
CAPÍTULO 105
CAPÍTULO 105
Como si el tiempo se hubiese detenido en aquella escena, no reaccioné hasta que lo vi en el suelo.
—Tom —volví a decir y me arrodillé a su lado —¡Tom! —me desesperé mientras notaba la sangre en su pecho, sin ver su reacción.
Alcé la mirada buscando al médico y ya venía en camino con prisa.
—¡Ayudelo, por favor! —pedí con desesperación.
—Haré todo lo que pueda. Necesito que presiones en la herida con esto... —colocó un paño —o morirá desangrado.
Hice lo que pidió mientras mi llanto era incontrolable al ver que no emitía ningún gesto.
—Tom, por favor...
No supe cuantos minutos habían pasado, pero para cuando noté, el helicóptero ya había llegado y se acercaban para llevar a Thomas.
—Señorita vamos. —me dijo el médico y lo seguí.
Él continuó con su accionar mientras nos dirigimos a la ciudad, quizás era por mi desesperación, pero el trayecto me parecía tan lento y lejano.
—Rapido, rápido... —murmuré suplicante.
Llegamos al hospital donde los médicos ya estaban esperando y lo trasladaron directamente a cirugía.
Me detuve en el pasillo cuando cerraron la puerta y miré mis manos ensangrentadas.
—Thomas —escuché a Emma seguida de su esposo, ambos desesperados. —¿Dónde está mi hijo?
No pude responder, verla así me dolía tanto, pero no sabía que decir en ese momento.
—Samantha. —mi padre llegó con mi hermano y me abrazó con cuidado. —¿Estás bien? ¿Estás herida? —me examinó con preocupación.
—No. —lo detuve haciendo que me soltara —Tom...
Negué alejándome de ellos para sentarme en un asiento del pasillo.
—Maldición —murmuré con frustración, suplicando que todo saliera bien.
No quise mirar a ninguno mientras esperábamos noticias de la cirugía, ni siquiera fui a limpiarme las manos al baño, ni acompañé a las enfermeras cuando fueron a buscarme para examinarme. Simplemente no quería moverme de ahí.
Los minutos se hacían eternos provocando un ambiente tenso y preocupado, una agonía lenta.
Luego de varias horas los doctores salieron con un semblante nada alentador y eso me desesperaba. Todos nos acercamos con prisa, pero también con temor.
—Doctor, ¿como está mi hijo? —preguntó el señor Jack y el nombrado suspiró.
—Primero les explicaré la sitúacion, encontramos una costilla rota y afortunadamente pudimos detener la hemorragia del disparo, puedo decir que la cirugía fue un éxito... —los presentes se aliviaron, pero había algo más —pero fue en un punto complicado, por el momento el pronóstico del joven es reservado.
Emma se desesperó aún más, gritando por ayuda en medio del llanto y por primera vez vi abatido al señor Jack.
Me alejé de ellos evitando llorar aunque fuese inútil hasta que alguien me detuvo.
—Daniel —lo miré
Sin decir nada me abrazó con un poco de fuerza, su acción me sorprendió, pero correspondí después de un momento.
—Está bien Sam, no aparentes que no te afecta. Está bien no estarlo. —susurró con calma y congoja.
Definitivamente sabía como me sentía, mi hermano mellizo siempre lo hacia aunque aún cuestionaba algunas de sus acciones, pero no era el momento.
Lo abracé con fuerza comenzando a llorar, no podía imaginar que Thomas muriera por mi culpa. Porque eso si era mi culpa, no era causa, realmente era mi culpa. Lo sentía así y nadie me quitaría ese sentimiento.
—No soportaré este golpe —confesé entre llanto —Jamás me lo perdonaría.
—No es el momento de pensar así, no está todo dicho. Hay esperanza, solo hay que esperar. —respondió en tono bajo y me separé.
—Odio mi vida. —dirigí la mirada al matrimonio Rogers y luego a mi hermano
—Vamos a casa, debes tomar una ducha y cambiarte.
No podía negarme, era todo un desastre y mi ropa estaba ensangrentada. Mientras conducía recordé la noche anterior.
—¿Tu, como estás? Recuerdo que caíste... —lo miré.
—Me golpearon en la cabeza, nada grave. La sitúacion que estabamos pasando se nos salió de las manos, tú desapareciste y no sabíamos donde estabas... —se detuvo —pero luego hablaremos sobre el tema, cuando las cosas se calmen —suspiró.
—Sé que hay mucho de qué hablar. —lo imité.
Llegamos a la casa donde los guardias nos recibieron y pude reconocer a uno.
—¿Robert? —pregunté mirándolo.
—Señorita —se acercó y me abrazó de un modo paternal. —que gusto verla a salvo.
—¿Que haces aquí? —me confundí.
—Su padre me llamó y vine de inmediato.
—Al haber trabajado para el servicio secreto, creímos que sería de gran ayuda en la búsqueda de Thomas y lo fue, junto a Adam pudieron encontrarlos. —explicó Daniel.
Asentí y le sonreí levemente para después entrar a la casa.
Lo primero que hice fue lavarme las manos con fuerza aunque la sangre parecía ser una mancha que no podía desaparecer.
Luego tomé una ducha, me cambié y bajé con la intensión de regresar al hospital, pero mi padre me detuvo.
—Sam... —estaba junto a Daniel.
—Será mejor dejarlo para después. —agregó el último.
—No, es mejor ahora —volvió a mirarme y me acerqué.
—¿Que? —pregunté una vez con ellos, esperando que fueran breves.
—¿Planeaste todo esto? —su pregunta me sorprendió —no hablo de la sitúacion actual, sino de tu secuestro ¿Hiciste algo? ¿Recibiste alguna llamada?
—No, y te puedo asegurar que no habría funcionado si lo hubiese planeando. Llamé a Adam y me contó que utilizaban el producto para encontrar a Thomas, me explicó la sitúacion y decidí ser precavida. Supongo que así lograron encontrarnos.
—Así fue y aunque haya pasado, considero que fue prácticamente un suicidio. Sam... —se detuvo para mirarme con preocupación.
—En ningún momento cedí —dije en tono bajo —lo enfrenté y finalmente puedo decir que lo superé, y no es porque esté muerto ¿Lo está, cierto?
—Si, lo está —confirmó.
—Todo lo malo debe irse con él, aunque soy consciente que debo resolver algunos pendientes. Principalmente, ¿Cómo es que pudo entrar de nuevo aquí? —cuestioné lo último.
—Recibió ayuda desde dentro, algunos de los guardias trabajaban para Robinson, pero ya fueron puestos a disposición de la justicia. —respondió mi hermano.
—Al parecer Robinson siempre nos observó. Eso explica algo de su hijo... —cerré los ojos un momento —y también explica muchas cosas, como es que supo todo de nosotros. Imagino que absolutamente todos obtendrán una condena.
—Lo harán, me encargaré de eso. Te lo aseguro... —lo volví a mirar —pero quisiera saber todo lo que sucedió antes de que des tu declaración, porque la tomaran para la causa.
—¿Que quieres saber? Me secuestró y por fortuna me llevó al mismo lugar donde estaba Thomas, sino no sé que hubiese sucedido. Creo que un buen resumen sería decir que prácticamente se repitió la historia en un par de horas. Intentó hacerlo de nuevo... —me detuve —pero no me dejé intimidar.
—Hija. —me abrazó sintiéndome reconfortada. —Finalmente se acabó.
—¿Donde está Alexia? —pregunté al darme cuanta de su ausencia.
—Ella también está en el hospital —lo miré con preocupación —tuvo un pequeño incidente, no te preocupes.
—¿Que clase de incidente? —cuestioné.
—Dentro de todo esta tensión, hay cosas buenas. Alexia está embarazada, pero debido a la sitúacion y el estrés, debe estar bajo observación. —respondió mi hermano
—¿Está en riesgo? —me preocupé y ambos negaron.
—No, está bien.
Asentí ante su respuesta.
Muchas cosas habían sucedido en unas horas y lo que me aliviaba era que no me lo ocultaban, todo tomaba su rumbo. Quizás un rumbo complicado o que hubiese deseado que fuese de otra manera, pero esperaba que el resultado no fuese doloroso.
Regresando para poner más tensión *vuelve a tirar leña a la hoguera* (¬_¬)ノ
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