CAPÍTULO 13 (editado)
Era domingo y Jayden había quedado en venir por mí a la cafetería una hora antes de cerrar.
Anthony no paraba de molestar diciendo que debía decirle, dejarle claro lo que siento y lo que quiero, decía que debía arreglar las cosas y, si Jayden quería lo mismo, debíamos hacerlo oficial.
Por eso estaba decidida en decírselo esa tarde mientras íbamos a donde sea que Jay quería llevarme.
Quería ponerme algo bonito y cómodo, así que opté por ponerme un top celeste con una camisa blanca, un short jean y unos zapatos blancos, me recogí el cabello en una coleta alta, desayuné y salí en camino a la cafetería.
—¡Wow!, eso es nuevo en ti y debo decir que me encanta tu estilo —exclamó Anth cuando me vio. Me puse el delantal y caminé hasta él para dejarle un beso en la mejilla.
—Quería algo cómodo y fresco, ya sabes hoy es el día más caluroso del año.
—Claro, pero también hay otra razón para que te hayas vestido así —sonrió ante su comentario.
—No entiendo —dije confundida mientras me sentaba y suspiré.
—A que te vestiste así para mostrarle a Jayden lo que se pierde sino se queda contigo. —Alzo varias veces las cejas.
—¿Qué? ¡No! Solo quería algo fresco, yo no me visto para ningún hombre.
—Y está bien que no lo hagas, pero no niegues que lo hiciste con esa intención aunque sea un poquito.
Negué con la cabeza varias veces, divertida por sus ocurrencias.
Hubo más clientes de lo normal y era justo, el calor nunca había sido tan fuerte en todo el año como el de ese día. Anth y yo estábamos cansados y algo sudados, la cafetería se llenó dejando ningún espacio donde sentarse, las personas que venían tenían que sentarse afuera o comprar para llevar.
Martha nos había dicho que nos daría una semana de vacaciones ya que ella tendría que salir del pueblo con Patrick para ver lo de su espalda. Aceptamos porque Anth tenía que visitar a sus padres y arreglar unos papeles en la universidad, y yo porque debía estudiar para los exámenes que comenzaban el día siguiente.
—¿A dónde crees que te llevará? —preguntó Anth llegando a mi lado, luego de haberles servido unas bebidas a unos jóvenes al otro lado del salón.
—No sé, Anth, no me dijo y no tengo idea —respondí bastante agotada.
—Tal vez te lleve a hacer algo infantil, me he dado cuenta de que les gusta las cosas así. Lo entiendo por ti pero él, no es muy maduro para su edad.
—¡Oye! Ni que fuera tan viejo, solo me gana con 2 años. Además tú eres mayor y no eres muy maduro que digamos.
—Claro, me olvidaba que ahora que estas con él lo defiendes en vez de defenderme a mi —dijo haciéndose el ofendido.
—Los defiendo a los dos, deja de ser tan dramático —Golpeé levemente su hombro mientras reía, y él me imitó.
Cerramos dos horas antes porque Martha debía irse en ese momento para poder llegar temprano a donde iban. Anth me acompañó a casa mientras seguía con sus burlas sobre Jayden, luego de unas miradas mías dejó el tema y empezó a contarme lo que haría en esta semana que no tendríamos que trabajar.
Más tarde estaba en mi casa buscando qué ponerme, le había enviado un mensaje a Jayden diciéndole que habíamos salido antes y que lo esperaba en mi casa. Encontré un blusa corta pegada al cuerpo blanca y decidí combinarla con una camisa manga corta estampada con mariposas de distintos colores, un short negro y unos zapatos blancos. Una vez satisfecha con mi elección me metí a bañar.
Ya había terminado de arreglarme, había optado por hacerme unas trenzas a los lados de mi cara y dejarme el cabello suelto por detrás. Me puse un poco de rímel y brillo en los labios, escuché la puerta así que tomé mi teléfono, las llaves y dinero.
Abrí la puerta encontrándome con Jayden del otro lado, se veía muy guapo, había optado por ponerse pantalón y camiseta negra, y por dentro de esa una camisa blanca, nuestras miradas su unieron asiéndonos sonreír.
—Hola, linda.
—Hola Jay —saludé cerrando la puerta para luego acercarme a él.
Rodeó mi cintura con sus brazos acercándome a su pecho, me sonrojé un poco.
—Estas hermosa —susurró en mi oído.
—Si, tú no te quedas atrás, cariño.
Me miró con un poco de sorpresa, ya que no le había dicho así antes. Tomé su cara en mis manos y me acerqué hasta que nuestros labios se unieron. No me correspondió al momento pero luego lo hizo, estaba totalmente sorprendido ya que él es quien siempre inicia los besos.
Sonreímos cuando nos separamos, y tomados de la mano caminamos hasta su auto. En el camino volvió a tomar mi mano entrelazándola con la suya y dejándolas en su pierna.
Luego de unos minutos, la montaña rusa de un parque de atracciones se asomaba a lo lejos.
Mis ojos se iluminaron y solté un sordo grito de emoción, Jayden lo notó y sonrió ante mi reacción.
—Supuse que te gustaría venir aquí.
—¡Si! Siempre había querido pasar tiempo en uno. Cuando mis padres un estaban vivos prometieron traerme para mi cumpleaños pero no pudieron, vine con mi primo una vez pero debido a que estaba borracho no nos quedamos mucho tiempo —dije al hablando más rápido de lo normal.
Sonreí al recordar ese día, era su cumpleaños y en un arranque de locura por la borrachera me trajo. No íbamos nunca, ya que no le gustaban mucho esos lugares porque una chica había terminado con él en una cita en uno de estos parques.
—Bueno, linda, hoy pasaras un buen rato aquí.
—¿Subiremos a la montaña rusa? —pregunté emocionada.
—Si, subiremos a los juegos que quieras.
—Gracias. — Cuando aparcó tomé su cara y lo besé.
El lugar era hermoso, estaba lleno de luces, distintos juegos, algunas parejas, niños que corrían emocionados con una sonrisa en sus rostros, podría decirse que yo estaba igual que ellos.
Tenia la ilusión plasmada en mi rostro, quería subirme a todos los juegos que veía. El primero al que nos subimos fue a uno llamado el péndulo, dejaríamos la montaña rusa y la rueda de la fortuna para el último.
Tomé la mano de Jayden cuando el juego empezó a moverse, iba de adelante a atrás, al principio sentí un cosquilleo en mi vientre pero luego me dejé llevar, apretaba la mano de Jayden cuando íbamos hacia adelante pero ya estaba empezando a disfrutar el juego, en cada balanceo gritaba. Miré a Jayden y me encontraba con su rostro rebosante de felicidad.
Estuvimos subiéndonos a varios juegos por unas horas, hasta que llegó el momento que había estado esperando desde que llegamos, era hora de la montaña rusa.
La adrenalina que corría por mi cuerpo hizo que me dirija casi corriendo, jalando de Jayden hasta donde vendían los boletos. Esta vez los compré yo. Caminamos hasta la fila para subir al juego y Jayden besó mi cabeza mientras me abrazaba por la espalda.
Subimos a la parte de adelante del carrito, nos aseguraron, tomé nuevamente la mano de Jayden como lo había hecho en todos los anteriores juegos y el entonces empezamos a movernos. A la mitad del recorrido solté la mano de Jayden para alzar las mías mientras gritaba.
Ya habíamos bajado de este juego y la sonrisa que adornaba mi rostro se hacía más grande, Jayden caminaba de mi mano hasta en dirección a un stand donde había osos en unos estantes, el juego consistía en darle a unos ositos de madera que se movían a gran velocidad, Jayden sacó 5 dólares para pagar por 5 tiros.
—¿A cuántos debo darle para obtener el oso grande? —le preguntó al encargado. Yo me mantuvo junto a él con una amplia sonrisa.
—A 5 ositos sin ningún fallo.
Jay asintió, recargó la escopeta y disparó dándole al primer osito. Solté un grito feliz y Jay siguió apuntando, había acertado. Disparó otras tres veces sin equivocarse. Solo falta el último pero falló, se lo veía algo decepcionado, el señor nos dio un osito mediano pero a mí me encantó
—Siento que no haya sido el grande —sonó apenado.
—No te preocupes, me encanta —dije mientras caminábamos a la rueda de la fortuna, este seria nuestro último juego y regresaríamos a casa. El cansancio que se había ido en cuanto llegué al parque había vuelto y empezaba a sentirme más pesada.
Nos encontrábamos ya en la cima de la rueda, esta se detuvo permitiéndonos tomar fotos o simplemente admirar el paisaje, desde allí se veía el pueblo entero. Jayden había estado nervioso desde que subimos y eso que él había sido el que eligió subir, tomé el oso que estaba en medio de nosotros y lo puse a mi lado izquierdo, me acerqué a Jayden tomándolo de su camiseta y cuando iba a besarlo se alejó. Me sentí mal, incómoda, y no pude evitar pensar que tal vez él estaba nervioso porque no sabía cómo decirme que esta sería la última vez que estaríamos juntos.
—Lo siento, perdón si te incomodé —me disculpé soltándolo y mirando hacia el frente, tomó mi mentón haciéndome girar y lo miré algo incomoda.
—Hey, linda, no es que no haya querido que me besaras, de hecho quiero besarte ahora mismo, pero quiero hacerlo bien. —Sobó mi mejilla a lo que cerré mis ojos sintiendo sus caricias.
—¿A qué te refieres? —pregunté mirándolo.
—Pues que quiero hacer las cosas bien, Amelia. Te conozco hace como dos meses, sé que es rápido pero me gustaste desde el primer día que te vi, luego mientras fui conociéndote me enamoré más todavía. Ahora estoy totalmente enamorado de ti, lo que quiero decir es que si tú, Amelia Evans... ¿Quieres ser mi novia? Quiero que lo nuestro sea oficial.
Abrí mis ojos analizando lo que había dicho, claro que quería ser oficialmente su chica.
—Si quiero Jay, aunque creí que ya éramos algo antes, pero me alegra que sea oficial.
Nos acercamos y con la vista del pueblo como testigo de esta confesión nos unimos en un dulce y tierno beso
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