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27. Ver cosas donde no las hay...


Aquí todo se paga,  de este mundo nadie se va debiendo nada.

***

- Gertrudis, - gritó girando su cara levemente hacia la cocina pero sin despegar su oscura mirada de mí. - ven acá.

Momentos después y casi cayéndose debido a las prisas, la vieja bruja de hace un rato hace su aparición observándome de manera mordaz.

-¿Qué sucede, señor? - se acerca a mi he intento tomar mi brazo pero rápidamente me alejo de su agarre y ahora soy yo quien la fulmino con la mirada. - ¿ahora si desea que la saque?

Lo mira a la espera de indicaciones pero él solamente se limita a observarnos y momentos después saca un puro de uno de los bolsillos de su chaleco al igual que un encendedor.

- Acompaña a nuestra invitada, mi hija – remarca esa última palabra. - a su habitación.

La mujer observo a mi padre con un gesto de indignación, pero cuando iba a abrir su boca nuevamente para replicar mi padre le hablo nuevamente.

- ¿Acaso no has entendido?, sabes que no me agrada repetir las cosas y la próxima vez te pondré de patitas en la calle. Te he dicho que la lleves a su cuarto ahora mismo.- le grita exasperado.

La mujer pego un brinco y rápidamente se empezó a movilizar, tomo mi maleta de donde la había dejado y luego se encamino hacia las escaleras haciéndome señas para que la siguiera.

- Ni creas que podrás andar como Pedro por tu casa, - me dijo antes de que siguiera a la bruja hacia el segundo piso. - te mantendré muy vigilada porque el hecho de que te permita quedarte aquí no quiere decir que he olvidado todas las que me has hecho pasar.

Asentí para luego empezar a subir las escaleras tras sintiendo su pesada mirada clavada en mi nuca.

Esa mujer camino hacia mi antiguo dormitorio y sin mediar palabras dejo mi maleta frente a la puerta para luego devolverse por donde había venido. Ingrese a la habitación y tuve un acceso de tos y estornudos ante la cantidad de polvo, mugre y telarañas que había en mi cuarto pero claro, luego de que este lugar estuviera cerrado por más de un año era lógico que se encontrara en esas condiciones. Rápidamente me dirigí hacia los ventanales y abrí los cerrojos y cortinas para que la habitación ventilara pero esto igual no sirvió de mucho. Media hora después tocaron la puerta y cuando di el permiso de que siguieran, dos muchachas de mi edad o tal vez menos ingresaron a la habitación con útiles de aseo y luego de dos horas de permanecer en mi habitación limpiando las tres en completo silencio, se retiraron sin dirigirme siquiera una mirada.

Esa noche decidí no bajar a cenar, no creo que hubiera podido pasar bocado alguno estando tan cerca de él ya que solo con imaginarlo me daban arcadas y hubiera sido peor teniendo que compartir su mesa. Gracias al cielo y cuando informe que no deseaba bajar nadie insistió para que lo hiciera.

También me preocupaba y me quitaba el apetito el hecho de no poder comunicarme todavía con mi familia e informarles que me encontraba bien, para este tiempo debían suponer que todo había salido como se esperaba y que había logrado ingresar a la casa. Lo que tal vez los mantendría preocupados eran las condiciones en las cuales lo estaba haciendo.

Cuando le informé a mi familia y a Alón de lo que planeaba hacer, todos ellos me miraron como si hubiera enloquecido por querer meterme en la boca del lobo por cuenta propia y tal vez si, tal vez la razón me estaba abandonando de a poco y estaba comenzando a cometer una imprudencia tras otra pero, las ansías porque todo esto acabara me carcomía, estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario con tal de que esta pesadilla terminara de una vez y que pagará quien tuviera que hacerlo.

***

Poniendo una y mil trabas logre retrasar el retiro de la demanda por dos días con la excusa de la universidad, pero llegó el día sábado y muy temprano en la mañana nos dirigió a la comandancia.

- Ya no puedes poner como excusa tus clases. - me dijo cuando ingreso a mi cuarto y tiro de las cobijas desarropándome. – te ese pero en media hora abajo y si no lo haces subiré y te llevare a rastras con lo que traigas puesto.

Dicho esto abandono mi habitación y yo me deje caer de nuevo en la cama resoplando frustrada.

Me levante de la cama para luego dirigirme al baño y realizar mis necesidades, luego me di un baño rápido para luego proceder a cambiarme. Me puse una blusa color gris manga larga la cual deja al descubierto un poco mi hombro, unos jeans color azul lavado y unos botines negros, mi padre me esperaba en la entrada observando el reloj con impaciencia cuando baje las escaleras.

- ¿quieres desayunar?- negué con la cabeza, - perfecto, así saldremos más rápido de este asunto.

Dijo al tiempo que caminaba hacia la salida, rodé los ojos y lo alcance en la entrada donde ya nos esperaba su chofer, el tipo a quien no reconocía porque al parecer había cambiado todo el servicio de la casa le abrió la puerta trasera del coche para que ingresara, camine rápidamente hacia el otro lado y antes de que el hombre llegara donde yo me encontraba y casi en tiempo record ingrese al vehículo donde me recibió la risa burlona de mi padre como música de fondo.

Ignorándolo me dedique a observar hacia afuera, momentos después el auto empezó a avanzar saliendo de la enorme casa. Cuarenta minutos después nos encontrábamos frente a la comandancia y nuevamente salí antes de que el chofer siquiera bajara de auto plantándome en la acera, no sabía porque pero ese sujeto me generaba desconfianza. Mi padre bajo después, arreglándose el botón del saco y con un gesto de su mano el chofer ingreso nuevamente al auto. Joseph llego a mi lado y tomándome del brazo ingresamos a la comandancia donde pidió hablar expresamente con el Capitán Rivero, eso me pareció extraño hasta que el sujeto en cuestión vino y mi padre le expresó el motivo por el cual nos encontrábamos en ese lugar, el rostro del general se puso pálido por unos momentos pero luego rápidamente regreso a la normalidad.

- ¿Estás segura de querer retirar la denuncia, linda? - me pregunto rato después, antes de que firmara un documento donde anulaba mi anterior denuncia. - ¿Nadie te está obligando a retirar la denuncia?

Le sonreí con sinceridad pues el sujeto me pareció muy amable además de que su presencia generaba en mi una extraña calidez y confianza.

- Tranquilo Capitán, no se preocupe, - dije mirando la hoja y tomando la pluma que él me ofrecía. - nadie me está obligando a hacer esto, yo misma tome la decisión de retirar mi denuncia.

Luego aparentando una tranquilidad que no sentía, plasme mi firma en el documento que tenía enfrente, documento que él lo tomo y reviso para verificar que todo estuviera en orden mientras mi padre permanecía en silencio.

- De acuerdo, - dijo luego de revisarlo para luego guardarlo en una carpeta. - espero que después no te arrepientas de esto.

- Claro que no lo hará, oficial. - dijo mi padre interrumpiendo nuestra charla. - y usted más bien dedíquese a realizar su trabajo en vez de andar persiguiendo a ciudadanos de bien.

- Pero si eso es lo que siempre he hecho señor O'Brien, perseguir delincuentes de la peor calaña escúcheme bien, la verdad siempre sale a la luz. Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto.

- Si, si, - hablo Joseph levantándose de la silla y realizándome señas para que hiciera lo mismo, lo hice y camine hacia la puerta la cual abrí y espere a que mi acompañante avanzara. - solamente dedíquese a hacer su trabajo y no se meta en donde no lo han llamado. –

Demasiada curiosidad a veces no es buena.

- ¿me está amenazando? - pregunto levantándose de su silla también el Capitán.

- Claro que no oficial, - dijo mi padre sonriéndole de una extraña manera - ¿Cómo usted va a creer eso de mi? solamente le estoy previniendo, muchas veces creemos ver cosas donde no las hay.

- Y muchas veces las cosas están muy bien ocultas, solo resta buscar con paciencia y tarde o temprano se hallan los resultados.

- Que tenga un muy buen día, oficial -dijo empezando a caminar hacia la puerta, salí de la oficial con el tras de mí, pero antes de eso escuche claramente las palabras que el capitán Álvaro Rivero le dedicó.

- Unos le llaman karma y algunos otros justicia divina, - dijo el - pero sea como sea, el reloj siempre da la vuelta, siempre regresa a las doce. Que tengas un bien día, Teresa.

Y luego volvió a sentarse en su escritorio y a poner atención a los documentos que tenía en este.


***

Yy pero que cosa con el Papá de Tessa, al parecer ese hombre le debe a cada santo una vela.

:)  Espero que les haya gustado el capitulo, nos leemos luego. Bye...

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