🎄Boogie🎃
En los confines de lo desconocido, rozando el escepticismo y las leyendas; donde el ser mortal, aquel poseedor de lo tangible no puede habitar, existe un pequeño mundo, donde las sombras danzan burlonas de la desdicha ajena, el susurro del gélido viento carcome las conciencias de los desafortunados y el horizonte se curva cuál roble retorcido en un espectáculo de neblina y destellos mortecinos; yace un lugar conocido sólo por aquellos que se encontraron cara a cara con un trágico final en el plano terrenal. Un pueblo de paredes de ladrillo carcomido, puertas de madera gastada y cielos siempre nublados.
La Villa de las Sombras.
Su enorme luna, tan imponente como hermosa, se turna con el sol resplandeciente para brillar en lo alto del firmamento, alumbrando senderos muertos, caminos olvidados y tumbas desgastadas. Aquí, el tiempo no es lineal, sino un lienzo en blanco donde los días se pintan con los tonos de la celebración, el terror y los sustos que arrancan alaridos de auxilio por sus víctimas. Cada rincón contiene ecos de antiguos rituales, aquelarres realizados en algún campo, cada calle murmura leyendas antaño para dar vida a las peores pesadillas jamás imaginadas y cada figura que se desplaza bajo la luz de faroles titilantes es una memoria, un fragmento de un ciclo que nunca termina.
Los habitantes de este sitio, todos muertos de la manera más inhumana posible, viven en el borde de lo mundano y lo vulgar, con máscaras de sonrisas y temores a la espera de su próxima víctima en cada Halloween.
A pesar de lo excéntrico del lugar, existe el orden. Reglas que deben ser cumplidas y un rey que vigila tal organización, para que todo funcione a como él mismo lo decretó desde el instante que se ganó la corona que hoy ocupa.
Mismo rey que ahora parece haber sido producto de la imaginación de todos en Halloween Town...
[Antes de...]
Hacía puntadas en la vestimenta que sostenía en sus manos, roja como su largo cabello pero no tan llamativo como la misma. Cabizbajo y sin saber qué más podía decir, no pudo suprimir su inconformidad con las ideas de su esposo, intentando una vez más convencerlo de detenerse.
—No tienes que hacer esto —insistió con sus ojos tornándose aguados al no ser escuchado por Taehyung—. Tú ya eres el rey aquí y yo soy feliz a tu lado. Olvida esa idea y preparémonos para el próximo Halloween.
Discutían en el que era su hogar, Jungkook portando sus típicas ropas oscuras acorde al lugar y la época, pero su esposo no, había cambiado mucho en comparación al maravilloso hombre que había conocido.
—Amor de mi alma —respondió Taehyung al girarse sobre su lugar y encarar a Jungkook para sostener sus mejillas—. Si tengo el poder suficiente para poner a todos los mundos de rodillas, a tus pies, lo haré. Sabes que mereces el cielo, con todo y sus ángeles a tu servicio.
—Pero yo solo te quiero a ti —susurró con pesar, bajando la mirada y no siendo capaz de seguir viendo al contrario por el dolor que le provoca—. Así no fue como planeamos pasar la eternidad juntos.
—Algunos detalles han cambiado, mi amor, pero no mis deseos por protegerte —Taehyung dejó un beso efímero en la punta de su nariz para volver a su labor de acomodar su vestimenta roja—. Confía en mí, estaremos bien.
Jungkook tragó saliva con dificultad, dispuesto a un último intento, mas no pudo replicar nada al escuchar la puerta de su habitación ser tocada y abierta con lentitud, volteó para encontrar a un temeroso Hoseok pasar a través de ella.
—Taehyung —su voz tembló al nombrarlo y sus piernas también lo hicieron cuando el aludido le dedicó una fría mirada.
—Si otra vez vas a decirme que no haga esto te pediré que te largues ahora.
Sus palabras salieron disparadas como dagas hacia el que se supone es su mejor amigo, pero su afán por lograr su cometido no le permitió ver cómo dañaba a las dos únicas personas que más le importaban en ese lugar.
—No es eso —clavó su mirada al piso, sintiéndose expuesto al peligro—. El alcalde, Namjoon, dice que todo está listo para que salgas.
Su semblante cambió en un parpadeo. Entusiasmado ante la noticia, Taehyung se dirigió a pasos rápidos a la salida y abandonó el espacio, no sin antes dejar un beso en los abultados labios de Jungkook y una sacudida de cabello para Hoseok.
—Esto está mal, ¿verdad? —inquiere Hoseok a Jungkook cuando ya se han encontrado solos, jugando con sus dedos debido al nerviosismo que le invade y escuchando un pesado suspiro del otro.
—Terriblemente mal.
—¡Habitantes! —Namjoon llamó a su gente para conseguir su atención y permitir que todos se aproximaran a presenciar la partida de Taehyung—. Hoy es un día histórico, pues nuestro protector y amado rey del Halloween está por embarcarse a la misión más terrorífica y complicada jamás vista; salir al mundo y demostrar que él puede dominar cualquier festividad existente si así lo desea.
Entre tanto vitoreo y adulaciones, Taehyung hizo cortas reverencias para todos, agradeciendo tanto cariño y apoyo de las personas que le han permitido ocupar el lugar que tiene.
—Con esto —señaló Taehyung un enorme saco que ya ocupaba el improvisado trineo que le llevaría lejos—. Con todo lo que han hecho aquí y será repartido para las personas del mundo, es que verán que podemos hacer todo aquello que nos proponemos. El inicio de nuestra dominación total.
La gente comenzó a gritar a favor de sus palabras, sintiéndose seguros de ser representados por un líder como lo era Taehyung.
Sin más que agregar, subió al vehículo y se preparó para partir, aún despidiéndose de todos con un ademán de su mano.
— ¿Era necesario vestirse como ese tal Santa Claus? —se acercó Namjoon para charlar una última vez, finalizando así con las despedidas que éste hacia con los demás—. Podías salir con tu calabaza normal y ya.
—A mí se me ve mejor el rojo —sonrió divertido y burlón, escuchando a Namjoon reírse.
—No lo sé, pudiste llegar a Santa de otra manera, ¿no? Te gustan los hombres y él es muy guapo después de todo.
—Nadie es más hermoso que mi Jungkook-ie —sus ojos destellaron pequeñas chispas, similares a las producidas por intentar encender fuego, ante la indecente idea que escuchó por parte de su amigo, provocando que la alegre sonrisa que esbozaba en sus labios se borrara por completo—. Cuídalo, por favor. Porque si algo le pasa, será tu cabeza la que clavaré en una estaca a la entrada del pueblo y la regeneraré eternamente para dejar que los cuervos te saquen los ojos y coman tu piel día y noche.
—Veré que todos estén bien, no te preocupes —tartamudeó con nerviosismo y se alejó para presenciar en primera fila cómo el vehículo poco a poco se alzaba en cielo y partía lejos de la villa hasta desaparecer.
[Actualidad...]
—¿En dónde está? —inquiere Jungkook con preocupación, empujando a todos a su paso para llegar hasta donde veían a Taehyung llevar a cabo sus planes.
Un par de horas le había tomado a Jungkook salir de la gran casa en la que vivía, seguido por un Hoseok que no estaba muy diferente a él.
La impotencia de percibirse inútil, al tratar de convencer a Taehyung de lo contrario y el dolor de no ser escuchado, no le habían permitido mover un solo músculo para unirse al resto de personas. Pero consideró que era mejor estar presente y apoyarlo, porque de cualquier modo él ya se había marchado. Cuando volviera de ese viaje ya ajustaría cuentas con él.
Un jadeo colectivo robó su atención. Al alzar su visto divisó niños llorando repentinamente y otros adultos asustados. Apenas los murmullos de los demás se intensificaron, le fue inevitable no escuchar que parecían haber derribado el trineo de Taehyung con armamento militar, pues los destrozos que iba provocando a su paso, producto de los "regalos" dejados en diferentes viviendas, valió suficiente para que la policía y el ejército tomaran cartas en el asunto e identificaran el vehículo volador muy rápido para neutralizarlo con éxito, viendo cómo se desplomaba desde lo alto del cielo e impactaba en algún lugar que resultó en una fuerte explosión.
Jungkook nunca estuvo de acuerdo, sabía que era una mala idea, numerosas veces le hizo saber su descontento y se lo advirtió. Ahora las consecuencias son que el único preocupado era él mismo, al verse solo en ese mundo que de un momento a otro le hace sentir vulnerable.
Llegó para sostenerse del borde de piedra en aquella fuente que le debía permitir ver a su amado a través de la imagen que, con la misma magia del lugar, se proyectaba en el líquido traslúcido.
—¿Por qué no se ve nada? —insistió casi vociferando en voz alta.
—¿En serio le dieron al trineo? —Hoseok se había sumado a sus ansias, al ver cómo nadie era capaz de responder al encontrarse petrificados.
El rey había sido borrado del mapa.
—Ese infeliz —masculló Jungkook entre dientes para irse de ahí a pasos rápidos y furiosos.
—¿A dónde crees que vas? —Hoseok lo ve alejarse, no entendiendo qué le sucedió a Jungkook de repente.
—A buscar y confirmar que lo tumbaron en serio —gritó a medida que se distanciaba—. Si no lo aniquilaron ellos, entonces lo haré yo con ese irresponsable.
Hoseok se maravilló con su amigo, sus ojos brillaban y su boca se abrió con fascinación. Cuando Jungkook se lo proponía llegaba a ser igual o incluso más aterrador que el mismo Taehyung.
Fue tras él para apoyarlo, se negaba rotundamente a que el ente más grande y poderoso en la tierra del Halloween fuera eliminado de una manera tan atroz y repentina.
Su apresurado andar los llevó fuera del pueblo, demasiado alejados del resto y en un camino que daba entrada al inmenso bosque que ocupaba gran parte de terreno en ese mundo.
—¡Jungkook, espérame!
—No intentes detenerme —pronunció agitado, apresurado para alejarse aún más y buscar la manera de llegar a Taehyung—. Estoy enojado con él y si quiero golpearlo muy fuerte, pero la idea de perderlo de mi lado me estresa demasiado y me niego a que sea su fin.
—Espera, no te pienso detener —Hoseok había conseguido llegar a él para frenar un momento, tomó su hombro mientras jadeaba de cansancio—. Iré contigo, ustedes son mis amigos y no podría permitir que algo malo les suceda.
Su sonrisa encantadora, sumada a la lealtad y apoyo que siempre demostró hacia él y Taehyung, fueron siempre las principales cualidades que destacaba de Hoseok.
Jungkook se sintió verdaderamente acompañado en ese momento, limpiando el rastro de lágrimas que habían caído por sus mejillas producto de la preocupación, sonrió pequeño para él y asintió de acuerdo a embarcarse en esa aventura. Pero cuando decidieron continuar su camino fueron interceptados por la peor calaña de ese mundo oscuro.
—No puede ser —susurró Hoseok. Eliminando su sonrisa y sintiendo cómo el temor se adentraba hasta sus huesos, tomando la mano de Jungkook en un intento de no sentir temor—. ¿Qué hace Boogie aquí...?
—¿Van algún lugar? —preguntó con sorna el ente maldito, viéndose a sí mismo satisfecho de lograr atemorizar a los que alguna vez fueron los protegidos del rey—. Se han portado muy mal y ya saben lo que dicen de los niños problemáticos. Si no obedeces, el hombre del saco vendrá por ti.
Un enemigo que no debería estar ahí y mucho menos amenazándolos.
Boogie, el hombre del saco, era mucho más grande y robusto que ellos dos; su rostro estaba cubierto por un tipo de bolsa desgastada y vieja que asemeja su tela al lino, parecía reparada por unas cuantas costuras, dejando huecos oscuros en su boca y ojos; vistiendo un traje de gala ceñido a su cuerpo en iguales condiciones que el saco que le cubre, con tonos oscuros y un par de guantes que cubrían sus manos.
—Taehyung ya me había hablado de ti y no te puedes acercar a nosotros —Jungkook tomó valor, pese a que iba retrocediendo los pasos que Boogie avanzaba hacia ellos, colocó a Hoseok detrás suyo, en un intento vano de ser su escudo—. Él se enterará de esto si nos haces daño, te irá mal.
Boogie carcajeó con gracia ante la amenaza que considera tan patética.
—Claro, tenías que ser el consorte de ese mal nacido de sangre sucia —inhaló profundamente, con la superioridad que su terrorífica aura emanaba—. Pero déjame te recuerdo que Taehyung ya no existe, estoy muy bien informado de su reciente baja en el mundo de los mortales. Recuperaré mi dominio en este lugar y el orden de las cosas serán como antes. Ahora, el único rey en este mundo soy yo.
—¡De lo único que serás rey es del reino de los estúpidos!
Las palabras de Hoseok salieron en un arrebato de adrenalina, no siendo consciente del error que cometió, llevó ambas manos a su boca para cubrirla, además de ver a Jungkook perdiendo el aliento y abrir sus ojos con pánico; la postura de Boogie se irguió con más autoridad, serio, totalmente ofendido por tales palabras.
—A ti te recuerdo —decía al mismo tiempo que jugaba en elevar a cierta altura un par de dados rojos que sacó de un bolsillo, caminando otra vez en dirección a ellos—. Es imposible olvidar al idiota que Taehyung defendía con fiereza cuando se apareció aquí, hasta el punto de calcinar al hombre lobo y los demás monstruos que le siguieron. Qué lástima que ahora están aquí tan solos y vulnerables.
—No te atrevas a dar un paso más —esta vez fue Jungkook quien amenazó a pesar de estar acorralado.
—Tú no eres nadie aquí, el poder que tenías era por él y nada más. Aprenderás cuál es el verdadero lugar al que perteneces y del que Taehyung nunca debió sacarte —sentenció con superioridad, dejando caer los dados y revelando el número más alto en cada uno.
Jungkook vio tal objeto en el suelo destellando luces rojas, eso fue una señal y sabía que estaba en problemas. Intentó dar media vuelta con Hoseok y correr, sin embargo, reaccionó demasiado tarde a la repentina cercanía que Boogie había hecho y mentiría si dijera que no se sintió completamente pequeño con esa bestia tan cerca de ellos.
Les sacaba ventaja en cualquier aspecto y en ese lugar, alejados del pueblo y los demás espectros, nadie les echaría una mano.
Boogie sujetó un brazo de Jungkook para arrastrarlo consigo e intentar llevarlos en dirección opuesta a la que se dirigían, con el objetivo de secuestrarlos hasta su guarida.
Pese al forcejeo y gritos de Hoseok para que liberara a Jungkook, la fuerza de ese hombre era incomparable y éste se dedicaba en reír mientras sentía como Jungkook trataba inútilmente de soltar ese agarre.
—Te vas a arrepentir de haberme puesto tus sucias manos encima.
Dicho eso, Jungkook levantó la manga del traje que lleva puesto y procedió a descoser una costura en su brazo aún prisionero, cayendo al suelo junto a Hoseok, viendo su extremidad perdida en las manos de Boogie.
Intentaron levantarse para huir pero más pronto que tarde, Jungkook sintió cómo fue tomado del cuello y la cintura, siendo despegado del suelo sin ninguna dificultad. Jadeando sorprendido, paralizado de pura impresión y, por primera vez desde que llegó a ese lugar, el terror lo dominó por completo, al ver entre la oscuridad de ese saco un par de destellos rojos en las cuencas vacías que deberían tener ojos.
—Te pude hacer mi consorte ahora que enviudaste, pudo funcionar con esa carita de muñeco roto que tienes —dijo con voz ronca e infernal—. Pero veo qué prefieres ser devorado a la nada misma.
—Definitivamente sí, imbécil, prefiero desaparecer de aquí antes de meterme contigo —sus palabras salían con dificultad debido a la presión en su cuello y torso—. Vas a pagar esto muy caro.
—Y tú vas a saber por qué no se juega conmigo y que si apuestas en mi contra sales perdiendo.
Después de aquel audible susurro Hoseok fue testigo, entre el pánico y la impotencia, de cómo Boogie rompió en un solo movimiento todas las costuras que sujetaban el cuerpo de Jungkook en una sola pieza, desperdigando partes de él por todo el desolado bosque.
Hoseok no apartó la mirada de la cabeza de Jungkook, la cual rodó muy separado del resto de su torso y extremidades. Fue durante esa distracción que Boogie aprovechó a dejar un golpe certero en la cara de Hoseok, ocasionando que perdiera el conocimiento instantáneamente.
Lo que siguió fue un silbido, saliendo de la boca de Boogie, llamando consigo a sus fieles sirvientes. Esbirros llegaron volando entre múltiples chillidos, parecidos a gárgolas pequeñas que estaban bajo sus órdenes y quienes se encargaron de recoger uno a uno los pedazos de Jungkook, al tiempo que él cargaba a un inconsciente Hoseok como su rehén y futuro alimento, para llevarlos a la oscura y putrefacta cueva que solía resguardarlos y protegerlos del que alguna vez fue el rey de Halloween Town.
Cuando han llegado a una enorme habitación que simulaba ser un casino y, al mismo tiempo, un cuarto de tortura, dejó a Hoseok dentro de una jaula que encadenó en la parte de arriba para tirar de ella y dejarla elevada en el aire, cual canario prisionero o mascota de entretenimiento, impidiendo que a éste se le cruce cualquier idea por escapar.
Los restos de Jungkook fueron arrojados y separados en distintas cajas abiertas junto a otras ya apiladas que conservaban basuras y diversos artilugios de víctimas pasadas, quienes perecieron bajo su sed de sangre y terror, no muy lejos de la misma habitación donde Hoseok fue puesto. Una vez satisfecho con su trabajo sonrió con maldad. Por fin tenía con quien desquitarse de todo lo que Taehyung le hizo desde su llegada, provocando que se viera obligado a recluirse en un sitio mugriento y sucio como el que ahora llama hogar.
Mientras camina a la salida de su cuarto especial, recuerda con rabia lo imponente que fue su enemigo.
Taehyung era peligroso, lo sabe de sobra y deshacerse de él directamente era imposible. Por lo que la noticia de su baja le regocija en grande, al fin había obtenido un resultado favorecedor para él. Podría volver a reinar el caos en la ciudad y, contrario a lo que solía hacer Taehyung, ir al mundo de los vivos, a desplegar toda su ira y hambre por carne humana.
Cuando la puerta se ha cerrado, con Boogie lejos del lugar, Hoseok recobra el conocimiento, quejándose en susurros y palabras inentendibles por el golpe recibido. Mas nunca estuvo listo para cuando se vio a sí mismo encerrado en una jaula que estaba despegada del suelo a varios pies de altura.
—¿Cómo llegué aquí? —susurró al borde de la desesperación, sosteniéndose de los barrotes y haciendo el mínimo movimiento para no mecerse de un lado a otro.
—Nuestro anfitrión es bastante especial con sus visitas.
Una segunda voz se hizo presente de manera repentina, provocando que Hoseok tuviera un leve espasmo de susto ante la impresión. Volteó a su lado solo para encontrarse con la figura que jamás creyó ver en persona y, para agregarle más complicaciones a su día, estaba en las mismas condiciones que él. Enjaulado.
—¿Santa Claus? —le pregunta con escepticismo, frunciendo su entrecejo.
—Seokjin para ti, mocoso insolente —resopló para ver hacia otro lado y recargar su rostro en su mano—. Ya estarás contento con todo el desastre que tu amiguito desencadenó. Arruinó la navidad y de paso el Halloween, porque sin rey no hay fiesta. Eso sin mencionar que vamos a morir siendo torturados.
—No, no es así —negó frenéticamente ante tal ofensa—. Jungkook y yo sabíamos que Taehyung estaba haciendo mal en querer adueñarse de todo. Pero te prometo que intentamos detenerlo.
—Sí, bueno. No intentaron lo suficiente —el aburrimiento en la voz de Seokjin era palpable—. Supongo que es bueno saber que existen dos personas con sensatez en este mundo enfermo. Pero mira dónde nos trajo eso, a estar encerrados y próximos a ser devorados.
—Le prometo que nunca quisimos que esto ocurriera, señor Claus.
—Seokjin.
—Perdón. Seokjin —se mantuvo cabizbajo al dirigirse a su mayor, presionando sus labios ante la culpa de no haber intervenido lo suficiente para evitar la desgracia.
—Ya qué —suspira con agotamiento y por fin dirige su vista hacia Hoseok—. ¿Tienes algún plan para salir de aquí?
Hoseok negó ante la duda, apesarado de no haber sido lo suficientemente apto para detener a Taehyung. Pero nunca creyó que aquel día, cuando lo vio llegar al pueblo con extrañas luces brillantes y coloridas, adornos de pino y una moto nieve, estuviera planeando expandir su poder para imponerse en todos los mundos posibles.
—¿Qué hay de ese tal Jungkook que mencionaste? —intervino Seokjin al ver que el otro prisionero no pronunciaba palabra alguna—. Dime por favor que consiguió escapar y vendrá por nosotros.
Hoseok vio en distintas direcciones, tratando de encontrar otra jaula con Jungkook en su interior, pero claro, barrió con la mirada toda la habitación y cuando fijó su vista en las cajas pudo ver partes de su cuerpo repartido en distintos lugares.
—Jungkook está con nosotros —Hoseok volteó hacia Seokjin, quien lo vio confundido—. Me refiero a que los restos de mi amigo es lo que está en aquellas cajas.
—¿Lo mataron?
—Todos en este mundo ya estamos muertos.
—Sabes a lo que me refiero —Seokjin viró sus ojos ante la nula paciencia que poseía.
—No realmente, sigue aquí pero inmóvil —suspiró al dar por perdida una posibilidad de escape—. El único que puede coserlo de vuelta es Taehyung. Él mismo podría unirse otra vez pero todo su cuerpo se dividió y supongo que no puede hacerlo.
—Muy bien, definitivamente de aquí no salimos para contarla —su poco entusiasmo había quedado en cero. Se dejó caer por completo en la base que lo sostenía de su pequeña prisión—. De todos modos, si es posible saberlo, ¿quién es Taehyung y por qué es tan poderoso? Sigo sin comprender cómo pudo llegar a mi mundo y noquearme para traerme a este mugroso lugar.
—Taehyung te trajo a Halloween Town pero jamás te habría dejado en manos de Boogie. Él fue desterrado por Taehyung hace muchos años —aclara Hoseok con seguridad—. Yo debía ponerte a salvo mientras él salía por el mundo en ese trineo pero no encontré a los niños que fueron con él. Ahora deduzco que tal vez hicieron algún trato con Boogie para traerte aquí.
—Algo recuerdo en mi inconsciencia de tres niños batallando con mi estatura para arrastrarme hasta aquí —menciona con un deje de duda en su voz—. De todos modos, ¿su maldita fuerza de dónde surge?
—Nadie lo sabe —se encogió de hombros, con cierto desinterés en tal información—. Un día solamente vino con una cabeza de calabaza puesta, por dentro se veía iluminada en llamas y de ella salió un fuego que supo propagar a su gusto por varios días y noches. Todos le teníamos miedo desde ese entonces pero lo hizo para protegernos de los monstruos que nos mantenían sumisos, ante todo nos dominó con respeto; por ello lo nombramos como nuestro rey. Aunque no lo creas, pese a que se impuso de una manera intimidante, es buen sujeto; acabó y desterró a las demás criaturas que nos hacían daño y Boogie es un ejemplo de eso. Le tomó años convertirnos en el pueblo seguro, unido y festivo que somos ahora.
—Ajá, demasiado festivos —Seokjin arrugó el rostro con recelo ante la anécdota—. ¿Y tú y el tal Jungkook por qué son tan cercanos a él?
—¿De pronto quieres saber la vida del rey calabaza?
—Están por acabar con la mía y me gana la curiosidad conocer la del responsable de mi desgracia —se acomodó de tal modo que podía sentirse cómodo de escuchar a Hoseok hablar—. Así que soy todo oídos, Hoseok-ah.
—No preguntaré cómo sabe mi nombre pero imagino que es parte de tu poder como Santa Claus, ¿no? —Observó a Seokjin asentir con una sonrisa orgullosa, siendo inevitable para Hoseok no contagiarse de tal gesto—. Bien, conocí a Taehyung cuando me rescató de un hombre lobo que estaba atacándome, fue justo el mismo día que se apareció por aquí. Desde entonces le juré lealtad y luego eso se convirtió en una bonita amistad.
—¿Y ya? Esperaba algo más profundo.
—Para nada —ríe mientras rasca su nariz y suspira para proseguir—. Mi historia con él no es tan emocionante como la que comparte con Jungkook, esa es incluso mejor.
—¿El rompecabezas? —Seokjin vio a Hoseok reír mientras asentía por tal apodo, lo que consiguió relajarlo un poco y tratar de olvidar el sitio en donde se encuentra ahora—. ¿Y Jungkook es...?
—Su consorte, por así decirlo. Con más formalidad, es su esposo.
Ante tal relato, la pequeña sonrisa de Seokjin desapareció, abrió sus ojos con susto y volteó a ver de nuevo las cajas en donde estaban los restos del dichoso monarca, porque si le hicieron eso a alguien como él, que supone debía ser intocable al ser la pareja de Taehyung, no puede imaginar lo que les espera a ellos dos.
—Acomódate muy bien, querido Santa —una sonrisa maliciosa iluminó el rostro de Hoseok, ganándose la total atención de Seokjin—. A tu petición, estás por escuchar la historia de amor más bella y trágica que jamás conocerás...
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