34. Hierba mala nunca muere
No te confíes porque aunque tu pienses que si,
no hay enemigo pequeño.
***
Desperté completamente desorientada y con un intenso dolor en mi cuello y nuca, me remuevo aun con los ojos cerrados buscando alguna posición que mengue mi malestar pero me es imposible ejercer esta maniobra, algo me imposibilita el moverme a voluntad. Poco a poco los recuerdos de los sucedido llegan a mi mente y abro los ojos de golpe totalmente alarmada pero todo lo que encuentro son tinieblas acompañadas de un intenso olor a polvo y humedad.
Estornudo un par de veces y cuando intento guiar una de mis manos a la nariz me doy cuenta que ambas permanecen amarradas fuertemente al igual que mis pies.
Esa bruja de Gertrudis me hizo esto, pienso.
Seguramente ella me ato para luego meterme en esta ratonera tratando evitar que me fuera de la casa y me llevara los papeles.
¿Qué tan mal esta esa mujer?
Por lo que parece son horas intento desamarrarme de las cuerdas pero estas fueron muy bien hechas y por más que me esfuerzo no logro desatarme.
- ¡Gertrudis! – Grito a la nada esperando que esa mujer se aparezca pronto - Sácame de aquí, vieja loca.
Le grito toda clase de insultos y amenazas hasta que siento mi garganta seca, trago saliva y me acomodo mejor a cómo puedo para seguir con mi diatriba pero una puerta se abre dejándome ciega momentáneamente.
Cierro los ojos fuertemente para protegerme de la luz y cuando los abro nuevamente enfoco la figura de una mujer ingresando al cuartucho con lo que parece ser una bandeja en sus manos.
- Vaya, al fin despertaste bella durmiente. – Me dice Gertrudis arrodillándose a mis pies y colocando aquella bandeja en el suelo. – Creí haberte golpeado demasiado duro y que por eso ya no despertarías pero bien dicen que hierva mala nunca muere, ¿Verdad?
Su voz suena burlona.
- Pues es un dicho muy bien dicho, - relamo mis labios a causa de la sed, - Tu eres la firme representante de que quien invento esa frase estaba en lo cierto.
- Estos días de encierro no te bajaron esa arrogancia y altivez tal parece, - ¿Días de encierro?, pero cuánto tiempo he permanecido en este lugar. – pero bueno, ya se te bajara esa prepotencia conforme pasen los dias. Tenemos mucho tiempo disponible para eso después de todo.
- Dónde diablos estoy y cuanto tiempo ha pasado desde que me encerraste.
Le exijo saber pero ella solamente camina por el lugar y momentos después la habitación luce completamente iluminada.
- Eso es algo que no te mereces saber por lo cual obviamente, no te lo diré - camina hacia la salida y cuando ya está en la puerta de salida vuelve a dirigirse hacia a mí. – Ahí te dejo comida para que luego no digas que aquí te estamos matando de hambre.
Observo de mis manos atadas hacia la bandeja y luego a ella.
- ¿y cómo pretendes que coma si tengo las manos atadas?
- Pues no sé, ¿con la boca tal vez? – farfulla con malicia, - Ya es hora de que vuelvas a tus raíces, cachorra.
Y luego de eso cerró la puerta dejándome completamente sola, y con una sarta de insultos para ella atorados en mi garganta.
***
A como pude ingerí la comida y luego la bebida, por mi mente cruzo la idea de que tal vez ella me hubiera echado algo en la comida pero ante el sonido de mi estomago toda duda desapareció rápidamente dándole paso a la necesidad de llenar mi estomago por lo cual ingerí la comida como si no hubiera un mañana.
En cuanto acabe de comer, me arrastre a como pude hacia el cabezal para luego recargarme en este y luego observar alrededor en busca de algo con lo cual desatarme y posteriormente una salida pero todo se encontraba cubierto, las ventanas con barrotes o demasiado altas para mi gusto. Confirme que se trataba de un sótano al divisar algunos muebles viejos y juguetes dispersos alrededor.
Al no encontrar forma de escapar, vuelvo a mi intento inicial de desatarme pero las cuerdas no ceden y solo logró lastimar mis muñecas. Gimo frustrada y siento deseos de llorar pero más son mis ganas de salir de este horrible lugar. Fuertes mareos comienzan a invadirme de un momento a otro y luego un bostezo emana de mi boca, intenté mantener mis ojos abiertos pero el cansancio finalmente me vence y lo último que hago antes de caer finalmente dormida, es maldecir a Gertrudis por haberme echado porquerías en mi comida.
***
- ¿No crees que tal vez se nos pasó la mano con la dosis?
Escucho preguntar a Gertrudis mientras voy recobrando la conciencia.
- Para nada, tía - responde otra voz conocida con de desdén. - Si hierba mala nunca muere y esta plaga me estaba resultando duro erradicarla, pero ya ves que no fue imposible. Ya se le termino su suerte, ¿verdad Tessa? – dice pateando a mi costado lo que ocasiona que gima debido al dolor.
Abro mis ojos lentamente y parpadeo continuamente para acostumbrarme a la luz, observo sorprendida como Loren, la compañera de Alón se encuentra frente a mí y a unos hombres que abandonan la habitación lentamente regalándome miradas para nada amistosas, el ultimo cerrando la puerta tras de ellos.
Enfoco nuevamente a Loren quien junto a Gertrudis, me observan con miradas de superioridad mezcladas con desdén y ¿odio? De Gertrudis lo entendería por todas las que le he hecho pasar últimamente pero a la otra no me acuerdo de haberle hecho nada.
No le dijiste nada, solamente la llamaste puta. Me grita mi conciencia.
Por sus miradas es obvio que no me van a soltar.
- ¿Durmió bien nuestra princesita? O tal vez nuestras almohadas no son tan cómodas como a las que estas acostumbrada - habla Loren con fingido pesar.
- ¿Tú qué haces aquí y que tienes que ver en todo esto? – ignoro sus anteriores palabras y me concentro en lo importante. – Y, ¿Cómo que tía? Que tienen que ver ustedes dos.
- Muchas preguntas con tan pocas respuestas, querida. – Loren camina hacia un sillón que permanece frente a nosotras dispuesta a sentarse pero luego se lo piensa mejor y con una mueca de asco se aleja. – y escuchaste muy bien, Gertrudis es mi tía y gracias a ella conocí a Joseph para posteriormente convertirme en su amante. – saca un pañuelo de su bolsillo y lo coloca en el brazo del sillón para luego sentarse, Gertrudis se para a sus espaldas y posa su brazo en el hombro de esta para luego empezar un monologo que yo para nada pedí. – Pero yo quería mas, desde el principio mi meta fue convertirme en la señora O'Brien relevando al estorbo de madre que tienes pero tu padre no pensaba lo mismo.
"Entonces decidí que lo mejor era deshacerme de la reina actual y tu padre me pillo en el acto frustrando todos mis planes pues ella le servía mas viva que muerta. Lo deje ganar y desistí de mi intensión pero me quedaría un premio de consolación. Les haría la vida de cuadros y tú fuiste mi primer víctima. Los investigué y descubrí que su muy hermosa y talentosa hija la cual no dejaba de darle dolores de cabeza, estudiaba en la misma universidad donde su papito me había ayudado a ingresar con sus influencias. Una tarde te vi a lo lejos en la cafetería del campus, toda ingenua y perdidamente enamorada del idiota que se la pasaba pidiéndome una oportunidad de aunque fuera poder cargar mis libros de texto hacia la salida, en ese momento decidí que mi primer paso seria destruirte emocionalmente."
Bajo la vista con el corazón encogido, deseando que no sea lo que estoy pensando pero mi deseo no se cumple y mi ser se llena de furia al escuchar su siguiente declaración y sentir su mirada de asco sobre mi cuerpo.
- Primero te quite a tu familia feliz, luego a tu querida y única amiga para finalmente darte la estocada final con tu amor. - Enimera todo eso con desden, como si solo hablara del clima y no de como le destruyo la vida a una persona. - Lo de la violación fue solo un plus.
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