Haerin dormía en los brazos de su novia, quien la abrazaba por la cintura y la pegaba lo más posible a ella.

Hanni suspiró, dándose cuenta lo ridículamente enamorada que estaba. Quería hacer todo con la coreana, vivir una vida larga y emocionante, ver a Haerin embarazada cargando su bebé en el vientre, llegar del trabajo y ser recibida por su esposa e hija, ser una abuelita arrugada y de pelo blanco mientras sostenía la mano de su amada, ambas admirando sus fotos de jóvenes, contándoles sus aventuras a sus nietos y riéndose en familia. Quería... quería ser eterna con Kang Haerin a su lado.

¿En qué momento Hanni Pham había llegado a ese punto? No tenía ni la menor idea. Antes de Haerin, la azabache era una amargada, cero romántica, detestaba a las parejas que se decían cosas estúpidamente cursis. Todo hasta que la niña de ojos gatunos llegó a su vida a llenarle de color y sentido.

Pensando todas esas hermosas cosas, acarició el rostro de su novia que seguía dormitando a su lado.

No podía amarla más.

***

—Haerin, debo decirte algo.

El corazón de la menor se aceleró, asustada.

—¿Qué pasó, amor? ¿Todo bien?

—Sí, solo que... —apretó sus labios, extremadamente nerviosa—, les dije a mis papás que estaba con una chica.

Haerin quedó boquiabierta, sin poder hablar.

—Hae-erin, yo estoy muy enamorada de ti y no aguantaba más tenerte en secreto. Me hubiese dado lo mismo si ellos me hubieran dado la espalda, y-yo... yo te amo tanto que daría lo que fuera por ti.

Una inevitable lágrima cayó por su mejilla y se sonrojó, totalmente avergonzada por su confesión. Ella no era tímida, esa era Haerin, pero confesarle que la amaba era algo nuevo que nunca antes le había dicho y sentía mucha vergüenza.

—Hanni, yo... —ver a Hanni Pham llorar fue impresionante para ella, su chica jamás se demostraba débil y verla en ese estado se sintió un acto completamente sincero para Haerin—. Yo también te amo, amor —rió nerviosa; rió de felicidad.

Se abalanzó rápidamente a los brazos de la mayor y la rodeó por los hombros, aspirando su exquisito olor a frambuesa.

—¡Te amo, te amo, te amo! —llenó de besos el rostro de la vietnamita, demasiado contenta—. ¡¿Qué te dijeron tus padres?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Lloraste?! —Hanni rió también, limpiando sus lágrimas. Ver a Kang con tanta energía era extraño, pero agradable.

—Sí, lloré un poquito, pero no fueron malos. Mamá me dijo que ella me iba a apoyar siempre, y para mi sorpresa, papá me confesó que ya lo sospechaba porque siempre te miraba con ojos de enamorada.

Ambas rieron, y la de ojos gatunos se separó, sin dejar de tocarla.

—¿En serio? Eso es increíble, ¡amo a mi suegro!

Hanni rió otra vez y tomó las manos de su novia entre las suyas.

—Te amo, Haerin.

—Te amo más, Hanni.

***

—Mamá, Hanni es mi novia.

Aquello fue una confesión inesperada.

Luego de que Hanni hablara con sus padres y saliera oficialmente del closet, Haerin comenzó a sentir las ganas de hacer lo mismo para que así por fin las dos pudieran andar tranquilas de la mano y besarse sin miedo a que las vean.

Aunque Hanni, quien ahora estaba impactada al lado de su novia, sentada en la mesa con la señora Kang frente suyo, sintió algo de miedo al ver los furiosos ojos de la mujer.

—Mamá... estamos en otras épocas, y-yo realmente amo a Hanni y-

—¡Así que esta enana es la que le deja chupones en el cuello a mi inocente hija! —saltó la mujer, levantándose de la silla.

Hanni quiso salir corriendo de ahí.

—¡Mamá, no seas grosera!

—Señora Kang, yo...

—¡Señora Kang nada! ¡Monstruo!

Esa tarde fue todo un lío para las jóvenes.

Aunque con el pasar de las horas la señora Kang logró calmarse -solo luego de que Hanni le prometiera que jamás volvería a hacerle esas cosas a su hija-, y les explicó que en realidad a ella no le importaba que Haerin gustara de chicas y que de hecho, estaba segura que al señor Kang le agradaría oír la noticia de que su hija jamás estaría con un hombre y sólo estaría con Hanni, en quien sí confiaba.

Luego de ese día, Hanni ya se sentía libre de tomarle la mano en público a su linda gatita, de besarla frente a sus amigas y llevarla a reuniones familiares donde la presentaría oficialmente como su novia.

E igual después de todo, Hanni se las ingenió para seguir dejando chupones en el cuello de Haerin, sin que nadie las viera.

Porque Hanni amaba marcar a su novia y Haerin amaba a su novia.

Fin