Ya había pasado una semana desde que Jayden me pidió ser su novia. Estábamos bien, estaba bien, hablar y estar cerca de él era agradable. La confianza que me tiene me ha dado la suficiente a mi para poder hacer lo que hacía antes sin que me importe mucho el resto; cuando se lo conté a Anthony se emocionó demasiado, me decía que estaba feliz, que me merecía estar con alguien que me quiera. Parecía estar contento por mí y me gustaba tener su apoyo.

Estaba en camino a la escuela, con deseos de hablar con Max. Esa semana con él había sido algo buena, nos saludábamos cuando nos veíamos y una que otra vez nos sentamos juntos en la cafetería, el resto de los estudiantes siempre hablaban de nuestra repentina amistad, pero a mí eso no me importaba; para mí era más importante tener a mi amigo de nuevo.

Kasandra no se había metido conmigo, tal vez que Max la haya dejado había hecho que se centrase en su vida y deje en paz al resto, se replantee el por qué cortó con ella.

Llegué a la escuela y al primero que vi fue a Max en la puerta, me miró y sonrió acercándose.

—Hola.

—Hola, Max.

— ¿Te acompaño a clases?

Todos me miraban mientras murmuraban por lo bajo, ya me tenían cansada. Al parecer nadie allí tenía una vida, porque se dedicaban a hablar de los demás. Mandé al diablo todo y asentí empezando a caminar junto a Max.

Llegamos a mi clase, la cual no me tocaba con él. Sonrió antes de despedirse, sonreí como respuesta y me adentré al salón, donde una Lexie algo confundida me miraba.

Luego de unas clases donde ya nos habían entregado los exámenes que habíamos rendido, exámenes en los cuales no me había ido nada mal, ya era hora de salida; al ser lunes no iría a trabajar. Cruzaba el estacionamiento cuando Max me llamó, y me acerqué a paso lento.

—¿Qué harás hoy? —preguntó cuando llegué a su lado.

—Mmm... hoy no trabajo y no he hecho planes, creo que estoy libre—sonreí.

—Te gustaría ir a comer algo, tengo mucho que contarte —dijo nervioso, desviaba la mirada hacia nuestro alrededor.

Dudé durante un momento, él lo notó.

—Está bien si no quieres —se apresuró en lamentarse—, entiendo que no puedas confiar en mí de nuevo, yo tampoco podría, siento que lo que te hice es suficiente para que no vuelvas a confiar.

—Tienes razón al decir que no confío lo suficiente en ti, pero podríamos ir a la cafetería donde trabajo. Ahí me sentiría bien.

—Claro, lo que menos quiero es que vengas conmigo a un lugar donde no te sientas cómoda, tal vez más adelante podamos salir sin ninguna incomodidad.

—Así será, Max.

—¿Entonces nos vamos? —preguntó sonriendo.

—Si, vamos.

Empezamos a caminar, saliendo del estacionamiento cuando vi a un Jayden furioso caminar hacia nosotros. De inmediato supe la razón por la que estaba así, estaba enojado por lo que Max me había hecho y lo entendía.

Lo siguiente pasó en cámara rápida. Jayden se acercó a gan velocidad y lo golpeo con fuerza.

Max, al no esperarse eso, cayó al suelo llevando la mano a su ojo.

—¡Aléjate de ella, no te quiero volver a ver cerca de ella!

Max fue estúpido, ya que en vez de quedarse callado soltó una corta risa boba que solo provocó a Jayden, haciéndolo enfurecer más aún. Y se abalanzó de nuevo hacia Max.

No quería que se formase un escándalo más grande así que aproveché el momento en que Jayden se separó para tomar su mano con intención de alejarlo.

—¡Ya es suficiente!

—¿Lo estas defendiendo? —preguntó incrédulo—. Después de lo que te hizo.

—Está bien Amelia, me lo merezco —dijo Max jadeante—, cometí un grave error del cual me arrepiento, está bien que reaccione así.

Jayden siguió mirándome, ignorando lo que había dicho Max.

—Max, puedes esperarme en la salida.

Este asintió y Jayden bufó molesto, escuché que dijo "genial" en un tono sarcástico, pero decidí ignorarlo y volví a hablar.

—Jay, no puedes andar golpeando a todos los que me han hecho algo.

—Mírame como sí puedo —dijo queriendo seguir a Max, pero volví a tomarlo de la mano y esta vez no lo solté.

—¡Jayden! —lo reprendí, éste rodeo los ojos molesto mientras bufaba y fijaba su vista en mi nuevamente.

—Solo no entiendo por qué estabas hablando con él —exclamó con rabia contenida.

—Como te conté, antes de que mi primo muriera él era su y mi mejor amigo. Estoy consciente de lo que hizo, pero accedí a hablar con él de nuevo porque me contó la razón por la cual lo hizo, no quiero justificarlo pero quiero recuperar a quien era mi amigo. Estaba hablando con él porque me invitó a comer ya que quería contarme algunas cosas, acepté, pero solo si íbamos a donde trabajo, aun no tengo la suficiente confianza como para ir a otro lado con él —le dije mirándolo, mientras entrelazaba nuestras manos.

—¿Pero por qué salir con él?

—Porque quiero saber qué es lo que quiere contarme.

—No quiero.

—¿Qué cosa?

—No quiero que vayas con él, no quiero que vuelva a lastimarte y estés mal por días —confesó sincero—. Haz estado bien y tranquila por más de una semana, no te he visto triste en ese tiempo y tengo miedo de que cualquier cosa que salga de su boca te lastime. Amelia, te quiero, por eso no quiero que vayas con ese idiota.

—Te prometo que eso no pasará y, si lo hace, prometo llamarte y podrás romperle la cara como tanto quieres hacerlo. —Dejé escapar una risita.

—Me lo prometes. —Fue una afirmación, no una pregunta.

—Claro que sí.

Me abrazó y besó mis labios tiernamente.

—¿Y a que se debía tu visita? —pregunté curiosa.

—Quería ver a mi novia ¿o no puedo?

—¿Tienes novia? —pregunté haciendo una mueca evitando reírme.

—Si, lamento decirte que este chico ya tiene dueña —me siguió el juego sonriendo.

—¿Sabes lo que me hará si se entera que te he besado?

—Si, se molestará bastante de hecho, puedo decir que es muy celosa —rió, le di un golpe suave en su hombro.

—¡No soy celosa! —chillé divertida.

—Si lo eres cariño o ¿quieres que te recuerde la vez que no dejaste que te tocara?

—No, ¡ya cállate!, aunque conozco a alguien que sí que es celoso.

—¿Y lo conozco?

—Si, lo tengo enfrente.

—Yo no estaba celoso —afirmó serio.

—Oh claro que lo estabas, lo golpeaste en parte por cómo me había tratado, pero también porque estabas celoso. Lo noté cuando dijiste: no quiero que salgas con ese idiota. —Me reí por su expresión.

—Bueno, si estaba celoso, pero solo un poco.

—No tienes por qué estarlo, estamos juntos y para mí eso es muy importante, al menos de mi parte no habrá ningún tipo de traición.

—Yo nunca te lastimaría y lo sabes. Y aunque me moleste ese idiota tiene esperándote ya bastante tiempo, ve con él, pero si llega a hacerte algo me divertiré golpeándolo.

Reí y besé sus labios.

—¿Te recojo luego? —preguntó mientras se separaba de mí.

—Está bien, te veo luego Jay.

Asintió y caminó hasta llegar a su auto, yo por mi parte me dirigí a donde estaba Max, le sonreí y empezamos a caminar hasta la cafetería.