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Capítulo XIX

El alma en Ignis


»Me sorprendio verme rodeada por una inmensa oscuridad que sutilemente abrazaba mi cuerpo como agua en medio de la nada.

¿Dónde estoy?

Susurré con la vista puesta sobre un oscuro cielo. ¿qué era ese lugar? Escuchaba un incesante goteo y mi cuerpo se sentía agotado, como si el cansancio de los últimos días comenzara a pasar factura. Intenté levantarme unas tres veces sin efecto alguno, así que dejé de intentarlo hastíada de la situación.

Bufé.

—Puta madre... —Exhalé y cerré los párpados con frustración. ¿Cómo llegue hasta allí? Lo último que recuerdo fueron los labios de Vincent sobre los míos, demandantes, ansiosos y hambrientos. Deslize mi propia lengua sobre mis labios humedeciéndolos, de repente sentí una sed terrible. Estúpido Vincent...

Su nombre salió de mis labios con una sonrisa, algo que sin duda me tomó por sorpresa. Sin embargo, aquello paso a segundo plano y fue sustituido cuando mi pecho comenzaba a arder, primero como una simple molestía hasta que el escozor fue insoportable.

Abrí los párpados... Y enmudecí.

Una espectral fígura se hallabá sobre mi, suspendida en el aire, fue segundos despues que me percate del par de inmensas alas que se hallaban tras ella. Piel blanca cual nieve, y un rostro similar al de una muñeca de porcelana fina acompañaba a un par de ojos rojizos y rasgados que me veían tan fijamente que parecían traspasarme el alma.

Me estremecí cuando deslizó una de sus manos sobre mi rostro. No pude evitar preguntarme si estaba muerta y aquella mujer era una especie de angel o demonio, o lo que sea.
"— Encantadora."

Susurró con cálides aquella cuyos cabellos entre plateados y rubios parecían nadar despreocupados alrededor de su rostro. Me descolocó por completo una cálida sonrisa que enmarcó sus labios.

—¿Quién eres? —Le pregunté.  Ella me ignoró y se concentró en recorrer con sus dedos mi rostro, cuello, clavicula y finalmente mi pecho, justo el lugar donde palpitaba mi corazón y el escozor se hacía imsoportable.

—Alejate... Alejate de ese bastardo traidor. —Su voz se torno amarga y su mirada se hizó con desespero sobre la mía, aquellos rubies denotaban dolor y rabia, mientras cada segundo el dolor fue más fuerte y una punzada en mi pecho indicaba que aquella rubia estaba intentando abrirse paso a través de la piel de mi pecho. —¡No dejes que su sonrisa te engañe!

Una lágrima se escapó de sus ojos cristalizados. Un profundo abismo se materializo en su mirada rubí mientras aquella lágrima cayó sobre mi y sus garras se introdujeron en mi interior.

Grite... Como si me desgarra el alma...

Porque de hecho aquella mujer...
Había arrancado mi corazón.«

                    ✶✶✶✶✶✶

¡Maldita sea!  — En medio del dolor una voz ronca y exhasperada llegó a mis oidos acompañada de las compresiones sobre mi pecho. — ¡Joder! Creo que me excedí.

El aire como un remolino retorno a mis pulmones y en un acto reflejo mi cuerpo se irguió en medio de la desesperación.

—Con un demonio...  —La dura voz de Vincent me pitó en los oidos en cuanto desperte. Aquel se había alejado unos centímetros de mí pero sujetaba mis hombros con firmeza pude percibir sus grandes manos humedecidas presionandolos. Levanté la vista topandomé de frente con su mirada turbada y bañada en ¿preocupación?  — Por Lucifer. —Exhaló agotado.

Quisé levantarme pero me fue imposible siquiera flexionar mis rodillas, mi cuerpo se sentía adormecido ¿qué había sucedido? Sólo recuerdo los labios de Vincent sobre los mios y la deseperación de su mirada... Y la mujer rubia de garras filosas y mirada rojiza.

—¿Vincent?... ¿Qué sucedió? —Estaba tan aterrada que ignoré haber llamado a Fontaine por su nombre. Aquel titubeó, fue mientras lo detallaba que note la sangre en sus manos. Tragué grueso y me aventuré a preguntar.— Oh... Rayos... ¿de quién...?

—Tuya. — Su intensa mirada oscura me absorbió por completo. Aquel me sonrió de medio lado, su aspecto resultaba mejor que cuando estaba en mi departamento, parecía haberse recuperado.— Debí sacar a Ignis de ti hace tiempo dulzura.

Automáticamente me llevé una mano al corazón, sentí pánico al principio pensando que el demonio de ojos siniestros había sacado a Ignis de mí, Alarmada palpé mi pecho sintiéndome aliviada al percibir los tejidos terminando de cerrar la herida justo el lugar donde la rubia había enterrado sus garras. Busque una explicación en los ojos del demonio y el asintió.

—Era inevitable... Grystel estaba por salir. — Expresó con desánimo ¿Quién carajos era Grystel? Vincent se quedó absortó en la sangre de sus manos. Un silencio insoportable nos rodeo hasta que volvió a sonreirme. — Siempre fue astuta... ¿Cómo te sientes?

— ¿Qué sucedió? ¡Dime! —Estallé porque no era paciente y el hecho que él no contestara mi pregunta me cabreó. No se de donde saque fuerzas y logré irme sobre Vincent, sujetandoló de su camisa mientras lo sacudía con desespero cuando desvió su rostro, suplique mostrando los miedos y dudas que habían en mí. — ¡Habla! Vincent ¿Quién carajos es Grystel? ¿Qué es lo que pasa conmigo?

Grité y lo golpé con tanta debilidad que me sentí una inútil de primera. Vincent con gesto estoico me tomó de las muñecas con la fuerza suficiente para no lastimarme sino para apartarme unos centímetros de él.

Bufó y me observó con serenidad.

— El alma que alberga en Ignis, se está fusionando contigo Evelin.

—¿No era lo que esperabas?—Exhalé pesadamente sintiendo las punzadas dolorosas recorrer mis articulaciones. Mojé mis labios sintiendolos secos mientras respiraba agotada.— Eso... eso fue lo que yo... entendí.

El pelinegro alzó el rostro, pude apreciar con atención sus facciones masculinas, la blancura de su cuello y sus labios entre abiertos tan perfectos, tan suaves y dulces como el más adictivo veneno. Bajé la mirada y negué.

«¿Qué rayos? Evelin concentrate mujer»

La verdad, debí matarte y sacar a Ignis de tí pero quisé ver si ella se encargaba de desintegrarte. Desgraciadamente me equivoqué. —Alzó los hombros despreocupado y restandolé importancia al gesto de reproche que le dediqué. — Asi que tuve la "brillante idea" de utilizar tus habilidades y humanidad para que trabajarás para mi en la tierra. Claro, esperando que fallecieras aunque Ignis estaba empeñada en intervenir. — Bufó para luego posar su atención en mí. Me sorprendió la caricia de su mano izquierda sobre mi mejilla y enmudecí atontada ante el gesto. — No imagine que resistirías y me sorprendió al principio... debí saber que era una treta de ella para escapar.

—¿Quién es ella? — Insistí. Aquel deslizó su lengua muy lentamente sobre sus labios humedeciéndolos. Estaba segura que me ocultaba algo, algo muy grave. — Tengo derecho a...

— Ella fue una traidora, mi amante y la asesina de alguien muy importante. — Creí que mi gesto se desencajaría por completo. —Y esta tratando de poseerte para ocupar tu cuerpo.

—¿¡Qué!? —Le expresé sin poder emitir más palabras.

El mundo bajo mis pies comenzó a tambalearse y Vincent solamente me observaba atento.

— No parará hasta absorber tu alma, por eso sus esencias se entrelazan Eve. — Aquel demonio de cabellos oscuros sacó un cigarrillo y lo encendió, dandolé una calada. — Creí que era imposible, pero asi como era buena en la cama, Grystel es una zorra astuta.

Tragué grueso, intentando calmar la angustía que se apoderaba de mi razón. No me había percatado de las lágrimas que comenzaron a descender a través de mis mejillas, una inmensa soledad me rodeó al pensarlo ¿Moriría?

Creí haber aceptado que moriría en algún momento cuando encontrara a Jack; porqué yo misma le entregaría mi vida a Vincent luego de vengarme. Pero no así, una posesión significaba un pase al infierno sin retorno. Quisé controlarme pero la sola idea me sumió en un terrible pánico.

—Calma dulzura. —Antes de reaccionar Vincent me había atraído hacía él, obligándome a sentarme sobre sus muslos mientras me abrazaba con fuerza. —No permitiré que esa zorra lo haga. — El olor a cigarrillo se impregnó en el espacio. —Primero te asesino yo antes que darle paso a Grystel. —Quisé apartarme pero él me estrechó. —Descuida, no sacrificaría un juguete tan útil.

«Eso era... un maldito juguete. Vaya suerte de mierda.»

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