Prólogo
—¡Atrás, policía! ¡¿Dónde están los niños?!
Una vez más irrumpían en busca de alguien secuestrado y otra vez salían con las manos vacías. Por años se oían alaridos desde el sótano de una antigua casa, el dueño de la misma había sido investigado en reiteradas ocasiones pues no era normal aquello (y ya lo tenían harto, vaya), cuerpos policiales entraban y salían seguido de aquel sótano sin resultados de ningún tipo, no habían puertas ni pasadizos y cada clavo era examinado sin resultados, cada vez que llegaban abajo los recibía la fachada de un antiguo reloj de pared, a simple vista un objeto normal.
De hecho, para el señor Raymond Wallager, el hombre que quedaba habitando en aquella casa, representaba un objeto de al menos cuatro generaciones antes que la suya, se dice que cada objeto guarda su historia pero nunca son cien por cien sabidos los secretos que ocultan, la cosas hablan su propio silencioso lenguaje, están ahí, envejeciendo con el tiempo y ese reloj no era la excepción a la regla, las décadas le habían pasado factura pero extrañamente su portador lo mantenía bastante bien.
El gran aparato dio el anuncio de que eran las cinco de la tarde, no obstante, el hombre se había percatado de que su preciado amigo alargado se había atrasado unos pocos minutos, a continuación, sintió como si el tiempo se detuviera y que los minutos dejaran de correr, aunque, si alguien le pedía que describiera la sensación que tenía en aquel momento, para él era de cierta forma inexplicable, simplemente sentía una fuerza atrayéndolo escaleras abajo y él en forma de trance seguía aquel camino silenciosamente marcado. Al llegar a su destino, lo que vio lo dejó medio paralizado, frente a sus ojos flotaban cuerpos de todos tamaños y edades dentro y fuera del reloj como si este se moldeara y fuera una puerta secreta.
—¡¿Qué es todo esto, ustedes quiénes son?! —Exclamaba asustado el señor de la casa.
La respuesta que recibió fueron gritos desgarradores, abrió grandes sus ojos al observar cómo del reloj salían cientos de manos con intención de halarlo hacia su interior, cuestión que retrocedió unos pasos y se dispuso a retirarse con mucha prisa fuera del sofocante sótano, nunca había experimentado algo así, por lo que se encaminó hacía el teléfono de cable de la pared y marcó el número de emergencia, por varios minutos no hubo tono, hasta que el aire del ambiente se calmó de un momento a otro dejándolo sorprendido y sin habla al oír la impaciente voz al otro lado de la línea.
—Señor Wallager, necesito que me diga algo, estas llamadas no son de broma...
—E-El r-reloj intentó desaparecerme —murmuró este.
—Se cree muy chistosito, ¡búsquese un hobby y deje trabajar, hombre! —su voz se escuchaba irritada.
Al final terminó colgando la llamada, nadie en su sano juicio se creería tal tontería, tampoco su mejor amigo de toda la vida que vivía a una cuadra con su único hijo y su señora esposa. Lamentablemente para Raymond, no había corrido con la suerte de su amigo, su mujer había fallecido de causas naturales cuando era más joven y no pudo conseguirse otra con la cual procrear y pasar el objeto familiar que, según él, hasta hacía unos minutos, había tratado de atentar en su contra y estaba casi convencido de que no había sido una fea pesadilla ni nada parecido.
Tantos años con el objeto de las manecillas y no había sucedido nada similar, quería creer que era un vil producto de su imaginación mas algo en la forma en que se sintió le decía que no era una alucinación, pues en otras veces habría sentido aquello, solo que más leve y no le prestó su debido grado de atención, bajo su punto de vista, era un hecho ilógico.
Pasaron varios días desde aquel extraño acontecimiento, Raymond comenzaba a sentir esa pesadez más seguido cuando el susodicho objeto daba claramente las cinco, un par de veces habría bajado, cegado por el estado de trance en el que entraba. Sin embargo, cuando recibió la visita de su gran amigo Oliver para pasar aquel día entre latas de cerveza y un importante juego de basketball narrándose a través del canal ESPN, no contaba con que el reloj intentaría otra cosa descabellada siquiera para pensarse la posibilidad de que un objeto cobrara vida.
Ambos hombres se hallaban en cada extremo del amplio sofá color caramelo de la sala de estar, cada uno con gorras, camisetas y banderillas de equipos contrarios, los dos amigos desde siempre se decían rivales y tendían a apostar también entre ellos, si el equipo del señor Wallager salía victorioso, entonces al señor Loop le tocaba brindar la próxima comida que fueran a tener juntos y viceversa, de alguna manera se entendían, desde el instituto habían congeniado y combinado entre sí aunque fueran demasiado contrarios en todos y cada uno de los aspectos imaginables (y no tanto).
—Pero serán retrasados, ¡te están quitando el balón en tus narices! —Peleaba el más bajo de estatura con la pantalla mientras se colocaba las manos en la cara.
Finalmente el partido acabó 79 a 65 de parte del equipo naranja, una gorra verde fue aventada contra el suelo, el dueño de la casa se cruzó de brazos, decepcionado con el equipo al que pertenecía desde hacía unos años.
—¡EN TU CARA, WALLAGER!, ¿qué se siente haber perdido por segunda vez consecutiva desde el encuentro de la semana pasada? —Se mofó Oliver riéndose de los insultos que Raymond le lanzaba al televisor.
—¡Eres un desubicado!, con alguien pactaste, sacrificaste un animal o algo, ¡no son cosas normales! —Exclamaba resoplando el otro, Loop solo se reía de su desafortunado amigo.
—Mañana me debes una salida, que lo sepas.
Sonrió con diversión golpeando el hombro de su acompañante en forma amigable pero este se la sacudió con desdén y lo imitaba como si fuera un chiquillo malcriado.
—Ya remontarán y junto a tu bolsillo desearán no estar en esa posición —intentó amenazarlo pero en su voz se percibía un pequeño dejo burlón.
Pasaron unas dos horas comentando acerca del partido, los jugadores, las mejores jugadas según sus opiniones y su rendimiento en relación a juegos anteriores, al menos tres bolsas de papas junto a uno y medio sixpacks de botellas de cerveza Budweiser habían sido consumidos, se hallaban relajados en el mueble, pasar tiempo de calidad de amigos después de tantos años de amistad les parecía una actividad muy interesante, que nunca pasaba de moda.
De repente, estando tranquilos y recostados del respaldar del viejo sofá, no era solo Raymond quien se empezó a sentir extraño sino que Oliver también lo estaba experimentando, se miraron entre ellos, sus expresiones pintaban alarmadas, Wallager abrió grandes los ojos cuando Loop literalmente fue estampado contra el ventanal al otro lado de la habitación y se movía tratando desesperadamente de liberarse de aquella fuerza y respirar o que le llegara algo de aire, cosa que no estaba logrando.
Por el otro lado, sin embargo, el mismo Oliver que continuaba recostado del sofá observó como Raymond era arrastrado hacia la tele por una especie de sombra, el pobre gritaba a todo pulmón que lo soltaran, Oliver que había permanecido estático tratando de entender lo que sucedía, se agarraba las sienes sin saber muy bien cómo reaccionar aunque al final lo hizo y fue corriendo a socorrer a su amigo tomándolo por los brazos y jalando hacia él con todas sus fuerzas, tanto así, que sus dedos quedaron marcados en los bíceps de su amigo, que al estar tanto tiempo en su casa podía confundirse con un papel de lo blanco que estaba.
De un momento al otro todo volvió a la normalidad, los dos amigos se observaban extrañados y se señalaban mutuamente con el dedo índice formando la letra "u" con los labios, ninguno podía explicar qué había ocurrido y por qué, Loop observó su reloj de correa, viendo que apenas habían transcurrido cinco minutos, cinco minutos que para él se sintieron como una hora.
—¿Me explicas qué fue eso? Te arrastraba algo hacia la pantalla, yo te trataba de mantener aquí...
—¿De qué hablas? ¡Tú estabas contra el ventanal! —Se veían como si estuvieran dementes los dos —. ¿Qué hora es? —cambió la dirección de la pregunta.
—Las cinco y cinco, ¿eso qué tiene que ver?
—Si te cuento algo, ¿me dirás que enloquecí?
—Depende... escúpelo, Wallager —lo miró con marcada impaciencia.
—Sabes que en mi sótano hay un reloj que conservo por las generaciones de la familia y eso —empezó por ahí, su amigo solo asintió para dejarlo continuar —, pues cuando son las cinco comienzo a sentir cargado el ambiente y entro como en trance y pasan cosas raras que no puedo explicar aunque últimamente ha aumentado la intensidad de lo que pasa, no sé si el reloj llega cargado con energías dudosas o qué demonios pasa pero si me ves en algún callejón tirado no te extrañes.
—No te pongas dramático, no te pasará nada de eso, además, si piensas que tiene algo que ver, deshazte de esa cosa, ¿qué tienes que perder?
—Sabes el valor sentimental que tenía para mí...
—Es momento de renovar y reciclar las energías, no te estanques, termina de sacarlo, te ayudo si gustas.
El de la cabeza rapada giró sus verdes ojos hacia su amigo, evaluándolo en silencio como si tratara de adivinar si hablaba en serio. Aquello se confirmó con el asentimiento del otro y el suspiro del dueño junto a sus pasos torpes y pesados. Al llegar abajo, Oliver encendió una vela, pues había dejado en casa su celular y el de Raymond estaba descargado, además que la bombilla del sótano estaba quemada. Se acercaron al macizo aparato, generalmente era fácil de mover pero cuando el más bajo trató de alzarlo, fue como si se hubiera atornillado en el suelo, luego de tres intentos de su parte, el más musculoso le dio la vela e intentó él en su lugar, no cambió nada, obtuvo los mismos resultados que su compañero pese a que colocó muchísima más fuerza que el otro y hasta terminó tropezándose y cayendo sobre su amigo que por el impacto se le resbaló la vela y siendo el noventa por ciento de la casa de madera, ardió rápidamente en llamas.
—¡Me tienen que estar jodiendo! —exclamó uno de ellos antes de emprender camino hacia la puerta.
Para su mala suerte, en el momento en que subió, la puerta se trabó y por más que fue empujada, golpeada, pateada, no cedió, intentaron gritar pero nadie escuchó y tampoco habían ventanas, literalmente estaban en la boca del lobo dos tontos frente a una puerta, el teléfono de cable había igualmente decidido no funcionar, con la casa incendiándose, los vecinos también faltaban. Mal momento, ¿no?
Oliver Loop no iba a poder salir a comer para que Raymond Wallager le brindara, los bomberos como es lo usual llegaron tarde, un sótano para esas circunstancias era una trampa asfixiante y de eso no se dieron cuenta los dos amigos antes de sucumbir bajo el peso de los cimientos de una casa que por sí sola parecía haber declarado venganza a la raza humana, buscando su extinción.
Todo quedó consumido por el fuego, y, como cosa rara para esta historia, el mencionado reloj una vez más salió victorioso, cuando lograron limpiar, examinar, revisar la escena, uno de los investigadores sacó al reloj de forma curiosa desenpolvándolo, las declaraciones habían sido hechas y las especulaciones igual, por lo que no tardó en vendérselo a un coleccionista de antigüedades, quien pagó un buen precio por él y enseguida lo introdujo en el camión de mudanza, aquella pieza sofisticada luciría muy bien en su ostentosa casa de estilo neoclásico.
Mauro no tenía idea de en dónde se estaba metiendo cuando tomó la decisión de realizar aquella inversión, era un reloj particular y elegante, nadie pensaría mal, aunque muy pronto se daría cuenta de qué tanto se estaba equivocando...
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¡Hola mis buitrecitos del señor!
¿Cómo están? Espero que bien, tanto tiempo! aunque ya ven que regresé con algo distinto a lo ya visto en mis escritos... pues bien, les explico, hay una especie de concurso que consiste en escribir una mini novela en un determinado periodo de tiempo. Usualmente no me verán intentando hacer estas cosas pero digamos que una persona por ahí me hizo barajarme la posibilidad y aquí estamos.
Luego de esa "conmovedora explicación", la yo se va retirando, so cuídense, nos leeremos también por LPS (no crean que los dejé embarcados)
✌🏽Comenten y voten si quieren y si les gustó✌🏽
Si se van a montar a la aventura conmigo, háganmelo saber, los estaré leyendo📖
Se les quiere y aprecia💘
Con parte de mi amor 💜
Tiniebla
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