusto en verte. Nos vemos, Sam. —se despidió y quedé pensativa.
Pagué el vestido y regresé a la casa, un poco pensativa por lo que había dicho, pero sacudí la cabeza para distraerme en cualquier cosa hasta que fuera la hora. Comencé a arreglarme, pero Daniel no había llegado.
Mensaje
Yo: ¿Vendrás por mi? 🙄
Dan: Lo siento hermanita, surgió algo. Te veré allá, el chofer te llevará. Sabe donde es 😅
Yo: Idiota 😒
Dan: También te quiero ❤ ✓✓
Terminé de arreglarme y bajé para encontrar el auto preparado.
El viaje fue tranquilo mientras observaba por la ventanilla, no supe donde era hasta que llegamos y me bajé en un elegante restaurante que no sabía que existía.
—Su hermano pidió que solo la dejara aquí, luego él la llevaría. —avisó mi chofer y asentí.
—De acuerdo, gracias. Regresa con cuidado.
Asintió y se retiró.
Entré encontrándome con un hombre en la entrada que me recibió con amabilidad.
—Buenas noches —saludé con una sonrisa.
—Buenas noches —devolvió el gesto mientras revisaba algo para mirarme de nuevo. —Samantha Anderson.
—Si.
—Su reunión es en el segundo piso, primera puerta. —señaló el elevador.
—Gracias.
Llegué a la puerta indicada esperando que mi hermano ya estuviera ahí, pero solo encontré a una persona de espaldas. En cuanto cerré la puerta giró para mirarme.
—¿Tom? —desvié la mirada observando que solo había una mesa en aquel enorme lugar.
—Hola Sam —se acercó extendiendo su mano —¿Aceptarías cenar conmigo?
—A eso vine... —respondí sin pensar y reaccioné —No contigo, se supone que debía ser una cena de negocios. —suspiré observando su mano.
—No hay cena de negocios, le pedí a Daniel ese favor. Lamento haberte engañado —liberó un suspiro paciente. —¿Podrías? No quiero sentirme un idiota.
—¿Que? —volví la mirada a su mano y finalmente la tomé. —claro.
No pude evitar mirar lo bien vestido que estaba con una camisa negra y todo del mismo color, muy similar a mi.
En la mesa acomodó la silla para que me sentara y me sentí bien. Él actuaba como todo un caballero para después sentarse delante para mirarme.
—Supe todo lo que hiciste en América, estoy muy orgulloso de ti y te admiro por eso. —dijo mirándome con tranquilidad.
—Gracias... —sonreí levemente —la distancia que quería dió sus resultados, aunque sinceramente no esperaba que fuese algo tan grande.
—Eres brillante y hoy sabes como utilizar eso de la mejor manera. Años atrás dijiste que habías desviado tu atención en cosas innecesarias y tenías razón. —no pude responder, solo asentí desviando la mirada.
No estaba nerviosa, pero estar a solas después de tanto tiempo despertaba mis emociones que habían permanecido dormidas por los últimos dos años. Esperamos la cena y no tardó en llegar.
—¿Y tú que hiciste? —me atreví a preguntar después de varios minutos.
—En primer lugar me recuperé... —respondió con la mirada en su plato y me incomodé un poco para después mirarme. —luego ayudé a mi padre con sus negocios, hice algunos viajes e intenté mantener la estabilidad en la universidad. No puedo quejarme.
—Ya veo, como dije cuando llegué. Todos siguieron con sus vidas y está en orden, finalmente sin problemas. Es un gran alivio.
—Claro.
Continuamos con la cena solo cruzando algunas palabras breves hasta terminar.
—¿Y reservaste este lugar? —señalé el salón.
—No... —asentí —no solo esto, sino todo el lugar.
—¿Qué? ¿Por qué? —me sorprendí.
—No quería interrupciones. —sonrió de lado.
—Vaya... —bebí un poco y me miró un momento, como si buscara algún tipo de respuesta en mi rostro. —¿Sucede algo?
—Sam, ¿No crees que ha sido suficiente de esto para nosotros? ¿No crees que necesitamos un nuevo inicio? —preguntó mirándome con atención.
—¿De qué hablas exactamente? —desvié la mirada, tendido una idea del rumbo que tomaría la conversación.
—Hablo de nosotros. Sam, en ningún momento dejé de pensar en ti, pero respeté lo que querías y cumplí con lo que dije, de otro modo ya no estaría aquí... —volví a mirarlo conociendo esa insinuación.
—Tom...
—Como dijiste, ambos teníamos heridas que sanar y cicatrices que jamás desaparecerán. Sané las mías con el tiempo y pude saber como te sentiste en su momento. El tiempo pasó lo suficiente para saber que lo que siento por ti no desaparecería, eres lo más valioso en mi vida, Sam. La pregunta es, ¿Que hay de ti? ¿Al sanarte te diste cuenta de que no sientes nada por mi?
No respondí y el silencio inundó el lugar hasta que se levantó para acercarse, tomó mis manos para que me levantara y lo mirara.
—No tuve la oportunidad de decirte todo lo que siento por ti y lo que realmente significas... —acarició mi mejilla con suavidad. —Muchas veces me planteé como podría decírtelo, pero no encontraba las palabras. Siempre me viste como el perfecto Thomas Rogers, pero no lo soy, ante mi mirada soy lo peor de mi mismo, pero contigo soy mejor. Tu sacas lo mejor de mi, eres la luz en mi oscuridad, quien ilumina mis días de arrogancia y amargura. Eres quien pudo traspasar mis muros y frialdad... —sus palabras eran tan fluidas y serenas que me sorprendí. —Quien acelera mis latido con su mirada y sonrisa, con esos ojos que ocultaron tanto, pero siempre mantuvo un brillo especial y esa sonrisa que despeja cualquier duda y miedo, algo tan cálido que lo asemejo a los días de primavera...
Sonrió levemente mientras que por mi parte, no esperaba escuchar tales cosas. Algo tan bonito y delicado que no parecía real.
—Una vez me preguntaste en que momento comenzaste a gustarme y la respuesta es simple, cuando éramos unos niños, pero como todo niño no sabía como actuar y me equivoqué alejándome. No soy perfecto, pero quería serlo para ti, aunque te lastimé con mi forma de ser y pagué las consecuencias. Como dijiste, es karma —hizo una pausa —debíamos enfrentar nuestros miedos y lo hicimos, el mío fue perderte, pero mantuve la confianza en mis sentimientos que decían que regresarías. Sabía que regresarías algún día, aunque no tenía certeza, podían ser dos años o diez, y aún así te seguiría esperando. Te debía superar, pero eres insuperable Samantha, tanto que estás tan dentro de mi vida y mi ser que no importa el tiempo, mi corazón late solo por ti. Y con todo esto aún mantengo un temor...
Lo último lo dijo en un tono bajo que me estremeció, me soltó para retroceder unos pasos y no creía lo que haría. Se inclinó en una posición que jamás creí poder verlo, mientras sacaba una pequeña caja de su bolsillo.
—Temo que me hayas olvidado y que tus sentimientos ya no sean por mi. Fuiste mi primer beso, mi primer amor, mi primer vez y serás la única mujer en mi vida. Existe la posibilidad de que me rechaces, pero aun con ese temor te lo digo... —abrió la cajita dejando ver un hermoso anillo de compromiso. —Samantha, mi amor ¿Te casarías conmigo? ¿Serías mi esposa? ¿Me concederías ese honor?
Con aquellas palabras exactas, sentí algo explotar en mi interior y mi corazón latió tan rápido y fuerte que creí que tendría algún episodio, y mis lágrimas se deslizaron sin control.
—Tom... —negué. Al parecer sus expectativas eran altas, queriendo una respuesta inmediata, pero suspiró con decepción cerrando lo que tenía —te equívocas, ya no debes temer, he sanado...
Volvió a mirarme sorprendido.
—Y no, mis sentimientos no han cambiado, no puedo negarme a ellos ni a ti... —me limpié el rostro —y si, acepto casarme contigo. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. A esto me refería con el tiempo y distancia —sonreí de felicidad.
También lo hizo mientras me colocaba el anillo para acercarse y besarme tan sueve, pero profundo, haciendo saber que ambos habíamos esperado para ese reencuentro.
—Te amo Sam, te amo y te lo diré las veces que sean necesarias. —susurró mirándome a los ojos y sonreí para abrazarlo.
—Yo también, eso jamás cambiará. Eres mi lugar seguro Tom.
Aaaaah...! *suspiro* Thomas no se guardó nada. Este capítulo te lo dedico EglysCarolinaGarciaE
Y me retiro lentamente *sale corriendo*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro