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I


(Un poquito de lo-fi no hace daño)



Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando el castaño pudo salir de su universidad, había terminado otra jornada de manera satisfactoria. Ahora iría rumbo a su hogar sin prisa, o esos eran sus planes hasta que la tormenta comenzó y para su mala suerte esto no se presentó en el reporte del clima por la mañana, por lo que no había traído con él ningún paraguas o algo parecido.

Solo y tan solo podría afirmar que era afortunado de que no dieran relámpagos, pues efectivamente, no podría permitirse la caída de uno en su cuerpo. Sería una catástrofe de gastos... Y digamos que no tendría los bienes suficientes para costear una cirugía él solo.

Trató de cubrirse bajo un negocio de libros que amablemente había dejado el techo abierto para viajeros como él, reposó un momento y dio su siguiente corrida con la mochila arriba de la cabeza, ¿Qué habría de hacer para merecer esta lista de eventos desafortunados?

Ni siquiera él tenía la mínima idea, con eso en reproche mental se apresuró a llegar bajo el techo de otro negocio, con el apuro de no mojar sus libros o cuadernos o peor aún su laptop. (Sí es que esta ya no estaba estropeada)

Pronto su vista fue a parar a un grupo de jóvenes algo menores que él que estaban.. ¿Pateando una bolsa negra? Qué rara forma de divertirse pensó, no tardó mucho en escuchar un quejido a medida que se acercaba.

Volteó rápidamente y aún sin saber qué cosa era lo que había dentro, fue a reclamarles, después de todo si esa cosa se había quejado era porque le dolía, ¿No?

- ¡Ustedes! - su sangre se heló cuando los vio voltear

Y no es que precisamente fuera alguien con el carácter o cuerpo para enfrentar a cinco niños.

- ¿Qué es lo que quieres? - respondió uno de ellos caminando hacia él

Sintió miedo, no lo iba a negar, bien podrían ser expertos con algún arma blanca o incluso dispararle...

Dio un respiro y no sabe de dónde sacó tanto valor para colocar su voz ronca.

- ¡Dejen de patear esa bolsa! - demandó

- ¿Y quién eres tú para hacerte caso? Tsk, ¿Mi madre? No lo creo idiota. - Pronto el chiquillo se encontraba en compañía de los demás dispuesto a empezar una pelea.

Una vez más Tae se preguntó, ¿Qué rayos comían estos niños de ahora? Que les daría el valor para enfrentarse con cualquier persona.

- Voy a llamar a la policía. - sentenció sacando su teléfono.

- Oh, no lo harás. - mencionó el de cabellos rojos, al parecer el "líder".

De la bolsa seguían saliendo quejidos y pequeños chillidos, sí, definitivamente había algo dentro.

Los dedos del mayor fueron más hábiles marcando el teléfono de la policía de inmediato, para posteriormente guardar su teléfono algo húmedo en su bolsillo.

¿Qué se supone que iba a hacer ahora? ¿Pelear? ¿Correr? No supo qué podría hacer a ciencia cierta, si te encuentras a un grupo de matones no te lanzas a pelear como un experto de la nada...

De algo si estaba seguro, esos cinco niños podrían hacerle ver todas y cada una de las estrellas que alguna vez le prometió alguno de sus ex's. Estaba en peligro.

Cerró los ojos esperando el golpe que lo mandaría a un sueño eterno y solo por meterse a defender a una bolsa que se quejaba, ¿En qué mundo? Pronto sus oídos detectaron la presencia de una patrulla gracias a las sirenas.

- ¡Mierda! ¡La policía! ¡Salgamos de aquí! - anunció el joven.

- Te salvaste por la sirena..

Y aquellos cinco jóvenes desaparecieron en la torrencial lluvia, ahora aparte de haberse salvado de una posible muerte estaba totalmente mojado, gracias bolsa de basura parlante.

Y fue gracias a este pensamiento que se acercó con curiosidad a la bolsa abriendo esta con la suma delicadeza que tenía para prevenir un ataque o algo.

De la bolsa no salió nada, solo más quejidos al ser descubierta, poco a poco con la tenue luz que había pudo notar dos bultos. Alumbrando con su llavero se dio cuenta de lo que habrían estado pateando esos chicos era nada más ni nada menos que dos animales, ¿Un..gato? Y... ¿Un pequeño conejo?

Se asustó al verlos quejarse de nuevo, ¿Por qué harían esto? ¿Qué rayos les haría un pequeño animal para merecer este trato?

El gatito se mantenía arisco aún si no podía moverse y el pequeño conejo, solo estaba cubierto por sus orejas, como si así pudiera volverse invisible, debía ayudarlos, no podía dejarlos a su suerte... Tener en la conciencia que mató de frío y hambre a dos animales no iría bien nunca.

Con miedo de que tuvieran alguna enfermedad, los tomó con cuidado por la bolsa importando poco si se llegaba a manchar con la suciedad.. No podría llevarlos a una veterinaria, estaban cerrando todo, la única opción viable era su pequeño departamento, y así lo hizo luego de meditar.















...













- Estamos en casa - musitó entrando con cuidado.

Sacudió sus cabellos y tembló al suspirar.

- Sin duda no fue nuestro día, ¿O si?

Dejó su mochila en la mesa y automáticamente llevó la bolsa al baño, alguien iba a tomar un baño y no solo sería él.

Al llegar al lugar, abrió la bolsa nuevamente esta vez rompiendo con cuidado esta para liberar de algún modo a los animalitos. El gatito fue el primero en salir y gruñir a todo dar a pesar de sus dolencias, metería un zarpazo si lo veía necesario. El castaño tuvo que sacar al conejito pues este seguía sin moverse, hasta llegó a pensar que lo habían matado, pero al tocar su colita dio un brinco asustado y corrió tropezando con sus orejas en el camino. El minino se colocó adelante del conejito protegiendo a este mientras erizaba su pelaje y daba brincos alerta.

- Tranquilo, no quiero dañarlos... Les daré un baño y luego curaré sus heridas..

- No soy como ellos, lo prometo.

No sabía qué era peor, hablarle a un gato o que le prometiera sabiendo que no podía entenderle, resopló ante el pensamiento tonto que había tenido. Había sido un día largo y lo único que quería era tomar un caliente baño e irse a dormir, eso hasta encontrarse con esos dos.

- Bien, bien. Ustedes ganan, no haré nada. Solo tomaré un baño y luego me iré a la cama...

Alegó librándose de culpa, y abriendo la llave de agua tibia para llenar la bañera mientras esperaba jugaba tranquilamente con sus dedos en el agua.

[...]

A los pocos minutos tenía una cantidad de agua conforme a lo que haría.

Y fue así que usando una toalla tomó desprevenido al gatito y lo metió en la tina al igual que al otro animalito. Entre protestas e intentos de rasguños, logró darles un buen baño a ambos, y luego él claro está.

Una vez acicalados procedió a secar con la secadora el pelaje de los animales y su cabello. Con una sonrisa victoriosa salió del baño con los dos envueltos en una toalla.

Con el baño se dio cuenta de que ambos estaban muy desnutridos y convalecientes, tal vez a causa del hambre, ¿cuánto tiempo habrían estado vagando sin rumbo para parar en una bolsa? Tae fue por su botiquín y en otra lucha interminable logró sanar las heridas de ambos. Ahora, tocaba alimentarlos, el problema surgió cuando se dio cuenta que no tenía comida ni de gato, ni de conejo...

Supuso entonces que una lata de atún y zanahorias era lo que necesitaba... ¿Eso comían cierto?

Los dejó en el sofá mientras iba a preparar la comida para cada uno, no tardó mucho en llegar con dos porciones de acuerdo al tamaño de los animalitos.

Al llegar se dio con una escena, el gatito estaba lamiendo al conejito detrás de las orejas, tal vez por eso lo protegía tanto, pensaba que era de su familia, ambos tenían pelaje blanco y y manchitas marrones después de todo.

Dejó las porciones algo separadas en el suelo y bajó a cada uno, eso claro, le costó algunos zarpazos del minino.

Pero al poco tiempo estaban comiendo como si no lo hubiesen hecho en años, tanto que daba la impresión de ello.

- Tranquilos, tranquilos, van a atorarse...

Musitó suavemente frenando a ambos un segundo.

- No coman tan de prisa, se sentirán mal luego...

Negó y los dejó volver a comer, no supo cuánto pasó para que con los ojos le pidieran un poco más, y lo entendía, deberían estar tan hambrientos...




Y esa había sido la gran vida que llevarían esos dos animalitos antes de revelarse a su ahora dueño.

No habían pasado más de tres meses cuando ocurrió y lo recuerda como si hubiera sido el día de ayer. Siete en punto de la tarde, ambos animalitos estaban durmiendo ya, su gran siesta, Tae entró a verificar que todo estuviera bien al escuchar unos ruidos bastante raros.

- Chicos, ¿Ya despertaron? - cuestionó prendiendo la luz.

Grande fue su sorpresa al ver a dos chicos sentados y tratando de acomodarse en las pequeñas camas.

- ¿Qu-quienes son ustedes? - los señaló con algo de temor.

El gatito, se habría transformado en un joven de esponjosas mejillas y gruesos labios, mientras que el otro jovencito era nada más, ni nada menos que un jovencito con grandes dientecitos frontales y ojos en gran tamaño.

Por mucho que costara creerlo, eran los mismos... El de orejas puntiagudas fue el primero en hablar luego de agitar sus manos con desesperación ante la mirada pasmada del adulto.

- Ji...Min... - tocó su pecho tratando de pronunciar claro.

- Jeon..gguk - señaló al conejito quien miraba tembloroso como siempre.

Esos eran los nombres de sus mascotas, ¿Por qué aquellos jóvenes lo sabían? Y más aún, ¿Por qué tenían rasgos de los animales?



...












Minnie, Koo y Tae. Sin duda una familia muy peculiar, pero eso no le quitaba lo especial...










Minnie se encontraba acostado en el suelo dibujando con sus crayones de cera, esperando a que su amo llegara del trabajo, de su cuello, colgaba una preciosa gargantilla rosa con una campanita, meneaba su colita de un lado al otro, solía gustar de llevar bonitas ropas como lindas falditas y vestiditos cuando estaba en su forma humana. Por otro lado estaba Koo, un jovencito que a pesar de ser extremadamente tímido, le gustaba mucho husmear y descubrir en los alrededores de la casa, era todo un aventurero. A todo esto, ¿Dónde estaría?

Minnie, tenía aquella duda, se puso de pie para buscar a su hermanito.

Apoyó sus manitos y se puso de pie con una sonrisa, correteó por el lugar gritando el nombre del joven hasta encontrarlo jugando en la cama de su amo.

- ¡Koo! - chilló el jovencito asustando al de orejitas largas

- ¡No debes brincar en la cama del Amo Tae! Vas a caer y golpearte muy fuerte, baja baja

Refunfuñó corriendo a tender la cama otra vez, sí, a pesar de tener un tamañito pequeño Minnie era el responsable de las labores de limpieza de la casa.

Mientras que el otro jovencito estaba encargado de las compras de la semana.

- Lo siento... - bajó sus orejitas.

- No quería enojarte Minnie..

- ¿Puedes perdonarme? - se acercó al contrario y tomó sus manitos.

El minino asintió y le brindó un cálido abrazo a su hermanito, para luego dejarlo jugar en otro lugar. La habitación de su amo era totalmente sagrada.

La puerta anunció la llegada de quien ambos estarían esperando durante todo el día y sin dudarlo mandaron a correr para recibirlo con mucha alegría.

- ¡Amo! ¡Amo Tae! ¡Está en casa! - brincaron ambos con emoción

- Hola mis pequeñitos, ¿Se portaron bien hoy? - la mano del adulto pasó a acariciar las cabelleras y orejitas de cada uno.

- ¿Le gusta mi peinado amo? Hice dos coletitas - musitó avergonzado mientras sus mejillas se coloraban y hacía volar su faldita

- Oh, Minnie, cariño. Luces muy precioso, me gusta mucho.

- ¡A-amo! ¡Fui fui por las compras! - anunció el jovencito

- Vaya vaya, muy buen trabajo pequeño Koo~

- Me parece que ambos.. Merecen una recompensa. - picó las naricitas de ambos

Sonrió cerrando la puerta detrás de él dejando ver dos cajitas, una amarilla y la otra verde.

Jimin y Jeongguk, sabían de qué eran esas cajitas, las conocían demasiado bien

- ¡Pastel! ¡Pastel! ¡Pastel! ¡Pastel! - brincaron por la sala de estar aplaudiendo.

- Mis chiquitines, son muy inteligentes...

- ¿Lavaron sus manos ya? - ambos negaron y mandaron una carrera para llegar al baño primero.

Una vez con las manitos limpias regresaron y subieron a las sillas tomando asiento.

- Esta es para Minnie, porque sé que a mi pequeña florecilla le gusta el relleno de cereza.

- Y esta otra es para mi pequeño pomponcito, el pastel de banana es tu favorito.

Dejó las cajitas respectivas y las abrió despacio ante la atenta mirada de sus pequeños. Sacó unos cubiertos para cada uno y seguido a eso sonrió partiendo una porción.

- Abre esa linda boquita~ - llevó el pastel de cereza a la boca del minino

Para luego llevar una cucharada del pastel de banana al conejito.

- ¿Les gusta mis niños? - cuestionó y ambos asintieron eufóricamente.










...










Ocho porciones por cada pastel, de las cuales llevaban alrededor de seis, la linda faldita de uno de los menores había rodado hacia abajo ante lo hinchada que estaba la pancita del gatito. El pequeño conejito seguía comiendo muy campante y aplaudiendo.

Eran sus pequeños bebés, sin lugar a dudas.

- ¿Minnie está lleno? - el castaño sonrió agachándose a la altura del gatito para limpiar sus labios y acariciar la pancita pomposa.

- U-uhm... - negó despacio abriendo la boca nuevamente para recibir otro pedazo.

- Oh - rió suavemente asintiendo

Aquellos dos gorditos habían dejado de comer por ellos mismos una vez que el mayor les alimentó como si de pequeños se trataran, ahora solo podían recibir la comida si su amo se las daba.

- ¿Otro pedacito Koo cielo? - cuestionó y el conejito brincó ligeramente en su lugar al ser acariciado bajo sus orejitas, asintió y abrió su pequeña boquita.

- Ahh~ - cortó otro pedazo llevándolo a su boquita.

- Mis pequeños comen muy bien, estoy orgulloso de ustedes.












Los pasteles se terminaron y con ello, la satisfacción en las pancitas de los pequeños. Minnie se encontraba con un pequeño dolor de pancita frente a todo lo que había comido...
Koo por su parte, relamía la comisura de sus labios y la cucharilla, ups alguien no estaba lleno aún..

Minnie dio un pequeño y bajo quejido alzando sus brazos hacia su amo, sí, era un pequeño muy engreído. El mayor lo cargó enseguida.

- Ow~ Pobre bebé...

- ¿La pancita de Minnie duele mucho? - el gatito asintió marcando un mohín y escondiendo su rostro en su cuello.

- No te preocupes gatito, papi va a ayudarte... Tu pancita debe doler por esta faldita, ¿No está muy ajustada ya?

Taehyung se encargó de llevar a gatito al sofá y dejarlo sentado, se puso de cuclillas y hábilmente desabotonó la faldita dejando a la vista la redonda pancita de su pequeño, era obvio que dolería, esta estaba dura como una pequeña roca.

Regresó al oír otro quejido por parte de su otro pequeño, definitivamente, tenía pequeñitos muy mimados.

- ¿Tú también cariño? - rió suavemente y lo cargó con cuidado.

Lo sentó en el sofá al otro lado y ayudó a este a desabrochar el pantaloncito que traía, vaya que estaba difícil, pero el menor no se quejaba en absoluto.

Bastó que se inclinara hacia adelante para que el pequeño y dorado botón cediera, reventando de la costura. Esto sorprendió al mayor pues nunca había pasado eso con el chiquitín...

Más no se inmutó, en lugar de ello repartió besitos en su pancita causando risas en el menor.

- Esta pancita parece crecer muy muy rápido~

- Mi pequeño necesita ropa nueva - aludió poco después

Al rato de mimar a sus dos pequeños, optó por llevarlos a la cama, pues ya era bastante tarde para como para que estos estuvieran correteando por ahí.

- Es hora de ir a la cama traviesos, les pondré sus pijamas y luego a dormir.

Alegó cargando a ambos en cada brazo para llevarlos a su habitación, compartían un bonito cuarto con una preciosa cama al estilo de una princesa de Disney y otra en forma de un barco pirata, algunos caprichos que tenía que cubrir por verlos felices.

Sentó a cada uno en su camita y a paso seguido les colocó sus camisones, se aseguró de colocarlos bien, pues no quería ningún accidente como que se los fueran a quitar. Abotonó cada uno de los botones y vaya sorpresa que se llevó a ver las pancitas abultadas de ambos queriendo hacerse notar a como diera lugar, con una risa dio pequeñas palmaditas en cada una para luego dejarles un beso en sus regordetas mejillas.

- Esperen aquí. No vayan a bajar...

Musitó y salió de la habitación de estos para ir a la cocina, y claro. Preparar la bebida que los haría dormir, rica y tibia leche, para el conejito de banana, para el gatito de vainilla.

Calentó, limpió y sirvió la leche en cada tazita entrenadora, una vez comprobó que estaba a la temperatura correcta para que la bebieran sin problemas, agregó los saborizantes.

En la habitación de ambos híbridos se mantuvo una secreta conversación.

El pequeño con el camisón lila caminó a su pequeño calendario viendo que precisamente ese día estaba encerrado con su marcador brillante especial, eso solo significaba una cosa. Día de intercambio.

A este punto todos pueden preguntarse qué es el día del intercambio, pues era una actividad que realizaban los dos pequeños una vez cada dos semanas. Este evento especial consistía en intercambiar golosinas o alguna cosa entre ambos. Era una manera en que habían encontrado para divertirse y reforzar su cariño.

- Koo, Koo - tocó el hombro del menor

- Minnie, a la cama... - respondió señalando la camita de este.

- Mira, mira - le entregó el calendario al contrario y este al verlo sonrió

- ¡Día Intercambio! - levantó los brazos con emoción.

El gatito cubrió la boca de su hermanito en cuestión, silenciando su grito, su amo no podía saber que comerían fuera del horario... Era una de sus reglas, y ellos eran buenos niños... Si eran buenos, el mayor les daba premios... Y Minnie llevaba cinco estrellitas doradas, una más y podría tener nuevas pinturas con brillos.

Y bueno Koo, era muy pequeño para saber eso.

- No no, shh shh, calladito.

- Ewta mien - susurró riendo suavemente.

Dejó el calendario con prisa al oír las pisadas de su mayor, en parte algo asustado por el hecho de ser descubiertos en su plan.

- Chiquitines, tomen su... - se quedó callado al ver al menor en la cama del otro.

- Minnie... ¿Qué fue lo que dije? - se cruzó de brazos con las tazitas en mano.

El pequeño gatito bajó las orejitas y miró hacia el suelo para luego levantar la mirada hacia el mayor.

- Que no bajara de la camita...

- ¿Y qué pasó? - cuestionó

- Koo quería un besito de buenas noches de Minnie...

- ¿Eso es cierto Koo? - el conejito quien tenía la carita oculta entre sus orejas abrió un poco para poder ver al mayor.

- Conejito lo siente, amo - musitó suavemente

El mayor al ver que estaban diciendo la verdad, asintió acariciando sus cabecitas.

- Entiendo, todos merecemos un besito de buenas noches, ¿O no? - sonrió y le pasó las tazitas a cada uno haciéndolos reír.

Minnie corrió a su camita acostándose y llevando la tetina suave a su boca. Succionó rápido, ambos lo hicieron, eran pequeños glotones...

- Tranquilos, no beban muy rápido..










...











No pasaron muchos minutos para tener ambas tazitas entrenadoras vacías, ahora tenía que ayudarlos. Primero cargando al gatito y colocándolo en la curvatura de su cuello, comenzó a golpear suavemente en su espalda dando pequeños círculos y arrullando a este.

Al poco rato, se escuchó un pequeño gasesito seguido de un tímido "Perdón" haciendo sonreír al castaño, Minnie no podía hacerlo solo, era un bebé.

Siguió con su pequeño conejito, cargándolo y acariciando sus orejitas al principio, dio palmaditas en su espaldita y no se detuvo hasta escuchar sus gasesitos.

- Muy bien, ahora sí.

Los dejó en la cama, los arropó y besó sus mejillas y frente para luego despedirse. Dejó la habitación y fue a descansar también.

















...












Las horas pasaron y casi a las tres de la mañana, el pequeño gatito bajó con suma delicadeza de su cama, tomó su lamparita y caminó a la cama del conejito, despertando a este. Lo movió, una, dos, tres veces... Hasta verlo removerse, oh no... A Koo no le gustaba ser despertado así..

Se levantó haciendo un mohín y con pequeños espasmos queriendo llorar, pero su hermanito lo abrazó y acarició sus orejitas, para luego recordarle sobre el intercambio.

Juntos y tomados de las manos bajaron a la cocina, pequeños y escurridizos... Encendieron las luces y con unas sonrisas de cómplices subieron a las alacenas. Buscando qué podrían intercambiar...

Abrieron la nevera y encontraron la gloria misma... Helado, Koo dio un brinquito con el tazón en las manos y se sentó en el suelo abriendo este. Por su parte Minnie, tomó una tarta de manzana con sus manitos.

Cuando ambos estaban sentados en el suelo, intercambiaron sus golosinas, chocaron los cinco y emprendieron su dulce travesura con prisa.

Ambos comían y comían sin parar. Tanto el bote de helado como la bandeja estaban quedando vacíos, y un leve dolor se comenzaba a instalar en sus vientres, a este punto no podrían parara, debían terminar todo y lavarlo para que el mayor no se diera cuenta..

Pero el pequeño conejito también quería del helado, por lo que jaló el bote, el pequeño gatito se enojó tirando también de este pues era suyo. Y comenzó una pelea

- ¡No! ¡Koo! ¡Mío mío! - lo empujó y el menor cayó al suelo.

El conejito se enojó y mordió la mano del otro pequeño.

Los golpes no eran buenos, no debían golpearse... Eso no hacían los hermanitos..

- ¡Toto! ¡Feo! - gritó el conejito iniciando una pelea

Y en la oscuridad una sombra se asomó, tallando sus ojos, descubriendo el desastre.

- Jimin

- Jeongguk

Habló firme y severo haciendo a los menores voltear hacia él, estaban en problemas, serios problemas.

- ¿Qué rayos están haciendo aquí?

Se acercó a los dos dejando ver la travesura, ambos menores temblaron en su lugar. Taehyung dio una vuelta y cargó a los pequeños para sentarlos en la alacena, tenían su ropa sucia...

- Son unos niños muy malos, muy muy malos... Miren nada más, el desastre que hicieron en la cocina. - regañó recogiendo todo.

- Los niños traviesos, no reciben premios..













¿Cuál era el castigo que les esperaba? Su mayor caminó hacia ellos, con la bandeja y el bote.

- Y estos niños son unos glotones, muy muy glotones.

- Como castigo, van a terminar lo que empezaron.

¿Les haría terminar sus dulces? ¿Eso era un castigo? Ambos estaban felices, disfrutarían ese castigo.

Cucharada a cucharada fueron comiendo muy a gusto, lo que no sabían, era que les costaría luego. Tiempo después sus pancitas comenzaron a quejarse, estaban totalmente llenos, agitados e incómodos.

- Papi...

- A Koo le duele la pancita - jadeó señalando su vientre

Y no recibió respuesta, en su lugar otro pedazo de la tarta de manzana entró en su boca.

Minnie se negó a recibir una cucharada más de aquel helado, Taehyung forzó entonces la entrada de la cucharada en la boca del pequeño

- Papi, Minnie lo siente...

Tampoco recibió respuesta. Taehyung en definitiva estaba enojado con ambos. Los botones de los camizones comenzaban a apretujar sus pancitas, se sentían muy pesados.

- Los niños buenos no comen dulces tan tarde, Koo y Minnie son niños malos. Papi debe enseñarles modales...













Poco después de haber terminado todo, Minnie y Koo se encontraban adormilados, comer tanto sin duda los había hecho tener mucho sueño, con las comisuras manchadas y privados de caricias en sus vientres. Se encontraban muy incómodos.

- Espero hayan tenido una lección.

- No respetaron las reglas, y tuvieron un castigo.

Se dio vuelta en sus talones para caminar hacia ellos.

- Pero, para ustedes no fue un castigo o no. - Susurró

- Son unos pequeños glotones - picó el vientre hinchado del conejito.

Al sentir el estímulo, el menor eructó, cubriendo su rostro con sus felpudas orejitas lleno de vergüenza.

- Tal y como cerditos... No tienen ni una pizca de autocontrol.

Los camizones no resistieron más, y dejaron abiertos dos botones, dejando expuestas sus redondas pancitas.

- Vaya vaya, parece que ciertos jovencitos están subiendo de peso..

Cargó a los menores y los llevó a sus habitaciones para luego de haberles limpiado y vuelto a cambiar, se dio cuenta que los pantaloncitos de ambos no cerrarían, por lo que optó por unos de elástico..

Ambos pequeños lloriquearon por la incomodidad que sentían, no habían caminado, pero incluso si lo intentaran no podrían. A este punto del asunto el mayor ya no estaba enojado con ellos.

- Está bien, está bien.. Papi lo solucionará.

- Recuéstense.

Ambos hicieron caso y luego de pedir que alzaran las playeritas se acercó a cada uno para frotar con algo de loción en la zona, haciéndoles sentir mejor conforme pasaba el rato.

- Papi está orgulloso de sus niños, terminaron todo y aceptaron el castigo como buenos pequeños.
















Con el paso de los meses, estas pequeñas recompensas se repitieron sin parar, ya no eran lecciones. Pues al mayor comenzaba a gustarle llenar a sus pequeños.

Esta vez tendría algo especial para ellos, una gran cena por el cumpleaños de ambos, al sonar la llave en el cerrojo, el gatito corrió con prisa hacia la puerta, tanto él como el conejito habían ganado mucho peso, tanto que sus pancitas que alguna vez fueron pequeñas ahora eran suaves y esponjosas.

Sus mejillas rechonchas al igual que sus manitos, habían crecido tanto como el apetito de ambos gorditos.

Minnie tuvo que hacer una pausa al bajar las escaleras, pues estaba agotado. Ser un gatito mimado y gordito, no era fácil. El conejito por su parte brincaba haciendo que a cada paso que diera su rechoncho cuerpo temblara como un gelatina.

Ambos llegaron justo a tiempo para recibir a su mayor, al verlo lo abrazaron y llenaron de buenas acciones que habían hecho.

Ante tal bombardeo de buenas noticias no le quedó más que felicitarlos y acariciar sus orejitas justo donde les gustaba. Para luego dejar las bolsas de la cena.

- Mis pequeños se merecen una buena cena en ese caso...

Los ayudó a subir a su silla luego de que estos se lavaran las manos y al dar luz verde los dos glotoncitos comenzaron a engullir la comida sin parar.

Mientras el mayor les veía comer acomodaba las cosas para dejarles más espacio en la mesa, levantó la playerita del conejito y la pequeña blusita del gatito, dejando ver las pequeñas estrías rosadas que empezaban a formarse en la base de su abdomen.

Y como si se tratara de la película de Hansel y Gretel los dos gordinflones terminaron totalmente llenos y gustosos por los mimos que su mayor iba repartiendo a forma de palmaditas o pequeños besitos en sus vientres.

Taehyung adoraba tener bien alimentados a sus pequeños...




¡Hey hey! ¿Disfrutaron de la lectura?
Escribí mucho hoy, no tenía planeado escribir tanto... Y aún así, no estoy del todo contento con el resultado. ( ・ั﹏・ั)

Agradecería que me dejaran sus comentarios y de tener observaciones también. Los quiero mucho mucho. Coman muy bien.
Estoy pensando en abrir un blog de tumblr, quisiera comenzar a dibujar cositas ay.

Muchos muchos besitos Puffy's ♡
Dede fuera !

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