CAPITULO 12
CAPITULO 12
Los días marchaban bien hasta me sorprendía de mi misma por el gran avance, no quería decir que saldría con honores, pero sería suficiente y lo más importante eran los puntos extras. Realmente estaba poniendo un gran esfuerzo y no dejaba que el cansacio entre la escuela y la cafetería se interpusiera.
A pesar de todo esto lo único que me hacia eco era el hecho de que en este tiempo no le puse ni la más mínima atención a Thomas, mi voluntad si que era fuerte o finalmente lo veía como realmente era: un chico arrogante que lo único bueno que tenía era su intelecto.
Estaba preparando el desayuno con Emma cuando me preguntó algo.
—Esta semana comienzan los exámenes, ¿cierto?
—Si, precisamente mañana comenzaremos con matemáticas. Es lo único que no se me complicó demasiado, pero quisiera que Tom me explicara para estar segura.
—Pues adelante —señaló a mis espaldas
—No. —respondió antes de que pudiera preguntar —mamá, volveré después del almuerzo —sin más salió.
—Bueno, en la estantería hay un libro muy bueno que solía utilizar. Puedes tomarlo —me animó al ver que no podría hacer más.
—Claro —sonreí
Solo desayunamos nosotras y se sentía muy cómodo, quizás porque hacía lo era algunas veces con mi madre. Después de limpiar busqué el libro que me dijo, pero por lo torpe que era tiré unos cuantos y algo llamó mi atención, era una fotografía de hace años donde estaba un niño.
Volteé y leí en el reverso
—Thomas a sus 2 años —cubrí mi boca para no reír.
Era un tierno Thomas disfrazado de calabaza y comiendo chocolate.
—Pero mira nada más, esto es como encontrar petróleo —tomé mi móvil para tomar una fotografía y también guardar la original en mi bolsillo. —No soy vengativa, pero con algo debes pagar.
Acomodé los libros y tomé el que necesitaba para después subir a la habitación.
Estudié y las notas que tenían eran de gran ayuda, suponía que saldría bien.
Por la noche estábamos los 4 cenando y evitaba mirar a Tom porque lo único que venía a mi mente era la fotografía.
—¿Sam, estas bien? —preguntó el señor Rogers —desde hace un momento pareces perdida
—Si —sonreí levemente —solo pensaba en el examen de mañana.
—Ya veo, ánimo niños —nos animó y sonreí
Ayudé a levantar la mesa como de costumbre y lavar los trastes.
—Mi madre quiere que te ayude —habló a mis espaldas haciendo que me tirara agua por el susto —torpe
—Torpe tú, ¿por qué me asustas? —me molesté
—Supongo que eso es un no —encogió los hombros
—Estas en lo cierto —comencé a secar las cosas —lo haré yo misma.
—¿Segura? —cruzó los brazos, observadome como si fuera una acto de gran interés.
—Pues si —terminé lo que hacía y lo enfrenté. —hoy tomé un libro que me fue de gran ayuda —sonreí y subí a la habitación donde no pude evitar una ruidosa risa mientras recordaba la fotografía.
Día de examen, ya habían pasado 15 minutos y mi mente estaba totalmente en blanco.
Torpe, me regañé mentalmente mientras veía como Olivia le sonreía a Thomas, hacía tiempo se sentaban juntos. Desde el comienzo, luego con Yessica y en ese momento había regresado con él.
Suspiré y concentré mi atención en la hoja que tenía sobre la mesa, poco a poco comencé a resolver los problemas y para cuando me fijé faltaban 5 minutos y a mi el último problema. Lo hice rápidamente y puse mi nombre para entregar.
Todos salimos al receso y fui a sentarme a una banca solitaria.
—Sam —escuché mi nombre y la miré con indiferencia —¿como has estado? —miró a los alrededores
—¿Que quieres Yessica? —volví a mi posición.
—No respondiste ninguno de mis mensajes ni llamadas —no respondí —lamento lo de tu madre.
—Han pasado meses, que considerada. —sonreí con sarcasmo. —¿Por qué te compadeces de una loca egoísta? Mejor ve con tu novio y nueva amiga antes de que se empeoren las cosas. —me levanté y regresé al salón.
No había nadie por lo que reposé mi brazo sobre la mesa y sobre él mi cabeza. Estuve tranquila por unos minutos hasta un papel me golpeó y levanté la mirada.
—Acosadora —dijo Jordan riendo —¿Que pasaría si este vídeo se difundiera en internet? —se acercó a mostrármelo — ¿He?
Lo ignoré volviendo a mi posición, me importaba muy poco lo que dijera.
—No vuelvas a acercarte a Yessica ——susurró cerca de mi oido y me sobresalté.
—¿Por qué me lo dices a mi? —volví a mirarlo —¿Acaso eres inseguro de ti mismo? ¿temes que esa carita linda pero monstruosa por dentro no sea suficiente? ¿o para que la quieres realmente? Dejame adivinar, solo la estás utilizando. —respondí sin dejar que me intimidara.
—¿Como te atreves a hablarme así? — golpeó la mesa con fuerza y levantó una mano.
—Jordan —se detuvo ante el llamado
—Tom, acaba de desafiarme —murmuró lo suficientemente entendible y lo miré mal.
—¿Por eso ibas a golpearla? —preguntó Austin —además, ¿que hacías aquí?
—Solo vine a recordarle su lugar.
No supe más ya que me coloqué los audífonos y volví a la misma posición en la que estaba.
Al salir fui a la cafetería para trabajar y Alexia sonrió al verme.
—Buenas tardes —saludé sonriendo
—Buenas tardes, llegas a tiempo. Hay demasiados clientes —señaló
—Lo sé, lo sé... —fui a cambiarme y empezar mi trabajo, realmente había más clientes de lo normal.
Estaba a punto de terminar cuando ingresaron un grupo que reconocí al instante.
—Miren lo que tenemos aquí —su voz chillona me irritó —¿Cual es la especialidad?
—Es una cafetería no un restaurante —respondí lo más amable que pude.
—Olivia, pero que empleada más irrespetuosa —habló Jordan —hablaremos con el encargado.
—Pueden decírmelo —intervino mi jefa
—Recibimos una mala atención —respondió Olivia como toda clienta pretenciosa.
—Me van a disculpar, pero no encuentro el problema. Lo que dijo Sam es cierto, no tenemos especialidad porque no somos un restaurante y en cuanto a la atención solo se la considera cuando se está consumiendo —sonrió ante la expresión de ambos —entonces, si no van a hacer un pedido agradecería que se retiren.
—No, claro que pediremos —continuó Olivia —seremos clientes habituales por aquí.
—Muy bien, pueden tomar asiento. En un momento tomaré sus pedidos —ambos se sentaron al fondo —puedes irte a casa —mi miró.
—Pero...
—Pero nada, sé tratar con personas como ellos. Vete rápido —fue a tomar el pedido y aproveché para irme.
Al llegar a la casa noté que no había nadie o eso pensé hasta que subí y Thomas estaba con la puerta abierta. Pensé un momento y entré a la mía, mientras me duchaba decidí algo.
Tomé la fotografía que tenía y fui directamente a su habitación cerrando la puerta detrás de mí con fuerza.
—¿Estas loca? —preguntó recostado, parecía agotado.
—Alguien aquí tiene un problema y no soy exactamente yo —observé los detalles de la habitación para volver a mirarlo —bebé calabaza —sonreí
—¿Que? —se sentó inmediatamente.
—Es una linda foto —la miré y luego se la mostré. —imagina que sea divulgada —reí.
—Dame eso —se acercó para quitármela
—No —la oculté detrás —primero tendrás que hacer algo por mí
—Claro que no.
—Muy bien, tú decides —volteé abriendo la puerta, pero volvió a cerrarla con fuerza y aprisionarme
—¿Que quieres? ¿Que me siente contigo y te ayude en los exámenes?
—Eso no se me había ocurrido —fruncí el ceño —pero no quiero eso.
—¿Entonces que? ¿una cita?
—Aun recuerdo lo del helado, pero paso. Eres una perdida de tiempo y no quiero que amargues más mi vida.
—Quieres algo más... —inclinó su cabeza hasta mi altura, estaba demasiado cerca —¿cierto?
Podía sentir su aliento y el nerviosismo se apoderó de mí, aunque intentaba convencerme de que no me afectaría.
—Tentador —murmuré para mi misma y él sonrió de lado en señal de que me había escuchado —pero no — lo empujé con decisión para que se alejara
—No te creo —respondió con arrogancia.
—No soy fácil, te será muy difícil Thomas Rogers —rió burlón
—Pierde tus esperanzas
—La esperanza ... —me detuve para no decir la típica frase. —No vine a nada de eso. Si quieres esto —volví a mostrar la fotografía y borró su sonrisa —quiero el vídeo.
—¿Que vídeo?
—Sabes de lo que hablo.
—No lo tengo.
—Consiguelo, Jordan lo tiene. Estoy segura de que Olivia también. No me importa, lo quiero. Es eso por esto. Sino imagina —aprecié la imagen — este tierno Tom vestido de calabaza y comiendo chocolate, imagina todo indefenso circulando por las redes. Piensalo.
Sin más regresé a mi habitación y suspiré con pesadez después de cerrar la puerta, definitivamente era un idiota.
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