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N/A: Este es un AU en el universo de "Avatar, el ultimo maestro del aire" así que si no has visto la serie quizás sea un poco confuso para ti, pero por si acaso voy a dejar un mapa del planeta tierra en ese universo para que te orientes un poco.

Esta parte es mayormente de aventura y traté de concentrarme en el AU, así que quizás el romance pase a un segundo plano, solo en algunos momentos.

Este fic larguísimo de 16k palabras está dedicado a mi mejor amiga, a mi hermana, a mi bro, a la que le encanta este AU y esta pareja, así que espero lo disfruten tanto como yo al momento de escribirlo :3

Ahora sí! Los dejo leer <3

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Cicatrices de fuego

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Si a Kirishima le hubieran dicho hace cinco días que iba a realizar una misión especial con miembros de la guardia real de la nación del fuego, hubiera dicho que era una locura.

Sin embargo, se encontraba en una aeronave hecha de metal surcando el cielo sin saber exactamente qué decir o hacer en ese lugar, por lo que no le quedaba de otra que quedarse en uno de los hangares secundarios, apoyado contra una una pared frente a las ventanas oscuras, observando las nubes pasar.

Se sentía inquieto e incómodo, más porque no había tenido la oportunidad (no es que estuviese en la posición correcta, tampoco) de preguntar lo que iban a hacer, a ninguna de las tres personas que parecían ser los más importantes del lugar. Solo una linda chica de cabello largo y negro le había dicho a dónde se iban, pero no le informó de qué se trataba esa misión para la cual lo habían llamado en contra de su voluntad. A él, y a su amigo.

-Oye, este sitio no te parece como que ¿muy tétrico? ¿o algo?

Kirishima apenas se gira a ver a su amigo Kaminari, porque prefiere ver las nubes que no le han hecho nada malo y con las cuales no podría enojarse. Porque en realidad está un poco (bastante) enojado con Kaminari ya que es en parte su maldita culpa que estén en esa situación. En realidad, Kirishima no es de los que se enojan fácilmente, se considera alguien muy paciente y amigable, pero tiene el defecto de ser muy permisivo y también es algo idiota.

Pudo haber sido más temerario al decir cosas como Kaminari no creo que sea buena idea o Kaminari no me vas a convencer o Kaminari no hagas mis maletas por mí o incluso Kaminari insisto que no es buena idea.

Pero en realidad él va y suelta ¡Estamos saliendo de la ciudad esto es asombroso!

Tal vez, si él estaba pensando en decir cosas más ridículas que racionales, al menos hubiera tenido la decencia de aprender a leer un mapa, porque ni él ni Kaminari sabían cómo hacerlo, lo cual, claro, al principio no les pareció un problema al comienzo, hasta que un grupo de maestros fuego los encontró por el camino y ambos se dieron cuenta de que el mapa estaba al revés.

Ambos sabían que debían alejarse de la nación del fuego, no adentrarse más en el territorio. Las reglas de las colonias ubicadas en los límites con el reino tierra recalcaban que estaba prohibido salir de las ciudades, más que nada porque cualquier maestro tierra dentro de la nación del fuego sería apresado y llevado a las minas a trabajar hasta la muerte.

Y como no, Kirishima era un maestro tierra, criado en una de las colonias al norte del país, donde maestros fuego y tierra convivían casi en paz. Kaminari, al ser maestro fuego, posiblemente no hubiera sido perjudicado por ello, pero, no solamente estaba yendo contra las reglas de la ciudad, sino que también era el hijo de los líderes de la colonia, así que sería castigado de alguna manera de todos modos.

Los llevaron encadenados y casi amordazados (a Kaminari no le pusieron nada en la boca por una cuestión jerárquica) hasta llevarlos al punto de control más cercano, desde donde serían procesados y enviarían a Kirishima a las minas y a Kaminari a quién sabe dónde.

Sin embargo, nada más llegar al puente, un tipo que iba caminando de regreso a una de las aeronaves ancladas al lugar, vio a Kaminari y arqueó una ceja.

-¿Kaminari?

-¡¿T-Todoroki?!

Una cosa llevó a la otra, y a Kirishima ya le duele la cabeza recordar todo.

Resumiendo, Kaminari y ese tal Todoroki se conocían desde niños, aunque no se habían visto en trece años, pero Kaminari no podía olvidar su cara y su llamativo cabello bicolor (Kirishima tenía cuidado de no quedarse mirando la cicatriz que tenía en el lado izquierdo del rostro). En ese entonces con Kirishima no se conocían, pero nunca se lo había mencionado porque igual no había necesidad, hasta ese momento.

Al final, Todoroki repentinamente comenzó a preguntar qué pasaba y un segundo después, al estar al tanto de la situación, Kaminari y Kirishima fueron liberados y se fueron junto a Todoroki. Al , porque al parecer era alguien de mayor autoridad así que librarlo de su posible condena no fue tan difícil.

Entonces, Kirishima sintió paz y tranquilidad por unos cinco minutos, hasta que le dijeron que irían a la puta capital de la nación del fuego. Tuvo que reunir toda su concentración para no saltar por la ventana al vacío y matarse de una vez. O para lanzar a Kaminari por la ventana, o por los tubos de la caldera.

Recordar más y más cosas solo hacía que se hostigara más, hasta el punto de fruncir tanto el ceño que hizo que le doliera la cabeza.

-Amigo, te van a salir arrugas.

-Amigo, no me hagas lanzarte por esta ventana.

-Está bien, está bien, lo siento.

Kirishima suelta un suspiro cansado.

Solo sabe que irán al valle de las almas perdidas, un lugar ubicado dentro de un pequeño cañón en algún sitio del reino tierra. Un pequeño cañón ubicado en la base de un volcán activo. Que estaba por estallar. Kirishima no podía estar más feliz por ello, en parte de buena manera, pero en parte porque también le jodía mucho la situación.

-¿Qué se supone que iremos a hacer en ese sitio? -pregunta a nadie en particular, pero Kaminari responde de todas maneras.

-¿Habrá un tesoro escondido? Quizás necesitan un maestro tierra que les abra el paso.

-¿Tesoro? ¿Tú crees?

-Es lo único que están buscando los de la nación del fuego, de todos modos -dice su amigo, encogiéndose de hombros, como si no perteneciera a ese país también-. Digo, quizás hay algo aquí también que tenga enorme valor.

-De querer un puto maestro tierra que nos abra el camino habríamos tomado a alguno de los que trabajan en las minas.

Ambos chicos dan un respingo antes de girarse a ver a otra de las personas en el lugar, una de las tres personas más importantes en ese sitio. Es un chico de cabello rubio cenizo, pálido y ligeramente más alto que Kirishima, aunque más delgado, pero eso no lo hace menos significante. Desde la primera vez que lo vio, Kirishima sintió ligero temor, ese de los que no te dejan moverte y no sabes cómo actuar. Había escuchado rumores así de esa persona, el cómo contaban que toda su aura parecía emitir fuego y color que te absorbía y no eras capaz de reaccionar cuando llegaba al ataque.

Nunca creyó que vería a Bakugou Katsuki de frente, y sentiría todas las cosas que le habían contado. Y tampoco creyó que llegaría a verlo lo suficientemente cerca para notar que lo miraba con desdén, como si él y Kaminari fueran, al contrario de él, insignificantes.

De repente se siente de esa manera por sus ropas amarillas y verdes, y el hecho de que no trae botas y anda descalzo, mientras Bakugou va con una armadura que es ligera y no tiene muchas cosas, pero luce genial, desde las hombreas finas a las botas de cuero con un pequeño pico sobresaliente en dirección hacia arriba en la punta de los dedos.

Bakugou ladea la cabeza, y los mira con expresión aburrida.

-Todoroki sólo te trajo aquí porque te conoce y el estúpido se cree un buen samaritano -suelta mordazmente, mirando a Kaminari-. Aunque es difícil saberlo, conociendo su estúpida actitud de mierda.

Kirishima se siente raro de repente. No conoce a Todoroki del todo, por no decir que no lo conoce en absoluto, pero no parece ser alguien que ¿haga decisiones al azar? De eso al menos puede estar seguro. Y con eso en la cabeza, de repente, el comentario de Bakugou le molesta.

-Oh vamos, pero eso no tiene nada de malo.

-Los acaba de traer a una misión suicida porque los liberó sin razón alguna y no podía dejarlos por ahí, o él se metería en problemas.

Kirishima siente a Kaminari tensarse a su lado al escuchar la palabra suicida.

-Qué quieres decir con...

-Ni siquiera les ha dicho para qué, y ni siquiera les ha hablado desde que salimos ¿no es así? -dice con seguridad y altanería en su voz-. Yaoyorozu es la única que les ha dicho a donde vamos, pero tampoco pueden concluir mucho de eso, ¿verdad?

Kirishima frunce levemente el ceño.

-¿Y tú vas a decirnos de que va?

Bakugou arquea una ceja y lo mira de forma despectiva, como si Kirishima lo hubiera ofendido de alguna manera.

-Yo no tengo nada que decirles a unos inútiles como ustedes que no saben leer un estúpido mapa -responde, antes de seguir caminando para perderse por el pasillo.

Kirishima y Kaminari sienten como si una flecha les atravesara el cráneo, una flecha que lleva la palabra inútil escrita en el mango. Y puede que Bakugou tenga algo de razón, pero no del todo ya que pueden ser unos idiotas, pero no inútiles.

-Que sujeto para más patán... -comenta Kaminari por lo bajo.

-Aún puedo escucharte, enano teñido -dice Bakugou al otro lado del pasillo sin girarse a mirar.

Sin embargo, Kaminari se espantó un segundo y se cubrió la boca casi por instinto, y Kirishima se quedó mirando cómo Bakugou desaparecía al girar.

-M-Mi cabello no es teñido -dice Kaminari tocándose la cabeza.

-Lo sé amigo, lo sé.

Llegada la noche los mandan llamar a un pequeño comedor al lado del hangar superior para la cena. Hay carne ahumada de búfalo gris y un jugo de ciruelas que a Kirishima le sabe ácido una vez lo prueba. Está al lado de Kaminari, y al frente de ellos están Bakugou y Yaoyorozu, en la punta de la mesa esta Todoroki, comiendo tranquilamente. En algún momento, Kaminari levanta la mano.

-¿Pasa algo? -dice Todoroki sin mirarlo.

-Tengo una pregunta -responde Kaminari, con la voz un tanto frágil y nerviosa.

-Pues hazla -le espeta Bakugou con sorna.

-Bueno. ¿Quiénes son ustedes? ¿A dónde estamos yendo? ¿Por qué nos liberaste? ¿Para qué nos quieren aquí? ¿Qué estamos buscando? ¿Es un tesoro? Díganme que es un tesoro.

Kirishima palidece en su asiento y mira a otro lado esperando que un cometa entre volando por la ventana y lo mate.

Yaoyorozu le hace un gesto a Kaminari con las manos, para que se calme.

-Kaminari Denki, ¿verdad? Nosotros pertenecemos a una pequeña división de la armada de la nación del fuego. Nos dedicamos más que nada a atrapar prófugos y delincuentes en las ciudades de la nación y a aquellos que logran escapar de nuestros límites.

En ese punto, ambos amigos se estaban poniendo realmente nerviosos.

-A Torodoki ya lo conocían, yo soy Yaoyorozu Momo y él es Bakugou Katsuki -les dice, señalando a Bakugou con la mano.

-Sí, ya habíamos hablado, aunque no nos habíamos presentado -suelta Kirishima de repente, intentando ser educado, pero quizás fue un acto demasiado tenaz e inadecuado, ya que lo hizo ganarse una mirada tranquila pero asesina de parte de Bakugou.

-No tengo por qué presentarme contigo, inepto -le dice frunciendo el ceño, echando lo que parece ser salsa picante a su comida-. Además -apoya su barbilla en una de sus manos-, ustedes sabían de mí, ¿No es así?

Kirishima se pone nervioso repentinamente y se tensa un poco, pero algún después se da cuenta de que no hay necesidad de sentir eso puesto que Bakugou es solo una persona. Solo eso.

-Tú no puedes solo...

Quiere decir algo, pero se calla cuando Denki lo patea bajo la mesa incitándole a que cierre la boca. Kirishima lo mira desconcertado entonces.

Oh, entonces ahora el que debe callarse soy yo, ¿eh? Piensa mirando a su amigo, quien lo mira de la misma manera, negando rápidamente con la cabeza.

Pero entonces Kirishima entiende que sería mejor que no hiciera nada, porque es un maestro tierra en territorios prohibidos rodeado de maestros fuego que podrían lanzarlo a las brasas si quisieran, y cualquier cosa que siga diciendo empeoraría la situación actual, así que es mejor quedarse callado, simplemente. Pero Kirishima no sabe cuándo callarse.

-Yo los liberé porque te conocía, y porque parecían estar en problemas -dice Todoroki dirigiéndose a Kaminari entonces.

-Pero estuviste muy seguro al hacerlo. Podríamos ser bandidos problemáticos y nos habrías ayudado -habla Kirishima entonces.

-Si fueran bandidos sabrían qué es lo que estamos buscando en el valle de las almas -le dice Yaoyorozu con calma.

-Además, ningún grupo de bandidos en este territorio tendría gente del reino tierra -agrega Todoroki.

-Entonces nos ayudaste porque sí -sigue diciendo Kirishima, ignorando la mirada insistente de Kaminari.

-Les dije que era un buen samaritano -comenta Bakugou antes de meterse comida en la boca, ganándose una mirada cansada de parte de Yaoyorozu.

Todoroki se limita a bufar, intentando pasar del comentario de Bakugou.

-¿Y lo que buscan es...? -pregunta Kaminari, buscando más respuestas.

Yaoyorozu y Todoroki se miran durante un microsegundo antes de responder, como si estuvieran teniendo una mini conversación telepática, donde confirmaban algo al parecer, pues Yaoyorozu termina asintiendo y ahí es cuando Todoroki comienza a responder.

-Buscamos la joya del agua.

Lo dice como si la mera respuesta fuera bastante obvia, pero Kirishima lo mira arqueando una ceja porque no entiende nada. Sin embargo, Kaminari está mirando a Todoroki boquiabierto y sus ojos dorados se agrandan.

-¿La joya del agua? ¿Una de las cinco joyas elementales? ¿Esas que pertenecen a la leyenda del séptimo avatar de hace mil años? ¡¿Esas joyas?! ¡¿Existen?!

Todos se le quedan viendo. Kirishima comprende que ambos se hacen pasar vergüenza mutuamente, aunque Kaminari es el que más se descontrola.

-Haces demasiadas preguntas -dice Bakugou mirándolo con los ojos entrecerrados.

-De momento no hay mucha actividad en el campo de las recompensas, por lo que nuestro jefe nos ha enviado a investigar si este pequeño rumor es cierto. Sobre si las joyas están empezando a manifestarse y apareciendo en puntos específicos. No sabemos si es real, o si no lo es, pero en caso de encontrarla quieren saber si es que en verdad existe, y ya.

Kaminari lo observa asombrado por eso; sin embargo, Kirishima solo lo mira y ya. Porque sabe que está mintiendo. Lo sabe en la planta de sus pies que están firmemente apoyadas en el suelo del comedor. Es una habilidad que ha desarrollado desde pequeño, cuando era necesario para sobrevivir en los barrios donde vivía antes de conocer a Kaminari. No puede evitar fruncir levemente el ceño, pensando rápidamente en que, si quisiera, podría usar los braseros metálicos de las sillas para esposarlos e inmovilizarlos, pero nada le garantizaba que ellos comenzaran a forcejear, que se liberaran y lo lanzaran por una de las ventanas (aunque Bakugou capaz podría lanzarlo a la caldera, no lo conocía del todo, pero estaba seguro de ello).

No sería lo más sensato, por ende, por lo que decide que tiene que hablar con Kaminari cuando la cena termine. Y cuando lo hace, dentro de la habitación con un camarote que se les han asignado, Denki solo le dice que está siendo paranoico.

-O quiéen sabe, quizás tengas razón.

-Tengo razón y lo sabes -le recrimina Kirishima a punto de hacer un mohín.

-Pero -señala Kaminari entonces-, hay que recordar que son nuestro único transporte y sustento actual de alimento así que, de momento esperemos a llegar a tierra para salir corriendo como avestruces, ¿sí?

-Me fascina la rapidez con la que planificas todo -dice Kirishima con ojos cansados.

-Lo sé, ¿verdad?

Kirishima quiere golpearlo, pero ha oído por ahí que es mejor meditar cuando las cosas van del asco, porque tiene entendido que los maestros aire viven en paz y armonía hasta con una miserable mosca haciendo ese tipo de cosas.

Igual, no le queda más que, por los siguientes dos días que están en esa lata de metal, sentarse a pensar qué hizo mal en su anterior vida para estar pasando por aquellas penurias. Aunque, quizás está siendo demasiado pesimista, se dice en algún momento, y se recuerda que él no puede ser así, que todo pasa por algo, que quizás hay que buscarle el lado bueno a la cosa. Por ejemplo, están volando en el cielo a tres mil metros de altura, y esto está de locos, y también... también...

Les es inevitable quejarse en el sillón donde está sentado, observando la ventana, mirando cuántas golondrinas-ganso pasan por ahí. O quizás no es esa época del año y por eso sigue esperando que pase alguna y no llegan, porque puede que-

-¿Siempre te quedas mirando el vacío como un completo inútil?

Siente que su suerte podría ser peor, pero nada puede ser peor que tener a ese cascarrabias rubio rondando por ahí como si la aeronave fuera su casa... o en técnicamente lo es, porque es su nave, ¿o es de Todoroki? Kirishima ya no sabe a qué darle importancia.

-No es que tenga mucho que hacer... -comenta con desgana, encogiéndose ante la roja mirada del maestro fuego que tiene delante. La verdad es que es cierto, porque cuando lo detuvieron junto con Kaminari les quitaron su equipaje y Todoroki ni siquiera se molestó en preguntar por ello cuando los llevó con él.

Bakugou arquea una ceja. No dice nada más y se va.

A Kirishima le parece un chico muy extraño.

Ja, segura él piensa que yo soy muy extraño, piensa Kirishima, riéndose para sus adentros.

Aparte de sus ropas del reino tierra, las tobilleras y muñequeas decoradas con remaches de metal, y el hecho de que no lleva zapatos, Kirishima tiene el cabello teñido de rojo vivo, disparado por todos lados sobre su cabeza en forma de picos, inspirado en un hombre viajero gigantesco que conoció de niño. Es un estilo que le gusta y que ha llevado años en perfeccionar, demasiados como para preocuparse en lo que dirán las demás personas, pero debido a eso puede parecer algo extraño para la mayoría de las personas, para maestros fuego en concreto, (aunque, de todas formas, no es como si más personas lo hubieran visto, aparte de otros maestros tierra que vivían en su colonia, que eran poquísimos). Sin embargo, se ha dicho que puede parecer extraño para todo el mundo, pero es algo que él ha llegado a aceptar, porque puede que los de su clase no sean bienvenidos en la nación del fuego, y por eso debía seguir ciertas reglas (mantenerse a raya, hacer lo que te dicen siempre), pero él ha ido contra el sistema desde hace años, a su manera.

-¿Kirishima-san?

Aunque más extraño le parece que de repente Yaoyorozu se acerque a él con una sonrisa agradable, una sonrisa que a Kirishima lo hace sentir tranquilo. En comparación con la frialdad de Bakugou y Todoroki, Yaoyorozu parecer ser alguien verdaderamente agradable.

-¿Pasa algo? -pregunta, sin sentirse nervioso.

-Me han dicho que no tienes nada que hacer y quizás estés aburrido, así que te he traído esto.

Intentando en no quedarse pensando en lo primero que dijo, mira el libro que le extiende la chica, uno de tamaño mediano, con tapas rojas y ataduras de hilos negros y dorados. "V de "V de viajes al fin del mundo" reza en letras doras al inicio de todo, escrito por Anónimo.

-Woah, esto es...

-Lamentamos que no tengan mucho que hacer aquí -le dice Yaoyorozu-. Tu amigo está en la biblioteca revisando los pergaminos con técnicas de combate para maestros fuego, pero en tu caso no tenemos nada para ti y creíamos que...

-¡De verdad que no hay ningún problema! Muchas gracias -le interrumpe Kirishima, ansioso de repente, rascándose la nuca después-. Lamento las molestias., aunque.

-De eso nada, en serio -la chica hace un gesto con las manos en señal de negación-. Siento que debo disculparme por lo que hizo Shouto... Todoroki -corrige rápidamente, y Kirishima se da cuenta de algo-. Aún quedan dos días de viaje, y me sentiría apenada de que estuvieras aburrido todo el trayecto hasta el valle. Si quieres hablar de eso, o cualquier cosa, puede buscarme en la planta superior, también.

-¡Claro, estaría bien! Muchas gracias, de nuevo.

Yaoyorozu sonríe de nuevo y se gira para irse. Kirishima no puede evitar preguntar, pensando nuevamente en lo primero que le dijo la chica al llegar.

-Eh, ¿fue Bakugou quien te dijo que estaba sin hacer nada?

La chica no le responde, y solo lo mira un segundo al girarse, para de nuevo sonreír, y retirarse de una vez después.

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