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CAPÍTULO 10 (editado)

Ya había pasado unas semanas desde que le conté todo a Jayden, mi relación con él había crecido bastante pero aún no éramos nada oficialmente y eso me hacía sentir un poco insegura. Con Anthony estábamos mejor que nuca, en poco tiempo nos habíamos llevado bastante bien llegando al punto de poder llamarlo amigo, y eso para mí era algo muy fuerte porque desde hacía dos años no consideraba a nadie así.

No he cruzado palabra con Kasandra o con alguna de su grupo, Max no ha estado con ella desde el día que me encerraron. Quería preguntarle el por qué de su cambio, pero siempre que trataba de acercarme él se alejaba, sé que debería ignorarlo por lo que me hizo pero lo conozco desde los 10 años y necesito saber por qué se comportaba así conmigo y por qué ya no estaba con Kasandra.

Ahora mismo me encontraba dirigiéndome a la cafetería, pero alcancé a ver a Max caminando hacia el patio de la escuela. Desvié mi camino siguiéndolo, iba a escucharme y esta vez no le daría otra opción que hacerlo, lo vi sentado en las gradas de la cancha y caminé a paso lento hasta estar a su lado. Me senté a su lado y él intentó irse cuando me vio, pero lo tomé de la mano impidiendo que se aleje.

—Ya es suficiente —dije con un notorio cansancio en mi voz.

—No sé por qué me buscas, Amelia, deberías odiarme por lo que hice.

—No puedo, necesito saber por qué lo hiciste. Extraño al Max antiguo —confesé mirándolo.

—Lo siento, pero ese Max ya no existe, ahora solo queda el Max tarado, el que prometió cuidarte pero no cumplió esa promesa —bajó la mirada incómodo.

—Solo explícame por qué lo hiciste y prometo dejarte en paz —pedí amablemente.

—Está bien, sé que sonará como una excusa, pero no lo es.

Asentí y volvió a hablar.

—Cuando fue tu cumpleaños Iván me hizo prometer que te cuidaría por un tiempo ya que él tenía que irse a trabajar para poder tener un lugar estable donde puedan vivir los dos, acepté gustoso porque eran mis mejores amigos. Pero cuando falleció me encerré una burbuja donde no dejaba entrar a nadie, no podía aceptar que mi mejor amigo haya muerto. —Su voz se quebró al decir esas palabras—. Sé que me porté como un imbécil justo cuando más me necesitabas, a los dos meses de su muerte mi papá hizo negocio con el padre de Kasandra y prácticamente me obligó a estar con ella, al principio no me gustaba pero luego empezó a gustarme. Cuando empezó a meterse contigo me volvió a molestar su presencia, no me gustaba la manera en la que te trataba. La enfrenté. Le dije que no se metiera contigo, que si lo iba a seguir haciendo la dejaría y no me importaría lo que mi padre hiciera. Me amenazó con lastimarte, le hice caso porque conozco de lo que es capaz Kasandra, ella dijo que le diría a su padre para que te haga algo entonces volví a aceptar que te molestaran. Sé que hice mal, no debí permitir que te lastimaran más de lo que ya estabas. —Soltó un pesado suspiró.

Solo éramos él y yo, los ruidos a nuestro alrededor parecían haber desaparecido. Por fin, luego de largo tiempo, él volvía a ser el Max que extrañaba.

—Lo que me hizo reflexionar si lo que estaba permitiendo que te hagan estaba bien o no — continuó—, fue cuando te encerramos en ese cuarto. Me negué varias veces pero volvió a amenazarme, ese día al sentir que pude haberte perdido si no fuera por la persona que te salvó me sentí la peor basura que puede existir en el mundo. Kasandra había dejado la llave del gas abierta, me lo dijo cuando ya estábamos en mi casa. Discutimos por eso y cuando regresé ya te habías ido, me sentí aliviado al ver que no habías muerto pero el odio que sentía por mí mismo aumentó más. Sabía que era el peor amigo, luego dejé de hablar con ella, terminé con ella, le conté a mi padre y el aceptó que terminé con ella. La culpa me persigue, Amelia yo... —suspiró nervioso.

Sus ojos se cristalizaron, y se tomó un momento para controlar su respiración.

—Intenté suicidarme —confesó en un susurro, y me sobresalté al oírlo—, pero luego recordé que Iván odiaba eso y me arrepentí. Lo siento, me porté como un idiota, no me comporté como tu mejor amigo, te lastimé todos los días por los últimos dos años, me alejé de ti cuando debía estar más unido a ti. Debía cuidarte y protegerte como se lo prometí a tu primo pero ¿qué fue lo que hice? lastimaste recordándote la muerte de él, echándote la culpa cuando nunca la tuviste. Nadie tuvo la culpa de lo que pasó, él murió por un maldito accidente. Entiendo que me odies, créeme, yo también lo hago. No pido que me perdones ya que sé que eso nunca va a pasar, sé que nunca volveremos a ser amigos porque no te merezco, no después de todo lo malo que te hice —bajó la cabeza cuando sus lágrimas empezaron a salir, apretaba sus puños hasta el punto en que sus nudillos estaban blancos.

Sabía que lo que había hecho estaba mal, pero siempre supe que había una razón para su cambio tan repentino, no es que justifique sus acciones pero, para ser honestos, yo también hubiera hecho lo que hizo al estar en sus zapatos.

Tomé sus manos dejando suaves caricias, levanté una dirigiéndola a su mentón alzando su cara para que pueda verme.

—Max, yo te extraño y no niego que lo que hiciste me lastimó porque te alejaste cuando más te necesitaba, pero está claro que todos hemos sido manipulados por esa maldita. No puedo perdonarte ahora mismo, no tan fácil y rápido, solo pido que cuando nos veamos en los pasillos nos saludemos, que hablemos unas que otras veces, veamos si podemos volver a ser lo que éramos antes. Intentemos volver a ser hermanos —le pedí acariciando su mejilla y soltando unas que otras lágrimas.

Él acaricio mi mejilla y asintió sonriendo, esa era la sonrisa que quería ver desde hace años, esa era la verdadera sonrisa de mi mejor amigo.

—¿Puedo abrazarte? —preguntó dudoso ante la reacción que pudiera tener. Asentí y a los segundos ya lo tenía rodeándome con sus brazos, era una sensación cálida, familiar, lo extrañaba demasiado.

—Gracias —me dijo.

—¿Por qué?

—Por darme otra oportunidad, esta vez prometo cuidarte, aunque no esté a tu lado.

Sonreí con lágrimas en mis ojos y volví a abrazarlo. ¿Lo quería? Claro que sí, era mi mejor amigo y, no iba a mentir, antes me gustaba, pero ahora solo lo veo como un futuro buen amigo incluso como mi hermano otra vez.

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