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CAPÍTULO 10

CAPÍTULO 10


Al día siguiente la señora Rogers llegó a mi casa con un hombre vestido de traje que no conocía.

—Señora... —la miré sin entender y con un poco de temor.

—Tranquila. —me sonrió para que me calmara.  —Él es el señor  Lee, es el abogado de nuestra familia. Lo traje aquí para que te explique algunas cosas que ahora necesitas saber.

Instintivamente miré al Señor Lee que hizo lo mismo acomodamdose en su asiento.

—Bien, Samantha Anderson primero que nada lamento su perdida —asentí levemente —Estoy aquí para discutir su situación actual.

—¿Mi situación actual?

—Si, es consciente de que está sola y es menor de edad, es prácticamente huérfana. Según lo establecido por la ley deberá vivir en un orfanato hasta cumplir los 18 años, serían los próximos 5 meses.

—¿Un orfanato? No quiero ir a uno. —negué rápidamente.

—Tranquila, sólo hay una solución para eso. —sacó unos papeles de su maletín. —La familia Rogers podrían convertirse en sus tutores legales durante este tiempo, solo tendrían que firmar.

—¿Como una adopción? —los miré a ambos.

—No exactamente, solo serían tutores y totalmente responsables de usted, mantendría su apellido y todo lo que le pertenece. Es un procedimiento para evitar que vaya a un orfanato hasta que sea mayor de edad.

—Si estas de acuerdo firmaré en este mismo momento —agregó la señora Emma.

—No quiero ser una molestia para ustedes. —negué frotándome las manos con nerviosismo.

—No lo eres, te queremos como a una hija. Ya lo hablamos con Jack y está de acuerdo, solo di que si. — me sonrió tan maternal que recordé a mi madre.

Pensé por unos minutos. Si no aceptaba iría a un orfanato y no sonaba nada bien, pero hacerlo implicaba de cierta manera a Thomas, entonces tampoco sonaba bien.
Después de un conflicto mental observé los papeles un momento y suspiré.

—De acuerdo —dije con un tono dudoso

La señora Emma no tardó en firmar y luego abrazarme.

—Cuidaremos muy bien de ti, te lo aseguro. —me susurró y asentí.

—Un detalle importante es que deben vivir bajo el mismo techo, así que tendrá que mudarse con la familia Rogers. —agregó el señor Lee guardando los papeles.

—¿Que? —cuestioné.



2 horas después

Ya me encontraba desempacando unas pocas cosas que había llevado, Thomas no estaba y eso me incomodaba, no estaba segura de que esté informado, pero al demonio ya no me interesaba. Me senté en la cama mirando la habitación, era cómoda, pero extrañaba la mía, ¿que más podía hacer? Era eso o el orfanato, y por más que pesara era la mejor opción.

Suspiré y abrí la puerta para encontrarme con alguien más intentando abrir la suya.

—¿Que haces aquí? —preguntó frunciendo el ceño.

—Yo... —desvíe la mirada —Bueno, viviré aquí por unos meses

—¿Que? —cuestionó levantando la voz y bajó rápidamente.

Lo escuché hablar en voz alta con su madre casi en discusión por lo que decidí intervenir.

—No te preocupes demasiado, solo serán 5 meses hasta que cumpla la mayoría de edad...

—¿Cinco meses?, ¿Y luego qué? ¿conseguirás empleo y te irás?

—¡Thomas! —su madre se molestó, pero la ignoró.

—No lo sé...

—Exacto, no lo sabes —me interrumpió —Si tú no te vas cuando cumplas los 18, lo haré yo.

—¡Thomas! — lo regañó su madre
—Se quedará el tiempo que sea necesario y no la molestarás. ¡Se más considerado está completamente sola! no entiendo que te sucede —se retiró molesta

—Tranquilo, lo haré y mientras tanto prometo no molestarte —sin más volví a la habitación controlando mi animo para no romper en llanto, su indiferencia y desprecio me dolía tanto.

La señora  Emma tenía razón al decir que no lo entendía, Thomas no era así o eso pensaba. Quizá me engañaba con recuerdos infantiles, con recuerdos de alguien que ya no estaba.
Pensar, debía pensar en lo que haría con mi vida. Debía conseguir una oportunidad para la universidad sino estaría perdida, pero a la vez no tenía nada en mente.

El tiempo pasaba más lento de lo que esperaba, llevaba un mes y Thomas no me había dirigido la palabra sin mencionar que habíamos regresado a clases y sólo ignoraba a todo el mundo, suponía que al menos podían respetar el dolor de mi pérdida.

Un día cenábamos los 4 juntos en silencio.

—Entonces Sam, ¿que harás luego? —preguntó el  señor Rogers y lo miré — Quiero decir, ¿pensaste en la universidad?

—Claro, pero siendo sincera no creo que sea admitida. Tendré mucha suerte si termino el año como se debe —dejé de comer. —pero no se preocupen, buscaré empleo y pronto podré volver a casa —sonreí levemente.

—No me mal interpretes, no es porque seas una molestia. Incluso podríamos ayudarte con los gastos del primer año —continuó y bajé la mirada, aquello me incomodaba.

—No es necesario, agradezco lo que hacen por mi, pero a partir de mi mayoría de edad seré responsable de mi misma.

Después de unos días mientras regresaba del instituto vi un cartel en una cafetería que decía “Se necesita empleada”. No dudé y me detuve a preguntar

—Buenas tardes —saludé a una mujer joven.

—Si, ¿Que necesitas? —me miró detenidamente.

—Estoy interesada en el empleo —señalé el cartel de la puerta.

—Tienes uniforme escolar, ¿cuantos años tienes niña?

—En un par de meses cumpliré los 18

—¿Y tus padres estarían de acuerdo?

—Bueno, mi madre falleció hace poco y mi padre, no tengo —respondí —si me considera prometo ser muy eficiente y trabajaré duro, no me quejaré y haré todo lo que diga.

—Haremos esto, estarás a prueba por una semana. Si demuestras un buen desempeño te tomaré

—De acuerdo —asentí con una sonrisa.

—Bien, mi nombre es Alexia. —extendió su mano y la tomé de inmediato —comenzarás mañana

—Claro, se lo agradezco —me sonrió esperando algo —disculpe, me llamo Samantha Anderson

—Entonces nos vemos mañana a esta misma hora Samantha.

—Claro, con permiso.

Salí un poco emocionada, podría tener el empleo si me esforzaba, pero mi emoción se fue al recordar que lo hice sin consentimiento de la señora Rogers y golpeé levemente mi frente.

—¿Por qué soy así? —murmuré y caminé con prisa.

Llegué y fui directamente a la cocina, por el aroma sabía que estaba ahí cocinando.

—Buenas tardes, regresé —.sonreí

—Bienvenida querida —también sonrió —te ves animada

—¿Podemos hablar un minuto? 

—Claro, ven —ambas tomamos asiento y esperó a que hablara. —te escucho

—Hace tiempo se lo dije, que buscaría empleo, ¿recuerda? —asintió —creo que puedo conseguirlo

—¿Como? —se sorprendió — ¿donde?

—De regreso del instituto vi un cartel en una cafetería, solo es a 20 minutos de aquí. Sería después de clases, por favor permitame —supliqué y sonrió

—Eres tan adorable, estas recuperando el ánimo, ¿como podría decirte que no? —me acarició el cabello —solo con la condición de que te esfuerces estos últimos meses en tus estudios

—Lo prometo —levanté la mano halegando que lo haría.

—Y también que dejes de llamarme tan formalmente, sólo dime Emma —pidió. —Te conozco desde pequeña y ahora somos compañeras en esta casa.

—Bien, como digas —sonreí intentando acostumbrarme a hablar informalmente.

—Ve a lavarte y luego dile a Tom que baje para que cenemos, su padre no llegará hoy.

—¿En que momento llegó?

—Unos minutos antes que tú.

Subí rápidamente para darme una ducha y ponerme ropa cómoda, al salir toqué la puerta de Thomas varias veces, pero no recibí respuesta.

—¿Tom? —pregunté dudosa —¿Thomas?

Al no recibir respuesta abrí levemente la puerta y lo vi dormido, no quería molestar, pero su madre dijo que bajara.

Entré sigilosamente y lo moví un poco

—Thomas, es hora de cenar. —dije en tono moderado intentando mantener una distancia.

—Ahora no mamá —respondió dormido y cubrí mi boca para no reír.

—Tom —lo volví a mover hasta que despertó, pero se asustó como si hubiese visto un fantasma.

—¿Que haces? —preguntó con mal humor

—La cena está lista

Sin decir más salí y él no tardó en bajar, solo recordarlo me daba gracia aunque no quitaba el hecho que siempre me miraba raro.




Hasta aquí "el inicio" de está nueva novela. Si es de tu agrado no olvides votar y comentar, siempre estoy leyendo sugerencias.
Sin más que decir me retiro lentamente ಥ⌣ಥ

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