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Capítulo cuatro: Te voy a ayudar a pasar esa prueba

— Bien, espera un momento, voy a irme a mi cuarto y regreso de inmediato— le anuncié a Nathan quien sólo se sentó cómodo en el sillón.

Estaba subiendo las escaleras cuando lo escuché decir.

— Voy a ver tu módem para ver tu contraseña de Internet— anunció. Decidí dejarlo estar, si se mantenía tranquilo un rato por mí no había ningún inconveniente.

Entré a mi habitación para luego cerrarla con seguro y procedí a meterme a la ducha donde pude disfrutar de un cálido baño, porque esto sería mi único momento de paz, ya que llevo dos días "enseñándole" a Idiopido todo lo que se supone que probablemente venga en el examen que es precisamente mañana, cuando se va yo estudio bien. Es un descerebrado total, si casi nunca entra a su clase, sip, adivinen, el destino me odia tanto que tenemos ahora tres clases juntos, como sea, cuando se digna en entrar sólo se la pasa molestandome o durmiendo, así hasta yo me quedo sin aprender.

Como sea, seguí en mi baño y cuando terminé me puse una toalla para salir del baño que está dentro de mi cuarto para buscar lo que me pondría pero como estoy en mi casa voy a ponerme una prenda cualquiera.

Una blusa holgada y unos pantalones algo desgastados y unas pantuflas, mi cabello lo cepillé para luego hacerme un moño desordenado. Ya lista salí de mi cuarto dispuesta a "enseñarle" a Idiopido sus temas. Di un suspiro pesado antes de acercarme a él, ya acabó mi momento de paz.

Me puse cerca de él.

Escuché un ruido muy familiar por cierto, lo miré con el ceño fruncido, tratando de calmarme para no arrancarle la cabeza.

Él me miró.

— Con razón estás sola, esas ropas están feas— habló. Eso dio en mi ego de por sí bajo pero sólo apreté los puños a mis costados.

No matar a Idiopido, no matar a Idiopido, es así y debo tener paciencia.

Me repetí a mí misma.

— Como vista y si estoy soltera no es tu asunto—  contesté con demasiada rabia en mi voz. Luego procedí a quitarle la bolsa ya vacía de sabritas— ¿Quién te dio permiso de comertelas?

Pero él se limitó a reírse. Vaya chico.

— ¿Y sí por qué mejor no me das las asesorías? Haces mucho drama por unas simples papas, yo ya te las hubiese regalado— señaló la bolsa con una sonrisa burlona. Nathan si sabía cómo sacarme de mis casillas así que sólo lo fulminé con la mirada, pero esto no se quedará de esta manera. Mañana reprobará esa prueba, es mi venganza y es lo mínimo que se merece

Le "enseñé" un par de ejercicios, con ejemplos y todo, le preguntaba si entendía. Él asentía, fue en ese momento en que me di cuenta de que no es tan tonto como aparenta, quiero decir, es mujeriego, sólo piensa en sexo, fastidia mucho e igual es un perezoso en la escuela, pero no es bruto, aprende rápido y cuando realmente quiere se esfuerza. Una pena que todas mis "asesorías" sean mentira.

Le dejé resolviendo un par de ejercicios solo. Así que, sin más, decidí irme a la sala para acostarme en el colchón. Saqué mi celular para estar un rato conectada a Facebook, ya lo tenía muy abandonado.

Vi que tenía solicitudes de amistad, no muchas porque mi perfil no está muy interesante pero unas cuantas. Iba a ignorarlas pero mis ojos enfatizaron a una en especial.

Era la solicitud de amistad de Idiopido.

¿Y cómo sabía eso? Fácil, estaba su nombre y una foto de perfil en la que debo admitir que se ve más guapo de lo que es. Sip, yo nunca he negado que esté como quiere pero jamás se lo diré abiertamente, su ego de por sí es grande, no quiero que su actitud de vuelva más arrogante de lo que ya es si se lo digo.

Acepté inmediatamente la solicitud.

Tenía un mensaje de él. Wow, que rápido.

Nathan Mason: Hola primor ;)

Yo: Nathan T_T

Él: ¿Ya te estás deleitando con mis fotos? No te preocupes, yo entiendo, hasta la cámara me ama ;)

Yo: ni siquiera me estaba deleitando con tus fotos— contesté. Ok, después de unos instantes mi cerebro procesó que es una mala respuesta.

Él: ¿Sabes? Si quieres revisar un perfil trata de no dejar evidencias, acaba de llegarme la notificación de que le diste like a un meme que compartí hace como dos días y una foto a la que igual le diste like. Pero descuida, puedo mandarte más si es lo que quieres.

Y el chico tenía razón, no me di cuenta de eso. Me di un golpe en la frente con la palma de mi mano. Si que era una Idiota, ni para acosar sirvo.

Yo: ¿No deberías estar haciendo los ejercicios que te dije?— pregunté.

Él: desde hace ratos los terminé y por eso estoy chateando contigo, lo cual se me hace una tontería porque estamos en la misma casa y no me das el amor que merezco 😥😥😘😘

Sin más que chatear, dejé mi celular en el sofá, rodé los ojos y di un suspiro pesado para luego dirigirme hacia donde dejé a Idiopido estudiando.

Lo vi con una sonrisa mientras se desordenaba el cabello con los dedos, dándole un aspecto bien sexy ¿Cómo es posible que casi despeinandose se vea tan bien? Vaya, si él no fuera una apuesta y me pretendiera como una persona que quiere conquistarme verdaderamente, de seguro si le doy la oportunidad, bueno, tal vez, su actitud a veces me desespera, pero en fin, mejor dejo de lado esto para revisar sus ejercicios.

Cuando dije revisar, nada más fingí como que calculaba para luego decirle que todos los ejercicios estaban bien.

Le di unos leves golpes en la espalda— Pasarás esa prueba campeón.

Aseguré descaradamente mientras trataba de ocultar mi risa para no burlarme en su cara, lo cual era complicado. Debo tener mucha precaución sino quiero que dé cuenta. Estaba por retirarme para ir directamente con mi celular que lo dejé en el sofá, la mano de Nathan tocó la mía y no pude evitar sentir una especie de escalofrío al igual que mi corazón acelerado. Lo miré a la cara. Siento algo removiendose en mi estómago, debe ser que aún no almuerzo.

Y, sin más, Nathan Mason, me dio por segunda vez en mi vida un abrazo.

Yo estaba confundida mientras sentía mis orejas ponerse calientes, lo que quiere decir que estoy sonrojada. Mi corazón se aceleró, mientras un impulso de querer tenerlo cerca me consumía, así que, sin mas, correspondí. No puedo creer lo que voy a admitir pero me gustaría permanecer siempre en los brazos de Idiopido.

No me gusta como para una relación pero, bueno, yo...

Tal vez el "Idiopido" si está cumpliendo su apuesta y si te esté enamorando.

Mi mente espeta. Eso es una mentira, porque yo nunca he sentido nada de eso del amor, así que lo dudo, sólo admitía que su abrazo me reconforta y ya.

Se separó de mí para luego darme una sonrisa. No una arrogante como las que siempre suele cargar sino una sincera. No pude evitar sentir una especie de cosquilleo. Nos mirábamos fijamente y sentí que el mundo a mi alrededor desaparecía, literalmente solamente éramos Idiopido y yo. Sus ojos color café era un lugar perfecto para perderme pero lo sentí incómodo así que carraspeé desviando mi mirada hacia otro sitio.

Lo arruinaste Idiota.

Me regaña mi mente.

Perdón, pero entré en en un momento extraño y no supe cómo actuar.

– Creo que quiero ir al baño, a... ¿Mmh? ¿cagar?— inventé una excusa. Abrí los ojos como platos— No dije eso...— traté de excusarme. A lo mejor, en mi pequeña esperanza de que únicamente lo pensé.

— Lo dijiste— habló partiéndose de risa. Yo me sonrojé a más no poder, no puedo creer que ni para excusarme sirva. Estaba yéndome para las escaleras y subir a... Bueno, no sabía, lo único que tenía en mente era huir de mi pobre desgracia, al menos un momento, que vergüenza. Pero antes de hacer mi cometido Nathan habló— Peyton...— volteé para mirarle— gracias— dijo con una sonrisa, era momento de huir. Estaba volviendo a subir pero lo escuché decir— ¡No te esfuerces mucho, puedes quedarte sin energías!

Estando en mi cuarto cerré la puerta para recargar mi espalda en ella y sentarme en el suelo. Necesitaba recuperarme de ese mar de emociones. No pensé que Idiopido podía causarme este tipo de sensaciones, como si de alguna manera pudiera hacerme sentir viva.

Siempre he cerrado mis emociones a este tipo de experiencias, pero Idiopido de alguna manera se está apoderando de ésta clase de sensaciones en mi vida, esto me hace débil e inclusive...

Click.

Un recuerdo en mi cabeza, un punto del cual casi olvido.

Esto es una apuesta y claro que intenta ablandar mi corazón, Idiopido siempre ha tenido a las chicas que desea, el hecho de que aún no caiga a sus pies me vuelve un desafío interesante en su vida porque tal parece que aún no caigo ni porque me he mantenido cerca suyo durante mucho tiempo lo cual hasta cierto punto entiendo, está acostumbrado a que todas las mujeres lo quieran, el hecho de ser un hueso duro de roer de alguna manera lo estresa. Abrazarme, sonreírme, quién sabe si todos esos gestos como los de hace un momento sean sinceros. Así que, mejor, decidí salir de mi habitación para luego ir hacia donde Idiopido se quedó.

__________________

La prueba de matemáticas estuvo tremenda para mí, pero el profesor a conforme le entregábamos calificaba porque él ya había resuelto el examen y con eso sí veía que los resultados coincidían a los suyos las respuestas eran correctas. Sip, una forma fácil de asentar calificaciones.

No me fue bien pero pude haber estado peor,—conociendo mi suerte—saqué un siete. Me fui hacia mi lugar, Idiopido aún no acababa la prueba y se le veía confiado, supongo que sí le estaba poniendo esfuerzo. Las risas querían salir de mí pero de alguna manera estoy teniendo una mega fuerza de voluntad para no carcajearme en su cara.

Idiopido se tomó cierto momento y justo cuando iba a entregar la prueba yo salí del salón, una vez terminado el examen teníamos la opción de quedarnos dentro del salón sin hacer escándalo para no molestar a los que aún seguían resolviendo o salir.

Nathan se veía muy confiado, una sonrisa arrogante se formaba en sus labios y tuve que taparme la boca para que mis risas no se escucharan.

— Aquí tiene profesor— Nathan le dijo tendiéndole la prueba. El profesor se acomodó sus enormes y anticuados lentes para decirle que esperara por su resultado.

No escuché bien cuanto sacó pero no creo que haya acertado ninguna así que es obvio que reprobó. La cara de Nathan pasó de una confiada y relajada a una de confusión e igual preocupación.

— Esto no puede ser profesor, le aseguro que me preparé muy bien para esta prueba, usted y yo teníamos un trato, como no entraba y casi nunca entregaba sus tareas lo que sacara en este examen iba a ser mi calificación.

— Y es cierto, pero usted no pasó la prueba, esta era su única salvación así que está reprobado este parcial, tendrá que esforzarse para el siguiente y mejorar esas notas.

— No puede ser, le juro que me preparé, Peyton me dio asesorías.

— ¿En serio? ¿Peyton?— preguntó. Yo escuché eso así que dejé de reírme un momento para inflar los cachetes, que sepa ese profe que si yo hubiese querido si le hubiese asesorado a Idiopido para que  pasara impecablemente la prueba pero esta es mi venganza.— esa chica a penas y pasó, sus procedimientos para los ejercicios no tienen nada que ver, por no decir que estos procedimientos son del semestre pasado.

La cara de Nathan era todo un poema y fue inevitable no sacarle una bonita foto para el recuerdo. Frustrar a Nathan Mason y salirme con la mía es algo que al fin logré cumplir en mis metas a corto plazo.

El profesor se retiró y no pude evitar reírme con todo lo que tenía, lo cual fue inevitable que Nathan no me escuchara.

Me vio con una cara de pocos amigos e intenciones asesinas hacia mi pobre, pequeña y poco coordinada persona y sólo seguía sin moverme.

Muévete.

Y así fue como por primera vez escuché a mi mente. Sin dudar salí corriendo para salvar mi pobre vida de las manos asesinas de Idiopido.

Mierda, no pensé en el plan de escape porque después de todo el que me quiera asesinar si era una opción muy probable.

Bien hecho Peyton, juegas juegos que no sabes como ganarlos.

Y bueno, así es como terminé corriendo y pidiendo ayuda, la cual nunca me llegó. Así que sólo éramos mis piernas, los escondites y mi cerebro para ingeniárselas y salir con vida.

"¿Otra vez la loca de las cicatrices metiéndose con Nathan?"

Voces de los que me veían correr para salvar mi vida.

Insensibles, necesito ayuda para huir de Nathan no que estén hablando a lo tonto.

No tuve más opción más que recuperar aire en el patio de la escuela, debo admitir que ni la vez en la que frustré uno de los planes sexuales de Idiopido había corrido tanto. Así que sólo me senté en una de las escaleras de la entrada para recuperar el aliento perdido, la voz de Nathan se escuchaba cerca, ya no tenía escapatoria, bueno, puedo seguir huyendo pero honestamente ya no tengo más energía, sólo me resta esperar mi cruel destino.

La voz de Idiopido se oía cerca así que sólo estaba esperando mi cruel destino. Sentada, mientras revisaba mis uñas escuché su voz cerca. Tragué saliva.

— De alguna manera te las ingeniaste para que no te atrapara dentro de la escuela— ok, realmente no fue una coincidencia, usaba de barrera a las personas y cuando no gritaba por ayuda me mezclaba entre el montón para llegar hasta aquí. Creánme, sino hubiese aplicado esa estrategia yo hubiese sido historia desde hace ratos, pero... Pensándolo mejor, sólo hice más larga mi condena y sentencia de muerte. Bien, igual fue un placer conocer a tan buenas personas como a mis amigos, mamá, la tortuga que tuve hace años de mascota, se murió a los dos semanas igual.

Su aliento rozó mi oreja, solté un chillido. Me paré para enfrentarle directamente, cara a cara, vaya, hubiese hecho eso desde hace ratos, no sé ni porque no se me ocurrió hacer eso desde el inicio.

Su cara era tenebrosa. Las piernas me temblaban, articular una palabra pero debía hacerlo.

— Escucha Nathan, yo...— puso un dedo en mis labios, silenciandome.

— Cierra esa boca— intenté nuevamente articular palabra para decirle hasta de que se iba a morir pero me  interrumpió— lo que hiciste fue tan despiadado que te felicito, esta ocasión si sobrepasaste los límites, era mi oportunidad para no reprobar pero gracias a ti no lo hice.

— No hubieses reprobado si hubieses echado ganas a las clases— respondí.

— Tal vez, pero fuiste tú la que me enseñó.

— Te dije que no era buena en matemáticas.

— ¡No eres buena pero si sabías cómo resolver los malditos ejercicios!— gritó realmente molesto— el profesor dijo que todo lo que me enseñaste son procedimientos del semestre pasado— iba a hablar pero por su mirada amenazante hacia mi persona decidí dejarle proseguir— y otra cosa, jamás me comentaste que no sabías matemáticas, simplemente dijiste "pasarás esa prueba campeón"— trató de imitar mi voz. No pude evitar reírme, sí, yo dije eso, pero bueno, al menos fue bueno mientras duró.

Lo miré con una sonrisa burlona y hablé— ¿Qué harás entonces? ¿Golpearme?

Él me miró con cara superior, el chico podía hacerme añicos, trabaja su cuerpo lo que le da resistencia física y mayor fuerza. Genial, así que... aquí estoy, dando ideas para mi muerte.

Cállate Peyton.

Ahora fue él quien me devolvió el gesto burlón— Yo no haría eso, jamás dañaría a una mujer así porque las respeto, pero ten por seguro que mi venganza llegará, así que descuida primor—.

Con eso dicho se fue pero no sin antes guiñarme un ojo.

Nathan Mason ¿Qué traerás entre manos?

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